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domingo, 27 de octubre de 2013

Capitulo 28 (Tercera Temporada)

-¿Qué miras? –le pregunté hastiado de su mirada inquisitiva.

-Tu cara de asno.

-No estoy de humor para soportarte.

-Ya me di cuenta.

-¿Entonces? ¿Acaso no hay nadie en el planeta que te tenga paciencia?

-A parte de mis padres, no lo sé.

-Bueno, te confesaré que no soy una de esas personas en el planeta.

-Hey, cálmate. Enserio pareces chica, eh.

-Entonces para de hincharme las pelotas y estaremos a mano.

-Estás demasiado sensible –prosiguió.

-Mejor déjame solo.

Bianca podía tocarle las pelotas a quien se lo proponía. Siempre. Todos los segundos de los minutos de las horas del día. Y si el día tuviera más de 24 horas, ella sería peor. Volví a ponerme mis lentes ignorándola monumentalmente mientras descansaba a la sombra de un árbol en el jardín.

Aki paseaba de un lado a otro siguiendo a mamá y cuidando (según lo que puedo ver) que no se le olvidara nada. Mamá, usando uno de sus típicos vestidos sobrios y oscuros, paseaba de un lado a otro asegurándose de que en la despensa no faltara nada, que no hubiera peligro, que todo estuviera en su lugar y que no muriera por desnutrición. Su misión se había atrasado lo suficiente como para ponerle las canas de punta a Pantera, por lo que en unos momentos más se iría con su retrasado novio.

-Espero tener el cuerpo de tu madre cuando tenga su edad –comentó Bianca observándola a mi lado entre suspiros.

-Empieza por mover el culo, hacer deporte, matar bichos y dejar tu obsesión con los dulces o tendrás diabetes muy pronto.

-Ja-ja. Sólo dices eso porque odias lo que hace tu madre.

-¡Realmente pensaste!

-Lástima que Ian sea como un topo a su lado –dijo ignorando mis pesadeces.

-¿Un topo?

-Tu mamá se merece algo mejor que un tipo que colecciona peces. Realmente me imagino a un tipo con buen cuerpo, guapo y sexy a su lado.

-Bueno, para eso tiene a su hijo.

-No seas egoísta, S. Hay cosas que el amor de hijo no puede suplir.

Entendía perfectamente a lo que refería y sabía a quién necesitaba. Pero debía tener un plan de respaldo que me permitiera saber quién era mi padre para planificar el reencuentro. No podía llevarle a uno de los Kaulitz sin saber si se conocían o no.

Idiota, coinciden DEMASIADAS cosas.

No, esto no se basa en coincidencias sino que en ser precavidos y no cagarla. ¿Quién me asegura que todo esto que sé gracias a Cassandra y mis insistencias no es lo que ambos pensamos? Además, mamá no lucía como alguien que se metería con un hombre realmente…

“-Ah… ¿a qué te refieres con sentirse normales, acaso no lo eran?

-Pertenecíamos a diferentes mundos, cariño.”


…opuesto. De diferentes mundos… ¿a qué se refería con eso? Podría significar cualquier cosa cuando proviene de ella, desde metáforas hasta palabras directas o en clave. Me costaba mucho imaginarme a alguien con los rasgos que no heredé de mamá a su lado, cuidando ella y asegurándose de ser amada como corresponde. Y más aún si se trata de una figura paterna que seguramente sería mi mejor amigo o quien cubriría las burradas o delitos que hago… o simplemente me defendiera.

Siempre fui el superhéroe cuando era niño, nunca imaginé a un padre tomando ese lugar por mí. Sólo mamá significaba demasiado para mí y tendía a verla como una diosa poderosa e invencible hasta que tuve edad suficiente para notar sus heridas después de cada misión.

 Supe que había llegado el momento de despedirnos cuando noté que mis tíos comenzaban a acercarse a ella y noté a presencia de Ian observándola como un cuervo junto a la puerta. ¿Qué mujer en su sano juicio se enamoraría de este rarito? Esperaba realmente que no se casaran… no soportaría la idea de verla frente a un altar cambiando el letrero de Ian de “novio de mamá” a “padrastro de Alexander” de un momento a otro como un intercambio de sortijas.

Bianca (no sé en qué momento se separó de mi lado) fue a abrazarla mientras mamá le decía cosas entre sonrisas y mi prima le respondía apretando sus manos. Aki, que parecía saber lo que estaba pasando, parecía un gato peludo paseando por las piernas de mamá tratando de llamar su atención. Al notar que me miraba, me acerqué lentamente sin quitar la seriedad de mi cara… la molestia de su decisión sabiendo que me tendría todo este tiempo con los nervios de punta.

Son solo 3 días… bueno, cuatro… pero se pasarán volando.

No. Ni repitiendo eso como un mantra me tranquilizaba. Realmente iba a golpear a Ian si mamá regresaba y le faltaba un mísero pelo, lo haría puré y se lo daría a mi perro mezclado con su suplemento diario. Mamá me abrazó estrujando mis brazos contra ella se una manera tan sentimental que creo que me puse rojo. Escuché un sollozo junto a mi oído y voté toda la respiración que había contenido por un momento.

-Por favor cuídate mucho, Alexander –murmuró con voz lastimera sin soltarme del todo.

Me sentía observado por todos y cada uno de los presentes de la casa pero no me importó. Un nudo parecía cosquillear en mi estómago amenazando con subir hasta mi garganta, pero tampoco me importó. Deposité mis brazos en la espalda de mamá devolviéndole el abrazo y respiré el aroma de su cabello suave y liso.

-No seré yo quien esté expuesto a armas, balas, fuego y…

-Sólo prométeme que no harás ninguna locura y que no te pasará nada durante estos días… por favor.

-Oye, estoy a punto de ser mayor de edad legalmente por lo que deberías deducir que puedo cuidarme solo.

-Promételo –ordenó ahora mirándome directamente a los ojos con un toque severo.

Suspiré… realmente no me iba a dejar en paz hasta que le hiciera prometer algo tan simple. Sonreí limpiando una lágrima oscura con maquillaje corrido.

-Vale, te lo juro.

-Quiero que me llames si surge cualquier inconveniente, urgencia o…

-Te llamaré hasta cuando falta papel higiénico en el baño.

Escuché a Bianca reír a mis espaldas.

-Y si sales de casa por la noche, no olvides tus llaves y cerrar las ventanas y puertas. Activa las alarmas de seguridad, las cámaras y…

-Ya sé lo que debo hacer mamá. Mejor preocúpate de completar tu misión, matar a no sé quién, obtener lo que Pantera quiere y no dejar rastros, ¿vale? Eso es más importante que mi seguridad. Ya sé cuidarme solo, así que para de…

-Está bien, pero recuerda salir con llaves. No quiero que trepes las murallas o violes el sistema de seguridad como otras veces.

-Ok.

Me abrazó de nuevo antes de depositar un beso en mi frente y activar el GPS de mi brazalete. Sí, una pulsera que he usado desde que tengo memoria con un GPS que mamá activa antes de cada misión o cuando iba al zoológico cuando era pequeño y corría para ver a los leones en primera fila. Jamás pasó por mi mente deshacerme de él porque ya formaba parte de mi cuerpo.

-Te quiero, jamás lo olvides Alexander.

-Excepto cuando te sales de tus casillas –bromeé.

-Incluso ahí te quiero.

-No te preocupes, (name). Lo cuidaremos muy bien –dijo el tío Erik recordándome de nuevo que incluso sin mamá, el control seguía estando presente.

Mamá había acordado con el tío Erik que se quedaría en mi casa hasta que mamá volviera, incluyendo a la tía Rebbeca y a Bianca, lo que realmente sería una molestia absoluta. Pero ya me había rendido a su presencia cerca de mí. Caminé hacia Ian Neville, el coleccionista de peces aburridos y feos, el alérgico a los perros y el mismísimo rey de los ñoños. Por suerte todos se pusieron a hablar alto, lo suficientemente alto para no ser escuchado.

-Si le pasa algo –comencé clavando mis ojos en los suyos y con una voz amablemente amenazadora-, por muy pequeño que sea el daño, te prometo, no, te juro que no te salvarás, Neville. Como hijo puedo ser jodido, terriblemente jodido. Pero como enemigo soy peor.

Pude notar la alerta en sus ojos, su repentina rigidez y la sonrisa forzada que explicaba sus repentinos nervios y miedo ante mi inquisitiva amenaza.

-No te preocupes, la amo demasiado para arriesgas su vida. Primero deben pasar por mi cadáver antes de llegar a tu madre.

-Ni eso, a tu espíritu. Así que te recomiendo que empieces a poner tus ojos en su cabeza y espalda si no quieres terminar siendo la comida de mi perro. Y hablo enserio, eh.

-Lo sé, Sascha.

-Alexander para ti. Aún no entras de todo en mi círculo de confianza.

Vaciló un momento y pude notar cierta decepción en su rostro.

-Está bien, Alexander. Pero quiero repetirte que la amo demasiado para arriesgar su vida.

-Mas te vale –murmuré alejándome y dejando el suspenso y la tensión entre nosotros.



                                                            *                         *                        *



-Así que estás solo.

-Ajá

-¿No deberías estar feliz? Mis padres no abandonan la casa ni para Año Nuevo.

-Pensé que vivías solo.

-No. Bueno, una vez viví solo pero sólo me cambié al garaje hasta que apareció una araña gigante y volví a mi cuarto.

-¿¡Enserio!? –Dios, este tipo siempre salía con sus tonterías.

-Fue terrible, viejo. Me miraba con sus ojos y parecía decirme “sé lo que hiciste el verano pasado”, así que salí gritando a los cuatro vientos en busca de mis padres. Desde ese momento, respeto la vida animal y prefiero mantenerme alejado de todos ellos… excepto de los gatos y perros, por supuesto.

-¿Tienes mascota?

-Sí, un gato obeso.

-¿¡Un gato obeso!? Jajajajajajaaaa… ¿es enserio?

-Se llama Poppy, y te juro que he tratado de que haga abdominales, trote, nade, salte... pero nadie ni nada lo asusta.

-¿Qué clase de nombre es ese?

-Bueno, al principio pensé que era hermafrodita porque nunca le vi nada en sus partes así que le puse un nombre asexuado y fácil de recordar.

-¿Has probado dándole comida dietética? Un día le di mermelada light a mi perro y se llevó corriendo toda una noche, yo creo que habrá bajado unos dos kilos.

Alzó una ceja y abrió la boca. Vale, lo del perro fue verdad, sólo que fue el perro del tío Gaspard… una pequeña mentirilla no haría mal a nadie.

-Creo que haré eso… aunque dudo que resulte porque el puto gato se mueve sólo para lamerse las bolas.

-Bueno, si no resulta le metes los dedos para que vomite.

-¡Qué asco bro! Ni le he metido los dedos en la boca a mi abuela y se los voy a meter a mi gato.

-A las anoréxicas les funciona, así que a tu gato le debe resultar algo.

-Creo que lo usaré como último y desesperado método… ¿y si le compro un corsé reductor de esos que usan las mujeres?

-Le crecerán bichos y se le reventarán los ojos.

-Jesús… estoy empezando a pensar que mi gato no es un gato y que me lo vendieron por gato porque se parecía a un gato.

-Llama a la asociación protectora de animales y cuéntales que tienes un gato que te vendieron por gato pero que parece que no es gato aunque parezca gato. Seguramente notarán algo raro y luego te dirán que animal es tu gato.

-Humm… buena idea, gran pensador.

Ya llevaba un día sin mamá y todo parecía ser el doble de aburrido. ¿No se supone que cuando no hay control parental uno puede hacer cualquier acto anarquista? ¡Ni si quiera tenía ánimos de rayas paredes! Sólo había ido a la escuela y ahora me encontraba en este parque genial lleno de pistas de skate, chicas tetonas y plásticas, y tipos que respiraban marihuana. Bueno, Matt había insistido en que viniera con él y los chicos para conocer el lado diurno-juvenil de Alemania.

-¿Y sabes andar en skate? –me preguntó Nick.

-Sí.

-¿Con piruetas y todo?

-No.

-¿Y tu skate?

-Lo vendí hace ocho meses atrás.

-¿¡Qué!? ¿¡Estás loco!? ¡Cometiste el peor pecado en tu vida, bro! –dijo con ojos saltones Fred.

-Necesitaba dinero y estaba enojado con mi madre.

-Yo que tú, me habría disculpado con tu madre para no arriesgar al amor de mi vida –dijo Matt.

-Bueno, fue una pelea dura y soy muy orgulloso.

-Te entiendo, una vez tuve que vender mi tabla de surf porque tampoco quería pedirle dinero a mi padrastro… pero luego me compré otra a penas junté lo suficiente para una mejor o parecida –comentó Mike.

-¿Surfeas? –le pregunté impresionado.

-Sólo cuando voy a las costas europeas porque las alemanas apestan, bro. Así que en vacaciones me esfumo de acá.

-Mike suele tener las mejores conquistas con su look de surfista americano.

-Felicidades, Mike. Nadie llega al nivel Dios tan joven, eh.

-¡Suenas como mis abuelos! -se rió el aludido.

-Tus abuelos son la onda –dijo Nick sonriendo ampliamente.

-Algún día, Alexander, conocerás a los abuelos más hippies del universo. Te juro que si hubiese vivido en la época de la abuela de Mike, me habría arrastrado en el piso por ella -confesó Matt.

-¿Qué?

-Es que la abuela de Mike es hermosa a su manera… es de ese tipo de belleza que ya ni existe en el universo. Te juro que quedarás hipnotizado cuando la veas –confesó Fred.

-Hey, sigo acá como para que hablen de mi abuela follándola en sus mentes.

-Tienes que reconocer que tu abuela está a punto de ser un humano en extinción –le dijo Robert.

-¿Cuántos años tiene, Mike?

-Ochenta años.

-… pero se mantiene como una de quince, eh.

-¿Cómo?

-Es de familia –respondió el aludido-. Se mantiene muy saludable y casi no tiene arrugas en la cara y el cuerpo… es una rareza, lo que me asegura que cuando tenga su edad, seré igual.

-¡Y deberías verle esos ojazos verdes como el agua tropical!

-Tu abuelo se ganó la lotería a la primera, eh.

-¡Ya basta! Enserio me enojaré y…

Dios, estos tipos realmente alegraban a cualquiera. Sí, hasta a un amargado sin ánimos de nada y que lo único que quería era dormir y despertar sabiendo que su madre estaba sana y salva sin heridas ni rasguños ni disparos… como si el tiempo no hubiese pasado por delante.


2 comentarios:

  1. Ay dios de mi vida...
    Ya quiero que Bill y name se vean de nuevo *u*
    sube pronto Nina que me tienes con ansias TwT
    Cuídate y un abrazo :D

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  2. yo quiero el reencuentro de bill y () yaaaa ok no pero que sea pronto por favor un beso

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