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jueves, 12 de septiembre de 2013

Capitulo 16 (Tercera Temporada)

¿No era esto lo que querías? No lo sé. ¿No ves que el tipo es un amargado? Quizás. ¿Acaso crees que tu madre se fijaría en alguien como él? De mi madre puedo esperar cualquier cosa, hasta un motoquero empedernido. ¿No crees que vas por el camino erróneo? Al parecer, sí.

A penas me vio, sentí un escalofrío invadir mi espalda que inmediatamente ignoré esperando cualquier reacción sarcástica de él. Sin embargo nunca llegó, acarició su cabello levantando una comisura de sus labios con perforaciones dejando su repentina discusión de lado. Se apoyó en el marco de la puerta e inmediatamente me levanté en silencio y le ofrecí mi mano a penas lo tuve frente a mí.

-Cassie no trae a sus novios a casa. Debe ser algo formal para que estés acá –sonrió estrechando mi mano.

Observé el tatuaje de su mano con esqueletos y unos números ocultos en ellos. Giré su mano y vi un pequeño pájaro a color. Pero fuera de mi breve descripción física, sentí que una extraña sensación invadía mi mente al tocarlo. Lo observé y el frunció el ceño observando mi mano abandonar la suya.

-Lindo tatuaje –murmuré.

-¿Y tú eres…?

-Alexander –dije firmemente sin desviar en ningún momento la vista de sus ojos café.

-¿Alexander cuánto? –insistió elevando una ceja que tenía otra perforación.

-A secas –insistí fingiendo una sonrisa -. Soy compañero de Cassandra, su sobrina. Vine ya que debemos hacer un informe y la biblioteca del instituto apesta.

-¿A secas? ¿Eres huérfano?

-Si quieres, te unes a nosotros en la cena, Bill –dijo Tom interrumpiéndome de la respuesta incómoda.

-Vale. Se me abrió el apetito –sonrió pasando a mi lado.

Volví tras él a mi puesto pensando en cómo podía existir gente tan mierda en el mundo, gente engreída que te juzgaban sin conocerte y te miraban en menos como si fueran los reyes del universo. Bill se sentó a la derecha de su hermano, frente a Cassandra y para su mala suerte, a mi izquierda. Claro, las vistas de Georg, Gustav y Andreas pasaban de Bill a mí y negaban para sus adentros. Creo que ésta es la parte en donde desearía ser el famoso Edward Cullen y leer las mentes de cada uno para saber si voy por el camino correcto.

-¿Y quién te enseñó a tocar guitarra, Alexander? –preguntó Tom como si fuera el líder de la manada.

-Aprendí solo. Tomé una guitarra en uno de mis anteriores institutos y empecé a sacar la melodía de algunas canciones viejas.

-¿Y tu Gibson?

-Un regalo de mi madre.

-Tu madre debe ganar mucho como agente de negocios –comentó Gustav observando atentamente a Bill.

-Si por ella fuera, trabajaría en algo que no arriesgara su trasero –dije jugando con las verduras de mi plato-. Es un área demasiado privada internacionalmente, y no cualquiera tiene acceso a ese tipo de trabajo.

-¿Es de la CIA?

No hables demasiado, Sascha.

-No. Pero ella simplemente… sobrevive.

De repente, Bill empezó a toser ahogado a mi lado, rompiendo con su frio silencio y tomando un poco de agua a medida que Tom golpeaba su espalda preguntándole qué le había pasado. ¿Qué bichos le picaba a este tipo estrafalario? Vi a Andreas levantar una ceja y Cassandra volvió a mirarme atenta a mi expresión corporal.

-¿Ya estás mejor? –preguntó Georg.

-Si –asintió con voz ahogada.

-Ese sí que fue un susto, eh –exclamó Andreas apuntándolo con el tenedor.

-Descoordinación corporal, suele pasarle a cualquiera –se excusó limpiando su boca con una servilleta.

-¿Y tus tíos? –preguntó Gustav ignorando que Bill se acaba de ahogar.

-¿Qué pasa con ellos?

-¿En qué trabajan?

Dejé los cubiertos a cada lado de mi plato y me hice para atrás apoyando correctamente la espalda en el respaldo de la silla. Por primera vez, Bill pareció notar mi presencia, sin embargo no le di ninguna mirada de respuesta.

-No es por ser grosero, enserio. Pero creo que esto parece un interrogatorio. No se preocupen, no traigo cámaras fotográficas, grabadoras, ni micrófonos escondidos… no me interesa la fama que tengan. Sin embargo me basta con que una persona se sienta incómoda con mi presencia.

Hola, soy Alexander sin-pelos-en-la-lengua…

Bill me observó molesto por mi sinceridad y Gustav, Andreas y Georg sonrieron entre ellos ante un chiste interno o lo que fuese. Cassandra, quien parecía ser fanática del silencio frente a los adultos, me observó alzando una ceja impresionada por mi sinceridad. Tom, por su parte, parecía querer estrangular a su hermano con los ojos, mientras se las arreglaba para no terminar doblando los cubiertos.

-No es nuestra intención hacerte sentir como en un interrogatorio, Alexander –respondió Tom sonriendo tras dirigirle su mirada de odio a Bill-. Simplemente hace tiempo que Cassandra no trae a alguien nuevo ni recibimos invitados.

-Siempre vienen mis amigas –refunfuñó Cassandra frunciendo el ceño.

-Nunca has traído un chico –le respondió Georg.

-¡Porque lo harían sentir mal!... los conozco lo suficiente como para saber que lo torturarían y amenazarían si es posible.

-¿Nosotros? Pf!!.... somos más inofensivos que un conejo –dijo Andreas.

-No haríamos nada que te perjudique, Cassie… a no ser que se trate de un punk anarquista que odie el sistema y raye calles por doquier, o cometa delitos y tenga un historial que deje bastante que desear –dijo Gustav guiñándole un ojo.

Esta vez, fui yo quien se atoró con la comida, llegando a ponerme rojo y sentir un molesto picor en mi garganta. Prácticamente te describieron, Sascha… claro, quítale el odio al sistema, lo anarquista y lo punk. A diferencia de Bill, me recuperé sin palmadas ni palabras de burla, sino que solo y siendo observado por los demás. Vi a Gustav mirarme con un signo de interrogación en su cara, y Cassandra se rió por lo bajo conociendo la verdadera razón de mi tos.

-¿Estás bien, Sascha?

Asentí a Tom tomando de mi zumo lentamente evitando atorarme de nuevo. Tras sentirme mejor, aclaré mi voz y susurré un asentimiento.

-¿”Sascha”? –Preguntó Georg.

-¿Eres ruso? –preguntó Gustav.

-No. Es un simple diminutivo –le respondí restándole importancia.

-Ah… es que hace tiempo que no escuchaba un nombre ruso.

-¿Quién fue el último tipo de nombre ruso con el que hablamos? –preguntó Tom a Gustav.

-¿Yo? Con mi vecino.

-Hm… creo que fue Gaspard.

MIERDA… ¿será el mismo o…?

-Era francés, no ruso –murmuró Bill con una voz ronca y áspera. Sus primeras palabras decentes dentro de la cena.

¿Acaso el tío Gaspard no era…?

-Hace años que no sabemos nada de él. Ya no te escribe, Tom.

-¿Quién es Gaspard, papá? –preguntó Cassandra.

Mantente al margen, Alexander. Simplemente escucha…

-Un amigo mío y de tu tío. Seguramente se contacta más con Andrea que conmigo.

-No veo la diferencia –dijo Georg.

-Provienen del mismo infierno –farfulló Bill.

-Seguramente debe tener hijos con Lily y por eso no tiene tiempo –dijo Tom ignorando su comentario.

Lily… mi tía Lily, hermana y esposa de mi tío Gaspard… No. Son demasiadas coincidencias.

-Permiso –dije retirándome de mi asiento interrumpiendo la conversación de ellos.

-¿Pasa algo? –dijo Cassandra.

-Necesito hacer una llamada importante.

-Si quieres, usa el teléfono de la casa –dijo Tom.

-No es necesario, traigo el mío –dije mostrándolo.

Sin embargo, al momento de agitarlo entre mis manos, se me cayó cerca de los pies de Bill. Me iba a agachar, sin embargo, él lo tomó primero y la pantalla se iluminó mostrando una foto mía con mi madre haciendo muecas a la cámara.

Observé sus ojos abrirse de par en par dejando caer nuevamente el teléfono al piso, y quedando totalmente petrificado en su asiento mirando a Tom. Recogí a regañadientes mi teléfono esperando que su torpeza se viera interrumpida por unas disculpas… pero éstas nunca llegaron.

Me retiré una vez más hacia la ya conocida sala de estar, y marcando el número de Bianca, esperando a que aún estuviera en su casa o en la mía.

-¿Fabrica de condones? –grato saludo de su parte cuando en realidad esperaba un simple saludo.

-¿Hablo con la gerente general? –bromeé.

-¿Qué pasó para que llamaras ahora? ¿Tan pronto se acabó la función?

-Llevo horas afuera. Y no hago lo que piensas.

-Entonces es una orgía.

-¡Bianca!

-Pero si eso fue lo que pensé –se rió y escuché voces a su alrededor.

-¿Estás sola?

-No. Estoy en mamá y la tía Lily.

-¿Y los demás?

-Fueron a buscar unos archivos privados donde Pantera.

-¿Los tres?

-Ajá… ¿quieres dejarles un mensaje?

-No es necesario, yo…

-¿Tú?

-Nada. Estaré por allá pronto.

-¿y cómo piensas volver?

-Autobús.

-Si quieres le digo a mamá que vaya a por ti o…

-Estoy bien. No les digas nada ¿vale? Y si uno de ellos aparece, necesito que le digas que vayan a casa.

-¿Enserio estás bien? Te noto algo tenso.

-Sólo obedece, ¿vale? Eso no es mucho pedir.

-¿Algo más?

Sentí ruido proveniente de mis espaldas y a pesar de lo tenso que se puso mi cuerpo, solté un suspiro de resignación. No le podía pedir nada a Bianca.

-No.

-Cualquier cosa, llámanos.

-Lo hare. Nos vemos.

Me volteé a la vez que volvía a guardar el teléfono en mi bolsillo. Si le decía a Gaspard o Erik que todo esto parecía ser más que una coincidencia, seguramente me enviarían a la mierda evadiendo mis preguntas como siempre lo hacen.

No esperaba a que fuera Tom, quien me invitó a su estudio oculto en uno de los pasillos de la casa. Hizo como si no hubiese visto o escuchado nada en la cena y me enseñó una por una sus guitarras, la historia tras ellas, y las canciones más adecuadas para usarlas. Me ayudó a sacar la melodía de esa canción tan pegajosa, “break away” enseñándome trucos que ni sabía que existían para pasar de un acorde a otro con facilidad. Mencionó anécdotas en los escenarios, y la vez que su hermano perdió la voz en plena gira y tuvieron que operarlo sin saber si volvería a cantar o no.

Tom, sinceramente, no parecía un padre de esos que veo en las películas… todos viejos, barbudos, lentos, y aburridos. Era como… un padre ideal. Cassandra debía tener suerte de tenerlo a él como padre, pero lo más posible era que ni lo notase. ¿Y si… yo fuera su hijo? Digo, es obvio que no soy hijo del gruñón de su hermano, pero Tom y yo… realmente sería feliz si así fuese.

-Tom, tienes una llamada de Andrea.

Ambos volteamos viendo a Bill apoyado en el borde de la puerta siendo iluminado escasamente por la luz del estudio. Tom gruñó algo en un alemán demasiado rápido para ser entendible, dejó la guitarra acústica donde estaba y desapareció por el pasillo. Ignoré que aún seguía en la puerta viéndome y me giré hasta la guitarra que tenía en mis manos, recordando una vieja canción que escuché en la radio cuando era niño.

Bill se sentó a mi lado donde antes estaba Tom y escuchó en silencio la melodía. Tras unos segundos empezó a cantar en murmullos muy bajitos la letra.

-Es “I follow rivers” –le comenté al notar que se equivocó en una frase.

-Hace tiempo que no la escuchaba –comentó dando vueltas en la silla con ruedas.

-Ah…

-Lamento mi comportamiento en la cena, simplemente no estoy en uno de mis mejores días.

-Usted es el dueño de casa, yo el invitado, por lo que debo amoldarme –dije restándole importancia a su mala educación frente a sus amigos y familia.

-¿”Usted”?... prefiero que me tutees –se rió ante mi expresión.

-Bueno, Bill.

-Si… hoy definitivamente fue un día agotador con novias eufóricas y controladoras.

-¿Tienes novia?

-Se llama Lena y es… ¡desesperante! –dijo gesticulando con las manos hacia el cielo como pidiendo ayuda. Caray… este tipo estaba algo estresado.

-Si te desespera tanto, te controla y es eufórica… ¿por qué estás con ella?

Me miró como si fuera un tipo con cien ojos, antenas y dos cabezas, luego observó el piso balanceándose suavemente de un lado a otro apoyando sus brazos en su estómago.

-Porque Bill Kaulitz no puede salir con otras personas –murmuró más para él que para mí.

-¿Y quién lo dice? –le pregunté restándole importancia a su problema.

Me observó parpadeando lentamente y tras boquear un poco, soltó una respuesta.

-Gente que desea manipular mi vida.

¿Esto es enserio, Bill? ¡Ni si quiera mi madre puede controlar del todo la mía!

-¿Sabes? Tengo un historial bastante extenso fuera del nivel educacional –le confesé llevando su problema a otro ámbito.

Bill sonrió levantando una ceja, y luego negó lentamente.

Ése gesto… lo conocía de mi.

-¿Qué clase de historial?

-Bueno, uno criminal en donde te sorprenderías de las cosas que he hecho.

-¿Has matado a alguien?

-Aún no y dudo que lo haga alguna vez.

A no ser que te dé por ser espía, Alexander.

-¿Y de qué va tu historial? –se cruzó de brazos más interesado en lo que le decía.

-Hum… daño a la propiedad privada, autos estropeados, retrasos, cimarras internas, uso de lenguaje grosero, grafittis en murallas públicas… no recuerdo lo demás.

Observé de reojo la expresión de Bill notando su boca medio abierta de la impresión, además de que su silla había parado de girar. Sonreí en su dirección mostrándole los dientes y tratando de no espantarlo luego de aquella confesión no tan secreta.

-¿Y tu madre…?

-Ella se ríe. Se podría decir que me “deja ser”… sin embargo es muy exigente con mis estudios.

-¿Qué madre en su sano juicio deja que su hijo cometa vandalismos?

-Es porque lo prohibido atrae más que lo permitido, Bill. Si me hubiese prohibido hacer todas estas cosas, seguramente ya estaría en un reformatorio nazi.

-¿Y tu padre?

De nuevo esa pregunta…

-No tengo.

-¿Acaso naciste del aire?

-No lo conozco, no sé cómo se llama ni nada. Mi familia pactó no hablarme de él y por eso soy un tipo jodido.

¡No hables demasiado!

-¿Y no sabes nada de él?

Lo observé viendo que jugaba con sus pulgares y se inclinaba levemente hacía mí, mostrando su interés. Algo en su mirada me decía que estaba preocupado por mí… No, ¿desde cuándo un tipo amargado se preocupa por alguien como yo?

-Está en Alemania, y sólo hay dos familias acá que tienen su apellido.

La tuya y una que no coincide con nada de mi vida. ¿Extraño? Demasiado.

-¿Y cuál es tu apellido?

-Da igual –lo detuve antes de que mi lengua parlanchina siguiera escupiendo información-. El punto es que durante todos los años que hice eso, muchos me trataron como escoria y me alejaron de los demás, o condicionaban mi conducta. Sin embargo los mandé a la mierda y mientras más me reclamaban, más cosas yo hacía. Bill… no puedes dejar que manipulen tu vida personal por una cuestión de imagen, te estás convirtiendo en una marioneta más de la industria de la entretención y tú les estás siguiendo el juego.

-Es fácil decirlo –su mandíbula se tensó evitando mi mirada.

-Entonces, si no quieres estar con ella, ¿por qué sigues inventando que la quieres?

-Hay documentos de por medio.

-¿Y que pactan tu esclavitud?

-Algo así.

-¿Y no puedes estar solo? Digo, es mejor estarlo a que estar mal acompañado.

-Hubo una vez…

De repente sonrió observando la nada… no era una sonrisa amarga, falsa, forzada o con dobles sentidos… sino una sonrisa honesta. ¿Qué pasará por su cabeza? ¿Qué piensa?... sonriendo, se parecía más a mí. Negó volviendo a la frialdad única de sus ojos y a esa sonrisa sin sentimientos.

-Cassie debe estar buscándote, Alexander.

Un escalofrío me dio al mencionar mi nombre. Alexander. Su voz resonaba con un profundo eco a través de mis pensamientos y tuve que detener mi falta de atención para que no notara mi repentino nerviosismo. Me paré de la silla como si un resorte me hubiera expulsado de ella con un salto. Dejé la guitarra donde debía estar y me dispuse a caminar cuando lo escuché nombrarme de nuevo.

-¿Qué? –le respondí dando media vuelta cuando esta vez era yo quien estaba en el  marco de la puerta.

-Hay algo extraño en ti.

-¿Extraño? ¿Acaso me ves con tres ojos y antenas? –bromeé tratando de quitarle seriedad al asunto.

-No es eso.

-¿Entonces?

-Te pareces a mí cuando tenía tu edad… tienes el mismo comportamiento y…

-No te confundas, Bill. O el vino de la cena te hizo mal o…

-No tomo mucho. Además, creo que lo único diferente es que tú tienes un historial terrible que impresionaría a cualquiera, en cambio yo no.

-Pero no soy un delincuente, o sino créeme que no estaría en tu casa.

-Lo sé. Eres un buen chico. Tu madre debió esmerarse demasiado en cuidar de ti y tus modales.

-Quiso que fuera mejor que ella y mi padre fantasma.

Me marché dejándolo solo en su estudio o lo que fuera, porque realmente no valía la pena hablar con él, sabiendo que no nos parecíamos en nada. Yo me parecía a Tom, no a Bill. Por eso lo más seguro era de que mi padre fuese Tom y no él. Quizás estuvo con mamá antes de estar con la madre de Cassandra, y simplemente prefiere no mencionar el hecho de que dejó a una mujer embarazada y sola.

Terminamos nuestro trabajo cerca de las diez de la noche. Esperamos la opinión de Tom, quien tras leerlo nos dijo que si no aprobábamos con la mejor nota, estaba decidido a reclamarle a la directora del instituto porque el trabajo estaba excelente. Cuando bajé, vi a los chicos tirados en el sofá viendo una película de acción… realmente no parecían los adultos que eran. Estábamos por unirnos un rato cuando siento mi pierna vibrar avisando una llamada entrante.

-Discúlpenme, es mamá –me excusé acercándome a un ventanal alejado del ruido de la televisión, siendo observado por la gran mayoría de los presentes.

-¿Estás bien, Alexander? –Dijo tras saludarla linealmente. Parecía estar algo preocupada… típico de ella.

-Lo estoy. ¿Ya volviste a casa?

-Sí, hace menos de tres minutos. Realmente se me pasó volando la tarde y aún no termino de estudiar a…

-¿Cuándo será?

-La próxima semana, pero no te llevaré conmigo.

-¿Qué? ¿Por qué? Se supone que… espera, ¿dónde será?

Esto era demasiado sospechoso y atípico de su parte.

-En Asís.

-¿Dónde queda Asís?

-En la Provincia de Perusia, Italia.

-Nunca hemos ido allá –murmuré recordando lucir resentido cuando llegara a casa y así convencerla de que me llevara con ella.

-Sabes que nunca vamos de vacaciones, Sascha.

-Y tú sabes que no quiero dejarte sola.

-… No iré sola.

¡¿QUÉ?!

-¿Quién irá?

-Ian Neville.

-¿Y ese quién es? –murmuré lo suficientemente bajo para que no me escucharan los demás.

-Un compañero… ¿Sabes? No quiero arriesgar tu pellejo hablando por teléfono. ¿A qué hora te vendrás?

-Luego.

-Si quieres enviaré a Erik para que vaya a buscarte.

-El tío Erik no es tu esclavo ni mayordomo, ma. Si necesito de él, yo mismo llamaré, no tú.

-Alexander Kaulitz…

Corté antes de ganarme un sermón telefónico que le haría gastar dinero en su cuenta. Regresé con los demás siendo observado por Cassandra, Bill y Tom. Suspiré tratando de ordenar prioritariamente mis pensamientos; el primero era llamar al tío Gaspard ya que era más fiable, el segundo era hablar con mamá aunque termináramos peleando, y el tercero era averiguar quién era ese Ian Neville.

-Si quieres te voy a dejar a tu casa, Alexander –dijo Tom por encima del volumen de la televisión.

Sonreí notando que parecía algo incómodo cuando noté que escuchó lo que hablaba con mamá.

-Sólo si no es mucha la molestia… a veces puede ser muy fastidiosa mi madre.

-Perdón por escuchar tu conversación, pero ella parecía estar muy preocupada.

-No. Ella es la que me preocupa con sus… lo siento, prefiero no mencionar nada de ella.

Repito, no hables más de la cuenta… ¿es muy difícil de comprender o te los tengo que decir en otro idioma?

-Bien, iré a buscar las llaves, espérame en la entrada por favor.

Indicarle el camino a casa no era necesario ya que sabía dónde vivía, así que Cassandra se nos unió junto con Georg, quien quería aprovechar de comprar unas cervezas en una gasolinera. En el camino, entendí que Bill quedaría totalmente descartado como mi posible padre; No era el tipo de hombre con el que yo suponía que mamá estaría. No era un príncipe azul, o un caballero de la realeza. Era simplemente un viejo caprichoso que salía con una tal Lena que parecía ser una controladora de su vida tanto pública como privada. En efecto, era una razón más para no confiar demasiado en las chicas.

-¿Tú qué opinas, Alexander?

Observé a Georg mirarme desde el copiloto sonriendo en mi dirección. Cassandra me vio con ojos curiosos y yo enmudecí no sabiendo q a qué se referían.

-Lo siento, pero no escuché.

-Que Bill está demasiado amargado desde que Lena entró a su vida, por lo que creemos que es mejor que termine con ella, ¿qué opinas?

-No conozco a la tal Lena para opinar –dije observando por la ventana las luces pasar rápidamente ante mis ojos.

-¿Y si te la presentáramos? Digo, ya eres bienvenido en la casa Kaulitz –dijo Cassandra.

-Gracias por tu acotación, Cassandra, pero no creo que mi opinión sirva de mucho en tu familia.

-Pero yo puedo ser tu interprete –dijo Georg guiñándome un ojo.

-No lo sé…

-Por mi está bien –anunció Tom sin despegar la vista de la ruta-. Lo que sea con tal de que Bill termine con ella.

-Entonces está decidido –concluyó Cassandra.

-Bien, primero nos gustaría saber tu opinión sobre el amor para hacernos una idea –anunció Georg. Si seguía observándome a mí y a Cassandra lo más probable era que terminase con un intenso dolor de hombres y cuello.

Tu opinión del amor es que es sinónimo de follar… pero con sentimientos, claro.

-Realmente no soy bueno hablando del amor –confesé torciendo mis dedos.

-Eso es normal en los chicos de tu edad.

-No es eso…

-No hay problema con que seas tímido frente a Cassandra, de hecho ella es como un miembro más de la banda aunque aún sea menor de edad.

Dilo. Líbrate de esto. Vomítalo de tu boca y ellos comprenderán que aún estás algo pequeño para pensar en palabras tan grandes como lo es el amor. Claro, pensarán que tienes un trauma, pero nada que no se pueda solucionar con una camisa de fuerza. Si quieres empezar las cosas bien, dilo ahora. Ahora. ¿Acaso hay algún remedio o medicina que enmudezca tus pensamientos auto destructores que disminuyen tu seguridad? Sería genial tenerlo, y así poder terminar con esta voz tan gruñona en mi mente. Suspiré ya derrotado y observé a la nada por la ventana.

-Para mí el amor es algo que mueve al mundo. Sin embargo muchos lo confunden con follar.

-¿Con… follar?

-Ajá. Además, si bien es un sentimiento universal, es lo que impide que seamos racionales. Yo no mataría a mi madre porque ya quiero y es quien me dio la vida, por lo tanto no soy racional en el sentido que afecte a mis seres queridos. Por otra parte, hay otros que dicen que si los follas, los quieres, cuando en efecto no es así. Follar no es lo mismo que hacer el amor.

Frenó en seco empujándonos a todos por inercia. ¿Qué le pasaba? ¿Vio a un perro y frenó en seco o qué? Tras los reclamos de Georg y la insistencia de Cassandra, Tom se puso en marcha sin responder a ninguna pregunta. Lo observé desde el espejo retrovisor y vi que estaba demasiado serio.

-¿Dije… algo malo?

Me observó por un instante a través del mismo espejo y negó.

-No es nada, Sascha.

-¿Nada? ¡Que casi nos matas Tom! –exclamó Georg.

-Me pareció ver un animal en el camino.

-Un animal no te detendría tan rápido, habría sido mejor que le tocaras el claxon –murmuró Cassandra cruzándose de brazos.

-Para la próxima lo tendré en cuenta, cariño. En cuanto a tu opinión Alexander, creo que estás en lo cierto.

-¿En cuanto a qué?

-Bill no ama a Lena y ella tampoco a él. Ni si quiera la estima lo suficiente como para sonreír un poco. Le diré que termine con ella toda esta farsa de la disquera.

Tras decir eso, Tom se estacionó frente a mi casa. Los arbustos creaban sombras dramáticas en las paredes blancas con la iluminación del alumbrado público, y las flores se teñían de colores oscuros dándole un aspecto poco bienvenido. Sólo la luz de la entrada estaba encendida, y una suave luz en el interior que debía ser de la chimenea. Suspiré desenganchándome del cinturón de seguridad y tomando mis cosas.

-¿Aquí vives? –preguntó Cassandra.

-Sí.

-Es una casa muy grande para dos personas.

-Lo sé. Pero mis tíos suelen venir a ayudar a mi madre con… su trabajo durante los fines de semana así que no pasamos solos.

-Tu madre debe tener buen gusto –murmuró observando el antejardín y sus flores.

-La verdad es que contrata a personas para arreglar los jardines de nuestras casas. Ella simplemente mantiene a las flores.

-¿Quieres que te acompañemos a la entrada? –murmuró Tom.

-No es necesario.

-No queremos que tengas problemas con tu madre, Alexander –sugirió Georg.

-No los tendré. Gracias por la cena y por venir a dejarme. La verdad es que…

-Ni agradezcas. Si eres amigo de Cassie, ya eres parte de la familia –dijo sonriendo Tom.

-Gracias –murmuré impresionado ante su gratitud.

Bajé del auto y toqué el timbre de la entrada anunciando que había llegado con cuatro toques insistentes. Observé el auto a mis espaldas con los Kaulitz y Georg, quienes esperaban a que entrara para irse.

A lo lejos, oí los ladridos de Aki y unos pasos acercarse desde el interior. Unas cuantas vueltas a la cerradura y una mirada por la cámara de seguridad sobre la puerta y la puerta se abría frente a mí, notando a un ojeroso tío Erik levantando una ceja ante la hora.

-Es muy tarde para andar afuera –reprochó cruzándose de brazos. Aki se apresuró a olerme y juguetear con mis manos.

-Hola tío. Si. Me fue bien y se portaron bien. No habían pistolas ni armas nucleares, así que te puedes quedar tranquilo –sonreí sarcásticamente.

Me volteé lentamente viendo que aún seguían ahí, y… ¿es mi idea o Tom parecía un fantasma? Saludé con la mano y él prendió el motor para luego arrancar el auto en un abrir y cerrar de ojos como si hubiesen visto al mismísimo diablo. Volteé nuevamente viendo a mi tío igual.

-¿Pasa algo? –murmuré.

Él me dejó entrar notando la voz de mamá y el tío Gaspard aún despiertos y seguramente metidos en sus documentos mafiosos. Mi tío cerró la puerta y me observó con una expresión imperturbable.

-¿Quiénes son esos, Alexander?

Estás en problemas… miente o mueres.

-Es el padre de una amiga. Me vinieron a dejar luego de hacer una tarea. ¿Pasa algo con ellos?

-¿Cómo se llamaba el que conducía?

MIENTE.

-Karl Lewis. Es inglés y habla con un poco de dificultad el alemán.

Me observó tratando de hallar mentiras en mis declaraciones. Sin embargo solo bostecé como señal de cansancio y él me dejó ir negando con la cabeza para sus pensamientos.

-Duerme, Sascha. Mañana hablaremos.


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Hallo Gurls! bueno, salió algo largo el capítulo así que espero que lo aprovechen ;-)  Muchas gracias por todos sus comentarios tanto por el chat, por las cuentas de google, y por facebook, me alegra saber que vale la pena seguir escribiendo y subiendo capítulos.

8 comentarios:

  1. AAAAAAYYYYYYYY ¡POR DIOS! ME ENCANTO CADA VEZSE PONE MEJOR ESTO ESPERO EL PROXIMO CON ANSIAS CUIDATE UN BESO

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  2. BUENISIMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!

    QUIERO MAS MAS !!!

    Siempre espero por tu capis nina!! Gracias

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  3. MeEncantaMeEncantaMeEncantaMeEncanta! Muero por el siguiente capítulo, buenísimo, jamás será en vano que escribas! Esto sería Best Seller<3
    Saludos

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  4. Que yo me muero !!
    :o!!
    Perfecto!! Sigue!! Te amol!!
    :3 eres perfecta escribiendo!! Solo espero una narración de Tom O Bill!!

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  5. ay conchuda!! SUBI OTRO YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA QE ME MUERO

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  6. narracion de bill, narracion de bill, narracion de bil!!!!!!! HADNK

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  7. ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!! Dios... Por dios... Ya se vieron... Ay pero Bill cambio demasiado u.u
    Y alexander que cree que Tom es su papá u.u
    Espero subas pronto y no me tengas con ansias
    Cuídate y un abrazo :D

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  8. estoy que convulsionaré si sigo leyendo
    es tan parecido a Bill que asusta y.. y no sabe nada y quiere saber y omg
    continuala *-* esta de pelos, Alexander es tan idiota que cree que Tom es su papá, claro, y Bill asdfg con Lena y la disquera y el celular la foto y bla bla bla, oh, Dios SIGUELAAA QUE ME ENCANTA, convulsionaré leyendo un día de estos, está maravillosa!
    de verdad sigue pronto que la intriga me volverá loca hehe n-n
    cuidate y un beso c:

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