-Alarga la última palabra para
darle un sonido más profundo.
Volvió a cantar alargando la
palabra “soul” con un sonido lastimero y profundo. Sí, lo bastante bueno para
una canción de amor.
-Realmente tú entiendes de
música, eh –me felicitó aprobando mi recomendación.
-Es que también compongo
canciones –murmuré volviendo a leer la letra.
Me observó impresionado dejando a
un lado el lápiz. De reojo noté que Cassandra se había quedado dormida en un
sofá puesto en la entrada de la habitación con uno de los perros sobre sus
piernas. Además, por primera vez, me sentía a gusto al lado de un Bill sobrio y
sin caras amargadas… era como si la música realmente lo calmara y le hiciera
ser feliz y de la manera en la que Cassandra lo describió.
-¿Qué tipo de canciones compones?
-Hmm… creo que algo parecido a
las de tu estilo.
-Eso es bueno, ¿sabes? Quiere
decir que tus estudios superiores van encaminados a la industria musical.
-Lo hago por “hobby”.
-¿Y no quieres ser famoso?
-No –negué poniendo la guitarra
que tenía en mis piernas a un lado en su correspondiente atril.
-Vaya… a tu edad, todos sueñan
con tener una vida soñada en donde las cámaras están pendientes de tus pasos y
vives viajando de hotel en hotel.
-Simplemente no me llama la
atención esa vida. Encuentro que es… plástica y vacía.
Me observó fijamente e
instantáneamente leí su expresión sabiendo que se sentía algo ofendido por mis
palabras.
-Lo sien…
-No te disculpes, realmente
tienes razón. Todo en mi es falso, menos los sentimientos hacia mi familia. Ya
te diste cuenta que hasta Lena es parte del pack que viene con la fama y los
negocios.
-Eres el único que puede cambiar
eso, Bill. ¿Por qué no lo haces?
Giró su silla en mi dirección
quedando totalmente cara a cara. Sus ojos se veían tristes y vacíos, como si
llevaran un gran pesar en ellos. Conocía esa mirada, la había visto en mi madre
cuando yo insistía en saber pistas sobre mi padre. ¿Cómo podían coincidir dos
miradas?
-Una vez estuve dispuesto a
hacerlo.
-¿Y qué sucedió que no lo
hiciste?
Parecía estar en un trance,
totalmente ignorante a mi pregunta y con la mirada perdida en un punto que no
existía a mi vista. Las esquinas de su boca se elevaron en una casi inexistente
sonrisa y noté cierta dulzura y añoranza cuando comenzó a hablar de nuevo.
-Ella era hermosa y todo lo que
cualquier hombre en el planeta podía pedir en una mujer. Era perfecta para mí
incluso cuando supe que vivía en un mundo oscuro y al que no muchos tenían
acceso. Estaba realmente loco por ella a tal punto que me hice adicto.
-¿Al crack?
-¡No!… a ella
–sonrió débilmente tras reír.
-Ah… ¿Qué pasó? –insistí sabiendo
que su historia de repente parecía ser algo interesante para alguien como él.
-Un día desapareció. En ese
tiempo se estaba quedando conmigo luego de un incidente en su departamento, y
cuando quise buscar algún rastro de ella, no había nada. Era como si jamás
hubiese existido. Sólo quedó una nota.
Sus ojos se humedecieron y se vio
obligado a pestañear y refregárselos además de aclararse la garganta. ¿Qué tan
afectado estaba ante un amor pasado? ¿Qué tan hondo había llegado esa mujer?
¿Qué había pasado con ella?
-Había pensado en pedirle
matrimonio por muy jóvenes que fuésemos, había planeado renunciar a Tokio Hotel
para no arriesgar su vida e internarnos entre bosques o playas para iniciar una
vida tranquila. Me imaginaba una familia con ella, un hijo o más. Pero ella se
fue.
-¿No has pensado en encontrarla?
-¿A estas alturas? –sonrió
amargamente.
-¿Qué te asegura que ella esté
esperando a por ti? Yo lo habría hecho.
-No es tan fácil dar con ella. No
conozco a nadie que sepa de ella. Los amigos que nos unían ya no están y no hay
nada que nos una.
-Espera, ¿la mujer que viste y
por la que te emborrachaste… fue ella?
Asintió una vez, lo que me bastó
para saber cuán dolido seguía.
-Me esquivó y se fue con un tipo de
apariencia realmente aburrida. Se veía hermosa, era como si los años no
hubiesen pasado por ella. Pero me dolió ver que huía de mí como si fuera una
bestia.
-Bueno, seguramente se asustó de
volverte a ver porque no te esperaba. Las mujeres suelen tener miedo de las
reacciones de los demás, créeme cuando te digo que son completamente
retorcidas.
Soltó una risa sin humor
acomodándose en la silla con ruedas.
-Esto es bizarro… ¿un adolescente
aconsejándome?
-No me subestimes.
-No lo hago, de hecho me sorprende
tu madurez.
-Bueno –dije con arrogancia-. La
experiencia hace al maestro.
-¿Todo un galán? –preguntó sin
rastro de lágrimas ni tristezas dejándolas en el olvido.
-Algo así.
-Qué humilde.
-¿Acaso no lo fuiste tú a mi
edad? Según tengo entendido, ya eras famoso y tenías a millones de chicas
gritando tu nombre por las calles.
Se rió soltando una carcajada que
silenció rápidamente ante la presencia de su sobrina durmiendo.
-Bueno, aún sigo siendo uno de
los hombres más codiciados en Europa y parte de América y Asia.
-Qué humilde –repetí su
comentario.
-¿Sabes? Realmente me caes bien,
eh. Y no puedo decir eso de cualquier amigo de Cass.
-¿Errh… gracias? -¿cómo tomar un
comentario de Bill? Realmente debería aparecer en Google una especie de
diccionario para hablar con Bill Kaulitz.
-Pero hay algo que me ha rondado
la cabeza por un tiempo y sé que también a Tom.
-¿Ah sí?
-Sí, ¿estás enamorado de
Cassandra? Lo digo porque no es común ver que un chico se lleve bien con ella
debido a su carácter tan… caprichoso y altanero frente a los demás.
-¿Quieres que sea sincero
contigo?
-Por supuesto –sonrió brindándome
confianza.
-Simplemente somos amigos, Bill.
No me gusta tu sobrina de la manera en la que tú y Tom insinúan. Me gusta como
amiga… o hermana. Yo que sé. Simplemente no la puedo ver como algo más porque
no es exactamente mi tipo de chica.
Bill suspiró cambiando de
posición sus piernas y dando un bostezo largo. Pensé que era el único en el
mundo que le gustaba bostezar profundo y apasionado como si fuera una arte.
-Bueno, al menos Tom soltará el
rifle sabiendo que no estás con Cassandra por fama ni para ser su novio, pero
sigo preguntándome cómo es que encajan y se llevan tan bien.
-Fácil. Tenemos los mismos
intereses.
Buscar a mi padre y saber si realmente estamos en lo cierto sobre ser
familia.
-¿Intereses profesionales,
amorosos, o qué?
-Profesionales –dije sin dudar ni
dar espacio a otros pensamientos engañosos.
En eso, sentí mi teléfono vibrar.
El toque de queda. Bueno, mamá sabía que ya estaba lo suficientemente grande
como para llegar a casa a lo hora que quisiera, pero cuando andaba en sus ondas
de SPM (síndrome pre menstrual) se ponía sensible y tristona, por lo que era
mejor no dejarla sola por mucho tiempo.
-¿Control parental?
-Peor. Creo que a mamá está en
SPM y necesita sentirse acompañada.
-¿Y eso es… malo?
-No del todo. Bueno, mi familia
sólo somos nosotros dos así que comprendo que a veces quiera que esté a su
lado, en especial en días sensibles o depresivos para ella.
-Lamento que tu padre…
-Da igual –me apresuré a decir
poniendo el parche antes de la herida.
-Cass nos mencionó que tu madre
es joven y hermosa.
-Bueno, eso depende de tu
definición de joven –sonreí de lado levantando mis piernas-. En cuanto a
hermosa… no tiene nada que envidiarle a las tipas de las revistas.
-Supongo que te tuvo siendo muy
joven.
-Tiene treinta y siete.
-Es joven –sonrió concluyendo-,
¿acaso no es difícil para ti lidiar con buitres?
-Ella es grande y sabe cuidarse
sola. Y la verdad es que me da igual que salga con alguien… simplemente no
quiero que se case.
-¿Por qué?
-No quiero un padrastro –me
sinceré mirándolo directamente a los ojos-. Si quiere contraer matrimonio,
quiero que sea con mi padre.
Calladito te ves mejor… canturreó la voz en mi cabeza.
-¿No te da miedo que tu padre sea
un… monstruo con ella?
-No lo creo. De hecho estoy
seguro de que aún lo ama.
-Aún así es egoísta de tu parte
impedir que tu madre sea feliz con otro hombre.
-De hecho el perdedor con el que
sale parece hacerla feliz. Claro, frente a ella aparento para no incomodarla
pero en mis pensamientos soy libre de opinar.
-¿Y ya sabes algo de él?
-¿Mi padre?
-Sí.
-Está vivo. Acá en Alemania. Sabe
dibujar y es realmente creativo. Amaba a mi madre y… espero que aún la
recuerde.
Bill se ofreció a llevarme a casa
por mucho que le insistiera de que podía llamar a un taxi y así evitar que él
gastara el tanque de combustible conmigo. Sinceramente me empezaba a sentir
incómodo al quedarme hasta tarde en esta casa y hacer que los Kaulitz me
llevaran en sus autos a casa, así que planeaba comprarme un auto con la paga de
los pequeños mandatos de Pantera para descifrar códigos. La licencia no era un
problema, de hecho ya tenía una que generalmente usaba cuando mamá no se encontraba en condiciones físicas de manejar.
El menor de los gemelos,
realmente era más calmado para manejar. A diferencia de Tom, él respeta cada
señalización por muy tarde que fuese y aunque no hubieran ni hormigas por las
calles. Su auto era un poco más pequeño que el de su hermano, sin embargo la comodidad
era impagable.
-¿No te gustan los últimos
modelos como el que tiene Tom?
-¿En cuanto a mi auto?
-Sí.
-No. Tom ama los autos como si
fueran una especie de nuestras mascotas y le gusta llamar la atención por las
carreteras. En cambio yo, prefiero algo menos… ostentoso.
-Pensé que las cosas eran al
revés. Bueno, así lucen cuando aparecen en páginas de internet.
-¿Buscaste sobre nosotros en
internet? –volteó la mirada levemente sorprendido, pero con un aire cómico que
no parecía molesto.
-Un amigo me habló de ustedes, y
la verdad es que en Seattle no veía mucha televisión. Así que decidí buscar en
internet y di con fotos de cuando eras joven.
-Sigo siendo joven.
-Bueno, cuando eras un
adolescente –blanqueé los ojos. ¿Por qué los adultos se esmeraban en demostrar
que no son viejos a los ojos de los adolescentes?
-La mejor época de mi vida
–murmuró para sí mismo-. ¿Vienes de Seattle?
-Bueno, mamá y yo nos mudamos
hace poco de allá. Pero tengo doble nacionalidad.
-¿Ah sí?
-Ajá. Mitad alemán, mitad (tu nacionalidad).
-Eso suena genial.
-Si tú lo dices…
Estacionó frente a mi casa, en
donde todas las luces estaban apagadas menos la que daba a la calle. Sabía que
las cámaras nos estaban observando y que todas las alarmas de mi casa y del
sector estaban activadas. Miré la ventana de la habitación de mamá
encontrándome con las cortinas corridas impidiendo la visión.
-Bonita casa. Tu madre debe ser
una aficionada a las flores y la limpieza.
-Lo es.
-Madres –susurró suspirando.
-Gracias por traerme, Bill.
-No hay de qué. Realmente tu
madre me mataría junto a Tom si no te traía sano.
-Bueno, la verdad es que estaba
en una fiesta cuando me encontré con Cassandra, así que prácticamente ella sabe
que llegaría tarde.
-Ok.
Abrí la puerta del auto y antes
de cerrarla, estreché la mano de Bill. Por muy gay que suene, realmente sentí
que me gustaba la sensación de mi mano entre la suya… es como si se conocieran
de hace mucho tiempo y sentí una especie de deja
vu inexplicable.
-Nos vemos –murmuré quitándola
rápidamente al notar que él parecía estar pensando en lo mismo.
-Si… nos vemos –dijo
distraídamente volviendo a encender el auto.
Dios… eso rompió los límites de
lo extraño, ¿acaso era una especie de magia de esas que ves en las películas y
programas de televisión? Ni si quiera recuerdo un videojuego que me produzca
los mismos escalofríos que sentí.
Naaah… lo más seguro es que sea
el sueño.
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Cada vez salen nuevos detalles, eh ;-)
Me estáis matando, quiero mas y mas, tu fic es diferente a las demás, la verdad son contadas, la tuya es intensa, soñalista, te hace sentir cosas, me encanta, solo espero que subas rapidito! Como me hubiera gustado que Le hubiese enseñado una foto de su madre a Bill :3 ¡DIOS!
ResponderEliminarMas adelante como Bill se tomara las cosas cuando sepa qué tiene un hijo? :o
Buenazo!
Bye bye!
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah si padre e hijo juntos :')
ResponderEliminarYa que empiece todo todo todo :DDDDD
Me encanto...
Quiero leer más TwT
Cuídate y un abrazo :D
ay por dios esto cada vez me gusta mas espero el domingo con ansias un beso
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