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sábado, 3 de agosto de 2013

Capitulo 7 (Tercera Temporada)

-¿¡De qué planeta vienes!? Enserio, necesitas una buena dosis de actualidad –Si Matt seguía con esas exclamaciones y los ojos abiertos ante mi ignorancia alemana, seguramente lo siguiente sería atender un paro cardíaco en plena clase de inglés.

-Fue sólo para joderla, Matt. Parece ser demasiado mimada e inmadura a su edad, y es a ella a quien le falta una buena dosis de actualidad. Yo puedo vivir con lo que sé.

-Su padre y su tío son una de las personas más influyentes en Alemania en los últimos veinte años. Ni la legendaria Nena o Falco pudo llegar a obtener tanto éxito en el mundo –dijo levantando sus cejas mientras escribía la traducción del quinto capítulo de Jane Eyre. Yo, ya iba alcanzando el final.

-Bueno, ahora entiendo por qué tanta histeria ayer en el Centro Comercial –murmuré recordando a las chicas hormonales que parecían estar a un paso de comerse a los guardias… ¿por qué a mí seme hizo tan fácil entrar? ¿Acaso tengo pintas de músico o rockero? Guau. Creo que mantendré mi apariencia por un tiempo más.

-¿Te encontraste con ella? Dos veces en un día no las hace nadie, eh –susurró al ver que la profesora nos observaba asesinamente.

-No es mi tipo, ¿sabes?... y ella es la que me acecha. Yo simplemente estaba comprando cuerdas para mi guitarra y descortésmente se me acercó a un paso de romperme los tímpanos.

-A veces puede ser muy agresiva. Pero eso pasa cuando su padre se junta con su novia actual.

-¿Novia actual? –recordé que mencionó que sus padres estaban divorciados hace siete años. Seguramente a los famosos les sobran las tipas.

-Se llama Ria, según lo que dicen las revistas. No es alemana pero está buena si la quieres simplemente para follar. En fin, el año pasado dio un gran espectáculo en la entrada del instituto diciéndole a su padre que Ria era una zorra sin remedios que la cagaba con cualquiera que lo tuviera parado. Él le pegó una cachetada en la mejilla y le dijo que si volvía a decir esas palabras, un reformatorio sería poco.

-Oh… entiendo.

Entendí más de lo que pensaba. Su comportamiento era así debido al duro divorcio de sus padres... seguramente aún no lo superaba y odiaba verlos por separado. Si, a veces puedo llegar a tener demasiada empatía con los demás. Creo que a mí tampoco me gustaría ver a mamá con otro tipo que no fuera mi padre, y se lo haría saber de las peores maneras existentes hasta que lo deje o él termine muerto y yo en la cárcel. Los hijos únicos, somos territoriales por naturaleza y dudo que eso se puede remediar de alguna y otra forma.

La vibración de mi móvil en el bolsillo de mi pollerón interrumpió mis pensamientos observé a Bianca quién repentinamente parecía interesada en cambiar de puesto con Matt. Oh… era un mensaje de mamá. Matt aceptó sólo porque quería admirar el escote de la profesora más de cerca y seguramente sacarle fotos.


“Iré a buscarte. Iremos a Stuttgart a una misión… comeremos en el camino y regresaremos mañana en la noche. Cuida tu lenguaje, Sascha”


Stuttgart. Sonaba como algo de demasiada importancia como para partir hoy mismo a penas saliera de clases. Y eso de “cuida tu lenguaje” debía decirlo por mi costumbre de no ser tan refinado al hablar con los de mi misma edad. Pff!... ¿quería que hablara como un maldito de la elite? No, no soy así y dudo hacerlo incluso ante el presidente Obama o la reina de Inglaterra.

-¿Te vas? –murmuró Bianca golpeando la esquina de la mesa con su lápiz.

-¡Aw!... ¿me extrañarás primita? –sonreí burlesco mientras tecleaba una respuesta a mamá.



“No te preocupes por mi boca, mamá. De hecho es bastante refinada cuando me conviene ;.) ¡Nos vemooos!”



-Papá mencionó que ayer parecías disgustado cuando fuiste a ver a Pantera –murmuró con una ceja elevada imitando mi sonrisa.

-No soy fanático de los asilos. Iré a Stuttgart. Vuelvo en dos días y por favor no te saltes clases, ¿vale? –claro, impresionada por mi observación estaba a punto de decir algo cuando me reí en su cara y asentí ante la confesión de su secreto -.Tengo informantes en los salones, baños y pasillos, Bianca. Además de los rumores de que tu novio te caga con otra.

-Oh…

Me giré dando por terminada la conversación y guardando mis cuadernos luego de entregar mi traducción terminada a la profesora. El timbre sonó y vi cómo Bianca tecleaba algún mensaje con su celular arrugando el entrecejo. Tomé mi bolso y besé su frente dejándola totalmente impresionada ante tal afecto demostrativo en público.

-Créeme cuando te digo que soy demasiado buen primo contigo, Bianca. Los institutos suelen ser los mejores lugares para cotillear sobre los demás. He escuchado cosas que realmente no sabía de mí, como que soy gay o que vivo en una mansión y tengo un guardaespaldas que me recoge, además de una relación incestuosa contigo. ¿Puedes creerlo?

-No faltaré ¿vale?... avísanos si surge alguna emergencia con tu-ya-sabes-qué.

-Lo haré.



*             *             *


-¿Entonces es verdad que Bianca terminó con el tipo raro, cierto? –Dijo Mike con una sonrisa de oreja a oreja y ojos brillantes. ¡Dios! Oculten la baba por mi prime delante de mí por favor.

-Lucy dijo que se vieron en los camarines del gimnasio y que tuvieron una fea pelea –comentó Robert haciendo una mueca mientras avanzábamos hacia la salida.

-¿Lucy? –pregunté. Bien, tenía que conocer en tiempo récord los nombres de casi todos acá.

-Es una de las amigas de tu prima. Le dijo que la acompañara para que tuviera un testigo presente ante cualquier acusación y que grabara la conversación… ¡ah! Y a esa chica le gustas.

-Como a la mayoría de las chicas del instituto –murmuró riéndose Fred.

-No me interesa follar por ahora.

-¿Pero terminó o no con él? –insistió Mike rascándose la cabeza. La luz del sol del exterior me cegó por un momento y tuve que pestañear rápido mientras mis ojos se acostumbraban.

-¡Que sí hombre! –rió Matt empujándolo mientras todos reían y Mike se ponía casi del mismo tono de su cabello colorín.

-¡Dios!... o estoy alucinando o… o esa mujer en el auto es una diosa bajada del cielo o del infierno, o del lugar de donde venga pero está follable.

Vi la dirección de sus ojos y no sabía si reírme de Robert por su comentario o simplemente dejarle claro que la mujer que observaba apoyada en el Audi R8 negro era mamá. ¿Por qué no vino en el BMW serie 1? Ese es más sobrio que su juguete favorito. Observé a mi alrededor y vi que mis amigos no eran los únicos flipados por el auto… o por mi madre. Casi todo el mundo observaba a mamá descaradamente o sacaban fotos. Por supuesto, a ella no le importaba mientras tuviera su rostro con sus nuevos lentes comprados ayer. Al menos el vestido azul marino que vestía no era tan corto, sino que le llegaba un poco más debajo de las rodillas moviéndose con el viento.

-¡Follable! –opté por reírme en su cara y todos me miraron con cara de pocos amigos -…Dios, esto debe saberlo mamá.

-¡¿MAMÁ?! –gritaron todos a la vez con ojos desorbitados observando nuevamente a mi madre que ahora lucía algo seria.

-¿Ella? ¿Enserio? –Asentí a Matt tratando de ocultar mi sonrisa socarrona- ¡pero si con suerte debe tener unos veinte!... No me jodas, Alexander.

-Es mi madre, te digo.

-¿Y cuántos tiene?

-Hum… treinta y siete años.

-¿Y se mantiene así?... mi madre se pasa horas en el gimnasio y sigue teniendo piel colgando por todas partes –dijo Nick, quien había permanecido callado.

-Bien, demasiada charla por hoy. Debo irme, nos vemos en unos días.

Me acerqué con paso firme a mamá quien sonrió al verme entre la multitud y le quitó la alarma al auto. Bien, es primera vez que escucho tantos piropos, palabras lascivas y asombros para mamá en un radar tan cercano que no puedes ni taparte los oídos para dejar de oírlos. Me acerqué a ella depositando un beso en su mejilla y negué con la cabeza aún conteniendo la risa ante los posibles rumores que surgirían a partir de ahora.

-¿Pasó algo? –dijo levantando ambas cejas buscando el origen de mi sonrisa.

-Tienes un club de seguidores que dicen que eres… follable –solté las carcajadas ya sin poder aguantarlas.

-Oh… -Ahora sí que parecía tan impresionada como yo y un pequeño y adorable rubor subió a sus mejillas -.Pues… diles que soy tu madre, Sascha.

-Créeme que cuando les dije casi lidio con cuatro personas con ataques cardíacos.

-Oh… bueno.

-¿Por qué no usaste el BMW?

-Porque es más lento. Y tenemos algo de prisa.

Subí al auto dándole una última mirada al instituto boquiabierto, y a Matt aún atónito negando con la cabeza mientras reía camino al paradero. Mamá retrocedió lo suficiente y dio una media vuelta para dirigirnos al tránsito alemán mientras yo bajaba el vidrio de mi ventana muerto de calor bebiendo de una botella con agua de mamá me pasó. No lucía tan distraída como ayer, sino que parecía estar tranquila y feliz a juzgar por su raro cantar (no suele hacerlo siempre ya que prefiere oírme a mí cantar). Es la primera vez que la escucho cantar Bon Jovi, de hecho pensé que le gustaba la música clásica o James Blunt o Dido, pero nunca me la imaginé cantando Rock de los 80.

-¿Qué? –me preguntó cuando notó mi mirada puesta en ella.

-¿Estás drogada o bebiste demasiado? –se rió de mi pregunta y siguió bajando hasta ingresar a la carretera conduciendo sobre los 105 km/hr. Luego, le bajó el volumen a la radio -. No te dije que le bajaras el volumen, simplemente quiero saber qué hiciste con mi madre.

-Hoy vi a demasiados chicos que solía entrenar cuando estaba embarazada de ti, cariño. Y la verdad es que me siento orgullosa de ellos ya que no han olvidado de donde vienen y han llevado a la práctica cada consejo que les he dado a lo largo de sus vidas. Imagina cuánto crece una persona en diecisietes años.

-¿Qué les enseñabas?

-Más que nada artes marciales, pero eso fue los primeros seis meses porque los tres restantes de tu embarazo ya no me podía mover como antes –sonrió aún más ante un recuerdo que me parecía cursi pero que para ella era sagrado-. Después me dediqué a enseñarles a controlar sus emociones, algo así como lo que te enseñó Gaspard cuando cumpliste diez años.

-El te enseñó eso a ti, ¿verdad?

-Cuando me lo enseñó lo odiaba. Era la persona más fría, burlesca y egocéntrica del mundo. Y tras entender que la vida lo hizo así por perder a su hermana, comprendí que era su manera de defenderse y no terminar herido.

-Pero ahora está con ella nuevamente.

Desde que tengo memoria, sé del secreto que hizo que mi tía Lily cambiara su apellido. Son hermanos y mantienen una relación incestuosa por donde se le vea. Eso lo supe desde siempre, y la verdad es que no me causa pudor porque conozco la historia de ellos, una historia dramática lleno de tragedias, alegrías y tristezas que los llevaron a reencontrarse tras no sé cuántos años. Mamá dijo que este reencuentro fue de lo más emotivo, y que desde ese día mi tío Gaspard irradiaba felicidad por los poros.

-Sí, felices por siempre.





           *                          *                            *



-Así que Bianca termino con su novio.

-Sí. Era mejor así. Le dije que simplemente trataba de ser un buen primo con ella y que no quería que pasara ciega por el resto de su relación, no sé cómo lo habrá tomado pero al menos ahora el tío Erik puede ser feliz sabiendo que su hija ya no está con ese patán.

-Humm… después lo llamaré para saber cómo está tomando las cosas. A pesar de que ambos sabemos que debe estar brincando en un pie por mucho que su hija esté triste o enojada por su quiebre.

-¿Y qué opinaba la tía Rebbeca de esto?

-Está casi igual que Erik, pero creo que ella de alguna forma con su instinto maternal, sabía que terminarían antes del mes y medio de relación. Por eso estaba más tranquila con el repentino noviazgo.

A penas llegamos a Stuttgart, supe que era una ciudad similar a Berlín con sus cascos de los inicios del siglo XX renovados, y demasiada gente por las calles. Creo que en comparación con los norteamericanos, los europeos prefieren mantener la historia vigente en sus calles y plazas… quizás algún día decida quedarme definitivamente en alguno de los países de Europa. Ahora, nos encontrábamos en las terrazas rodeadas de jardines (y gringas tetonas que coqueteaban con lo que se les cruzara por delante de sus respingadas narices) del Pullman Stuttgart Fontana, un hotel que mamá catalogó como “aceptable” pero que yo consideré de lujo como la mayoría en los que hemos estado. Claro, mamá siempre ha sido de gustos exigentes y refinados, pero a veces no los entendía. Un día encontraba que el negro era demasiado depresivo, y al día siguiente lo encontraba hermoso. ¿Quién entiende a las mujeres? ¿Quién puede entender lo impredecible que es mamá? Humm… al menos tengo paciencia con ella.

-¿Y… por qué demoraste tanto cuando fuiste a la tienda de música? Creo que alcancé a leer demasiados libros con todo el tiempo que te demoraste –comentó disfrutando de su té inglés en un taza de porcelana fina y diseños floreados.

-Oh… pensé que te lo había dicho –pestañeé tratando de contener un bostezo.

-Pensaste mal, Sascha… siempre recuerdo lo que me dices-sonrió revolviendo su té con cuidado de no derramar nada.

-Hay una chica en el instituto cuyo nombre no sé pero creo que es como mi versión femenina –dije jugando con un trozo de pastel incrustado en mi tenedor.

-¿Tu versión femenina? –Vale, hasta ella se impresionó con mi retorcida opinión –.Suena como algo difícil de imaginar.

-Claro que es difícil porque no la conoces en persona. Tenemos casi los mismos rasgos faciales, sólo que ella es más rubia y sus ojos son distintos a los míos. En fin, la conocí antes de ir donde Pantera y para joderle la vida, la besé sin su permiso.

-¡Alexander! –se rió. Bah, qué más iba a hacer sabiendo que su hijo era un chiflado por donde se le viera.

-Ella salió echando humos por las orejas como las caricaturas. Y luego la volví a ver en la tienda de música. Ahí me di cuenta de que es demasiado descortés, ma. En vez de saludarme, prácticamente me sacó la mierda con tal de que me fuera de su camino y de la tienda en sí.

-¡Guau! ¿Tan agresiva fue?

-¡Te lo juro! Yo, para no seguirle el juego la dejé hablando sola y fui en busca de las cuerdas para mi guitarra y me topé con su padre. El tipo era genial, todo un guitarrista profesional que incluso me quiso regalar las cuerdas originales de la Gibson que costaban el doble de lo que tenía en mi billetera.

-Debiste llamarme –murmuró resentida probando un sorbo del té.

-No lo pensé en el momento, ma. En fin, el tipo fue súper amable y todo lo contrario a esta mocosa, así que aproveché de decirle que le enseñara modales a su hija porque era grosera. Cuento corto, por su propia insistencia, me regaló las cuerdas y yo guardé mi dinero.

-¿Humm… no será algún guitarrista aburrido con pinta de pedófilo? Sabes que no debes recibir cosas de…

-De hecho era famoso –la interrumpí antes de que siguiera regañándome por aceptar cosas de desconocidos y otras mierdas de madres -¿cómo dijo que se llamabaaaaa…?

-¿Marilyn Manson? –dijo divertida.

-Ese viejo debe estar arrastrando sus bolas, ma. Éste lucía joven, y tenía rastas, tatuajes y perforaciones.

-¿Bob Marley? ¿Slush?

-¿Qué…? ¡Ah! Ahora recuerdo que se llamaba Tom.

Mamá escupió su té esparciendo el contenido sobre la mesa y con ojos desorbitados. Se puso pálida de la nada mientras con su servilleta de género limpiaba el reciente desastre. Humm… ¿por qué tan nerviosa al mencionar ese nombre? Mamá estaba demasiado pálida, de un color enfermizo que me decía que en cualquier momento se desmayaría.

-¿Estás bien? –murmuré observándola repentinamente ausente mientras seguí limpiando el plato de la taza. Probé con otra pregunta -¿dije algo malo?

-Es m-mejor que subamos, cariño. Mañana será un largo d-día y-y… debo reunirme con unas personas –murmuró repentinamente nerviosa y ansiosa por abandonar el lugar.

-Claro –murmuré abandonando mi pastel ya sin apetito ni ganas de seguir comiendo.

Al llegar a nuestra suite, mamá se dirigió inmediatamente al baño de su dormitorio excusándose con que la comida le había caído mal a no ser que hubiese un virus en el aire. Por supuesto, no le creí ni la mitad de sus excusas porque sabía que ese nombre significaba algo para ella, algo que seguramente tenía que ver con esa persona o ese algo que quitó sus ganas de seguir en el Centro Comercial. Irrumpiendo su privacidad en el baño sin importarme su posición poco femenina, me crucé de brazos sentado sobre el tocador esperando a que terminara de vomitar todo lo de sus tripas. Ella, no pidió ayuda (nunca la pide en realidad), y luego de unos diez minutos eternos en donde sus arcadas volvían y ella volvía a arrodillarse frente al inodoro, se sentó apoyando su respaldo en el jacuzzi.

-Pensé que no nos ocultábamos tantas cosas, de hecho, yo no te oculto nada –murmuré sabiendo que no me diría nada de sobre su reacción vomitiva.

-No… no insistas… por favor –tomé un vaso con agua y se lo tendí para que enjuagara su boca de las bilis-. Gracias.

-¿Qué pasaría si fuera yo el que te ocultara cosas? ¿Acaso no te sentirías tan mal como yo? –volví a la carga tensando como acto reflejo mi mandíbula.

-Alexander, yo… no ahora.

-Son simples dos preguntas, mamá. No creo que te cueste demasiado responderlas.

-…quizás intentaría convencerte por otros métodos… como tú constantemente haces.

-Bien, haré lo que tú dices, ma. ¿Qué provocó tu repentina descompensación? –vale, mis impulsos y mi repentina rabia hacia su silencio afloraron. Ella simplemente se paró del piso y se acercó a mi lado para lavar sus dientes.

-Ya te lo…

-Sí, lo dijiste dando explicaciones que ni tú misma crees. Al grano mamá.

-Sascha, por favor para –murmuró antes de introducir en su boca el cepillo dental con pasta de menta.

-Bien, optaré por la segunda vía. ¿Tiene algo que ver con alguien a quien tú conoces?

Silencio. Su cuerpo rígido. Sus ojos esquivando los míos mirando su propio reflejo en el espejo frente a ella. Y yo aún esperando por una respuesta.

-¿Cercano o lejano? ¿Amigo, conocido, pariente, enemigo o compañero?

Negó con su cabeza. ¿Qué era entonces? Comenzó amover el cepillo dentro de su boca limpiando sus dientes y yo comencé a impacientarme un poco tratando de contener el repentino impulso de gritarle cosas.

-Optaré por la tercera vía. ¿Conoces a alguien llamado Tom?

Me miró señalándome que esperara un poco mientras cepillaba con rapidez sus dientes. Tras unos segundos después expulsó la pasta hecha espuma y enjuagó su boca con suficiente agua. La secó y me miró, ahí fue cuando supe que ella esta tan enojada como yo.

-Sí. Conozco a alguien llamado Tom. Fue un amigo que no veo desde hace mucho tiempo y que prefiero no ver debido a lo mal que terminaron las cosas la última vez que lo vi. No sigas escarbando en el pasado, Alexander. No ahora ni mucho menos cuando estoy preparándome para una misión –dijo con voz ronca y severa. Sus ojos fríos daban por finalizada mi insistencia a saber más, y de repente mamá se veía como alguien a que ha vivido demasiados años, lo suficiente como para querer descansar.

-¿Tanto te cuesta mencionar cosas en tu vida? Tú conoces la mía más que a nadie en el mundo. Sin embargo es como si yo no tuviera derecho a entrometerme en la tuya… ¡y no sabes cuán frustrante es!

-¡Me frustra más saber que cometí un grave error trayéndonos a Alemania! –Confesó elevando su tono de voz y casi juntando sus cejas-. Te estoy exponiendo a demasiados peligros, a demasiadas cosas que no deberías saber porque no te incumben y creo que estás pasando tus límites, jovencito.

-¿¡Que no me incumben!?... te he visto llorar, tener ataques impulsivos de neurosis, pelear, gritar, reír… ¿y no me incumbe? ¡En qué mundo vives!

-Te digo cosas sobre tu padre tratando de no exponerte al sufrimiento. Te digo que no te unas a la mafia para que no te conviertas en un vil asesino. Te digo que no me presiones y tú… ya no me haces caso en nada, Alexander. Trato de mantenerte a salvo de mi vida y de la de tu padre, porque sí, tu padre está en algún puto lugar de Alemania y no deseo saber nada más de él ni que él sepa de ti.

Esto era demasiado. No, sobre el límite de lo permitido por mis pensamientos. Su repentina confesión me dejó aún más callado de lo que consistía un respirar. Me hacía congelar mis neuronas, reacciones y pensamientos, reproduciendo cada último comentario recién dicho. ¿Tanto le costaba decirme eso? No abríamos ahorrado bastantes discusiones si tan solo me hubiera dicho que no quería exponerme a la vida del viejo, ni que el viejo apareciera en la mía.

Una sincera confesión amarga y egoísta.

La observé una vez más. Sus ojos, de un suave café claro, repentinamente se habían puestos más fríos que el mismo hielo de los iceberg. Su boca se mantenía cerrada tras expulsar todo, y sentía que aún quería decirme más cosas que me pusieran en mi lugar. Sus manos presionaban sus caderas y su cuerpo estaba rígido esperando una respuesta de mi parte. No. Abandonaría esta partida porque ya no quedaba nada más que decir. No ahora que me sentí dolido, confundido y sin saber por dónde empezar a pensar.

-Yo… -balbuceé sin tener nada que decir, así que simplemente suspiré rendido ante el repentino cansancio mental- Buenas noches.

Me dirigí a pasos largos hasta mi cuarto y cerré la puerta sin prender ninguna luz. Algo en mí, quizás una pequeña parte de mi hígado o de mis riñones o pulmones, parecía alegrarse ante el hecho de que mi padre biológico estuviera vivo, estuviera tan cerca y a la vez tan lejos de mí. Y aunque no supiera de mi existencia, me aliviaba el hecho de saber que tal vez lo encuentre caminando por las calles. No sabía si sonreír o llorar. No sabía si estar conforme o no. No sabía qué hacer a partir de ahora.

Simplemente sabía que mi padre estaba vivo en alguna parte de Alemania.




2 comentarios:

  1. Dos mío ya tan cerca tan cerca
    por favor sube pronto...
    Estoy con ansiasCuídate y un abrazo :D

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  2. AAAAHHHHHHCASI ME INFARTO POR DIOS LEERE EL SIGUIENTE UN BESO

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