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viernes, 10 de mayo de 2013

Capitulo 51 (Segunda Temporada)


NARRAS TÚ


La continuidad de la carrera por internet no era la manera más limpia y fácil de aprender, sin embargo, Nim insistió en que tenía potencial en la psicología y que la dejara estancada. Acepté replanteándomelo y llevándome los libros de mi casillero. En el pasillo me topé con la profesora Moore, quien también se veía sorprendida por mi repentina decisión, mencionándome que era una decepción perder a una alumna como yo. La dejé hablando sola cuando empezó a recriminarme por mi medida tan abrupta, incluso cuando sus gritos inundaron los pasillos y muchos me observaron impresionados por dejarla hablando sola.

Ya bastante culpa sentía con que tuviera que marcharme por el bien de Bill y su familia, por ponerlo el peligro e inducirlo a un mundo lleno de muertes, drogas y juegos sucios en donde yo era un peón más. Tras contratar a una diseñadora de ambientes, vendí el departamento no sin antes sacar mis pertenencias, incluyendo los pasaportes falsos. Me deshice de la mayoría de las cosas, dejando lo esencial para estos días, entre ellos mis documentos y armas. Vendí la moto con el día dos de septiembre como fecha de entrega al comprador, así Bill y los demás no sospecharían nada.

Tras sacar un boleto sin regreso para New York, en donde pretendía aislarme por un tiempo antes de volver donde Pantera y retomar el trabajo, volví a la casa de los Kaulitz con las esperanzas de no ver a Bill o Tom ahí, aún sabiendo que era imposible ya que planeaban pasarlo tranquilamente el su propia casa.

La música y risas invadieron mis oídos cuando abrí la puerta con la llave de emergencias bajo una de las masetas de la entrada. La volví a dejar donde estaba y me adentré en la estancia tratando de lucir feliz ante todos, en especial, ante los cumpleañeros. Esperaba que Andy o cualquiera de los gemelos me recibiera tras colgar mi casaca tras la puerta, sin embargo me sentí algo intimidada cuando fue Simone la que se presentó frente a mí. ¿Por qué de repente me sentía como una completa extraña frente a ella? Era como si leyera mis pensamientos y atravesara mis paredes mentales.

Yo: Hola (murmuré sin encontrar mi voz y carraspeé).

Simone: Hola… ¿Podemos hablar antes de que veas a mis hijos?

Yo: Yo… si, c-claro.

Nos adentramos hasta la cocina, y de ahí salimos al patio trasero, cerrando el ventanal tras nosotras. Me crucé de brazos tratando de mantener el calor en mi cuerpo a falta de la casaca que dejé tras la puerta. La seguí hasta una parte oscura y lejana ante posibles espectadores, un lugar que era hermoso en el día lleno de arbustos florecidos y el aroma de éstos en el aire.

Simone: ¿Me creerías si te dijera que es uno de los cumpleaños más felices de mi hijo? (La miré a través de toda esa oscuridad que nos permitía ignorar las facciones de la otra) Hablo de Bill, (name). Desde el momento en el que nos fue a buscar en el aeropuerto, he notado que irradia felicidad.

Yo: La extrañaba mucho, Simone. A usted, Gordon y sus amigos (sonreí recordando todos estos días de euforia en donde no ha parado de hablar de su cumpleaños). No ha parado de parlotear quiénes vendrán.

Simone: Conozco a mi hijo lo suficiente como para decirte que éste es un cumpleaños especial para él. Por fin consiguió una compañera que no está interesada en su fama o dinero.

Yo: Simone…

Simone: No sabes cuán feliz lo haces, querida. Su sonrisa en imborrable y radiante contigo a su lado.

Yo: No siga… por favor.

Me observó por primera vez tras vernos en la entrada. ¿Tan alto era el precio a pagar por separarme de él, por cuidarlo y hacer el bien? Sentía un terrible nudo crecer en mi garganta por cada segundo que pasaba. Lo que menos quería en estos momentos era escuchar que alguien involuntariamente refutara mis planes y me convenciera de permanecer acá en vez de irme por el bien de todos. Sentí su mano acariciar mi hombro brindándome un suave apretón en él.

Simone: No debes sentirte indigna, (name). Eres la mejor de todas las mujeres con las que ha estado Bill en toda su vida. Sé que discuten, pelean y se dicen cosas que realmente no sientes, pero eso forma parte de ser pareja y convivir el amor propio con el otro.

Yo: No es eso… es sólo que yo…

Simone: No te auto castigues, cariño. Realmente estoy muy orgullosa de ti y de todos tus logros, incluyendo aquellos que no involucran a mi hijo. Tu madre y padre deben estar más que felices.

Yo: Están muertos (farfullé sintiendo mis ojos llorosos ante los recuerdos vívidos de ellos en mi memoria).

Simone: Lo sé, (name). Bill me lo contó y créeme que me dolió demasiado saber que era una víctima más del destino.

Yo: No es necesario que me lo diga, Simone. Soy consciente de lo que pasa en mi vida (murmuré ante una imagen que asaltó mi mente… la casa en llamas).

Simone: Suelo dar rodeos cuando no sé por dónde comenzar (se excusó).

Yo: ¿A qué se refiere? (dije parpadeando para quitar las lágrimas que me impedían ver).

Simone: Bueno, ya me enteré de la amenaza que el enviaron a Andrea… y que es para ti.

Simone, la siempre buena, gentil y sonriente madre de los gemelos Kaulitz se enteraba de las cosas más rápido que un pestañeo. Me apoyé en el árbol más cercano buscando un soporte que me mantuviera firme ante cualquier tormenta descargada por ella, sólo obtuve un suspiro de su parte y su cercanía.
Simone: ¿Le dirás a Bill?

Yo: ¿Acaso aún no lo sabe?

Simone: Andy no quiso divulgar demasiado lo de la amenaza escrita. Supe que se le dijo a un tal Gaspard, a Tom y a mí. ¿Cómo te enteraste tú?

Yo: Gaspard me lo dijo porque estaba preocupado por Bill y ustedes.

Simone: ¿Qué planeas hacer? Ellos te quieren a ti, (name). Y al parecer están dispuestos a cualquier cosa.

Yo: Lo sé, pero no quiero que se interpongan en sus vidas. Ya bastante tienen con la fama de los Kaulitz.

Simone: Tú eres una más de nosotros, cariño. Ya eres una Kaulitz al igual que Andrea desde el momento en el que tallaste una sonrisa en el rostro de Bill, y creo que nunca me cansaré de decírtelo. Además…
Yo: Pues no durará mucho esa sonrisa, Simone.

Ya lo dije. Ya está. Lo solté de mi boca buscando que alguien lo escuchara. ¿Hice bien o mal en vomitar mi decisión? Sentí un escalofrío subir por mis brazos hasta mi cuello en cuando noté la mirada de sorpresa de Simone. ¿Éste era el precio a pagar por decirle la verdad a ella, a la madre de Bill? Escuché que cambiaba el peso de un pie a otro y murmuraba algo inentendible.

Simone: Te irás (murmuró con el asombro en el rostro).

Yo: No quiero exponerlos a un mundo lleno de muertes en donde todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.

Simone: ¿Estás segura de tu decisión, (name)?

Yo: No hay elección. Ya es muy tarde para retirarme de la mafia (susurré conteniendo nuevas lágrimas). Si me retiro, no pararás de buscarme por todo el universo, y si supieron la dirección de Andrea, no tardarán en conocer la de Bill y Tom.

Simone: ¿Alguien más… lo sabe?

Yo: Gaspard, uno de los que se retiró de las mafias.

Simone: ¿Y Bill, Andy o Tom? ¿No planeas decirles?

Yo: No puedo. Insistirán en que me quede y ya es muy tarde para tomar decisiones apresuradas.

Simone: Les harás mucho daño, (name). En especial a Bill.

Yo: No será el único que sufra, ASimone. Pero hago esto porque lo amo demasiado como para arriesgar su vida y la de ustedes.

Simone: Cariño… ojalá las cosas fueran diferentes (dijo abrazándome con fuerza mientras las lágrimas se desprendían de mis ojos incapaces de restringir sus propias emociones). Te extrañaremos mucho, y espero que vuelvas con nosotros cuando todo esto pase. Da igual cuánto demores o si ya no estás con mi hijo. Sólo quiero volver a verte y saber que sigues con vida.

Yo: Sólo no le diga a nadie, por favor (rogué secando mis lágrimas con el dorso de mi mano).

Simone: Te lo prometo siempre y cuando te mantengas en contacto conmigo por cartas. Te dejaré un papel con la dirección de mi oficina en Alemania ¿entiendes?

Yo: Ok. Lo haré gustosa de mantener el contacto con usted (dije tratando de sonreírle dentro de tanta pena contenida).

Tras entrar nuevamente a la casa luego de asegurarme de no tener rastros de mis lloros, todos los ojos se posaron en nosotras. Bill me presentó a quienes no conocía como su “adorada novia” a lo que otros nos miraban intercaladamente impresionados por sus palabras y luego nos felicitaban. Tras apagar las velas, Bill estrechó mi mano firmemente brindándome una brillante sonrisa… ¿qué habrá deseado? No té que Andy y Tom se besaban casi comiéndose mientras los demás molestaban a la pareja feliz.

Los amigos de los gemelos resultaron ser personas extrovertidas y muy atentas conmigo. Nos preguntaron cómo nos conocimos, y tratamos de evadir todo lo que involucraba mi sanguinario trabajo. Sólo algunos tomaron fotos con el debido permiso de Bill y Tom de la celebración con poses ridículas que mataban de la risa a cualquiera… a cualquiera menos a mí. De vez en cuando sentía la mirada de Simone clavada en mi nuca, y pese a mis intentos de ignorarla, mis ojos terminaban viéndola y recibiendo ánimos.

Xxx: ¿Quieres bailar?

Di media vuelta y vi a un sonriente Andreas ofrecerme su mano como todo un caballero. Observé que Bill me observaba a lo lejos mientras una chica le hablaba, creo que se llamaba Bernie. Le di una sonrisa tímida y él me la devolvió retornando a su conversación con la rubia invitada. Tomé la mano de Andreas y me llevó junto a los demás que también bailaban.

Andreas: A veces Bill suele ser muy controlador (comentó al empezar una canción lenta).

Yo: Es celoso, no controlador.

Andreas: Oh… olvidaba esa parte de él, ¿te puedo decir algo?

Yo: Dime.

Andreas: (Nos alejó y sólo unió nuestras manos para vernos a la cara) Es la primera vez que lo veo tan comprometido con alguien, y creo que eso es un gran avance para él.

Yo: ¿Avance?

Andreas: Lo conozco desde cuando empezó su fanatismo por encontrar a su “otra mitad”, y te juro que tú eres la mejor en comparación con todas esas morsas con las que ha salido.

Yo: ¿Morsas? ¡Andreas! Son mujeres igual que yo (me reí a carcajadas ante su término tan vulgar, y cuando reaccioné a mi alrededor, ya no estábamos bailando).

Andreas: El caso es que… me alegra que lo acompañes en su cumpleaños, y creo que es el más feliz de todos. De hecho, estoy seguro que te quiere follar sobre las piernas de los presentes.

Yo: ¡Qué asco, Andreas! (me reí aún más al ver sus gesticulaciones extrañas).

Andreas: Es eso o chillar como adolescente fanática de Justin Bieber.

Yo: Ninguna de las dos.

Andreas: ¿Sabes?

Yo: Que.

Andreas: Eres como su droga. Ahora mismo debe estar…

Xxx: ¿Cómo debo estar?

Nos volteamos a la vez viendo a Bill frente a nosotros con una ceja alzada. Miró nuestras manos unidas y luego nuestros rostros totalmente petrificados a verlo… Bill estaba celoso. ¿Pero por qué se pondría celoso hasta de su propio amigo? No tiene nada que envidiarle a Andreas, a quien apenas conocía porque no venía a L.A. tan seguido.

Bill: Andreas, Tom te busca para jugar videojuegos. Está en la sala con los demás (dijo tan rápido como un trabalenguas sin apartar la vista de mi).

Andreas: Emm… ok, cumpleañero.

¿Por qué Andreas le obedeció inmediatamente? ¿Tanto miedo le daba Bill en su estado de ira? A mí no. De hecho me parecía algo gracioso que viniera sólo a separarnos. Se cruzó de brazos frente a mí esperando una explicación argumentada y razonable sobre nuestras manos enlazadas. Yo, no le seguiría el juego; puse mis manos alrededor de su cuello y baile lo más cerca que pude sonriéndole como si nada hubiese pasado.

Bill: No bailo (murmuró y sus ojos me miraron como dos rendijas).

Yo: Lo sé, Bill (sonreí aún más divertida por su expresión).

Bill: ¿Por qué estabas con él?

Yo: (Alcé una ceja tomando los bolsillos de su casaca y apoyando la cabeza en su pecho, él seguía con los brazos cruzados sobre su pecho) Me invitó a bailar, y en vez de hacerlo, terminamos hablando del cumpleañero.

Bill: No parecía eso (farfulló poniendo su cuerpo tenso).

Yo: Pues, era eso. Me decía que estabas radiante y que yo era tu droga.

Bill: Claro que estoy feliz, (name). Estoy con todos a aquellos a quienes quiero.

Yo: Entonces no te pongas celoso, Bill. Yo estoy contigo, no con Andreas u otro de tus amigos.

Bill: Pero estaban bailando tan cerca que…

Yo: Soy tuya, Bill. Entiéndelo de una vez.

Bill: (Suspiró cediendo ante la prisión de sus brazos y poniéndolos en mis caderas) Lo sé, pero no me gusta que…

Yo: Te elegí a ti entre nueve miles de millones de personas en el universo, Bill Kaulitz. Y tú, me elegiste a mí como tu compañera, amiga y novia… me tienes completamente a tus pies, ¿cómo te lo demuestro?

Bill: No, tú eres quien me ha puesto a tu merced… Andreas tenía razón, eres mi droga.

Me besó fervientemente sin importarle las exclamaciones a nuestro alrededor. Me apretó fuertemente de la cintura y yo apoyé mis manos en sus musculosos brazos. Sentí unas cosquillas viajar de mi cuello hasta mis mejillas cuando encerró a mi lengua invadiendo toda mi cavidad bucal con su saliva, hmm… cerveza y cigarrillos. Al notar un flash frente a nosotros, subió sus manos a mis mejillas tapando mis rasgos hasta mis sienes.

El beso no duró mucho debido a los gritos de Tom molestando a Bill con palabras algo groseras y chistosas. Escondí mi rostro en su hombro mientras él le contestaba con indirectas y luego se reía junto a los demás. Aspiré el aroma de su ropa, una mezcla de perfume, cigarrillos y su propia esencia embriagadora… definitivamente era mejor que la vainilla, la menta, lavanda, o cualquier aroma relajante.

Bill: Oye… estás bien (susurró en mi oído besando mi cabellera).

Yo: Hmm…

Bill: Aún no podemos continuar, (name). No mientras la casa esté llena.

Yo: (Abrí los ojos notando que ya nadie nos miraba ni molestaba) Aún no te doy mi regalo.

Bill: Con tus besos, abrazados y sonrisa me basta.

Yo: Pero a mí no…

Bill: ¿Por qué?

Yo: Porque es el primer cumpleaños que celebro desde que soy huérfana (sonreí viéndolo directamente a los ojos y notando su sorpresa en ellos tras escuchar mis palabras).

Bill: Yo… ¿enserio?

Yo: Ajá.

Bill: Debes estar emocionada (sonrió poniendo una hebra de cabello tras mi oreja).

Yo: Lo estoy.

Bill: Además, te ves hermosa en ese vestido.

Yo: No sabía qué ponerme.

Bill: Para mi te ves mejor sin ropa (susurró en mi oreja y luego se alejó sonriendo).

Dios… ¿enserio? Sentí la tan conocida presión en mi interior a penas reaccioné ante lo que me dijo. Realmente me volvía loca con sus palabras y sonrisas… ni si quiera nos habíamos rozado un poco y ya me tenía a su completa disposición. Observé mis piernas cubiertas con unas medias negras y unos botines del mismo color con tacón… si no fuera por el vestido rojo, cualquiera pensaría que estoy de luto. Bueno, al menos a Bill le había gustado.

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