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lunes, 28 de octubre de 2013

Capitulo 29 (Tercera Temporada)

INVASORA


-¡Ahh!

Me desplomé a su lado, tras sentir el orgasmo recorrer mis entrañas descargando energía en ellas y culminando con un gemido inaguantable. Cerré mis ojos escuchando sólo los latidos de mi corazón y el tic tac del reloj antiguo en la pared. Mis piernas se pegaban a las sábanas y sentía mis brazos pesados como plomo a cada lado de mi cuerpo.

Sus dedos recorrieron mi espalda descubierta con una suave caricia y sentí su respiración acompasada en mi hombre derecho. No quería pensar, no quería oír, no quería mirar, no quería nada. Simplemente me sentía como una muñeca de trapo en una cama gigante con sábanas húmedas y arrugadas. Ian sabía que no estaba durmiendo, al fin y al cabo es espía igual que yo por mucho que no prefiera llamarse así.

Sentía el cambio de horario, aire y localización pasarme la cuenta ahora que mi cuerpo no se movía ante nada por el cansancio. Ni si quiera había llamado a Alexander para avisarle que hasta ahora todo iba bien, sino que simplemente Ian entrelazó su cuerpo con el mío de una manera fácil, suave, automática y delicada. Así era él conmigo. Atrás habían quedado los tiempos llenos de caricias previas, risas contagiosas, gritos, sonrisas, y lenguaje con los ojos. Atrás había quedado la época de Bill, porque ahora era Ian quien llenaba los espacios que Bill solía llenar antes.

Sus labios recorrieron con delicadeza mi espalda posándose finalmente en el tatuaje, aquel símbolo desesperado que me había hecho como una manera de marcar mi vida, aquel momento en que volví a la casa de mis padres tras confesarle absolutamente todo a Bill sobre mí. Sí, decirle que soy una espía. Parecían tiempos perdidos en mi mente… algo así como películas en blanco y negro, o recuerdos de una niñez extraviada. Realmente sentía que había pasado mucho tiempo desde aquella última vez que nos besamos.

-¿Nunca quisiste borrarlo? –preguntó en tono inseguro, sabiendo que estaba preguntando cosas de un camino casi prohibido para él.

Abrí los ojos observando el espejo que nos reflejaba a ambos sobre la cama, Ian me observaba atentamente a través de él.

-No.

-¿Pero no te recuerda a…?

-Claro que sí, pero prefiero no tomarlo en cuenta.

-Ah…

-Hm…

-Es extraño.

-¿Qué cosa?

-Es la única parte en tu espalda que no tiene cicatrices cuando debería ser la más dañada debido a su ubicación.

-Ojos en la espalda –sonreí a su reflejo.

Sentí un suspiro en mi cuello y volví a cerrar los ojos para descansar mi vista. Un pequeño tirón en mi pelo me aseguró de que estaba trenzándolo como solía hacer cuando estaba en su regazo o cerca de él. A este punto, me quedaría dormida antes de lo planeado.

-Espero que algún día te tatúes por mí.

Abrí de nuevo los ojos y vi su mirada intensa absorber la mía con una seriedad que nunca antes había visto cuando estábamos los dos solos. Me acomodé ignorando las quejas de mis músculos y me senté observándolo fijamente. Tapé mi busto con las sábanas y vi una trenza junto a mi mejilla.

-Ian, tenía unos diecinueve cuando me lo hice… era una adolescente llena de problemas, tristezas y desilusiones… realmente los tatuajes no significan mucho para mí.

-Entiendo… pero lo hiciste por Bill.

-Lo hice por mí –dije engañando a mis pensamientos y por ende a él-. La frase era como un mantra para superar cada obstáculo en mi vida… me daba fuerzas para seguir luchando contra todo lo que me dañara.

-Pero eso lo implica a él.

-No quiero hablar de esto, Ian. Él ya no está en mi vida.

-Es el padre de tu hijo, (name).

-¿Por qué insistes? –suspiré más agotada ante todo esto.

-Porque cuando lo viste volviste a ser vulnerable –tomó mis manos y apoyé mi cabeza en su hombro observando nuestras manos unidas-. Si quiero casarme contigo, quiero conocerte como nadie lo ha hecho, quiero abarcar completamente tu corazón incluyendo aquellas partes en donde tienes a Bill. Quiero ayudarte a olvidarlo, (name), que sólo pienses en mí y no en otros.

Fruncí el ceño ante su insólita confesión. ¿Olvidar a Bill? Ya lo había olvidado de aquella manera sentimental en la que ahora me encontraba con Ian, o eso afirmaban mis pensamientos, pero olvidarlo sería como alejarme de mi pasado o cortar mis orígenes. Gracias a él soy más humana que antes y no una máquina para matar. Alejé sus manos de las mías buscando con la mirada mis ropas. Si iba a seguir con este tema, realmente esperaba conciliar el sueño en otra habitación o en el sofá. Me puse las bragas en silencio, el corpiño y la camiseta que tapaba las cicatrices más recientes.

-¿Estás… molesta? –preguntó desde la cama mientras me ponía un par de calcetas.

-No me puedes pedir que olvide a Bill.

-Pero (name), debes hacerlo por…

-Si lo olvido, estaría olvidando a mi hijo, a Alexander. Y eso es lo único que no haré en mi vida.

-Ni si quiera sabe que Bill es su padre, ¿cómo planeas decirle que lo es, eh? Te ahorrarías las molestias dejándolo en el pasado y empezando una nueva vida a mi lado, amor.

-Sé que se enterará tarde o temprano por mucho que me esfuerce en detener sus preguntas.

-¿Y luego qué? ¿Le dirás a Bill que tuviste un hijo de él?

-¿¡Y qué te importa!? –le grité realmente furiosa ante su insistencia.

No gritaba hace tiempo. No así que enojada ni mucho menos a Ian. Ni si quiera a Alexander le he gritado de ésta manera, como un monstruo siendo atacado. Busqué mis jeans y zapatos, abandonando el cuarto totalmente hecha un lío y con una maraña de pensamientos peleando para salir por mi boca al mundo.

Mi hijo, es MI hijo, sólo mío. Ian realmente no tenía por qué meterse en lo que le decía a o no a él. Y si no le decía nada sobre su padre, era porque realmente quería protegerlo de la amargura que debía sentir Bill en estos momentos. No quería que se presentara a él sabiendo que posiblemente tenía hijos y una familia feliz y unida, porque la rompería confesando una verdad.

-Alexander no es asunto tuyo, Neville –murmuré sabiendo que me observaba desde algún punto del cuarto.

-Algún día lo será.

-No.

-(Name)…

-¿Qué no entiendes? ¿Cómo te lo explico, eh? ¿Manzanas, peras, dedos, dibujos? Si olvido a Bill, tendré que olvidar a mi hijo y eso no lo haré ni en esta vida ni en las que siguen. Si bien estás conmigo ahora, eso no te garantiza que lo nuestro incluya planes familiares. Soy espía, Ian. Hace mucho dejé de pensar con el corazón.

-Pensé que habías cambiado luego de verlo.

Cerré la puerta dejándolo solo en la habitación. Me puse unos lentes de sol, mi bolso y una chaqueta para evitar la brisa fresca. Al menos las calles podrían solucionar los problemas de mi mente, despejándola por un rato.



BILL


-¿Tienes un minuto?

Me observó leyendo mi expresión y enterándose de que no bromeaba por una vez en mi vida. Dejó su teléfono en su cama, cerró la puerta de su cuarto y las ventanas. Así era cuando necesitábamos hablar seriamente… sin interrupciones ni distracciones.

-¿Pasó algo?

-Necesito que me digas de dónde vino ese amigo de Cass.

-Ah… ¿tú también lo notaste?

-Espero que sea una suposición errónea.

Se sentó en su sofá oscuro y yo frente a él en su cama, realmente los nervios me carcomían completamente y lo único que deseaba era acabar con las dudas y los pensamientos que me invadían cada vez que recordaba tanto al chico como a ella.

-Cuando la vi… no estaba sola –murmuré sacudiendo mi cabella con ambas manos.

-Bueno, tú tampoco lo estás.

-¿Quién no te dice que tenía un amante cuando estaba conmigo?

Dolía abrir las heridas del pasado pero debía hacerlo de una vez por todas cuando ya la había visto de nuevo. ¿Acaso no era eso lo que mi corazón pedía a gritos? Nada en él gritaba por Lena como lo hacía por la Invasora, realmente necesitaba saber si todo podía encajar de alguna manera o si era mi imaginación.

-Siempre se la pasó contigo, Bill. Sé desde mi alma que jamás hubo alguien más cuando estaba contigo.

-No sé qué creer, Tom. Cuando la vi parecía estar tan… quebradiza. Y ese tipo… la miraba como si quisiera comérsela igual que un cavernícola hambriento.

-Bueno, tu también la mirabas así –sonrió burlesco enarcando una ceja al tiempo que cruzaba sus piernas-, en especial cuando te calentabas con sus vestidos apretados, sus escotes y miradas.

-Esto es serio, Tom.

-Alexander no tiene padre, Bill.

-¿Nació del aire?

-No lo sé, sólo ha dicho que no tiene padre. ¿Acaso no se te hace sospechoso?

-No me quiso decir su apellido –murmuré recordando su expresión algo defensiva cuando le pregunté por su apellido.

-Ahora que lo noto, tampoco lo sé –confesó parpadeando.

-Pero si es compañero de Cassandra, deben tener la misma edad y seguramente nacieron en…

-Espera, Bill. Para. Estas especulando locuras.

-¿Qué sabes de él? –insistí sin detener mis pensamientos fluyendo a través de mi boca.

-Casi lo mismo que tu –respondió con toda tranquilidad-. Llegó de Seattle, tiene diecisiete años, toca la guitarra, se mete constantemente en problemas, tiene excelentes calificaciones, su madre pasa viajando…

-Su madre –lo detuve dirigiendo en otra dirección mis pensamientos-. ¿La conoces?

-Una vez la vi… ¿recuerdas cuando te conté que Alexander rayó una muralla con un extraño mensaje y terminó inconsciente?

-¿Esa vez que Cass te llamó y casi tuviste tu paro cardíaco?

-Ésa vez.

-Ok, sigue.

-Bueno, vi a una mujer vestida de negro pasar junto a mi juraría que es hermosa, enserio, pero no la vi detalladamente.

-¡Pero algo debes recordar!

-¡Joder, te digo que no vi mucho porque realmente estaba dándome la espalda!

-¿A qué mierda fuiste entonces?

-Cassie necesitaba de… detente… su voz.

-¿Su voz? ¿Al menos eso recuerdas? ¡Genial! Al menos no eres tan tonto como antes, eh.

-¡Baaah! Ni que tú fueras tan inteligente, imbécil… ¿al menos me dirás que mierda te pasó para atragantarte cuando este chico vino a casa por primera vez?

-¿No lo notaste?

Me puse de pie… ya no podía seguir quieto en un mismo lugar con todo esto. Cada noche ella regresaba a mi cabeza insistiendo en estar presente en cada uno de mis pensamientos, y cuando quería decirme algo me despertaba agitado y sudando a chorros. Algo me decía que tenía un tema pendiente con ella, algo que no sabía y que debía conocer. En sueños podía tocarla, verla directamente sonreír hacia mí con ojos cálidos y casi podía besarla como solía hacer en mi juventud, pero a penas mencionaba mi nombre despertaba sin poder conciliar de nuevo el sueño y continuarlo.

-Él dijo que su madre simplemente sobrevivía… eso era lo que yo le decía a ella.

Thomas sabía que estaba en lo cierto, y estaba consciente de lo doloroso que se me hacía recordar el pasado cuando hace apenas unos años atrás había decido olvidarlo definitivamente.

-Pero dijo que era agente de negocios, no una espía.

Lo observé directamente para que razonara sus palabras y así lo hizo. Ambos sabíamos que Alexander era alguien cuyo nombre no queríamos definir, en especial yo. No quería atar los hilos sin saber si realmente lo estaba haciendo bien porque temía equivocarme y atravesar un camino incorrecto que no me pertenecía.

-Debemos hablar con él –sugirió firmemente.

-Lo espantaríamos. Perderíamos su rastro y seguramente…

-Está bien, entonces es mejor que nos quedemos en el punto en donde estamos.

-¿Por qué?

-Porque no podemos levantar sus sospechas. Simplemente tendremos que observarlo cuando esté con Cassandra o cuando venga a casa.

-¿Sugieres que esperemos hasta que algo se le escape de la boca?

-Sí. Es lo más prudente, Bill. Además, no eres el único que nota la similitud.

-¿Similitud? Yo no he hablado de eso.

-Pues deberías notarlo porque ese Alexander se parece demasiado a ti, eh. De hecho Gustav. Andreas y Georg ya me lo han comentado con anterioridad.

-Ella no podía tener hijos, me lo confesó antes de que se fuera.

-¿Y luego de enterarte tuvieron relaciones?

-Ajá.

-¿Sin protección?

Entendí su punto sin ahondar más. El también se puso a mi altura observando el paisaje alemán por su ventana.

-Me dijo que no podía quedar embarazada debido a lo que le hizo el Pintor cuando la dejé, que no había tratamiento alguno que pudiese ayudarla ni nada por el estilo debido a la profundidad de sus heridas ya que era un milagro que siguiera viva.

-Quizás fue un error médico y…

-¿Me estás diciendo que es mi hijo?

-Piensa lo que quieras.

-Ella me lo habría dicho.

-Pero ella…

-Esto es ridículo, Tom. Entiendo que todo coincida demasiado, pero también debes entender que estamos especulando en el aire y la verdad es que… ¡Dios! Esto es imposible, ¿entiendes?

-Deberías tratar de ubicarla, Bill.

-¿Acaso no fue Andrea la que dijo que era mejor ni enterarse de su paradero?

Se tensó sabiendo que había tocado su fibra sentimental y débil. Sus ojos se volvieron severos y simplemente me crucé de brazos al ver su seriedad.

-Andrea ha estado cubriéndola por años, Bill. Cubrió sus pasos para que tú no la siguieras luego de tener a Cassandra. Ella sabía perfectamente los motivos de la huida de (name) y aún así no se atrevió a mencionarlos frente a nosotros… es desleal y ella sabe cuánto daño te hizo.

-Está bien, Tom. Cálmate de una vez por todas, eh.

-Estoy tranquilo.

-Hummm….

-Andrea debe saber algo, Bill.

-También creo lo mismo. ¿Qué tal si tiene contacto con ella?

-Creo que la llamaré.

-Ya no se ve tan dispuesta a venir a no ser que se trate de Cassandra.

-Entonces le mentiré para que venga. Es la única forma de saber la verdad.

-¿Y si tratas de contactarte con Gaspard? Él parece un  blanco perfecto para llegar a (name).

-¿Entonces?

-¿Entonces qué?

-¿Quién primero, Gaspard o Andrea?

Ambos podían saberlo todo o simplemente saber nada. Ésa era la ventaja que tenía para encontrar a la Invasora. Gaspard ha estado con ella cuando yo no estuve a su lado, es su mejor amigo. Andrea… bueno, ella nos traicionó sin revelarnos su paradero para que yo pudiera traerla de vuelta conmigo sea lo que sea que la haya alejado de mí. Si vivió en la mafia de Pantera desde que se unió a ésta, ¿qué me aseguraba que siguiera viviendo allí? Espera, Alexander vivía en una casa hermosa, llena de flores y de agradable apariencia… yo mismo lo había ido a dejar luego de venir a casa. ¿Por qué no ir a una ronda nocturna? Seguramente me encontraría con ella si es que efectivamente Tom tenía razón. Le pediría que me explicara todo de una vez por todas y que me dijera si lo suyo con ese tipo es serio.


-Andrea –concluí.



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Hallo Gurls!! decidí adelantarles el capítulo correspondiente al jueves porque es feriado el jueves y el viernes así que creo que viajaré al sur de Chile :-)

Muchas gracias por el apoyo incondicional. Espero que disfruten el capítulo tal y como a mí me gustó escribirlo. 


¡Nos leemos pronto!


2 comentarios:

  1. AY DIOS MIO QUE CAPITULO QUE TENGAS UN BUEN VIAJE Y ESPERO QUE SUBAS PRONTO UN BESO

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  2. Jodeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer! DDDDD:

    Quieres matarme?
    Sube pronto DDDD:

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