www.nina-gonnabeokoneday.blogspot.com

lunes, 30 de abril de 2012

Trabajando para ustedes!!



Hallo Gurls!!!   No, hoy no subiré el capítulo.  Simplemente quise subirles una foto recién tomada para que sepan que estoy escribiendo el cap. que se viene ;)

Ah! Tuve que tapar el cuaderno con mi taza con café (soy una maldita adicta al café)  y un libro que estoy leyendo para que no alcanzaran a ver nada de lo que se viene...  >:)

Oh!! y en facebook tres chicas me dijeron que no pusiera mucho sobre las cátedras de (name), pero la verdad es que es importante que lean esas partes porque más adelante se vendrán sorpresas con respecto a sus estudios!!!!!  ((noten que estoy alargaaaaando demasiado la fic))

Emmm... creo que no se me olvida nada más =)

Kusses!




Bye//Bye

sábado, 28 de abril de 2012

Capitulo 31 (Segunda Temporada)


Yo: ¿Y qué pasa con los ateos? ¿Para ellos sería una especie de esquizofrenia lo que ellos hacen?

Moore: Si pueden fundamentar perfectamente cómo es el estado mental de la persona en cuestión, puede que se considere correcto su punto de vista. Sin embargo, esas energías negativas o demonios que invaden tu ser hacen cosas que un esquizofrénico no podría hacer.

Xxx: ¿Como los efectos del “Exorcista” o “el exorcismo de Emily Rose”? (la clase estalló en risas y el pobre terminó casi hundido en su silla).

Moore: Por muy chistoso que suene, puede que sí. Como psicólogos se debe tener un certificado y una especialización que sólo ciertas universidades del ámbito católico dan para ver los archivos del Vaticano y apreciar en qué radica la diferencia.

Xxx: ¿Y no se debe a una sensibilidad con lo paranormal o una debilidad mental?

Moore: También puede ser, señor Kurt. De hecho, las personas que son más sensibles, demostrativas y transparentes tienden a padecer mayores enfermedades mentales.

Yo: ¿Y los traumas? Digo, de ahí pueden nacer psicópatas, asesinos y…

Moore: Eso lo veremos más adelante, señorita (Name). Sin embargo, las personas que presentan traumas tienden a buscar afecto a como dé lugar por muy desesperado que suene… es como una manera de sentirse vivos y protegidos.

Xxx: ¿Pero eso tiene cura o algún tratamiento?

Moore: Tratamientos, sí. Las curas dependen de la gravedad del traumatismo. Una niña de diez años violada puede pasar más de veinte años en tratamientos con psicólogos, pastillas y ejercicios, pero depende netamente de ella eliminar las secuelas, señorita Nora.

Kurt: ¿Cómo terminamos hablando de esto si estábamos con los exorcismos y la esquizofrenia?

Moore: No se preocupen, chicos. Es normal mezclar los temas… además, es mejor aclarar sus dudas ahora.

Jennifer Moore, la reina de los doctorados de carreras de salud, impartía la clase que lleva de nombre “Autoconocimiento I”, y por su atractivo físico debía tener colados a todos los estudiantes de esta universidad. Por suerte, termino su clase sin dejarnos con demasiadas dudas como solía hacer Nim, sin embargo, nos recomendó que viéramos “El Rito” ya que ella conoció al verdadero cura en el que se basa la película y tuvo acceso a los verdaderos videos gracias a la amistad recíproca que tenían.

Antes de salir de clases, devolví uno de los libros que había pedido ayer ya que había extraído todo lo que necesitaba de él mediante copias. Si, mediante un escaneo de menos de siete minutos que aún no he observado debido a la inesperada última conversación con Bill ayer. Traté de no darse demasiadas vueltas al asunto, pero aún así el sólo hecho de volver a tener su voz en mi cabeza parecía activar todos mis pensamientos a tal punto de desvelarme toda la noche. Y aunque pensé muchas veces en qué ponerme para mi “inesperada junta” ya que no podía llamarle cita a algo que ni yo sabía lo que podía llegar a ser, en la mañana (tras quedarme dormida y ni sentir el chillante despertador martillando el ambiente) terminé eligiendo lo más alcanzable del armario por muy incómodo que fuese; una blusa blanca y suelta que traslucía un poco mi ropa interior, jeans ajustados y unos tacones café que me obligaron a pedir un taxi para ir a la universidad… si, fui tonta al no elegir unas zapatillas para la motocicleta, no es necesario que lo repitan en sus mentes con gestos o palabras.

Con un poco de suerte de mi lado, pude regresar a casa en busca de unas zapatillas converse rojas e ir a por mí Harley… pero para esto tuve que sacrificar diez minutos de los quince que me quedaban. ¡Era como si justamente hoy el destino quisiera declararme la guerra! Primero fue el despertador, los zapatos, los diez minutos en busca de zapatillas, y ahora ¡un tráfico de mierda!… lo que me faltaba; semáforos que cambiaban cada diez segundos aglomerando vehículos por doquier y no siempre era posible colarse entre ambas pistas para quedar delante de otros.

Quince minutos de retraso hasta que llegué al estacionamiento en el que quedé con Bill mientras mi apetito de comida aumentaba junto a los nervios de verlo. Debía tener la peor de mis caras ya que ni maquillaje llevaba y la sojeras parecían hacer acto de presencia bajo mis ojos, Sentí mi celular vibrar dentro del bolsillo de mi pantalón y vi que tenía tres mensajes de texto.

“¡Ay! Ojalá lo tuyo con Bill sea como antes… ¡suerte!
Y está demasiado atractivo como para que no seas puntual ;)”


Mataría a Andy cuando la viera, lo juro… me ponía más nerviosa con sus mensajes subliminales cuyos significado siempre iban en la dirección de “follar” a tal punto de tener náuseas. Mejor veía el otro mensaje antes de morir al verlo o derretirme en el intento.


“Si Bill no se aparece o te hace esperar, te juro que lo matamos entre todos.
Gus-Geo-Andreas-Tom…  ow! Nos romperás el corazón :’(“


¡Ni la risa me entraba con el mensaje! ¿Cómo se enteraron? ¡Oh! Déjenme adivinar; como son gemelos, Tom debió percibir mentalmente con la telepatía que tiene con Bill que nos juntaríamos acá y le dijo a los chicos porque no se aguantó la emoción. Espera, ¿Los G’s y Andreas estaba acá? ¿Por qué Thomas no lo mencionó ayer?… ¡Hash! Siguiente mensaje por favor.


 “Se me olvidó pasarte tus apuntes de la clases de Nim
¿Mañana vas al laboratorio?”


Respondí con una afirmación y una cara sonriente al mensaje de Joe Evans, mi compañero de “filosofía en el humano”. Era apuesto, con cuerpo de surfista, pero nada impresionante a pesar de ser un buen chico. Saqué el casco de mi cabeza al sentir un motor acercarse junto al lado de mi motocicleta y guardé mi teléfono en su anterior lugar. Al tiempo que me desmontaba, pude ver que se trataba de Bill.

Derretirse sería una palabra que quedaba corta. ¿Desde cuán tenía los brazos marcados y la espalda más ancha? Es como si se hubiera encerrado meses en un gimnasio. No me había fijado en el tatuaje que cubría su mano izquierda en tu totalidad ni en cuán normal lucía con una gorra y lentes de sol. Se acercó a mí depositando un beso en mi mejilla al tiempo que sentía su aroma. Por suerte me había puesto lentes de sol oscuros en donde no se veía la dirección de mi mirada.

Bill: ¿Llegaste hace mucho? (dijo empezando a caminar calle abajo a no sé qué dirección).

Yo: Cinco minutos antes que tú (murmuré concentrándome en caminar normal y en no lucir anonadada con su cuerpo).

Bill: Había tráfico por todas partes.

Yo: Ésa es la ventaja de tener una motocicleta. Puedes pasar entre pistas y autos evitando el tráfico, creo que sólo los semáforos y la policía me detienen.

Bill: ¿Tienes infracciones?

Yo: Si, sólo una por exceso de velocidad.

Bill: ¿Por cuánto?

Yo: Tres kilómetros sobre el límite ¿y tú?

Bill: Ninguna. Tom suele manejar cuando salimos porque soy más lento y precavido que él.

Yo: Ah…

Era obvio que no recibiría un halago al andar en estas fachas y transparencias (si mi corpiño no fuera azul eléctrico como el de ahora, seguramente luciría más normal), por lo que tampoco las esperé de su parte. Era como jugar a “quien pestañea primero, pierde”, observando con los ojos llorosos, ardientes y rojos a tu contrincante hasta que uno de los dos diera su brazo a torcer, sólo que el orgullo entre Bill y yo nos impedía saber quién sería el primero en cruzar la línea sin importar la reacción del otro. Si todo fuera más fácil, no estaríamos evitando acercarnos el uno al otro como si temiéramos ser víctimas de un choque eléctrico, sino que mi mano estaría entrelazada con la suya y reiríamos de tonterías sin sentido, mejor llamadas “cursilerías”.

¿No se suponía que la comida italiana era considerada romántica y de lo más melosa a nivel mundial? Habría sido mejor optar por una BigMac o una pizza sabiendo que la cursilería italiana no iba con el momento. Seguimos al mozo hasta el centro de un gran hall de recepción ornamentado con imágenes, luces y mosaicos abstractos en paredes y piso. Chuck era el nombre del chico de ojos orientales que nos guió hasta ahí y que nos sonreía exageradamente.

Chuck: ¿Zona de fumadores o no fumadores?

Yo: Fumadores.

Bill: No fumadores.

Dijismos esto al mismo tiempo y como acto reflejo nos miramos directamente a los ojos con miradas interrogantes cuestionando las palabras del otro, ¿acaso dejó de fumar o lo decía por mí? El joven oriental parecía estar acostumbrado a estos desacuerdos ya que ni se inmutó a recomendarnos cuál era la mejor, sino que miraba expectante y listo para escuchar una solución rauda.

Yo: No fumadores.

Bill: Fumadores.

De vuelta a mirarnos por hablar nuevamente a la vez y con la decisión opuesta a la propia, el mozo parecía bajar el nivel de su sonrisa y blanquear disimuladamente los ojos. Pero ésta vez fui yo la que se adelantó a contestar previniendo a Bill con sólo tomar suavemente su antebrazo obteniendo una reacción brusca de su parte.

Yo: Fumadores (dije suavemente y retornamos en silencio el camino por nuestra derecha mientras soltaba el brazo de Bill).

Chuck: ¿Interior o exterior? El exterior es una terraza con vista a la costa.

Bill: Exterior.

Chuck: Buena elección.

Subimos en el ascensor hasta un octavo piso que daba directamente a una terraza hogareña y llena de comensales dispersos por el lugar y toldos que cubrían a los presentes de la exposición a los rayos UV. Nos guió a una mesa alejada de tanta aglomeración y contaminación acústica con decoración rústica y mantel blanco quitando un papel que decía “reservado”. Me sentía como en una cita, ¿no sería esa su idea o eran simples alucinaciones mias?

Chuck: Bien, dos lasañas, una botella de vino “Casillero del Diablo” reserva del 2010, ensaladas vegetarianas… ¿se me va algo?

Bill: No.

Chuck: Bien, cualquier cosa, me avisan a penas llegue con sus pedidos.

Yo: Emm… tengo una pregunta.

Chuck: Oh… ¿dígame?

Yo: ¿Qué hay en los otros pisos?

Chuck: Catas de vino, salas de venta de nuestros productos gourmet y en su mayoría salones para diversos tipos de eventos.

Yo: Ah… ok, gracias.

Un vez recibido y servido el vino en nuestras copas, fue inevitable volver a sentir los nervios de aquel silencio entre nosotros, y es que aún no me hacía la idea de que estaba frente a Bill, cuando hace cuarenta y ocho horas atrás un momento como éste, lo veía lejos de ser posible. Me quité los lentes de sol depositándolos en la mesa, y observé atenta la playa imaginando cuán cómodo debía ser sentir la arena bajo mis pies y el sonido del mar a menos de cien metros. ¡Ni en Alemania podía darme el placer de observar un paisaje así! Y así entré en razón sobre el principio de todo esto.

Yo: ¿Cómo supiste la clave del candado? (dije rompiendo el gutural silencio a tal punto que sus ojos se centraron en los míos y tuve que contenerme para mantener la cordura).

Bill: No recuerdo bien cómo encontré los tres números en uno de tus perfumes, eran diminutos pero visibles.

Yo: ¿Y los otros dos?

Bill: Jugando a cambiar los dígitos a punto de dormirme ¿por qué escogiste esos números?

Yo: (¡Vaya! Ni yo misma lo entendía bien) no lo sé, sólo recuerdo elegirlos al azar y ponerlos.

Bill: ¿Y las letras?

Yo: Invasora.

Justo en ese momento llegó Chuck con nuestra orden abriéndome el apetito y empezando inconscientemente a salivar con sólo sentir el aroma de la salsa de tomates y especias. Dimos nuestros primeros bocados luego de que el chico de ojos rasgados nos dejase con un sonriente “¡provecho! disfruten su comida”, más un extraño guiño en mi dirección que incluso Bill pudo percibir.

Bill: Yo… no sabía ni mucho menos imaginaba que hubieras pasado por tanto en todos estos años.

Yo: (Lo miré atenta tragando un sorbo de vino y limpiándome con la servilleta blanca hasta procesar una respuesta) Simplemente aprendí a superarlo o a convivir con ello.

Bill: ¿Todavía tienes neurosis?

Yo: Lo de la fobia social ya no lo tengo, y el desorden compulsivo-obsesivo sólo me da cuando estoy muy estresada y bajo mucha presión… pero lo manejo con pastillas cuando inconscientemente empiezo a recordar. Seguramente leíste lo que escribí de Markz ¿cierto?

Bill: Parecías… apreciarlo dentro de toda esa mierda.

Yo: También creo lo mismo. Sentía que él parecía entenderme y por lo tanto fue quien más me aguantó junto con Erik, prácticamente me enseñó a controlar mis emociones.

Bill: Pero… la (name) que escribía al  principio, la que vivía preocupada de sus padres, es muy diferente a la que pasaba vigilada y siendo observada por todos, realmente me sorprendió ese cambio tan brusco en ti… ¿qué pasaba por tu mente?

Yo: (¡Qué raro es hablar de mí con otra persona! y ser así de… transparente)… no lo sé, hay ciertas cosas que no recuerdo con claridad debido a los siguientes traumas que tuve. De esa etapa de mis inicios en la mafia, tengo lagunas mentales, en especial de mis arranques de ira… ¿por qué lo leíste?

Bill: Es… algo estúpido de explicar (murmuró bebiendo de su copa), y largo.

Yo: Aún no terminamos de almorzar y tengo hasta el atardecer libre.

Parecíamos niños, así lo veía. Rehuyendo de las miradas profundas del otro, avergonzándonos de tonterías que ni entendíamos y declarando cosas que seguramente jamás pensamos en decir ya que nunca nos imaginamos estar en una situación tan compleja de descifrar como lo era ésta. No podíamos huir dejando al otro con dudas por una cuestión de limpiar nuestros errores pasados reconociéndolos, pero después de eso ¿qué había? ¿Una despedida y dos rumbos opuestos y totalmente diferentes?

Bill: Luego de lo que pasó, empecé a preguntarme por qué nunca me lo dijiste, quién eras realmente y si realmente lo nuestro fue algo serio, ya que conocía a dos (name) completamente diferentes y que no parecían ser la misma persona. La (name) que estaba conmigo, y la (name) del video que me diste… yo quería saber cuál era la verdadera, si es que había una.

Yo: Pero en el video…

Bill: No me convenció del todo, en especial porque lo vi después de que… pasara lo que ya sabes. Pero a medida que iba leyendo, supe que simplemente eras sincera con tus sentimientos y que no eran muchas personalidades, sino que sólo… fuiste tú todo este tiempo y que eran cosas que formaban parte de ti.

Yo: Y siego siendo yo, Bill. Las cosas no cambian con un pestañeo como muchos creen, y yo no soy la excepción a esa regla natural. Aún guardo rencor a Pantera Negra por despojarme de mis padres y mi mundo, y aunque sé que me puedo vengar en cualquier momento con sólo tomar un simple vuelo, ignoro mis rencores y sigo viviendo.

Bill: ¿Por eso aún no lo mata? ¿Por falta de motivos?

Yo: Mató a mis padres, no hay más motivos. Pero si llego a matarlo será porque tocó mi vena gorda.

Bill: ¿Sin remordimientos?

Yo: Sin remordimientos.

Bill: Ah… ¿siempre pensaste así cuando debías… matarlos?

Yo: La primera vez es la peor porque quedas con remordimiento ya que sabes que estás haciendo algo horrible y que va contra tus principios, Pero luego comprendes que es tú vida o la de él. No hay más opciones.

Bill: Ley de sobrevivencia.

Yo: Ajá.

Me resultaba extraño hablar así de fluidamente con Bill a pesar de lo nervioso que estábamos y considerando que ayer fue cortante conmigo, y que era sólo la segunda vez que lo veía cuerdo… dicen que donde hubo fuego, cenizas quedan, pero de las cenizas parecían quedar tan pocas de su parte que me sentía como en una partida de ajedrez con varias piezas perdidas por ambos bandos, dando espacio sólo a los reyes y sus discípulos más cercanos en el tablero. Ambos debíamos hablar las cosas por parte si nuestra relación llegaba a evolucionar, por lo que lo miré fijamente a los ojos aclarando ciertas actitudes mías y concentrándome en las de él.

Yo: Bill, matar no es fácil. Debes tener motivos y agallas para hacerlo porque a fin de cuentas pones tu cabeza en un juego de venganzas incesables. Es… difícil atentar sobre otra vida siendo que no tienes motivos para hacerlo porque no eres Dios para escoger quién vive y quién no.

Bill: Eso es lo que exactamente no te hace una asesina.

Yo: (Esperen, una pausa por favor)… ¿qué?

Bill: Tus acciones son forzadas y contra tu voluntad. Por eso no eres una asesina, y si fuera así, lo harías por diversión.

Yo: Yo… ¿cómo…? (Guau. Tenía enfrente a una criminal y no entraba ni en pánico).

Bill: Mira, al principio te llegué a odiar por mentirme (¡Auch! Touché)… pero cuando leí el diario, comprendí que ser así era tu única salida. Como lo dijiste, es tú vida o la de él… y un asesino no mataría por algo así, sino que por placer.

No sabía qué decir, simplemente enmudeció mi boca ante la mención única de sus palabras. Es raro lo que siento, es como si me borrara un defecto de la frente sin tenerlo antes… como si ahora pudiera morir tranquila y en paz. Realmente este nuevo Bill no paraba de asombrarme cada vez más, y la verdad, es que no sé hasta dónde aguantar mis ganas de arrojarme a sus brazos y llorar a mares por esto que estoy sintiendo. Bill uno, y yo, cero… mi marcador mental no mentía.

Bill: Será mejor que nos apresuremos porque iremos a otro lugar (sonrió).

Yo: Espera… ¿esto es una cita?

Bill: Nuestras citas nunca fueron así. Sólo quiero que vayamos a un lugar donde un mesero oriental  no nos interrumpa cada diez minutos con sus preguntas sobre el servicio que nos brinda y bla bla bla…

Yo: Jajajajajaaa…. ¡no seas malo! Es suu trabajo… ¡Ah! y se llama Chuck.

Bill: Como sea.

Justo en ese momento se acercó a retirar los platos comentándonos que fue una de las mejores elecciones en cuanto a comidas italianas. Simplemente miré a Bill y aguanté mi risa asintiendo ante lo que Chuck comentaba y a cuánta razón tenía el rubio frente a mí. Bill dos, y yo, cero.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hallo Gurls!!! odienme, péguenme, gritenme, etc. Pero realmente no tuve tiempo... he intentado subirles un capítulo durante dos semanas y no pude porque ésta semana tuve 4 disertaciones y dos trabajos que entregar... y la semana pasada tuve 3 pruebas, y como éste es mi último año en el colegio, necesito subir lo más que pueda mi promedio de notas.

No sé cuándo les subiré el próximo porque los sábado estoy yendo a un pre-universitario al cual fui becada por mis buenas notas, sin embargo haré todo lo posible para subirles por estos días el próximo aprovechando el fin de semana largo.

Muchas gracias por los comentarios!!! y sé que esperaban un reencuentro emocionantemente cursi y lleno de "Booms!", pero estuve pensando en que si lo hacía emocionante, sería algo muy repetitivo de los fics, y la verdad es que quería que la actitud de Bill fuera una en donde sus emociones fueran reprimidas y... bueno, ya leyeron el cap. ¡Ah! y sigan comentando! porque el próximo capítulo hay de todo un poco ;)

Kusses sabor a Bill Kaulitz!! 



Bye//Bye


PD: Perdónenme si hay palabras que escribí mal, pero lo hice todo a la rápida :/






lunes, 9 de abril de 2012

Capitulo 30 (Segunda Temporada)


NARRAS TÚ

Nim: Se los explicaré con un ejemplo más fácil. El Big Bang es la teoría científica de la creación en sí del universo, una reacción química en una atmósfera particular producida entre elementos conocidos y desconocidos, electrones y protones, y miles de características más.

Xxx: ¿Y qué pasa con la teoría religiosa? Según el libro Génesis…

Nim: No se adelante, señor Evans.         

Evans: O-ok.

Nim: Bien, ¿en qué estaba?... ¡Ah si! Pero por lógica, sabemos que nada se mueve sin una acción de por medio, o mejor conocida como el famosísimo efecto dominó. Ahora que el señor Evans introduce la religión como vía de creencia optativa como el inicio del universo, vemos que en ésta poseemos un iniciador de esto a diferencia de la teoría científica.

Yo: ¿Entonces ese es el sujeto que se define como Ser?

Nim: Exacto, señorita (Name). A este sujeto que ha ocasionado esto en tanto lo ciencia como en la religión se le llama Ser.

Yo: ¿Y es posible probar su existencia?

Nim: Créanme cuando les digo que físicos, grandes pensadores, matemáticos, filósofos y griegos han tratado de explicarlo tangiblemente. En toda creencia hay un ente poderoso, un Dios. Y éste Dios es un Ser, porque es inmutable, absoluto, perfecto y eterno, una característica que no se puede atribuir a cualquiera porque no creo que ustedes no mueran, ni que puedan estar en millones de lugares al mismo tiempo. Somos finitos, y por ellos no somos un Ser.

Xxx: ¿Y qué somos si no somos ni ser y ni nada?

Nim: Eso tendrán que averiguarlo ustedes mismos y la próxima clases me dirán a qué llegaron.

Tras tres horas intensas de “filosofía en el humano” (una asignatura optativa que ayudaba a entender los términos académicos de las otras asignaturas), era normal terminar con mil preguntas en la mente. Víctor Nim, mejor conocidos como “el loco de un ojo” debido al parche pirata que cubría su ojo derecho, era un reconocido médico y psicólogo con títulos que parecían subirle el ego mientras respondía a preguntas lógicas cuyas respuestas sueles responder con un “porque sí” que para él eran una mierda de respuesta. Por suerte mis apuntes eran extensos en sus cátedras.

Si, había pasado un mes desde la última vez que entré a esa casa, la casa de los Kaulitz, y vi a Bill. No es por ser olvidadiza, se los juro, pero aún tenía muchas cosas pendientes como para volver a verlos cada día. La semana siguiente tras lo ocurrido en la casa de los gemelos, fui a una misión en Miraflores de Lima, Perú. Si, fue raro volver a hablar español y tratar con ellos, viendo rasgos y estaturas opuestas a los cánones europeos que suelo ver. Fue Fácil; impedir un trato de blancas, hacer desaparecer ciento veinte kilogramos de éxtasis intervenidos (¡Qué mejor lugar que esparcir drogas en el desierto!) y “aceitar” a algunos tipos porque trabajaban a la velocidad de una tortuga. Sinceramente, fue un aburrimiento de misión, pero prefería algo así a que matar demasiadas personas.

Volví a subir a mi hermosa motocicleta Harley Davidson que cabe decir que era como estar recostada en el asiento de cuero natural. La amaba, desde el primer momento en el que el dependiente me la ofreció como la mejor de todos los tiempos (omitiré los detalles sobre la vergonzosa erección que tuvo al verme montándola y haciendo rugir al motor), de hecho, llegué a pensar en ponerle nombre pero la idea no duró mucho debido a mi falta de creatividad. ¡Oh! Bueno, llené mi bolso con tres libros más gruesos que la mismísima Biblia u que fácilmente debían pesar unos tres kilos cada uno… pero valía la pena lastimar mi espalda con ellos ya que poseían mucha información sobre Heidegger, Platón, Aristóteles, Parménides de Elea, entre otros que planteaban con distintos fundamentos lo que realmente somos.

Después de cargar mi bolso con libros de la biblioteca universitaria, pasé a cargar el estanque con combustible ignorando al chico que me atendió cuando me quiñó un ojo y me dijo su nombre y edad, demasiado raro… ¿Tanto le costaba decirme que quería mi número e invitarme a un lugar para luego terminar follando? Quizás sea demasiado honesta, pero odiaba los rodeos por experiencia propia. Por suerte no había demasiada congestión vehicular a pesar de ser las siete de la tarde, así que llegué en media hora a mi tan esperado departamento.

¿La cena? Como no tenía ánimos de inspirarme en la cocina, puse en el microondas un trozo de pizza que había quedado del día cuando Gustav, Georg y Andreas vinieron a hacerme compañía y contarme alguna que otra estupidez. La pizza demoró en calentarse lo mismo que demoró la bañera en llenarse con agua tibia y sales burbujeantes, y por muy rato que lo encuentren, me puse a comer en el agua mientras escuchaba la radio (gente, no lo hagan porque puede producir calambres, y yo sólo soy una masoquista de mierda ¿vale?). No sé cuánto tiempo estuve ahí, pero el frío y el sueño me obligaron a salirme del relajante baño y me encaminara en busca de lo primero que encontrara. Pero lo primero, no siempre es lo que espera; aún tenía la ropa que Tom me prestó aquel día en el que me quedé en su casa.… y creo que antes de pensar en dormir, debía devolvérsela.

Ya no opté por lo más cómodo; unos jeans ajustados, sudadera blanca ajustada, zapatillas y una chaqueta de cuero fue mi elección más rápida. Ni tuve tiempo para sacar los libros de mi bolso, sino que sólo hice espacio suficiente para meter las prendas ordenadamente. S in me apresuraba, el tiempo que tenía para dormir se reduciría a una cinco o cuatro horas a pesar de que al día siguiente sólo tenía clases en la mañana. Por suerte, el recepcionista del edificio (un chico de nombre Federico y de unos veinticuatro años y guapo), entendió que iba saliendo con prisa y me abrió el portón del subterráneo en donde estaba mi hermosa Harley.

Ahora las calles se encontraban aún más despejadas y las luces, música house y vida nocturna parecían tomar las riendas de Los Ángeles sin tomar en consideración las patrullas policiales que rondaban para mantener el orden y seguridad en las calles. Sólo he tenido una multa acá, y fue sólo por excederme en 3Km/Hr. En una avenida, el oficial me dijo que tenía suerte de ser guapa porque o si no estaría detenida por un día completo más un historial manchado. Já, como si eso me importara… si supiera lo que hago, estaría muerta de hace mucho tiempo.

Preguntado a transeúntes, choferes y en locales comerciales, pude dar con el barrio residencial en el que había ingresado hacia un mes y algo. Le dije al guardia que era amiga de Tom Kaulitz mostrándole mi identificación y tras una llamada inaudible, me cedió el acceso a lo que parecía ser un vecindario lleno de pequeñas parcelas, murallas blancas y grandes con cercos eléctricos, cámaras de seguridad y uno que otro árbol con formas artísticas que me recordaban a los trabajos que hacía Johnny Deep en “El joven manos de tijeras” de Tom Burton, un clásico de dicho director. Pero por muy barrio “seguro, limpio y alegre” que pareciera, apostaría a que ningún vecino hablaba con otro o entablaba conversación con los encargados de seguridad, quienes velan por cuidarles sus porradas de millones por tan sólo alimentar a sus familias o simplemente sobrevivir. Me sentía fuera de lugar, ¿dónde quedaba la humildad de estas personas, si es que tenían? ¿Se darán cuenta de que aún hay pobreza en otros países? ¿Serán felices? Al menos yo tengo la conciencia limpia ya que doné gran parte de mi dinero a niños que realmente lo necesitaban y sé que los chicos tampoco olvidan sus orígenes.

Tras avisar por el citofono que había llegado, el portón de hierro se abrió completamente e ingresé con mi moto entre mis piernas a la casa/casi mansión/ casona de los Kaulitz. Cuando apagué el motor frente a la puerta, mi sorpresa fue mayor al reconocer a Scotty corriendo animadamente hacía mi junto con la pequeña dachshund de Bill… no esperaba ser reconocida por ellos después de un año de separación. Acaricié sus lomos de de diferentes tamaños y a cambio recibí ladridos hiperactivos de lo que parecían ser perros felices por verme.

Me separé de ellos para tocar el timbre de la puerta a pesar de que ellos seguían a mis pies haciendo gracias, ladrando y tratando de alcanzar mis dedos para morderlos juguetonamente… eran como niños, niños felices que ignoraban quién era realmente. Miré el cielo mientras esperaba a que me abrieran la puerta; estaba tan estrellado y la luna brillaba a pesar de ser creciente… qué raro, porque todos estos días no ha habido tantas estrellas debido a las nuves y el pronóstico del tiempo indicaba que…

Xxx: (Name)…

¿En qué caí? ¿Cómo no fui capaz de ver lo más evidente en mi plan? ¿En qué fallé? Tantas veces lo nombré en mi cabeza y jamás vi la posibilidad de encontrármelo ahora. Me sentía tonta y apaleaba mi cabeza mil veces contra una muralla en mi mente producto de ellos ¿cómo pude ser tan ciega? S in embargo, no había remedio para este error como otras veces solía haber. Éste, tenía una magnitud incontrolable, era una falta terrible en mis planificaciones… ¿Pero no era eso lo que sucedía cuando me sentía normal? Fallaba, me entorpecía, dudaba, me enrojecía, me cohibía, como todo un humano… como una chica normal.

Los perros se adentraron a la casa como huyendo de mi reacción. Si, éste era el tan esperado reencuentro que muchos ansiaban, menos yo. Ya no había vuelta atrás y las posibilidades de escape eran demasiado escasas por no decir ninguna. Volteé mi cuerpo hacia la puerta esperando cualquier reacción por parte de él, de Bill, pero fue como caer en su juego hipnotizador en donde no veía muchas salidas a mi alcance. Me pellizqué la mano con disimulo dispuesta a responder a su llamado y no quedar mal frente a su figura.

Yo: …Hola Bill.

Bill: … Hola (guau. ¿Conversaciones monótonas? Yo y Bill somos un ejemplo de ello).

Yo: Yo… sé que es un poco tarde y que… seguramente interrumpí algo (dije evitando caer en el juego de sus ojos… ¡Dios me derrito!).

Bill: No te preocupes. Ven, entra.

Yo: Es que…  venía a pasarle a Tom una ropa que me prestó (murmuré avergonzada).

Bill: Por eso, entra (sonrió, ¡sonrió! ¡Me sonrió!).

Yo: Humm… gracias (dije tratando de ocultar mi rostro más que rojo).

Bien, hasta ahora sentía que todo era extraño, quiero decir que jamás imaginé que pasaría esto y que Bill me trataría normal ¿es bueno o malo eso? ¡Dios! Estaban tan guapo que incluso su contextura parecía haber cambiado, incluso ese rubio/gris/ceniza le quedaba hermoso con su piel al igual que las perforaciones de su rostro. Pero temía a que fuera un nuevo Bill, uno totalmente opuesto al de hace un año… porque nada permanece, todo cambia, incluso nosotros.

La casa seguía tal y como la recordaba tras venir por última vez hace un mes, quizás estaba más silenciosa pero en cuanto a lo visible, todo estaba en la misma posición. Seguí lentamente y cohibida a Bill hasta el living gigante encontrándome con el televisor encendido y con Scotty atento a mi llegada moviendo su cola pero sin moverse de su sitio.

Bill: Iré a buscar a Tom, si quieres, sírvete lo que sea en la cocina, toma asiento o ve la televisión… al fin y al cabo eres bienvenida.

Yo: Yo… gracias Bill.

Oí cómo subía los peldaños a paso pausado y suspiré como si hubiese contenido la respiración por mucho tiempo. Bill podía decir que era bienvenida, pero con esa forma tan automática y monótona de tratarme, me hacía sentir todo  lo contrario. Era la más lógica su actitud… porque yo fui quien cometió el error de mentirle durante nuestra relación.

No deseaba ver la televisión, no tomar algo de su cocina, ni nada por el estilo. Deseaba retroceder el tiempo y no venir hoy, ni llamar a Tom a pesar de que me dijo “no hay nadie, así que ven”. Además, estaría estudiando plácidamente en mi cama y preparándome para los exámenes que tendría la próxima semana. Pero no había nada que hacer porque ya estaba acá.

Visualicé una foto de Bill, Tom, Simone y Gordon… como la familia que componían; sonrientes, felices e infinitamente unidos. Fue inevitable tomar la foto desde su marco en mis manos recordando viejos tiempos, en donde todo esto ni se veía venir… esas cuatro personas fueron quienes me hicieron experimentar momentos hermosos en mi vida, que siempre atesoraré en el más recóndito rincón de mi alma.

Bill: Thomas y mamá insistieron en tener una foto más reciente de los cuatro (ante su voz dejé la imagen en su lugar… porque parecía no ser la misma voz, sino que una más… apagada).

Yo: ¿Cuándo… teñiste tu cabello? (dije mirándolo y alejándome de él para acercarme al ventanal).
Bill: A finales del año pasado.

Yo: Ah… te queda bien, al igual que la barba (sonreí, pero la sonrisa no fue devuelta como pensé) ¿Y Natalie y David?

Bill: Ella está con sus hijos en Alemania y David trabajando acá con nosotros.

Yo: ¿Y tus padres?

Bill: En Alemania trabajando, quizás pronto vengan.

Y como si les hubiese mandado un S.O.S telepáticamente, Tom y Andy bajaron las escaleras borrando la tensión entre Bill y yo. Me sorprendió ver a Andrea con su brazo izquierdo cubierto de yeso desde el codo hasta la mano ¿una caída? No lo creo.

Yo: ¡Tom! ¡Andy! (abracé a ambos en modo de saludo, en especial a Andrea ya que no la veía hace mucho).

Tom: Jajajajajajaa… Hola, perdida.

Andy: ¡Fea! Por fin te veo por acá.

Yo: ¿Qué te pasó Andy? Jamás te he visto con brazo o piernas enyesadas.

Andy: Cuando fui a Las Vegas, un cinturón café me quebró la muñeca… pero no vivió mucho para contarlo ya que murió atropellado tontamente por un camión en la carretera.

Yo: ¡Auch!

Tom: ¿Y tú? ¿Tanto demoraste en venir?

Yo: No es que tenga demasiado tiempo libre. De hecho ya empezaron mis clases universitarias y llego demasiado tarde. Si no me da por hurgar en el ropero, no vengo.

Tom: ¡Ah! te refiere a lo que te presté.

Yo: Ajá (dije sacándola de mi pesado bolso y pasándosela). Muchas gracias por prestármela ese día.

Tom: No hay de qué (sonrió recibiéndola, pero sabía que estaba más atento a los movimientos distantes de su hermano, quien observaba la escena desde el sofá con Scotty a sus pies como un perro guardián).

Andy: ¡Dios! ¿Y esos libros? Ni en mi carrera son así de gruesos.

Yo: ¿Qué estudias?

Andy: Enfermería =) ¿y tú? ¿No es que seguirías en Alemania con Solarin?

Yo: Es una larga historia, pero hago las dos cosas al mismo tiempo.

Tom: Vas a terminar estresada.

Yo: No importa, mientras sobreviva, todo genial. Chicos, no les quito más su tiempo… yo debo irme ya que mañana debo asistir a unas cátedras en mi universidad.

Tom: ¡Pero ven más seguido!

Andy: Es verdad, ¿te parece si vienes este fin de semana?

Yo: Si tengo tiempo, vendré (miré de reojo a Bill que repentinamente parecía estar entusiasmado con la MTV). Bien, nos vemos pronto.

No era necesario que me acompañaran hasta la entrada porque ya sabía dónde estaba. Me pesaba el alma con el comportamiento tan frío de Bill. Si fuese por lo que pasó cuando rompimos lo nuestro, yo también debería estar resentida con él por estar a un paso de golpearme y por decirme puta… pero ya lo había supera y mis sentimientos volvían a florecer. Encendí el motor de la moto mientras no paraba de recordar su rostro frente a mí. Aseguré firmemente mi bolso y subí el cierre de mi chaqueta de cuero. Cuando estaba por ponerme el casco sentí nuevamente su voz llamándome mientras sus pasos se hacían más cercanos.

Bill: Se me olvidaba pasarte tu diario (dijo extendiendo su mano derecha con el libro)… y, perdóname por leerlo sin tu consentimiento.

Yo: No es necesario que lo expliques, creo que ya escuché bastante de tu hermano y de Andrea.

Bill: Pero no me has escuchado a mí (murmuró desviando su mirada).

Yo: Entonces… no lo quiero tener hasta escuchar tu versión.

Bill: Yo…

Yo: Mañana salgo a las una de la tarde, ¿qué tal si almorzamos juntos y ahí me explicas tus motivos?

Bill: Me parece perfecto ¿qué te parece si nos juntamos en el estacionamiento frente al Starbucks Coffee de Santa Mónica Boulevard?

Yo: Me parece perfecto (sonreí usando sus mismas palabras).

Al final, no fue tan malo como pensé que Bill sería. Incluso mentalmente podía verme saltando y gritando emocionadísima por el día siguiente.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hallo Gurls!!! Bien, sé que no es emocionante este reencuentro aunque quizás el próximo capítulo les guste más que este.... ¿la verdad? siento que este cap. lo hice con odio xD

Hoy me hice un pequeño espacio para subirles este capitulo ya que en los días siguientes no les subiré debido a las tareas, pruebas y trabajos (para variar, siempre es lo mismo -.-).

Gracias por los comentarios, y sé que extrañan la ACCION (Reden), pero no se angustien ni se muerdan las uñas!!! se vienen cosas de ese estilo ;)  ah!! y sigan comentando.


Kusses Sabor a la voz de Bill en "If i die tomorrow" (les juro ke me dormi a las 2 a.m. sólo para escuchar el adelanto).


Bye//Bye



lunes, 2 de abril de 2012

Capitulo 29 (Segunda Temporada)


¿Cómo…? Oh, el diario. Pero, ¿”extraña conocida”? Extraña. Conocida. Ni de las películas de amor me sonaba lo de extraña conocida… pero la verdad es que en estos momentos no importaba mucho. ¿Cuántas veces legué a olvidar el sonido de su voz? ¿Cuántas veces soñé con él llamándome por mi nombre? ¿Cómo debía reaccionar ante esto si ni si quiera podía predecir una reacción favorable de su parte?  ¿Por qué mi nombre y no el de cualquier otra chica? Este era uno de los momentos en donde deseaba ser una adivina o tan solo tener el don de leer mentes.

Quería saber de él,  saber qué pasaba por su cabeza y encontrar la respuesta a todas mis preguntas. Pero todo en mí quedaba en blanco con sólo saber que lo tenía a menos de un metro de distancia y que podía oír su voz… era simplemente algo impagable. Las lágrimas seguían desbordando mis ojos con un sinfín de emociones de todo tipo. Tomé lentamente su mano derecha, atenta a cualquier reacción suya, pero todo lo que sentí fue una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo al tocar la palma de su mano suave, fuerte y protectora… una reacción que no sentía hace más de un año y que sólo he sentido con él durante toda mi vida… ¿qué tenía? ¿Magia? ¿Poderes? ¿Hormonas estáticas que activaban a las mías? ¿Kriptonita? Podía sentirme tan menuda a su lado… sentir su pulso y su calidez que parecía querer embriagarme nuevamente de él.

Bill: Si eres producto… de la fiebre… sólo quédate conmigo.

Miré sus ojos casi abiertos observándome distantes y a la vez enfocados en mi rostro… ¿cómo es que llegué a reflejarme de nuevo en ellos? Estaban tan cristalinos producto a la fiebre, que le hacían parecer irreales. Embobada con ellos, sonreí ante su absurda reacción pero lo comprendía ya que yo también pensaría que es un sueño.

Yo: No soy un producto de la fiebre y… no me iré hasta que tú lo digas (murmuré sorbiendo mi nariz y secando mis lágrimas con mi antebrazo bruscamente).

Bill: ¿No se supone que… estabas en Alemania?

Yo: Si, pero…

Bill: ¿Ves?... quizás tengo como cuarenta de fiebre y… ¡ou! Debo estar alucinando. ¿Sabes Invasora?... leí tu diario para conocerte… y Tom me dijo que te… molestó eso. Pero no me preocupa mucho porque sé que volverás… quizás dentro de mil años y lo tendrás… de nuevo cuando yo esté en mi otra vida.

Yo: Bien… como dices que soy un producto de tu imaginación (bromeé acercándome un poco a su rostro) debes saber que tu conciencia me envió a decirte que deber dormir par que tu fiebre disminuya.

Bill: ¡Qué raro!... dices lo mismo que Tom y mamá… pero eres mi extraña conocida.

Yo: … ¿Leíste el diario?

Bill: ¡Oh si!… nunca mencionaste ser buena redactando pensamientos.

Yo: Gracias por el… casi cumplido.

Bill: …Sabes que si fueras real, yo me quedaría en blanco y quizás… no te diría esto porque es… estúpido y sin sentido.

Si empezaba a preguntarle cosas en este estado, sabía que sería un abuso a su privacidad mental, aunque la idea de sentir su voz era tentadora. Además, cabía la posibilidad de que no recordara nada de esto cuando se le quitara la fiebre. Pero esa no era la única tentación que tenía… daría cualquier cosa por aferrarme a su torso y ser correspondida en el intento, por besar sus labios hasta no recordar ni mi nombre, o por escuchar que de ahora en adelante todo estaría bien y que todo lo malo se había ido de mi vida para siempre. Pero nada de esto podía ser porque temía a sus reacciones y más que eso, a ser rechazada. Me encontraba nuevamente en el punto de partida, y no en la relación soñada llena de mundos rosas como lo era antes… porque la gran diferencia radicaba en que Bill sabe quién y qué soy, y esa es mi cruda realidad.

Bill: Oye… ven (dijo tanteando su lado izquierdo).

Yo: ¿Qué…?

Bill: Para ser (name) como dices ser, eres... un poco lenta en la comprensión. Ven… es tarde, acuéstate acá, conmigo.

Empezó a tironear débilmente la mano que sostenía para acabar con nuestra distancia. ¡Dios! Me mataría en la mañana cuando me encontrara ahí junto a él, pero la carne es débil, y en mi caso, ahora era demasiado débil. A pesar de que su cama era grande, mantuve cierta distancia con él acurrucándome sobre sus sábanas con las ropas que Tom me prestó y el cabello aún un poco húmedo y ondeado Debía verme terrible; ojos hinchados, mejillas rosadas, pelo despeinado… definitivamente un ideal de chica (nótese el sarcasmo). Pero nada de eso me importaba ahora que sentía el tiempo congelado entre nosotros, en nuestra burbuja imaginaria. Nos encontrábamos de laso observándonos cara a cara, reflejándonos en la mirada del otro y pestañeando pesadamente por distintos motivos, el agotamiento mío y la fiebre de él.

Bill: Tengo escalofríos y siento un poco de calor… debo estar transpirando (susurró luchando por sostenerme la mirada).

Yo: Es buena señal. Te está bajando la temperatura.

Bill: Ah… ¿Sabes?

Yo: Que.

Bill: Mi conciencia es cruel conmigo.

Yo: ¿Por qué lo dices?

Bill: Porque estoy seguro de que… cuando me mejore, ya no estarás y desaparecerás como antes.

Un pequeño punto en mis heridas pareció abrirse, y es que Bill tenía razón. Casi siempre desaparecía tras estar juntos y no le avisaba ni dónde me encontraba. Recuerdo que muchas veces me lo reclamó y yo le hacía falsas promesas que escondían una cruel verdad. Nunca recapacité en cuánto daño le había hacho a él con solo prometerle fantasías que ni yo me las creía. Pero ésta vez sería diferente… y tanto él, como yo y su familia, lo sabíamos a la perfección.

Yo: La próxima vez que desaparezca será porque tú lo desees. Y ahora que sabes quién soy, no habrá ninguna mentira de por medio.


NARRA TOM

Jamás pensé que llegaría a ver a (name) acá, jamás. Todo fue tan meticulosamente planeado que ni por lógica hubiera deducido que era ella la que había puesto esas caras sonrientes a mis amigos y familia, algo que no cualquiera logra hacer. Y a pesar de que ella nunca dijera que ama a mi hermano tras la separación de ellos, hoy, cuando derramó miles de lágrimas con sólo escucharlo, nos hizo saber que estábamos en lo cierto. Mamá y Gordon la adoraban como si fuese la hija que nunca tuvieron a pesar de su dolorosa verdadera identidad, e incluso Andreas, Geo,  Gust y yo la queríamos como una amiga y hermana menor… ¿cómo una chica consigue eso en tan poco tiempo? ¡Ni Chatelle Paige pudo ser aceptada por mis padres debido a su reputación!

Andreas: ¿No estarán…? (dejó la pregunta inconclusa pero la completó con gestos en doble sentido con sus caderas tras beber de su café).

Geo: Sería una reconciliación digna de ver en megaporn.

Yo: ¡Nahhh! Dudo que a Bill se le despierte lo que presume con esta fiebre.

Geo: Para algo hay dedos.

Andreas: ¡Georg! (dijo riéndose a carcajadas… quizás qué imaginó).

Yo: No creo e.e

Gus: ¿No dijiste que se estaba quedando dormido?

Yo: Si. Eso era lo que vi antes de la cena.

Andreas: ¿Entonces no habrá megaporn resucitado tras S.O.P.A.?

Geo: No te preocupes, Andreas. Aún existe el cine XXX nocturno y PlayBoy Channel.

Andreas: Ajá. Y está Andy.

Yo: ¿Quñe tiene que ver Andrea con todo esto?

Geo: Yo tengo novia, Andreas es quien fantasea.

Andreas: ¿Fue sólo para molestar a Tom! No tenía que ser tomado en serio ya que mi corazón está ocupado :)

Gus: ¿Y con quién?

Yo: ¿El fotógrafo de lentes que trabaja en Cosmopolitan?

Geo: ¿Kurt de Glee?

Yo: ¿El afeminado modelo Andrej Pejic?

Gus: ¿Tu peluquero?

Andreas: ¬.¬… no soy gay. La locutora de Cherry Tree Radio está tan buena que convierte a cualquier homo en hetero.

Gus: Pero es algo imposible. Tú… ella… definitivamente no encajan.

Geo: Sí, y es seis años mayor que tú.

Yo: Sería una pedofilia total y dirían que es tu abuela.

Andreas: En el amor no hay edad, o mira a Bill que antes vivía pensando en follar con Britney Spears.

Gus: Pero eso era antes, mucho antes de conoces a (name).

Yo: Y hablando de Bill, iré a verlos… no quiero pensar en que estás en plena pelea.

Todos asintieron tras uno que otro comentario burlón y me dirigí a la habitación de mi gemelo. ¿Y si estaban peleando o teniendo… ya saben, relaciones? No me gustaría encontrarme con ninguna de las dos escenas posibles por respeto a mi hermano,  a (name) y a mi mente puritana. Pero no se me hacía posible por ningún lado ver a Bill en “esas” cuando la fiebre le debilitaba incluso aquello que le hace hombre y el dios de la perdición lujuriosa.

Al contrario, la imagen que me encontré al abrir silenciosamente la puerta, no era lo que esperaba, sino que era enternecedora; frente a frente y casi completamente juntos, se encontraban dormidos. No besos, no tacto, no nada. Ni si quiera se tocaban las manos, era como si hubiera una pared invisible entre ellos. (Name) tenía las mejillas rojas por lo que deduje que había llorado de nuevo, en cambio Bill, parecía haber vuelto a la normalidad y no tener ningún rastro de fiebre… ¿se reconciliaron? Bill a veces puede ser muy terco y orgulloso cuando se trata de reconocer sus propios errores, y lo único que espero es que no haya sido así con (name) ahora que la tiene en frente, tal y como él quería.

Se veían tan inocentes, era como ver a dos niños recostados sin saber lo que sus actos significaban e ignorando la realidad. ¿Sería feliz ahora mi hermano? ¿Volvería a ser el de antes? ¿Podría quererla aunque sea como amiga? ¿Podría volver a caer en el mismo hoyo por voluntad propia? Por mucho que sea mi gemelo idéntico, no puedo deducir todos sus movimientos porque a veces es impredecible.

Bill murmuró algo inentendible y se acomodó acercándose aún más a (name), a sólo milímetros de tocar sus manos y rozar su rostro. Debía fotografías esto… debía guardar en una imagen un día que quizás se volvería importante para ambos, mejor dicho una madrugada. Saqué mi celular asegurándome de que estuviera en silencio, y enfoqué a la perfección el reencuentro, por así llamarlo, desde lejos y me acerqué lo más sigilosamente que pude y tomé una foto de sus rostros casi unidos inconscientemente. Luego de esto, me marché y llegué donde los chicos, que se encontraban apagando el televisor dispuesto a dormirse en los brazos del famoso Morfeo.

Geo: ¿Y? ¿En qué posición van? Dicen que el 69 es la más complicada.

Yo: En ninguna, estaban durmiendo.

Gus: ¿¡Qué!?

Yo: Sip, miren (dije mostrándoles a mis amigos la foto de lejos que les tomé).

Andreas: ¿Y ya se arreglaron? ¿Así de rápido?

Yo: Esperemos que sí, porque cuando llegué estaban durmiendo como en la foto.

Geo: Si no se arreglan, te juro que volveré a Alemania y me daré por vencido, porque estos dos no tienen remedio.

Yo: Y a mí se me acaba la imaginación :/

Andreas: Crucemos los dedos entonces.



NARRAS TÚ

Apostaría mi vida y mis pertenencias al decir que ésta ha sido una de las mejores noches en este último tiempo, pero al despertar me conecté inmediatamente con las realidad y el miedo brotó en mí como un instinto de supervivencia. Frente a mí, Bill respiraba calmo y con los ojos cerrados… dormía. Y si me acercaba sólo un poco más podría ser percibida por él despertándolo con un sinfín de reacciones desfavorables, porque a pesar de todo lo que me hayan dicho sus cercanos, siento cierta parte de él aún me odia.

Me dolía separarme de él, pero prácticamente había invadido si terreno al estar recostada junto a su figura así que opté por pararme sin meter ruido haciendo como si anoche nada hubiese sucedido. Miré la hora en el reloj de si mesa de noche y vi que estaba a punto de amanecer, pero algo hizo que me detuviera e ignorara a la puerta que se encontraba a unos siete pasos de distancia; mi diario se encontraba en el mismo escritorio en el que vi la foto de los gemelos anoche. ¿Acaso no era a por esto a lo que venía? Ese objeto era lo que me conectaba con el “asunto pendiente” que tenía con Bill. Estaba abierto en la última página, en la fecha que recuerdo exactamente como si se tratara de hace unos días atrás. En ella, en sus últimas líneas, estaba el registro de mi dirección en (tu país), mi localización absoluta antes de quemar mi casa.

“Logró abrirlo… él sólo quería conocerte (…) Bill quería conocerte, conocer tu pasado, y cómo fueron tus inicios en la mafia (…) No creo que pueda soportar un año más”, Tom realmente me confundía al decirme esto. A mis espaldas, Bill se veía tan vulnerable y hermoso que era imposible imaginar que estuviera odiándome. Él quiso conocerme y por ellos recurrió al diario de páginas infinitas ya que era la única vía posible. Tomé un lápiz dando vuelta la página que narraba mi dolorosa despedida a su mundo, y escribí un nueva y viva fecha en él, esperando a que quién se encontraba durmiendo, la leyera… algo así como una huella palpar.

Ya más tranquila y con el sol recién asomándose entre las cortinas de la casa iluminando con sus rayos cada rincón, cerré la puerta de entrada llevándome conmigo lo puesto, mis pertenencias, y los recuerdos de un posible reencuentro con Bill. Quizás las cosas ahora fueran diferentes, quizás la vida empezara a sonreírme con timidez y mi destino siguiera su camino entonando una serie de hechos que irían apareciendo a lo largo de un tiempo impuesto por humanos.

Creo que me dejaría llevar y cegaría mis instintos por un tiempo. Pero ahora, sólo debía dirigirme en una dirección rápida, algo así como un desvío matutino entes de recibir llamadas, visitas y mensajes de texto pidiendo excusas, a fin de cuentas ya tenía mi licencia lista y sólo faltaba mi motocicleta.


NARRA BILL

Odiaba la fiebre. Me hacía sentir viejo, débil y estúpido además del dolor muscular que te hacía mandar a la mierda a todo el mundo, es especial a mi gemelo. Pero ninguno de estos calificativos recién nombrados parecía estar presente cuando los rayos del sol me hicieron abrir los ojos por la mañana. ¡Dios! Había dormido tan bien que llegué a soñar dentro del mismísimo sueño. Sin embargo, había un aroma dulzón en el aire, un aroma exquisito a perfume de mujer, pero no era el de mamá ni mucho menos el de Andrea… sentía que tenía el nombre en la punta de la lengua, y el lugar donde lo sentí borroso entre mis recuerdos, como una acuarela con exceso de agua.

Era casi medio día y todo parecía estar como siempre. Rodé entre las sábanas hasta llegar a la otra almohada en la que no suelo dormir. De nuevo ese olor, pero impregnado en las sábanas y en especial en esa almohada, ¿qué mierdas pasaba con mi olfato? No, no me fallaba, pero el olor era tan delicioso que parecía ser adictivo. Luego de desperezarme y sentir que volvía a la normalidad tras un día entero de fiebre, fui a por mí celular para ver el registro de mensajes recibidos y llamadas perdidas de éste, que se encontraba en mi escritorio, pero esa idea desapareció de mi mente al ver el diario abierto de par en par con un lápiz sobre él. Era de ayer ¡AYER!


28 de Marzo, 2012.


Diario:

Dicen que enfrentar a los fantasmas del pasado, es la mejor forma para volverse fuerte… y es verdad. Por un año, viví en la casa en donde todo inició, y debo reconocer que no fue nada fácil empezando por lo que sufrí al tener siempre a Bill presente, hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo. Al principio, en los primeros meses de mi estadía, llegué a tenerle rencor por hacerme sentir tan torpe y le culpaba de mis constantes llantos. Por suerte llegó Gaspard, y comprendí que hay personas que están peor que yo. No fue un año fácil; luchaba por olvidar a Bill, enfrentarme a cada rincón de esa casa llena de recuerdos, ser más fuerte tanto física como mentalmente y olvidar lo ocurrido con el Pintor.

Con esmero, cumplí todos mis objetivos menos uno, y es que no hay manuales ni libros que te enseñen a olvidar a las personas, en especial a esas que te cambian totalmente. Cometí locuras sólo por la desesperación de querer olvidarlo y borrarlo de mi mundo. Sin embargo, nada pudo quitarlo de mis pensamientos, ni mucho menos de mi corazón. ¿Qué hizo conmigo? ¿Cómo una persona puede destruirme con palabras? Nadie lo había logrado hasta que él existió en mi mundo.

Y ahora que lo tengo frente a mí, temo por sus reacciones… no quiero que me rompa de nuevo. Pero  a pesar de haber estado a centímetros de su rostro, supuse que lo mejor sería alejarse. Quizás su apariencia renovada haya le haga ver más maduro, pero esperaba a que el Bill del que me enamoré siguiera presente ahí. No esperaba volver a verlo ahora, y por ello es que mis lágrimas han caído casi toda la noche… ¿cuántas veces deseé tenerlo frente a mí? Y ahora que lo tengo, sólo deseo su perdón y el de su familia y amigos.

Pero mi burbuja de ensueños se ha reventado y específicamente hoy, no puedo quedarme por mucho que desee que él me vea. Hay una motocicleta y unos muebles que esperan ser comprados por mí. Porque ahora estoy empezando a vivir poco a poco mi edad, y acabo de dar un paso importante  del cual mis padres estarían orgullosos donde sea que estén; acabo de ingresar a la universidad en Los Ángeles, California.
                              

                               Se despide por ahora, (Name).

PD: Bill, si lees esto, jamás pude olvidarte… pero esto es mejor que lo hablemos frente a frente algún día, si es que coincidimos alguna vez, y si es que deseas verme tanto como yo lo deseé hasta ayer. Recupérate para que me devuelvas el diario como corresponde ;)



Corrí por las escaleras con las manos temblorosas y mi corazón agitado como nunca antes. Ella había estado acá, por lo que no había sido un sueño el hecho de que me hiciera compañía ¡era lo que pasó anoche! Dios, no me lo creía… tuve a (name), a mi extraña conocida en mi habitación y ni pude hablar con ella… pero sigue en L.A., sigue acá, y seguramente está abajo junto a los demás. Pude sentir los ladridos de mi pequeña perra pero no había tiempo para saludarla, no ahora que mi suerte parecía brillar con su máximo esplendor. Tal y como supuse, todos estaba en la cocina, algunos terminando de desayunar y otros lavando la vajilla utilizada entre bromas, bromas que cesaron al verme en la puerta parada estáticamente y mirando a cada uno de ellos.

Mamá: Buenos días, cariño. ¿Cómo amaneciste?

Yo: ¿(Name)… estuvo acá verdad? Está en Los Ángeles y ninguno me lo dijo (murmuré. Pero por más rencor que tuviera, mi felicidad lo superaba todo tras lo que leí en el diario).

Tom: A todos nos sorprendió, bueno, casi todos.

Gus: Llegó hace dos días atrás. Y sólo yo, Geo, Andreas, Simone y Gordon éramos los que sabíamos de ella, pero ni (name) sabía que terminaría acá hasta que se encontraba en la puerta principal.

Geo: No te preocupes mucho, rubito. Ella volverá.

 Yo: ¿Cómo…?

Geo: Dejó una nota diciendo que volvería a dejar  una ropa que Tom le prestó tras nuestra guerra de agua en la playa.

Andreas: Además, vive en L.A. y dudo que se vaya por unos cuantos años.

Yo: ¿Por qué? ¿No es que su trabajo no le permite permanecer mucho tiempo?

Gordon: Nuevo jefe, nuevas políticas.

Tom: Está estudiando en una universidad de acá.

Cuando menos lo esperaba, la vida parecía sonreírme y poner en mi mazo de cartas un comodín que me facilitaría cumplir con lo que he deseado por un año. Ahora, no pecaría de impulsivo, sino de paciente. ¿No sería el karma el que se ponía a mi favor después de tantas rabietas que me produjo el diario de la Invasora? Sólo tenía la certeza de que ella no estaba huyendo, y de que no lo haría nuevamente.


----------------------------------------------------------------------------------------------
Hallo Gurls!!!!  wow!  sé que me quieren arrancar los cabellos por no subirles el sábado como dije anteriormente en el chat y por demorarme una semana y fracción en dejarles el cap. Pero tal y como les dije en el capítulo anterior, se me ha hecho sumamente difícil dejarles un capítulo ya que estoy tapadísima de pruebas, trabajos y tareas.

Sin embargo, aunque mañana tenga prueba de filosofía y matemáticas, les he dejado este cap.   que sé que las defraudará un poco, pero el próximo marcará una parte del fic.

Oh!!! MIL GRACIAS POR LOS COMENTARIOS DE TODO TIPO!!! las adoro mil y una veces ;) les juro que me emocioné hasta saltar cuando leí cada uno de ellos.

Ah!!!  y si, estoy alargando lo más que puedo la fic. a pesar de que el final aún lo estoy pensando para que sea único. 


Kusses sabor a "If I die tomorrow"


Bye//Bye