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jueves, 26 de diciembre de 2013

Capitulo 36 (Tercera Temporada)

-¿A esto le llamas vestido?

-¡Joder, (name) te queda perfecto!

-¡Parezco puta, Andrea!

-¿Puta? Yo veo a la próxima levanta pollas del club.

-Ya no tengo el cuerpo de antes –murmuré observando una cicatriz reciente en mi muslo izquierdo que se veía horrible.

-Yo lo veo mejor que antes, eh. Tienes más tetas y trasero.

-No pienso ir como una prostituta –me negué bajando el cierre del vestido.

-¿¡Qué!? Oye, si planeas ir con tu vestido de monja, enserio me darás vergüenza.

-Pues entonces vuelvo a mi casa, Andrea –le dije empezando a molestarme mientras buscaba mi ropa.

-¡Hey!... vamos, (name). Nos acabamos de encontrar tras un milenio y resulta que me quieres aguar la fiesta… oh, enserio estás cambiada. Estás hecha un vejestorio.

¿UN VEJESTORIO? Ah, no. Ella definitivamente no sabía lo que acaba de salir por su boca. No me desgasto en cada misión para que me digan que soy un vejestorio, ni mucho menos obtengo un cuerpo entrenado para parecer una vieja. Si ella quería hablar de vejestorios tendría que ver a Pantera, no a mí. Arranqué el vestido que tenía puesto de sus manos y volví a introducirlo en mi cuerpo para que no me hablara de vejestorios.

-¿Esto te parece lo suficientemente viejo? –dije subiendo la última parte del cierre.

-Ésa es mi chica –sonrió mostrando todos sus dientes.



ALEXANDER

-¿Terminaste el informe de matemáticas?

-No, mañana me levantaré temprano a terminarlo.

-Bueno, cualquier duda me hablar. Ya lo terminé.

-¿Y si me lo das?

-No. Tienes que aprender, Cass.

-Humm…

-Tu casa está muy silenciosa para ser de noche –le comenté observando la sala vacía y una cocina en silencio.

-Papá y el tío Bill salieron a no sé qué parte. La abuela está trabajando en la biblioteca y los perros están en sus casas. Dijeron que volverían tarde y que no los esperara despierta.

-Vale, entiendo. Completo silencio.

-Exacto. ¿Y tu casa?

-Mamá salió de juerga con tu mamá.

-Espera. Tú mamá. Mi mamá. ¿Juntas? ¿Desde cuándo?

-Eso mismo pensé y no alcancé a preguntarles, pero dijeron que volverían tarde.

-¿Y sabes dónde fueron?

-Mencionaron algo del instituto y luego un club nocturno, ¿debería preocuparme?

-Bueno, creo que no porque ambas están grandes.

-Ellas se conocían, ¿verdad? –pregunté sacando a relucir mis más íntimos pensamientos en una corta oración. Todo ese comportamiento… mamá jamás se comportaba así con extraños y mucho menos con los padres de mis amigos. ¡Ni si quiera con la madre de mi última novia fue amigable!

-¿Lo crees?

-Mamá no es de las que conversa con los tutores de mis colegios e institutos. Con suerte aparece cuando la llaman por mis actos delictivos.

-Bueno, diría lo mismo pero no sé si mamá habla en las reuniones.

-Pensé que iba tu padre.

-Papá no puede. Una vez cuando iba en mi primer año escolar fue a una reunión y terminó siendo acosado por todas las mujeres. Así que desde ese momento se rehusó a ir y mamá es la encargada.

-Aún así va cuando lo mandan a llamar.

-De vez en cuando –afirmó-. Generalmente sólo cuando son cosas graves, o sino mamá va o el tío Bill.

-Vaya… te sobran tutores por lo que noto.

-Se podría decir que sí. Oye, hace unos días vi tu expediente y noté que falta muy poco para tu cumpleaños.

-¿Dónde conseguiste mi expediente?

-Colándome, claro.

-¡Jo! ¡Pero qué cotilla, eh! –levanté une ceja con seriedad fingida. La verdad es que me daba igual si buscaba algo en mi expediente… sólo podría ver mi historial delictivo y mis excelentes calificaciones.

-Es algo que va con la naturaleza femenina. El punto es que…

-Faltan tres semanas para agosto –le mencioné sin hallar la importancia que podía significar una jodida fecha para ella.

-Bueno, muy poco considerando que los días pasan rápido en Alemania.

-¿Y qué tiene que ver mi cumpleaños?

-Pensé que podríamos organizar una fiesta o algo así. Si quieres lo hacemos acá, mi padre aceptaría con gusto. Podríamos invitar a los del instituto, compraríamos cajas de cerveza, contrataríamos un DJ y un servicio de luces multicolores, rentaríamos parlantes y…

-Espera, Cassie. Bájate de tu nube y aterriza al planeta Tierra, ¿vale? No me gusta celebrar mi cumpleaños en grande, no quiero celebrarlo.

-¿Por qué? Es una fecha importante y…

-A mí no me importa. Cumplo un año más de vida… ni que fuera el 14 de julio estadounidense o el 9 de noviembre alemán. Es sólo un día más.

-¿Los has celebrado alguna vez en tu vida?

-Claro que sí, pero hace nueve años atrás que ya no lo celebro. Quizás me vaya a alguna disco en donde me den tragos gratis por ser mi día y follaría hasta que no se me pare.

-¡Qué cerdo! ¿Por qué no celebrarlo acá?

-Celebra el tuyo, el mío es un día como cualquier otro. Y no insistas o enserio te quedarás sola en un mansión pija.

-Pero acá tienes a Bianca, tu familia y tus amigos… ¡tienes hasta a mi familia, Sascha! ¿por qué no celebrar un día tan… ?

-No insistas –una última mirada de advertencia. Ella opinaba y parloteaba hasta por los codos. Ése es su maldito problema. ¿Acaso no sabe leer entrelíneas? ¿No entiende que no es fácil celebrar un cumpleaños cuando sientes que falta alguien a tu lado y…? Dios, hasta la cabeza empezaba a dolerme con tanta mierda dando vueltas en ella.

-…Vale –murmuró escrutándome de reojo, como preguntando tardíamente el por qué de mi decisión.



INVASORA

-Dos vodkas por favor –el tipo de la barra me escrutó con la mirada y finalmente sonrió lascivamente antes de voltearse a por mí pedido.

Apostaría lo poco y nada que llevo de ropa a que lo primero que pensó fue en mis tetas. Dios, debí retractarme cuando tuve la oportunidad de no usar este vestido…

La música estaba para reventar los tímpanos de cada uno de los presentes, las luces estaban preparadas para producir un ataque de epilepsia en cualquier momento a cualquiera que se quedara alelado en la pista de baile. Los adolescentes disfrazados de grandes bailaban con movimientos eróticos restregando sus traseros entre ellos. Realmente era una puta orgía.

Volví a apoyarme en la barandilla junto a Andrea, viendo la pista de baile desde lo alto y moviendo la cabeza al compás de la música.

-Pareces estar buscando a alguien –le dije.

-¿Qué?

-Que pareces estar buscando a alguien –le dije cerca de su oído subiendo el tono de mi voz.

-Humm… deberías ver más allá de tu trago –señaló la pista de baile repleta de gente, dibujando en sus labios una sonrisa maliciosa.

-No soy fanática de las orgías.

-¡Bah! No me refiero a eso, (name). Observa la zona de fumadores.

-¿Qué? ¿Estás buscando un porro o un canuto de los grandes?

-Podría ser.

Observé la dirección de su mirada, viendo mucha gente arremolinándose en una atmósfera insana en donde podría jurar ver una neblina de humo de los cigarrillos sobre sus cabezas. Ahí eran muy pocos los que bailaban, de hecho juraría que esos estaban volados con alguna mierda barata. No había distinciones por clases sociales pero sí por edades. Hasta las plantas decorativas parecían querer renunciar a ese lugar tan congestionado y lleno de fumadores o adictos. Dios, sus pulmones debían estar más negros que el carbón.

Tú también fumas, me reprochó la voz de mi cabeza.

Si, fumo. Pero no tan seguido.

Y ahí vi a quien Andrea se refería. ¿Es que últimamente me salía hasta en la sopa? Estaba ahí pero no estaba fumando, de hecho juraría que ni si quiera era consciente de donde estaba. Observaba la pista de baile sin interés aparente. ¿Estaba solo? No. Su hermano hablaba un poco más atrás con una tipa cuyo rostro no pude ver. Parecía realmente interesado en la conversación y hasta se unió otro tipo… espera, ¿Andreas? ¿El mismo tipo rubio y alto? Dios… no habría cambiado mucho de no ser por su camisa y la corbata que sobresalía de sus pantalones oscuros. Todo un ejecutivo, eh.

Me volví hacia Andrea esperando a verla coquetear con algún tipo con intensiones de follar en los baños o en el estacionamiento, pero seguía ahí a mi lado observando lo mismo que yo. Notaba la nostalgia de su mirada, una pena de años que indagaba su pensamiento y… sí, ella seguía queriendo a Tom pero ahora desde la distancia.

-Nunca quise separarme de él –murmuró y sólo pude leerle los labios. Se bebió todo el alcohol de una y se acercó a la barra más cercana.

La seguí en silencio sabiendo que ella quería desahogarse y liberar con alguien sus penas. Nos sentamos en silencio frente al barman que hacía trucos con las botellas ocasionando risas en los más cercanos.

-Solíamos ser una familia perfecta. ¡Teníamos nuestro “felices por siempre”! Nos casamos frente al mar en una isla privada con pocos invitados. Deseé que estuvieras ahí y noté que Bill también pero él no dijo nada. Fue todo hermoso, (name). Y acabo mal.

-Pero aún tienen a Cassandra.

-Obtuvimos por acuerdo judicial la custodia compartida, aunque juraría que prefiere las distracciones de la casa de su padre antes que estar en la mía.

-No lo veas de esa manera, Andy. ¿Acaso le has preguntado a tu hija lo que opina?

-Sólo después de lo del divorcio, pero la verdad es que no le tomó mucha importancia. ¡Eh! ¡Tú eres la psicóloga! Deberías saber cómo reaccionaría mi hija.

-Bueno, mi opinión es que le restó importancia para que no se preocuparan por ella.

-Humm… ¡Y la muy puta de Ria quiso adoptarla!

-Aunque quiera no puede porque tú eres su madre biológica y dudo que tu hija quiere.

-Cass odia a Ria, pero sabe que no me puedo meter entre Tom y ella.

-Humm…

La verdad era que no podía opinar mucho respecto a la relación entre Tom, Andrea y Cassandra. No después de muchos años sin ver a Tom y poder estimar correctamente la interacción con Andy. Bebimos whisky, ella más que yo mientras me contaba sus dramas y yo asentía en silencio observándola. Sólo observándola sin ver más allá, porque mi cabeza quería que miraba en la dirección opuesta y viera a solitario hombre en la zona de fumadores.

Hasta que no pude aguantar más. La música en alto no me molestaba y la vista se me había acostumbrado a las luces parpadeantes. Sentí que volvía a tener diecisiete o dieciocho años menos. Por suerte un tipo invitó a bailar a Andrea y ella aceptó guiñándome un ojo. La seguí con la mirada y cuando ya estuvo en la pista de baile, volví a apoyarme en una de las barandas buscando con la mirada a Bill. Seguía donde mismo con una copa entre sus manos. Lo vi tomar un sorbo y sin darme cuenta se me hizo agua la boca… sus labios deslizándose por el cristal suavemente… el movimiento de su nuez al tragar… sus ojos entrecerrados bajo la espesa sobra de sus pestañas…

Dios... o el alcohol me estaba emborrachando o de verdad sentía una fuerte sed con solo verlo.

Cerré los ojos imaginando su boca sobre la mía en una simple unión con ganas de más. Recordé el roce áspero de sus labios sobre los míos, las noches en vela donde nos observábamos en silencio, el contacto de su piel con la mía, mis dedos tironeando de su cabello, su lengua jugando con la mía, sus susurros… Para. Esto tiene que parar. ¿Qué mierdas pienso? ¿Qué pasa por mi mente desequilibrada?

Él me odia. Y yo a él. Así debe ser.

Abrí los ojos y sentí mis dedos tensos presionando la barandilla. Volví a mirarlo pero ya no estaba ahí. ¿Dónde se había metido? Lo busqué con la mirada y no, no lo veía por ninguna parte. Sólo veía cuerpos bailando y luces multicolores abarcar todo.

¿Y si…?

-¿Divirtiéndote?

Su mano aprisionó la mía. No, no era él. Su tacto era muy áspero y grueso. Era incómodo. Sonreí al hombre de barba que me observaba. No, no lo conocía de ninguna parte y nunca había visto su rostro. ¡Argh! Esto apesta.

-Espero a mi novio –forcé una sonrisa en mis comisuras y alejé su mano de la mía.

El tipo parecía divertirse y soltó una risa que no pude escuchar con la música.

-Conozco esa respuesta más que la palma de mi mano. Te vi con una chica así que realmente…

-¿No escuchaste? –sonreí amenazante y lista para defenderme-. Espero a mi novio.

-Pues aún no llega y es de mala educación dejar a una dama esperando –insistió rosando mi mejilla con el dorso de su mano, me alejé instintivamente.

-Peor es que te metas conmigo –sonreí mostrando los dientes. Bueno, habían unos nueve metros que nos separaban de la primera planta, ¿por qué no acelerar la caída?

-No creo que seas tan terrible, nena. Además, dudo que tu novio pueda hacer mucho si yo estoy contigo. ¿Qué pasaría si estuviera con otra mujer ahora mismo? –apretó mi brazo y sentí una alarma activarse en mi cabeza lista para tirarlo por las barandas.

-¿Por qué no…?

-¿Pasa algo?

Todo el bello de mi piel se erizó. Su mano aprisionó mi cintura de una forma protectora y mi equilibrio falló por un instante. Las alarmas en mi mente habían cesado su ensordecedor ruido y todo pareció marchar en una sinfonía armoniosa. Sentía la presión de sus dedos en mi cintura, su brazo por la espalda y su zapato rozar el mío. Podía sentirlo todo, su cercanía, su aroma imperdible pese a estar en la zona de fumadores hace unos minutos y apostaría a que hasta su pulso percibía.

Observé su rostro y vi una ceja levantada. Las luces se reflejaban en sus lentes oscuros y una sonrisa atractiva se alzaba en sus labios. No me miraba, miraba al tipo que ya no presionaba mi brazo ante la presencia de Bill.

-Lo siento, amigo. No pensé que estaba acompañada.

-No es conmigo con quien debes disculparte, es con ella. Le hiciste pasar un mal rato en nuestra cita.

“Nuestra cita”… ¿qué podía decir al respecto? Nunca había visto a Bill de esta forma. El tipo de ojos claros me observó y percibí su propia molestia por equivocarse de persona. En mi mente no pasaban palabras para transcribir en mis labios, estaba en blanco y atónita por lo que pasaba frente a mí.

-Fuiste tú quien se descuidó –le culpó el hombre con una sonrisa burlona. Bill soltó una carcajada sonora y soltó mi cintura para posicionarme detrás de él.

-¿¡Estás culpándome!? –se rió en su cara y el hombre retrocedió un poco ¿qué vio en su mirada para que sintiera miedo?-. Eso es caer muy bajo, eh. Suerte que observé todo desde que la viste como carnada. Ahora, desaparece si no quieres que llame a los guardias o te rompa la nariz.

Guau.



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Hallo Gurls! Primero que nada les quiero desear una Feliz Navidad (un saludo atrasado pero la intención es la que cuenta). Espero que lo hayan pasado muy bien junto a sus familias, amigos, parejas, etc. Y también que hayan recibido muuuuuchos regalos ;-)

Ah! lamento la tardanza de hoy en subir el capítulo pero no tengo muchos ánimos de estar en el computador o pensar en el fic. Así que... simplemente les dejaré el capítulo para que lean.



jueves, 19 de diciembre de 2013

Capitulo 35 (Tercera Temporada)

INVASORA


-Soy yo, Amatista, (name).

Amatista.

Andrea.

Andy.

Mi amiga de la adolescencia, aquella que me vio en mi locura y rescató lo mejor de mí. Podía verla desde la pantalla junto a la puerta, ver que el tiempo no había pasado por ella. ¿Realmente estaba acá?

-¿(Name)?

Sin pensarlo más, abrí la puerta sin importarme que Aki entrara a la casa y corrí hasta la puerta abriéndola con mis llaves. Ni dije nada, pero creo que las lágrimas que corrían por mi rostro indicaban que rebosaba felicidad. Quité el último seguro y la vi frente a mí con sus cabellos rubios sin mechas azules y recogido elegantemente, vestía unos jeans y una blusa clara que le daban un aspecto jovial. Dios, debíamos tener la misma edad y ella lucía como de veinte. Su sonrisa se extendió por el rostro y sus ojos de un puro celeste se cristalizaron tanto como los míos.

-Andy –susurré a penas notando que mi voz temblaba.

-Hola –su voz… era exactamente la misma que recordaba.

La atraje hacía mí y la abracé con todas mis fuerzas pestañeando para poder ver con claridad. ¿Cómo había terminado acá? ¿Qué tipo de sorpresa era ésta? No importaba siempre y cuando se quedara a mi lado. Su perfume había cambiado a uno más cítrico y pude notar que sollozaba en mi hombro como yo hacía en el de ella. Me obligué a separarnos para cerrar la puerta con llave y tomé su brazo guiándola por el jardín.

-Dios… ¿enserio eres tú?

-¡Claro que sí, tonta! –me reí de su expresión.

-Es que siento que estoy soñando, Andy.

-Somos dos. Dios, te juro que no puedo creer que esté viéndote de nuevo. Han pasado tantos años y…

-Lo sé, realmente nos equivocamos al no comunicarnos, ¡ahora no sé nada de tu vida!

-Bueno, tengo todo el día libre para que conversemos.

-Pero… ¿estás segura? –le pregunté cuando nos adentramos en la casa.

-¡Claro! ¡Jesucristo, (name) éste lugar es espléndido! ¿Enserio vives acá? –exclamó observando todo lo que nos rodeaba.

-No es para tanto, Andy –sonreí.

-Bueno, me sorprende de ti porque antes vivías en departamentos de sectores muy públicos.

-Las cosas han cambiado –murmuré recordando a mi hijo.

La guié hasta la cocina, en donde me habló de su trabajo como jefa del departamento de control pediátrico en el hospital central de Berlín, de su fascinación por el arte culinario y los dulces árabes. Me comentó que se casó con Tom Kaulitz, su pareja en aquellos tiempos donde yo estaba con Bill, y que tras unos años se divorciaron.

-… la verdad es que aún lo amo, no he salido con nadie más desde que estuve con él pero…

-¿Pero?

-Hay conflictos que aún nos separan.

-Oh… ¿puedo saber qué pasó para que acabaran así?

-Cuando te fuiste, di con tu paradero unas semanas después cuando Bill pasaba encerrado en su cuarto sin hablar ni si quiera con Tom –sentí una herida antigua reabrirse lentamente a medida que Andy hablaba sin dejar de observar la taza de té con canela entre sus manos-. Le dije a Thomas que viajaría por motivos de estudio y fui a buscarte a Nueva York.

-Yo… estuve sólo una semana ahí.

-Eso noté. Y traté de llamar a Gaspard y Erik pero no me respondieron nunca. Pantera no me quiso decir dónde estabas.

-Yo…

-Años después retomamos la conversación cuando Bill nos hizo prometer que no mencionaríamos nunca más tu existencia entre nosotros y nuestros amigos. Y luego se enteraron que yo sabía los motivos de tu huida pero nunca se los dije… y fue uno de los factores de la separación.

Me atoré con el café tosiendo hasta rasparme la garganta y mi rostro se puso rojo. ¿Acababa de oír que fue mi culpa todo esto? ¿Yo fui el factor detonante en el divorcio de Andrea y Thomas? Dios… me sentía terrible. Jamás pasó por mi mente que mi decisión influiría en su relación ni mucho menos que Bill se pondría tan mal teniendo tanta gente a su alrededor que lo amaba.

-Andy… yo… -mi voz sonó muy aguda, y mis ojos se pusieron llorosos-. De verdad lo siento mucho, jamás pensé que…

-¡Bah! Eso ya quedó en el pasado, (name).

-Pero…

-Te dije que realmente no es tu culpa y punto. Además… el me engañó con su actual mujer.

-¡¿QUÉ?! Pero si él te amaba y…

-Bueno, creo que deberías ver más los canales de chismes y ahí la verás. Se llama Ria.

-¿Qué clase de nombre es ese?

-Bueno, el nombre de una putaza con cuerpo plástico y fascinación por gastar el dinero de su pareja famosa. Ni si quiera se lleva bien con Cassie o quiere tener hijos. Creo que tiene el síndrome de Peter Pan.

-¿Y él… la quiere?

-Según Cass, no hay amor entre ellos.

-¿Quién es Cass?

-Cassandra es mi hija –sonrió.

¿¡QUÉ!? ¿¡Tuvo una hija y nunca me lo dijo!? Bueno, se justifica sabiendo que estábamos distanciadas completamente, pero… ¡Dios! ¿Una pequeña versión de Andrea? Dejó la taza ya vacía a un lado y su rostro cambió a uno serio que resaltó cierto brillo inquietante.

-(Name), no sólo vine a hablar contigo.

-Oh… ¿pasa algo?

Se sentó a mi lado tomando de improvisto mis manos con una sonrisa suave como si estuviera tanteando el camino. Me sentí tensa, nerviosa y repentinamente culpable de un crimen. ¿Qué sucedía conmigo? ¿Qué predecían mis sentidos para declarar algo así?

-Sé que tienes un hijo.

Tenía la sensación de descenso de una montaña rusa, como si mis órganos vitales hubiesen caído a mis pies derramando todo su contenido en el piso pulcro de la cocina. Me sentía mareada, con la respiración irregular y acelerada, como si algo potente se desplazaba por mis venas provocándome escalofríos a lo largo de mi cuerpo. Sus manos me parecieron muy calientes y molestas sobre las mías en sus piernas, las apoyé en el frío mármol de la mesa e introduje en mi boca una de las pastillas que guardaba en mis bolsillos por si perdía los estribos.

-¿Quién te lo dijo? –susurré observando el filo de la mesa frente a mí.

-Nadie me lo dijo. Fui yo quien lo descubrí.

-Andrea, yo…

-¿Se llama Alexander, verdad?

Asentí con la cabeza obligándome a respirar pausadamente y no entrar en pánico.

-Es realmente igual a su padre, (name). Es como ver a…

-Por favor no se lo digas –logré decir con la voz más fuerte.

-¿Cuándo te enteraste que estabas embarazada?

No. No se lo quería ocultar a ella… necesitaba decirle todo lo que he pasado estos años. Quería mencionarle detalladamente los sucesos de todos estos años y no guardarle nada. No quería mentirle a ella, no después de verme como un factor determinante en su divorcio.

-Cinco días después de llegar a Nueva York. Jamás le resté importancia a mis atrasos, pasaba las noches en vela, fumaba cigarrillos como chimenea y bebía sin parar. Pero cuando noté que algo andaba mal decidí comprar distintos test de embarazo y todos dieron positivo.

-Debiste volver, o llamarme y decirme que estabas embarazada, Bill te habría ayudado, todos te habríamos apoyado y…

-No podía volver con ustedes sabiendo que la mafia los tenía en la mira. No podía arriesgar el pellejo de Bill o Tom, así que llamé a Gaspard.

-¿Gaspard Ulliel?

-Él y Lily me ayudaron durante el embarazo y dos años después del nacimiento de mi hijo mientras yo seguía con mi trabajo.

-¿Se lo dijiste a Pantera?

-Se lo tomó mal al principio, pero luego de verlo en persona, se enamoró de él. De hecho creo que es la única persona que puede insultar a Pantera sin obtener una bala atravesando su pecho.

-¡Guau! Realmente me sorprende. Alexander me dijo que su madre trabajaba en una empresa privada haciendo negocios internacionales, ahora entiendo que sólo me dijo un sinónimo de la mafia en palabras bonitas –se rió con toda calma y noté mis pulsaciones más pausadas.

-¿Cómo lo conoces?

-Cassandra y él son amigos. Van en el mismo instituto y un día lo llevó a casa.

-Espera, ¿no están saliendo, verdad? Porque no quiero que cometa incesto a tan temprana edad con su prima y…

-¡Joder, no salen! –se rió a carcajadas de mi expresión, era como ser de nuevo joven y hablar despreocupadamente de tonterías-. Están buscando a Bill, (name).

-¿Y cómo…? Dios, está tan cerca que…

-Me dijo que sólo habían dos familias con ese apellido en todo el país y que sólo una tenía adultos jóvenes que podían ser su padre. Está cerca y dudo que tarde mucho en reconocer a su padre.

-Basta con que vea su brazo… hace un tiempo le dije que su padre tenía un tatuaje que decía “libertad”. Entiende muy bien el alemán y sé que sabrá que Bill es su padre a penas lo vea.

-¿Ves? Es cuestión de tiempo… ¿sabes? Pantera me dijo que estabas cambiada.

-¿Cambiada en qué sentido?

-Más fría.

-Ah… no lo sé. Quizás es porque debo proteger a mi hijo de mi propio trabajo.

-Hummm… ¿y qué hay de Ian Neville?

-¿Pantera te dijo de él?

-Me encontré con Jake.

-¿Jake “dientes de piraña”? –sonreí tomando un sorbo de mi café, mi respiración se había calmada y sentí como paulatinamente cada órgano volvía a su lugar.

-Yo le vi la dentadura radiante y alineada.

-Operaciones.

-Me dijo que salías con él y que Pantera no les puso problema.

-Sí, es verdad… Ian quiere que nos casemos, pero yo no acepto aún. Quiere que olvide a Bill, pero si lo olvido estaría negando la existencia de mi hijo y…

-Entiendo, (name), pero no puedes dejar que rearme tu vida cuando debe aceptarla. Además, no debes tomar al matrimonio como un juego, ¿es bueno en la cama?

-¿Qué?

-Que si es bueno en la cama –me guiñó un ojo moviendo sus caderas obscenamente.

-¡Se nota que no has cambiado mucho, eh!

-¿Es un sí?

-…

-¡Ohhh, vamos! No es el fin del mundo y aún falta un poco para que tu hijo llegue.

-… pues… no es tan apasionado como Bill ni me hace sentir lo mismo pero… creo que lo quiero.

-¡BINGOOOOO! ¡Esto comprueba que aún te gusta Bill!

-Shhh… no grites, Andy.

-¿Qué? Ni que el perro entendiera lo que hablamos. Bill está como quiere, eh. Te lo puedo asegurar y… espera, hace poco me mencionó que te vio.

-Sí.

-¿Y sentiste mariposas y culebras en el estómago?

Asentí sintiendo la sangre en mi rostro.

-Pero él tiene a otra, a Lena –recordé según lo que he oído en la radio del auto.

-Lena es una pesadez. Deberías enamorarlo de nuevo.

-No. Yo tengo mi vida ya hecha y él la suya.

-Pero el factor en común pronto se dará cuenta quién es su padre y…

-Pues mientras no llegue ese día, pretendo no saber nada de Bill.

-¿Y no crees que Alexander debería saberlo?

-¿Saber qué?

Ambas nos giramos al escuchar una nueva voz. Tomé la mano de Andrea deteniéndola antes de que abriera la boca y Alexander notara que algo le estábamos escondiendo. Se adentró en la cocina siendo seguido por Aki agitando la cola y pidiendo su atención, dejó su bolso en el respaldo de una silla y nos observó expectante con una ceja alzada. Observé de reojo a Andrea, quien parecía estar maravillada con cada movimiento tan grácil de mi hijo.

-Hijo, ella es Andrea…

-La mamá de Cassandra, sí la conozco –sonrió con un asentimiento.

-Nos volvemos a ver Sascha –dijo Andrea.

-Eso parece. Ahora, ¿me pueden explicar qué era lo que debería saber?

¡Piensa rápido o sospechará demasiado!... BINGO.

-Que habrá una reunión en el instituto. Algo así como una charla aburrida.

-¿Ajá? Tú odias esas cosas y siempre faltas.

-Bueno, le decía a tu madre que después de esa aburrida reunión solemos juntarnos entre los que nos conocemos y vamos a un club nocturno o a veces a un bar a pasarlo bien y descansar de nuestros hijos.

-Vale, eso quiere decir que definitivamente no irás –dijo sonriendo socarronamente como si leyera mis pensamientos y…

-¡¿Qué?! De hecho acabo de persuadir a tu madre y ha aceptado.

-¿Qué…?

-Genial, aprovecharé de estudiar un poco y luego iré a la casa del padre de Cass.

Dios mío… qué mierda pasa en la vida de mi hijo.

-Genial, le diré a Thomas que pasarás por allá y luego…

-¿A qué vas? –inquirí sintiéndome invisible entre mi hijo y mi amiga.

-Estudiaré un rato con Cassie y seguramente me que daré a ver una película vieja o algo así, ¿por qué?

-¿Desde cuándo no me pides permiso?

-Vale… creo que hemos vuelto a esa etapa en donde te explico que llevaré mi GPS y tendré mi teléfono atado a mi mano por si me llamas, ¿feliz?... y ahora que lo noto, ¿cómo se conocieron?

-Da igual. Andrea ya se iba y…

-¡A sí! Me llevo a tu madre porque debemos hablar con el charlatán del director. Me enteré del castigo que le dio a la profesora de inglés por molestar a sus alumnos y lo encuentro muy pobre.

-¿O-ok? –asintió no  muy convencido mientras rebuscaba la cena en el horno y se servía en un plato.

-¡Llámame ante cualquier emergencia! –le dije siendo tironeada por Andrea a medida que salíamos de la casa. Alcancé a tomar mi bolso y las llaves antes de cerrar la puerta.

Nos subimos al auto siendo observadas desde la ventana por un sorprendido Alexander que parecía murmurar algo y luego encogerse de hombros. Me puse el cinturón de seguridad y ella arrancó hacia la autopista más cercana con una cara sonriente.

-¿Dónde me llevas? –le dije afirmándome de la manilla de la puerta.

-A recordar viejos tiempos, Invasora.



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Más vale tarde que nunca ;-)