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jueves, 26 de julio de 2012

Capitulo 37 (Segunda Temporada)


NARRAS TÚ


Las clases fueron agotadoras. Tres horas de antidepresivos, un examen escrito sobre la filosofía en el ser y las conductas humanas, una clase sobre ética y una hora de cátedras con Nim. Como resultado, me sentía una zombie ambulante cuyos pies tenían vida propia y caminaban por los pasillos. Por suerte, todo esto acabó en el momento en que me subí a mi Harley con el equipo de gimnasia en mi bolso y uno que otro libro para los exámenes de la semana siguiente.

Ya en el gimnasio, me sentía con fuerzas renovadas para ejercitarme lo necesario y que no pasara lo mismo que con el Pintor, era como si  por los poros salieran todas las malas energías que he acumulado desde la última misión. Pero debo reconocer que lo peor era terminar muerta luego de volver a la actividad física tan exigente que me hacían ser una espía. Hice de todo; pesas, spinning, aerobics, elongaciones, pilates, kick boxing, abdominales, lagartijas, etc. Y era inevitable sentirse observada por muchos que iban al gimnasio para mantener una figura tonificada o bajar de peso, quizás mi resistencia parecía de otro mundo.

Y en casa tras ese entrenamiento, casi tuve que arrastrarme a la bañera con agua fría debido a la disminución notable de mis latidos cardíacos. Sentía los músculos agarrotados y a mis ojos cerrarse a medida que el agua se calentaba con mi cuerpo caliente. En momentos como estos, sentía que llevar una vida normal y otra como asesina era jodidamente complicado, en especial si trataba de repartir equitativamente sus tiempos. Ahora mismo, incluso, debía hacer un trabajo analizando el carácter de algún famoso, pero, ¿quiénes son famosos acá? ¿Brad Pitt? ¿Zooey Deschanel? ¿Madonna? ¿Katy Perry?… ¿Kennedy? Con suerte sabía quiénes eran y esperaba que internet no mintiera demasiado.

Entre las ideas incoherentes que deambulaban por mi cabeza, escuché el timbre sonar. Debía ser el conserje o mi vecino de dudosa preferencia sexual, por lo que sólo me  puse una bata de baño y cubrí mi cabello con una toalla a regañadientes ante tal…

¡M I E R D A! ¿Cómo lo pude olvidar? ¡Se supone que tengo buena memoria!…  ¿Por qué no lo pensé antes? ¿Cómo fue que se me olvidó procesar ese hermoso, sexy, atractivo, varonil y guapo detalle? Era imposible no derretirse viendo el escaneo general de su mirada recorriendo mi cuerpo de pies a… toalla. Una camiseta blanca agujereada y gastada en ciertas zonas dejaba entrever zonas de su tatuaje y unos pantalones negros contorneaban sus piernas haciéndolo lucir más alto de lo que ya era.

Bill: ¿Llegué en mal momento?

Yo: (El jamás llegará en el peor momento a mi departamento, sonreí avergonzada) No. Adelante, pasa… siéntete como en tu casa.

Bill: (Se adentró a mi sencillo departamento llegando hasta el living) Tienes una vista genial y no es exageradamente grande como el de Andrea… es perfecto.

Yo: Ehmm… gracias, Bill (Me acerqué a él tras cerrar la puerta=. Lamento que me veas así en vez de…

Bill: ¿Lo olvidaste? (No parecía enojado, al contrario, estaba observándome con un semblante divertido).

Yo: ¿La verdad?

Bill: Odio la mentira.

Yo: Vale. Se me pasaron las horas en el gimnasio y… lo siento, no lo recordé. Perdóname, Bill.

Bill: Es entendible, (name). Cuando te concentras en algo olvidas a tu entorno.

Yo: Pero si me esperas unos minutos, me visto y salimos ¿te parece?

Bill: No tengo prisa ;-)

Yo: Ok… ¡Ah! ahora que lo pienso, ¿eres famoso acá?

Bill: Pues… al menos camino tranquilamente por las calles y no debo camuflarme aunque a veces me encuentro con algunas fans pero como una vez a la semana… ¿pasa algo con eso?

Yo: Humm… tengo que hacer un trabajo (murmuré analizando lo que hasta ahora tenía de él).

Bill: ¿Y en qué consiste?

Yo: Analizar la personalidad de un famoso.

Bill: ¿Quieres… analizarme? (levantó una ceja más divertido que nunca y sonrió mostrando su perfecta dentadura).

Yo: Como eres famoso e_e

Bill: Bien, lo harás.

Yo: ¡Gracias! :D

Bill: Pero a cambio quiero algo.

Yo: ¿Algo? (mi mente parecía buscar a una velocidad imparable ese “algo” a medida que tragaba saliva con repentinos nervios) ¿cómo qué cosa?

Bill: (Se acercó demasiado, casi rosando su pecho con el mío y acariciando mi sien con su nariz. Podía incluso sentir mis rodillas temblequear) Un deseo.

Yo: ¿Un… deseo? (susurré tratando de controlar mis hormonas).

Bill: Sip. Pero te lo diré luego, mejor vístete o te enfermarás :)

Yo: (Será un… ¡Dios! Jugaba con mis reacciones físicas como un verdadero experto que sabía todo de mí de memoria) O-ok.

A penas cerré la puerta de mi habitación, corrí en busca  de la primera prenda decente que encontrara ya que al ver la apariencia de Bill tan informal-casual, no me desangraría en busca de algún vestido. Jeans rasgados por todas partes (menos el culo, por supuesto), una camiseta estampada y unos tacones fluorescentes fue lo más apto  que encontré entre tantas cosas. Solté mi cabello y lo sequé rápidamente sin importarme su apariencia desprolija. Luego de tomar mi bolso y aumentar el volumen de mis pestañas, me dirigí hacia Bill mirando de reojo el reloj pulsera de mi mano. Humm… doce minutos en total.

Yo: Ya estoy lista.

Bill: (Volteó su mirada en mi dirección escaneando nuevamente mi apariencia y sonriendo a  medida que se acercaba a mí a una distancia prudente) Lindos zapatos.

Yo: Ajá ¬¬

Bill: Lo digo enserio, (name). Están geniales.

Yo: Vale… ¿Estoy bien vestida? Pregunto porque no mencionaste el lugar al que iríamos.

Bill: Estás más que perfecta. Creo que llevaré guardaespaldas para que nadie te miré el trasero o las piernas.

Yo: Jajajajaa… da igual que miren, nadie me tendrá como desea ;-)

Bill: ¿Y qué hay de mí? (demasiado directo y más atrevido que antes).

Yo: Humm… ya lo tuviste, campeón (golpeé su brazo musculoso abandonando mi departamento seguida por él). Aunque no te duró mucho, eh.

De camino a no sé qué parte entré en razón de que conmigo, Bill suele hablar en alemán aunque estemos en un país que habla inglés y (en parte) español. Él me dijo que lo hacía para que no entendieran las tonterías que hablábamos, y que solía hacerlo con Tom y la banda, pero por sobretodo, por respeto a la lengua que su madre le enseñó e inculcó desde que nacieron. Si, demasiado tierno.

Me mencionó que estaban llenos de reuniones por las mañanas mientras en las noches trabajaban en la próxima producción de Tokio Hotel, por lo que solían dormir toda la tarde y tener los fines de semana libres para hacer cualquier cosa. Así que ya tenía parte de mi trabajo listo con su breve relato.

Yo: ¿Sabes? Hoy en la mañana me metí a tu aplicación.

Bill: ¿Enserio?

Yo: Sip. Y me di cuenta de que hay demasiadas chicas y uno que otro chico, eh.

Bill: Humm… el público femenino siempre invade nuestros conciertos.

Yo: Ajá, y… es como si quisieran saber absolutamente todo de ustedes. En mi opinión, eso es un fanatismo extremo.

Bill: A mí me encanta que sean así, (name). Además, ella sólo nos ven en conciertos y en televisión o internet, y si tuvieran la oportunidad de conocernos como ti lo haces, seguramente no preguntarían nada en la aplicación.

Yo: Si yo fuera una de ella, los dejaría vivir tranquilos.

Bill: ¿Segura? (sonrió disminuyendo la velocidad frente a una zona de estacionamientos).

Yo: Humm… Si. Dejaría todo al destino.

Bill: ¿Crees en él?

Yo: No lo sé, simplemente creo que tarde o temprano nos debíamos conocer.

Nos bajamos de su auto bajando mi bolso, mi chaqueta de cuera y sus pertenencias. Al parecer no desentonaba mucho con las chicas que veía, por lo que quizás estaba en el lugar indicado. A penas nos unimos al ritmo que llevaban todos al caminar por las calles, Bill cambió el idioma del inglés al alemán, y fue inevitable seguirle el juego cuando en realidad sólo me explicaba que nos encontrábamos en una zona llena de discos, pubs y bares que solía llenarse cada noche renovando la vida nocturna de L.A.

Bill: Los paparazis suelen frecuentar lugares como este en busca de algún famoso y así vender las fotos a sitios webs o revistas. 

Yo: ¿Y te han fotografiado alguna vez?

 Bill: Que yo sepa, no.

Yo: ¿Y si te fotografían ahora mismo?

Bill: Trataría de cubrirte para no exponerte demasiado por tu trabajo.

Yo: Bill…

Bill: Dime.

Yo: (Tomé su mano entrelazando nuestros dedos y deteniendo su andar para que miraba la nueva sonrisa en mi rostro) Definitivamente eres de lo que cuesta encontrar en el mundo.

Bill: ¿En cuánto a qué? (Vale… al menos no entendió la cursilería que se escapó de mis labios sin antes procesarlo en mi cerebro).

Yo: A nada. Mejor olvida lo que mencioné.

Entramos a una discopub con guardias/gorilas/hombres de negro/toros en la entrada que ignoraron nuestra presencia cuando subimos los tres peldaños hacia una estancia con luces de neón en donde había música movida. La pista de baile se veía llena, mientras que las mesas parecían estar completamente ocupadas por clientes… oh, era el día del happy hour en este local, a eso se debía anta asistencia. Bill me condujo por unos escalones que guiaban a una zona más ventilada y con menos gentío… los V.I.P.

Divisé a Thomas junto a Andy y… vale, fui invitada a una reunión sin saberlo del todo. Saludé a cada uno de ellos siendo observado por sonrisas cómplices y ojos indirectos, los chicos encargaron una nueva ronda de cervezas junto con algo para comer y evitar los efectos secundarios típicos de quienes toman con el estómago vacío.

Bill: ¿Así que se reconciliaron?

Andy: Digamos que está a prueba (sonrió quiñando un ojo sin ser vista por Tom).

Tom: Se supone que quedamos a mano luego de sanar la herida de tu dedo y ser tu esclavo la noche pasada (dije incrédulo ante lo que Andrea acababa de decir, era la pareja más graciosa que he visto en mi vida, enserio).

Andy: Pero no estás perdonado del todo, Kaulitz.

Yo: Pobre Tom (lo codeé al ver su puchero por las palabras de su novia).

Bill: Mejor reconquístala, ¿dónde quedaron tus dotes de macho experto?

Tom: ¡Eso no sirve con ella, ya lo he intentado!

Andy: Já ¬¬ Y si lo vuelves a intentar, te irá peor conmigo, eh.

Yo: ¡Pero qué mala Andy! Al pobre lo dejas sin suministro de amor y le entra la vena depre… míralo (Tom continuó con su puchero en dirección a mi amiga) míralo, Andy. Al pobre lo has dejado con el corazón roto.

Andy: Ya era hora de hacerlo sufrir ;-)

Bill: Pues no parece estar sufriendo lo suficiente, eh.

Tom: ¡Para qué más ayuda Billi!

Bill: xD

Andy: No te preocupes, Bill. Tu hermano sabe fingir que no sufre, pero lo hace.

Tom: ¿Algunas sugerencias para remendar mis errores? Se aceptan todas.

Yo: Cursilerías.

Bill: Regalos.

Yo: Si, cumplidos.

Bill: Mejor invítala a bailar esta canción =)

Yo Y luego la llevas a una cena romántica y quedas disculpado.

Tom: ¿Enserio? *o*

Yo: Ajá.

Andy: ¿Ves? Hasta te ponen las cosas más fáciles de lo que ya son y…

Tom: ¿Me permitiría esta balada, hermosa dama entre tanta gentuza?

Yo-Bill: ¿¡Gentuza!? Nosotros de ayudamos.

Tom: Vale, vale… ¿aceptaría bailar esta balada junto a mí, señorita dueña de mis sueños, cuerpo, corazón y pensamientos? (¡Dios! Había que ver cuán romántico era si se lo proponía, incluso Andy estaba con una sonrisa imborrable en su rostro).

Yo: ¡Dile que si! Si hasta se puso rojo, Andy.

Bill: No siempre puedes ver a mi hermano así.

Tom: (Ignoró nuestro comentarios a pesar de la honestidad de éstos y tomó la mano de Andy para captar su atención) ¿Y aceptas?

Andy: Negarme sería un acto deshonesto de mi parte sabiendo que no siempre te pones en plan príncipe azul… así que, acepto :)

Sonreí aún más sabiendo que Andrea había aceptado algo tan cursi. Era como ver una película romántica y observar como espectador, el amor infinito y puro que se tienen la pareja principal. Negarse al amor nunca fue la mejor decisión que tomé, y sólo llegué a este razonamiento cuando conocí a Bill y supe que algo en él cambiaría mi perspectiva de ver las cosas, pero quizás nunca pensé que fuera demasiado. Aún tenía aquella cinta azul en mi muñeca, aquella cinta que sellé luego de sumirme en una oscuridad abrumadora ante la partida de mis padres y una vida que no elegí…

Quizás ya era hora de cortarla y seguir dejarme llevar por los sentimientos que Bill me hacía revivir cada vez que me observaba, sonreía o tocaba… justo como ahora, en donde nuestras manos entrelazadas bajo la mesa, parecían hablar por nosotros mismo sin interrupción alguna.




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Hallo Gurls!!... Sé que les dije en el chat que subiría pronto, pero no contaba con que en mi vuelta a clases luego de una vacaciones  en donde casi muero por el frio, fuera estresante. Los profes nos pasan diciendo "Aww! les queda súper poco para salir, como dos meses más", y el estrés aumenta -.-

En fin... el próximo capítulo se viene humm... intenso. Ah! Y falta muuuuuuy poquito para el final de esta temporada. Así que yo si fuera ustedes, me preparo para cualquier tipo de final porque aún lo estoy pensando bien, eh.

Comenten, griten, lloren, rían, lean, escriban, respiren, etc.

Kusses sabor a Billi K.


 Bye//Bye

martes, 10 de julio de 2012

Capitulo 36 (Segunda Temporada)


NARRA BILL

Tom: ¿Sólo eso?

Yo: Ajá (asentí dándole otro sorbo al zumo de naranjas recién exprimidas).

Tom: ¿Ni si quiera una previa?

Yo: ¿Previa?

Tom: Si… ya sabes, toqueteos, agarrones, gemidos, masajes en…

Yo: ¡Tom! (lo interrumpí antes de que se pusiera más obsceno, e intentando no reírme de sus comentarios ridículos).

Tom: ¿Y, qué dices?

Yo: No… ni si quiera quedamos en algo. Simplemente… pasó.

Tom: ¿Y qué le dijiste luego del beso?

Yo: ¿Acaso importa? ¬¬

Tom: Hummm… podría ser. Tú sabes que soy cotilla ;)

Yo: Demasiado cotilla, eh,

Tom: Si, demasiado. ¿Y? Dime

Yo: Pues… le dije que no quería seguir reprimiendo lo que siento.

Tom: Aww… ¿y qué te dijo?

Yo: Sonrió, me besó, y tras dejarla en su departamento, me dijo que ella tampoco quería. Y nos despedimos.

Tom: ¿Eso? ¿¡ESO!?

Yo: No quiero forzar las cosas. Es mejor ir lento pero seguro.

Tom: Bueno, al menos te besó y te dio su número sin forzar las cosas… eso ya es un gran avance.

Era verdad. Podía llamarla cuando quisiera y escuchar su dulce voz cuando quisiera. Ya no eran necesarios los planes fallidos de Andy, Geo, Tom y Gustav. Mi suerte había cambiado con solo amoldarme a ella. Soñé demasiadas veces despierto y dormido, con tenerla en mis brazos, con probar sus dulces besos e indagar en el sabor de su boca. Infinitas veces. Y ahora que lo hacía de verdad, sentía que estaba soñando. Ella misma había puesto “Invasora” junto a su número en mi celular, no, SUS números. Sólo me faltaba una foto actualizada de ella y sería completamente feliz. Creo que el habernos separado por mucho tiempo hizo que mis sentimientos se intensificaron demasiado, como si fuera una adicción inevitable sin curas ni rehabilitaciones.

Yo: ¿Y Andy? (ya me parecía raro que no se apareciera a cotillear junto a mi hermano).

Tom: Debe estar en su departamento o con (name)… estaba con un humor cambiante y se fue.

Yo: ¿No le preguntaste qué le pasaba?

Tom: No, era imposible decirle algo sin que me gritara o me tirara algún cojín.

Yo: Qué raro… ella es tan relajada ¿y si tiene algún problema y no te quiere decir?

Tom: Ya le dirá a (name). Las chicas son tan cambiantes, que prefiero cerrar la boca antes de cagar más. Te juro que un poco más y ya veo que me tira un florero por la cabeza.

Yo: ¿Y… hace cuánto que no lo hacen?

Tom: ¿Unos dos días atrás? No recuerdo muy bien.

Yo: Quizás sea eso… le falta relajarse.

Tom: Humm… puede ser, ha estudiado demasiado en los últimos días. ¡Hash! Es tan difícil entender a las mujeres.

Yo: Ajá…

Tom: ¿Y si tú intentas hablar con ella?

Yo: Sería evidente que tú me mandaste a preguntarle o que yo te contaré.

Tom: Humm… tienes razón.

Yo: Cuando vea a (name) le preguntaré por Andy.

Tom: ¿Cuándo la verás?

Yo: No sé.

Tom: Pff! Eso no me ayuda mucho, Bill.

Yo: Sólo sé paciente. ¿Ya la llamaste?

Tom: Humm… ahora lo haré.

Yo: Debiste partir con algo así, tonto.

Tom: xD

Yo: No cambias… definitivamente eres un caso.

Le di algo de intimidad cuando Andrea le respondió la llamada y me dirigí a mi cuarto para descansar luego de uno de los mejores días de mi vida. En mi memoria, yacían los recuerdos de cada lágrima junto a ese beso… fue un momento tan hermoso que creía imposible de olvidar la electricidad que me transmitía con su tacto. Toda ella estaba en mi mente, y me encantaba que fuera así. Por más que mi inconsciente y su parte racional insistieran en que no me pusiera insistente y la dejara respirar aunque sea por una noche, mi cuerpo se movía solo a la espera de un indicio de ella, mis manos tomaban mi celular y mi mente ideaba un mensaje de texto que era escrito con mis dedos, ignorando totalmente a mi parte moral-racional que decía que la dejara descansar.

Mensaje enviado. Hormonas despiertas. Respiración acelerada. Manos impacientes. Ojos expectantes. ¿Era necesario describir más? Daba igual, el tiempo se me hacía eterno cuando se trataba de esperar algo, en especial a ella.

Ahora entiendo cuando Coelho decía que la droga más peligrosa era el amor.


NARRAS TÚ

“En el HBO están dando El Rito… no era que te servía para tus estudios?”

“La estoy viendo ahora que Andy acaba de irse ;)”

“Tom dijo que estaba… sensible :s”

“Cosas de chicas, nada importante”

“Ah…”

“Trabajarías en una morgue?”

“Prefiero aburrirme en una oficina antes de ver muertos… ¿tú?”

“¡No! Me daría demasiado miedo… no sé cómo un niño puede estar ahí”

“Es sólo una película, (name)”

“Basada en un hecho real”

“¿De verdad crees todo eso? Siempre mezclan la realidad con la ficción”

“Ah…”

“Jjajajajaaaa… ingenua :)”

“Tonto”

“Niñata  xD”

“Rubita”

“Aspirante a loquera”

“Desafinado intento de David Bowie”

“Mejor pone atención a la película. No quiero distraerte”

“Ya lo hiciste. Creo que la veré ilegalmente en internet ;-)”

“S.O.P.A te arrestará :O”

“Que lo intenten :-P”

No entendí ni cómo el protagonista llegó al Vaticano y no me interesaba en estos momentos. Aún tenía en mi memoria el sabor de sus besos y la textura de sus labios… era como caminar por una superficie acolchada y suave. Y a penas me recosté luego de una visita de Andy explicándome que no le gustaba que Tm mirase a otras chicas ni coqueteara, sentí mi celular vibrar indicando un nuevo mensaje. Ah… él también se acordó de mi a penas me cubrí con las sábanas, y eso lo hacía más adorable. Amaba a este Bill que parecía ser más intenso que el anterior, aunque no era mucha la diferencia entre ambos.


“Tienes planes para mañana?”

“A parte de dos horas en el gimnasio después de clases, nada”

“No pareces necesitar dos horas de encierro”

“Jajajajjaaaa… gracias, pero lo hago por la misión”

“Cuándo te vas?”

“Erik, mi mentor, me recogerá pasado mañana camino a Las Vegas”

“Si, lo conozco”

“No me has explicado con detalle lo que te habló de mi :-(“

“Si aceptas una salida para mañana, puede que te lo diga ;-)”

“Una cita?”

“Las citas requieren de veas, flores y cenas románticas… esto será una salida”

“Ok, acepto”

“Te parece a las 6 p.m.?”

“Es perfecto”

“Vale. Iré a buscarte a tu departamento”

“Si, papá xD”

“Buenas noches, Invasora. Gracias por lo de hoy”

“Buenas noches, Kaulitz”


Imaginé que depositaba un beso de buenas noches en mi frente y me abrazaba por detrás como protegiéndome del mundo y sus constantes peligros. Con una mueca, apagué la TV justo en el momento en que el actor que protagonizó Hannibal Lecter aparecía como un cura/sacerdote/lo-que-fuera… qué contradictorio, de un asesino a un religioso. Por eso me gustaba su manera de actuar en las películas en las que participaba… ¿cómo se llamaba? Hocke, Heath, Hitch… ¡Hopkins! Anthony Hopkins.

Apagué la lámpara de noche dejando la iluminación urbana de Los Ángeles como la única testigo de mis suspiros imparables al recordar lo vivido esa misma noche tarde. Y aunque nuestra relación fuera tan frágil como una burbuja hecha de lejía, sentía que poco a poco tomaba fuerzas para levantarse de las cenizas opacas de nuestras confesiones y peleas que terminaron con lo nuestro. Ahora sólo esperaba equilibrar los tiempos de estudio, amistades (eso incluía a Bill) y de espía, porque ahora sí que no podía arriesgar la vida de Bill… si le pasara algo, yo jamás me lo perdonaría. Nunca.



NARRA ANDY

 Las cosas han cambiada, quizás al principio de nuestra relación no me importaba mucho que me pusiera los cuernos o que mirara traseros delante de mí, al fin y al cabo, yo era igual que él en versión femenina y más rubia. Pero al llevar un año y medio (o algo así) juntos, sentía que la seriedad en lo nuestro debía aumentar, e inconteniblemente mis celos quería aflorar cuando Thomas veía descaradamente a otras que no era yo. Creo que llegué a mi límite y por eso fue inevitable no lanzarle cojines a su cabeza e irme sin darle ninguna respuesta luego de llegar del cine.

Más encima, ahora que volvía de la casa de (name), me encontraba con la grabadora llena de mensajes de él y  a mi celular vibrar imparablemente en mi chaqueta. Lo observé por última vez viendo quince mensajes de texto (uno de Bill, otro de (name) y los demás de mi novio con rastas) acompañados de un sinfín de llamadas. Aunque lo bueno de todas las peleas eran las reconciliaciones, ya que se esmeraba en conquistarme de nuevo y cuando lo lograba, le tocaba de recompensa una sesión de sexo desenfrenado.

Me puse a preparar la cena a falta de novio y compañía. No era muy fanática de las artes culinarias, pero era inevitable no hambrearse con el olor indescriptible de las verduras cocidas y las especias bañando con su esencia a cada ingrediente. Y aunque fuera una simple sipa de vegetales para sanar el frío que sienten mis huesos tras una noche húmeda, la cocina era un perfecto tratamiento para calmar los nervios y dar lugar a meditaciones serenas. O así lo veía hasta que sentí el timbre de la puerta sonar. No me quité el delantal, estaba en mi propia casa por lo que daba igual si me veían con él puesto o con un disfraz de payaso. Bajé la intensidad de la llama, caminé a pasos agigantados hasta la puerta y me encontré con el causante de mis nervios.

¿Tan tarde y estaba acá? ¿Tan mal se sentía que no pudo esperar a la mañana siguiente? Lo veía en sus ojos suplicantes. Quería aclarar las cosas y que ambos termináramos felices. Sin decirle nada, di media vuelta entrando nuevamente a la cocina a la vez que oía cómo la puerta se cerraba a mis espaldas. Tomé la cuchara de madera como la excusa perfecta para no ver su hermoso rostro y lanzarme a sus brazos, si lo veía, la seriedad se me iría por la borda.

Tom: No contestaste ninguna de mis llamadas y mensajes (murmuró con ese tono de voz ronco, grave y serio que solía usar cuando no sabía si las cosas estaban bien, cuando estaba preocupado).

Yo: Olvidé el celular en mi dormitorio (dije restándole importancia aún sin darle la cara y cortando los ingredientes para la ensalada César).

Tom: Pero ahora estás acá y ni se te ocurrió llamarme ¿cierto? (¡vaya! Ahora estaba enojado… genial).

Yo: No es que pase pendiente del teléfono.

Tom: ¿Acaso no viste en tu grabadora que tenías mensajes míos? No tienes excusas, Andrea.

Yo: No te estoy dando excusas.

Tom: ¿Entonces cómo respondes a tirarme cojines y marcharte como si nada? (no respondí. Me cansaba pelear con él y con todo el mundo. No pretendía seguirle el jueguito de quién es más chulo) ¿ves? Ni respondes… ¿Y sabes lo que me da más rabia? Que nunca aclaramos las cosas de una vez. He estado toda la puta tarde y la noche preocupado por lo que te pasaba y tú no dabas señales de vida.

Yo: Sabes que estaría con (name).

Tom: No. No lo sabía porque ella estaba con Bill. Me preocupo por ti, por darte la mayor comodidad que puedo, por hacerte feliz y ni si quieras dejas que entienda que mierda te pasa.

Yo: Vale (dije dándome la media vuelta con la mierda subida hasta el cerebro), ¿querías saber lo que me pasaba? Pues te lo diré. Llevamos año y medio juntos en una relación que presume ser seria, pero parece que aún no entiendes ese concepto de seriedad existente en ella porque pareces un maldito animal cachondo con la primera tipa de tetas grandes y culo prominente que se te cruza por el camino teniéndome a mí a tu lado. Eso es lo que me pasa… tengo mucha paciencia, Kaulitz, y eso lo sabes bien. Pero todo tiene su límite.

Tom: (Me observó con las cejas alzadas tras mi discurso de celos y tras medio minuto sin pestañear, se carcajeó frente a mí ¡en mi cara! Será…) ¿Por eso?... Andrea, ¿cuántas veces te he dicho que te amo y que no te dejaría por más que me lo pidieras? ¿Acaso faltan pruebas para decirte convencerte de que llevo año y medio contigo porque no necesito de otras?... ¡Guau, celos! Jamás lo esperaba de ti, Andy.

Andy: ¿Ves que no tomas las cosas con seriedad? ¡Me saturas Tom! (volví con cuchillo en mano a picar las verduras y apagar la olla con la sopa, pero tras retomar los cortes con rabia, lo primero que sentí fue un ardor en la punto de mi dedo índice de la mano izquierda) ¡AUCH!

El cuchillo saltó a las cerámicas blancas junto con un par de gotitas que por suerte no alcanzaron a llegar a la lechuga romana. Observé el corte con una mueca y mi corazón agitado… era profundo y de medio centímetro de largo además de doler más que la mierda. Vi una figura junto a mí prácticamente rodeándome con su figura, observando mi dedo herido.

Tom: ¿Fue muy profundo?

Yo: ¡Hash! ¡Yo qué sé!... duele demasiado.

Tom: (Me acercó una servilleta blanca tomando el dominio total de mi mano izquierda pese a mis jadeos y muecas de niña) No se ve tan mal…

Yo: ¡¿Y para ti qué es mal?!... ¡Qué se me desangra un dedo idiota!

Tom: ¡Oh vamos! Que el idiota puede tratar mejor tus heridas que tú misma (me llevó hasta la llave del agua fría y la abrió introduciendo mi dedo… ¡dolía más que la mierda! Por lo que me afirmé de su polerón introduciendo mi rostro en él para no ver a mi pobre dedito)… Que conste que eres valiente, eh.

Yo: ¡Es que duele como la mierda!

Tom: ¿La mierda duele? (se rio ante la estupidez que acababa de decir).

Yo: ¡No sé! (me reí aunque sonara como un quejido… qué mema.  Sacó el dedo del agua y lo cubrió con algo suave y tibio. Volví la mirada y era un pañuelo)… ¿qué…?

Tom: ¿No era que no me tomo las cosas con seriedad?

Yo: Humm…

Tom: (Me aprisionó en sus brazos y sólo tendí a esquivar su mirada a pesar de que me tomó del mentón) Si no te quisiera, no estaría acá aunque sea de madrugada y haga un frío de mierda, ni mucho menos te estaría calmando tras un corte en tu dedo… ¿acaso crees que estoy jugando contigo?

Yo: Cuando miras a otras, si.

Tom: Las miro porque me recuerdan lo mucho que he cambiado contigo, Andrea. Nos complementamos tanto que parecemos hasta hermanos o amigos… ya no necesito la compañía de otras para sentirme yo mismo, solamente la tuya, ¿tanto te cuesta entender eso?

Yo: Pero Tom…

Tom: Estás loca Andy si piensas que te dejaré, y yo más loco aún al amarte cada vez más con tus arranques de celos.

Sus labios aprisionaron los míos y no puse resistencia ente ello. Me sentía una completa paranoica, estúpida, una tonta por no confiar en el amor de nosotros. ¿Cómo era posible que desconfiara de él cuando me lo ha dado todo? Situaciones como éstas, llenas de gritos y agresividad, eran las que nos unían más. Y quizás por eso buscábamos peleas y discusiones entre nosotros, pidiendo explicaciones o quejándonos de nuestras manías… porque para eso estaban las hermosas reconciliaciones ;-)


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Hallo Gurls!!  Guau! este capítulo me salió bien colorido .-.

Sé que las excusas están demás tras tanta demora, pero necesitaba descansar unos días antes de surbirles el capítulo. Por suerte he dormido casi las 24 horas de todos estos días y hoy me levanté con ganas de subirles un capítulo luego de tantos días de abandono :D


Espero que comenten y escriban tooooooodo lo que quieran sobre este capítulo porque los que se vienen son... intensos. ¡Oh! y no sé cuántos caps. le queda a esta temporada porque los estoy rehaciendo todos... TODOS.

Kusses con sabor a lo que deseen (ando corta de imaginación)


Bye//Bye