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domingo, 1 de septiembre de 2013

Capitulo 13 (Tercera Temporada)

-¡Buenos días! –murmuré sentándome junto a mamá.

Tras despertar al medio día, bajé las escaleras para excusarme con mis tíos y Bianca por mi falta de autocontrol y fugarme en plena noche dejando a mi madre preocupada. Ellos me dijeron que en mi ausencia, mi madre quiso esperar en el umbral de nuestra casa a mi regreso sin despegarse de una copa de vino y su teléfono además de enviar mensajes de vez en cuando. Junto con ponerme al día respecto a lo que pasó anoche, los regaños llovían por todas partes en especial por Bianca, quien lo primero que hizo fue estampar su mano en mi mejilla y gritarme que no lo hiciera nunca más.

Ahora, para disculparme, preparé su desayuno por muy tarde que fuera. Vale, reconozco que podría despertarla y decirle que lo sentía pero no suelo ser muy bueno con las disculpas… por lo menos ella me conoce demasiado e interpretaría de la mejor forma una bandeja con comida.

Dejé la bandeja en la mesita de noche junto a una foto de ambos y mecí suavemente su hombro para que despertara de una vez. A penas abrió sus ojos me observó por unos segundos como si mirara una rareza. Sonreí tratando de mostrarme casual para no asustarla.

-¡Sascha! –se lanzó a mis brazos casi asfixiándome y pude oír sus casi imperceptibles sollozos. Guau. ¿Enserio me extrañó tanto?

¡Es tu madre idiota! Y cualquiera pensaría que hasta Jack el destripador se topó contigo. Vale, un punto a favor para mi subconsciente.

-Hola –susurré sintiendo una leve picazón en mi garganta producida por su abrazo.

Se separó de mí y vi sus ojos llorosos. Quería lucir furiosa pero el leve tic en sus cejas delataba cuan feliz estaba de verme. Tomó mi quijada con una de sus manos hundiendo mis mejillas y presionándolas fuertemente.

-¡Nunca más vuelvas a hacer eso, Alexander Kaulitz! O te juro que la próxima vez no te salvarás –gritó en mi cara enterrando sus uñas en mis mejillas.

-¡Auuuuuuu! –Aullé al sentir la presión aún más fuerte de sus dedos en mi rostro -¡Dueleeee!

-Y más te vale que te duela porque… -pestañeó mirando a su alrededor y viendo sus ropas de la noche anterior. Realmente cualquier pensaría que estaba loca con solo observar sus cambios anímicos -. ¿Cómo llegué hasta acá?

Vale. No más gritos ni regaños… por ahora.

-El tío Erik te trajo, ma.

-¿A qué hora llegaste?

-Yo qué sé… simplemente llegué tarde y cuando te encontré estabas dormida acá.

-¿Dónde estuviste?

En la casa de Tom Kaulitz, un guitarrista alemán, ma. Deberías conocerlo. ¡Ah! Incluso casi me atropella.

-En un parque.

-¿Tantas horas?... no me mientas, Sascha.

-Pues me quedé dormido sobre un árbol de un parque que debe quedar como a diez cuadras… yo qué sé –dije restándole importancia al asunto de la noche anterior.

-Ok… al menos estás vivo, sano y en tu casa –vio la bandeja con su desayuno y sonrió tomándola y dejándola en sus piernas aún cubiertas con una manta, no sé si me subió la sangre a la cabeza o qué pero me sonrió y tuve que desviar la mirada algo impaciente-. Está bien. Disculpas aceptadas.

-Hm…

Probó el té y sonrió más relajada después de encontrarme.

-Está delicioso…

-Lo sé.

-¿Y tus tíos?

-Como las visitas se quedan acá, no sé qué están haciendo. Pero los demás fueron a cambiarse de ropa y luego volverían para pasar la tarde acá.

-¿Anoche abriste con tus llaves o te trepaste?

-Llamé al tío Gaspard, ma. Y el tío Erik me abrió luego de un sermón.

-Era lo menos… realmente nos preocupaste a todos, cariño.

-Lo sé. Y… yo…

Dilscúlpame, mamá.

-Está bien… Comprendo tu enojo porque sé que tienes razón al molestarte por no saber quién es tu padre.

-Se te enfriará el té. Después hablamos.

-Ok. Gracias por el desayuno, Alexander.

Me fui no sin antes depositar un beso en su frente. Quizás percibió que le oculté algo respecto a lo de anoche o que mi actitud no era del todo normal. A ella nadie la hacía tonta. O por lo menos no conozco a alguien que pueda mentirle con facilidad a mamá.

Le puse la correa a Aki y me dispuse a salir de casa para despejar mi mente y organizar mis recuerdos de la noche anterior. El clima no me favoreció mucho para salir, ni mucho menos el pollerón delgado y la chaqueta de cuero. Suelo ser de presión baja desde que nací, un defecto al cual estoy acostumbrado y que por suerte no ha pasado más allá de un desmayo. Me puse el gorro del pollerón verde oscuro y dejé que mi perro me guiara por las calles. Hoy, él estaba al mando de mis pasos… más que nada era para que cagara o meara sin ponerse nervioso de tenerme tras él porque a veces se chupa y pasa días sin hacer… sus necesidades.

En cuanto levanté mi mirada después de observar la bola de pelos frente a mí oliendo anos ajenos y ladrando, me convencí de que mi perro era un canino místico. ¿Los perros pueden leer la mente de sus dueños? Pues yo creo que sí porque el muy peludo parecía decirme “¿Acaso no estabas acá anoche? ¿Lo recuerdas, mamón?... Si querías pensar debías volver a la escena del crimen ‘amo’. A mí no me haces el tonto, eh”. Siguió caminando y le solté la correa para que dejara de joderme con sus comentarios sarcásticos.

Espera… ¿Un perro psíquico? Vale, es bien genial pero el mío con suerte hace lo que un perro debe hacer, así que… si, el golpe de anoche debió ser bien fuerte como para llegar a pensar estas mierdas.

-¿Alexander?

Observé la dirección de la voz sin tener demasiados ánimos de conversar con alguien. No ahora. No en este momento. No en este lugar.

Pero claro, ¿cómo negarme a hablar con una de los involucrados en el suceso de hace menos de 24 horas? La observé sin saber qué decir… ¿”Hola”? No. No tengo ni ganas de abrir la boca, sólo de pensar. Se quitó sus lentes de sol gatunos y sonrió delatando el brillo labial en su boca. Llevaba dos trenzas y un gorro sobre su cabeza de esos bien coloridos y con pompones.

-¿Te comieron la lengua los ratones? –preguntó ante mi descortesía de devolverle el saludo.

Señalé mi garganta con una cara demasiado fingida de dolor. Como efecto, se rió a carcajadas y me empujó un poco más fuerte de lo que haría una chica. ¿Acaso era machorra?

-Esa ni me la creo, eh. Llegaste sano y salvo a tu casa así que no puedes inventar que no tienes voz.

Seguí caminando ignorando sus pasos detrás de mí. ¿Acaso no podían dejarme ni un puto segundo tranquilo y en silencio? Parecía ser que mientras más me alejaba, más eran los que me seguían o me buscaban por muy arrogante que suene.

-Vale. Trataré de no ser tan antipática ¿ok? –dijo llegando a mi lado y anclando su brazo con el mío. Esta tipa sí que es rara.- Bueno, si seré la única que hable, espero que me escuches.

Asentí resignado a su compañía.

-Espero que tu cabeza esté bien por el golpe de ayer.

Asentí haciendo una mueca.

-Verás, mi padre a veces suele ser despistado. En especial cuando se trata de… bueno, ese tipo de necesidades fisiológicas… ¡Ah! Ahora que lo recuerdo tenemos una conversación pendiente.

Frené en seco mirándola con un signo de interrogación en la cara. Las mujeres suelen hablar de “temas pendientes” pero no se explican a la primera… ¿quién las entiende? Al menos mi madre suele ser más directa al decir las cosas. Cassandra me miró seria y en su frente se divisó una pequeña arruga entre sus cejas.

-¿Por qué no me dijiste antes tu apellido? ¿Por qué no me dijiste que eres un Kaulitz?

Vaya. Directo al grano… casi como yo cuando hablo con mamá. Me encogí de hombros restándole importancia a mi nombre.

-Es sólo un apellido alemán. Además pensé que los rumores corrían rápido por este instituto… prácticamente todas las personas que me hablan ya saben cómo me llamo así que…

-¿Ah sí, señor importante? Tú sabías que era una Kaulitz…

-Ya te dije que es sólo un apellido. Da igual.

- Sólo hay dos familias Kaulitz en Alemania. La mía y una en Colonia.

-Pues yo no vengo de ninguna de ellas. Así que para de insistir.

-¿Entonces de dónde sacaste tu apellido?

-No sé… mi padre está muerto y no es tema.

Soltó una carcajada y seguí caminando sin perder de vista a Aki. ¿De cuál se fumó esta tipa?

-Bianca me lo dijo.

-¿Decirte qué?

-Que no conoces a tu padre. Que no tienes un…

Puta Bianca. ¿Desde cuándo divulga mis cosas?  Se supone que somos cómplices de las mierdas que hacemos. No quería quedar como el “pobrecito” que no tiene padre y que ni lo conoce. Caminé más rápido dejándola atrás… si me quería molestar, este no era el momento adecuado. Escuché mi nombre entre sus pasos acelerados por alcanzarme hasta que se plantó frente a mí. ¿Iba enserio? Estaba a punto de gritarle que me dejara sólo hasta que lo soltó una vez más.

-¡Hey! Está bien, se lo pregunté a ella porque quería conocerte más. Y me costó que lo soltara… tuve que darle treinta euros.

¿¡SE VENDIÓ POR TREINTA EUROS!?

-No es razón suficiente para que te metas en mi vida.

-¿Me dejarás explicártelo o no?

Vaaaaale… sólo un poco de paciencia más.

-Está bien.

-Eso se lo pregunté luego de que te fueras de la biblioteca. Me dijo que tu madre y sus padres y tíos pactaron no mencionar nada de él. Y…

-¿Y? Continúa o me voy.

-Tampoco es para que te pongas así, Alexander.

-Te estás metiendo en donde no te corresponde.

-¿Ah no? ¿Qué pasaría si te digo que mi padre le comentó a sus amigos que te parecías demasiado a mi tío Bill?

-Tu padre con suerte me ha visto dos veces así que ni me conoce.

-Y Geo y Gustav te han visto sólo una vez y también notaron el parecido.

-¿Dónde quieres llegar, Cassandra?

-¿Cuántos años tienes?

-Diecisiete casi dieciocho.

-Y yo diecisiete recién cumplidos.

-¿Ya y?

-Algo pasó el año en el que nací.

-¿Algo?

-En mi familia, nadie habla de lo que pasó con mi tío cuando mamá y papá se conocieron. Aquel tema que te mencioné sobre las causas de que mi tío sea agresivo con las personas que no conoce.

Mamá y mis tíos tampoco mencionan nada. Esto daba miedo, escalofríos y náuseas. ¿Realmente podría ingerir lo que se viniera? ¿Realmente un tipo agresivo y antipático podría ser mi padre? En ese caso prefería a un motoquero empedernido antes que un viejo gruñón. Espera. A veces yo… también soy así. M I E R D A.

-Cuando regresaron después de ir a dejarte escuché algo de que ella se fue sin decir nada a nadie y que realmente te parecías mucho a mi tío. Dijeron que tenías los mismos rasgos que él e incluso las mismas expresiones faciales.

-No sé nada de él –murmuré aún petrificado con cada palabra que me decía.

¿Acaso es posible que…?


-Mencionaron a una (name).

4 comentarios:

  1. :OOOOOO!!!
    que buen capítulo!!!, cada vez que revelan más cosas y se pone más interesante.
    Gracias por subir capi, espero que pronto subas el siguiente :)

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  2. OMG! ESTO CADA VEZ SE PONE MEJOR ESPERO QUE SUBAS PRONTO UN BESO

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  3. Joderrrrrrrrr!!! No me puedes dejar así!!!! T.T
    Sube pronto
    Muero!!!
    Cuídate y un abrazo :'D

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  4. Creo que es fue uno de mis capítulos favoritos! Nos has dejado jodidas con el final, pero espero que es siguiente lo subas pronto, suerte en la universidad!
    Saludos y besos sabor a los 24 años de los Kaulitz ♥

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