-¿Y? ¿Cómo te fue en tu primer
día? ¿Bianca te ayudó en algo?
Debí recordarlo cuando venía en
camino. Cada primer día de instituto/escuela/colegio que tenía, para mamá era
importante. Demasiado importante. Extremadamente importante. Cocinaba mis
platos favoritos, su sonrisa era radiante (aunque podía ver el nerviosismo tras
su rostro) y escuchaba expectante cada una de mis palabras. Creo que es normal,
siempre ha sido sobreprotectora conmigo a pesar de mi independencia nata porque
soy al único que tiene.
-Bien, ya sabes, lo de siempre.
El ser humano es sociable por naturaleza así que no tengo problemas con ello.
-¿Y tus profesores, te ayudaron
con las materias? –a mi izquierda, Aki me miraba expectante ante una porción de
lasaña que meneaba con mi tenedor y movía la cola de un lado a otro.
-Eso no es necesario. Aprendo
rápido y lo que están pasando acá ya me lo enseñaron el año pasado.
-¿Y Bianca?
-Ella está en su mundo, ma.
Estamos juntos en algunas clases, pero no todo el día. Además, parece tener
demasiados seguidores.
-Ah… Erik mencionó lo de su
noviazgo con un chico con… perforaciones y cosas extravagantes.
-Sí. Aún no lo conozco, de hecho,
le ofrecí encargarme de él si no lo quería con Bianca, pero parece estar algo resignado
a que tarde o temprano debía pasar –ahora que le había dicho brevemente lo de
mi día en el instituto, parecía algo distraída mientras revolvía su café
observando a Aki.- ¿Estás bien? ¿Pasó algo?
-Estoy bien, Sascha. No te
preocupes, es sólo un simple resfriado que ya luego pasará. Es por el cambio
del clima ya que aún no me acostumbro al aire alemán.
-¿Segura?
-¿Cuándo te he mentido, cariño?
-Jamás. No mientes, sólo ocultas
información.
-Alexan…
-¡Está bien, está bien! No quiero
discutir ¿vale? –sonrió débilmente y siguió revolviendo su café mientras
observaba las noticias de la televisión. Ya estaba acostumbrado, mamá no solía
hablar mucho conmigo de sus problemas o preocupaciones para no preocuparme a
mí, sin embargo, a mis tíos solía decirles casi todo, de hecho, ellos conocían
el pasado de mamá más de lo que creo saber yo -¡Ah! Tengo que dibujarte ahora
mismo.
-¿Cómo? –ni que le hubiese salido
con un embarazo. Quizás qué cosa escucho.
-Hoy en arte nos dijeron que
teníamos que dibujar a alguien especial para nosotros. Así que espérame aquí y
trata de relajarte un poco porque esto me tomará un par de horas.
Corrí en busca de mis materiales
(no pensaba usar los grafitos que nos dio la profesora porque no es lo mismo a
dibujar con mis propios lápices y carbones) y mis hojas con textura especial para dibujos
o retratos. No es por presumir, enserio, jamás me ha gustado creerme superior a
los demás, pero tenía que reconocer que luego de la guitarra y la composición
de canciones, el dibujo y el arte eran mi especialidad. De hecho, tres de todos
los cuadros que hay en esta casa los hice yo.
Pero el dibujo siempre se me dio
como algo simple. Un par de clases pagadas y otras con los compañeros de mamá,
y voilá, todo un maestro. Quizás lo que más me costaba era la creación
dimensional de un cuerpo, pero cuando se trata del rostro de mamá, no hay
errores debido a la práctica que llevo con él. Me senté frente a ella, quien se
encontraba sonriéndome dulcemente como sólo las madres hacen con sus hijos, y a
penas empecé a dibujar, se concentró en no moverse mucho.
Dibujarla nunca ha sido un reto.
Cada detalle de su rostro parecía aclararse aún más cuando debía reproducirlo
en una hoja de papel, y mis manos se esmeraban por trazar cada línea con
cuidado de no cargar demasiado el lápiz.
-¿En qué piensas? –le pregunto al
notar su mirada fija por demasiado tiempo en mi rostro. Ella pestañea tratando
de moverse lo menos posible mientras recreaba sus espesas pestañas.
-¿Yo? En nada, cariño –sonrió
nuevamente y bajó una mano para acariciar a Aki que ahora parecía necesitar del
cariño de mi mamá.
-No seas tan reservada ma. Nos
conocemos desde que me diste a luz y sigues cerrando tus pensamientos ante mí
cuando convivimos día a día en la misma casa –no fue un reto, enserio.
Simplemente deseaba saber qué pasaba por su mente cuando no hablaba o no me
escuchaba. -¿no es por la neurosis? ¿Tomaste las pastillas?
-La neurosis no tiene nada que
ver, Sascha. Tomo mis pastillas a diario para mantenerme saludable y no tener
que ir a parar a un hospital. Además, hay ciertas cosas que es preferible que
no sepas.
-E insistes con ser cerrada
–blanqueé los ojos sonriendo ante su terquedad.
-Pensaba en que realmente eres
una artista, hijo. Eres demasiado talentoso y…
-¿Y…? termina la idea –no la quise
mirar para no presionarla, sino que seguí dimensionando su fino cuello antes de
terminar con este y empezar a darle más volumen a su cabello.
-Y eso no lo sacaste de mí –en un
descuido, casi cargo demasiado el grafito tras oír eso. Sentí cierto tipo de adrenalina
punzar en mi cabeza enviando señales a lo largo de mi cuerpo para aumentar el
ritmo de cada movimiento. Contrólate, Alexander. Contrólate.
-¿Por qué me dices eso en este
momento?
-Tú querías saber que pensaba.
-Al menos eso me confirma que él
no era un motoquero empedernido –murmuré restándole importancia a sus palabras
para alivianar el ambiente. Pero no lo conseguí, su rostro observando la nada.
-Nunca lo vi dibujar porque
prefería componer música. Y cuando estábamos juntos, simplemente nos sentíamos
normales.
-¿Era hippie?
-No.
-Ah… ¿a qué te refieres con
sentirse normales, acaso no lo eran?
-Pertenecíamos a diferentes
mundos, cariño.
-¿Era de la realeza?
-Simplemente pertenecíamos a
mundos opuestos. Ahí sí que no insistas.
-Pero si sigue vivo, cosa que no
sé realmente… ¿no has intentado contactarte con él?
-No. Quizás ya tiene a otra
familia o es feliz… además, no sacaría nada llamándolo cuando nada nos falta y
somos felices con o sin él.
-Eso es verdad. El viejo ya es
parte del pasado y no me interesa mucho
el tema de tenerlo cerca o no… a fin de cuentas la costumbre es una constante
en la vida -¿desde cuándo tan maduro, Sascha? Ni yo sabía de dónde sacaba tanta
seguridad en mis palabras, tampoco sabía si creerlas a o no.
-Me recuerdas a él.
-¿Por qué?
-Eres llevado a tus ideas.
-¿Acaso tú no?
-Quizás no en el mismo aspecto
que él.
Paré de dibujar. El retrato
estaba medio terminado y sólo me hacía falta retocar algunos aspectos de la luz
y la sombra. ¿Qué pasaba con ella? ¿Aún no olvidaba al responsable de los
espermatozoides? La observé pero ella no me miraba, más bien, parecía estar
recordando cosas que seguramente extrañaba a juzgar por su triste sonrisa.
-Está acá, ¿verdad?
-¿Quién?
-Mi padre –me dirigí a la llave
del agua fría con un vaso en mano para llenarlo con agua antes de perder la
cordura frente a ella. Frente a mí, en la ventana, podía ver su reflejo en
donde refregaba su rostro con ambas manos en señal de cansancio. Un agotamiento
de años.
-¿Qué sacas sabiéndolo?
-¿No quieres que lo conozca?
-No quiero que sufras, cariño.
-Créeme, no es la primera ni será
la última vez.
-Alexander… por favor.
-Entonces dime –volteé a verla ya
más relajado siendo observado por ella y
sus ojos café reflejándome claramente.- Dime que sabes dónde está aunque no sea
exactamente en Berlín. Ya tengo diecisiete años y creo que es imposible que
actúe mal o pierda los estribos con un tema así.
-Hijo…
-Mamá.
-Si no está en California, está
en Alemania.
-¿Estados Unidos? ¿Qué hace allá?
-Demasiado por hoy –se paró y
desapareció por la puerta murmurando un “buenas noches Sascha” que sonó como
una lúgubre despedida.
Mamá confirmó lo que el tío Erik
dijo; puede que mi padre biológico esté acá, en Alemania. Y eso me hace pensar
que mamá debió ponerse rígida cuando elegí nuestro próximo país porque suponía
que él se encontraría acá y que sería un verdadero caos que yo me cruzara con
él, o ella con él.
Tras terminar el dibujo, aseguré
la casa activando las alarmas y poniendo todas las cerraduras tanto de ventanas
como puertas, y apagué las luces. Preparé mi bolso para el día siguiente y me
puse el pijama después de dejar a Aki en el patio. Como era costumbre di una
última vuelta por la casa y me dirigí a mi cuarto, pero mamá aún tenía la luz de
la mesita de noche encendida en su cuarto. Entré listo para decirle que se
durmiera y dejara de darle vueltas al asunto, pero ella ya se encontraba
dormida.
-Te prometo que no permitiré que
te dañen, ma. Sea quien sea, primero tendrá que pasar por mí. –Besé su frente y
apagué la luz.
ay dios que cosas... Ya muero por más capítulos...
ResponderEliminarEstá muy interesante la nueva temporada
pero pienso en ¿Qué será de Bill?
Espero subas pronto
Cuídate y un abrazo :D
wkehjsrhgjkasdgj
ResponderEliminarMe encantaaaaaaaaaaaaaa, cada dia me encanta mas!!! :D
Nina, te lo tengo que decir, tu fic, es muchoooo muchooooo mejor en comparacion a algunos libros que me he leido ya de autoras mayores!!!
Simplemente me encataaaaa
Gracias por compartir tus escritos, cada dia mejoras!
BEsos
AY DIOS MIO QUE COSAS ESPERO EL PROXIMO ESTE NIÑO ME SACARA CANAS VERDES PERO QUIERO SABER MAS UN BESO
ResponderEliminarMuchisimas gracias por compartirnos esa faceta tuya de escritora eres muy buena! :) me gustó muchisimo el capi, poco a poco sascha va descubriendo cosas y esperemos pronto saber de bill jaja cuidate! ;)
ResponderEliminarAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
ResponderEliminarme encanto! cada vez alexander vas descubriendo algo más!
sigo con la intriga de qué pasó con bill u.u y me muero por leer y saber
Gracias por otro capitulo mas Nina<3 esperamos el proximo
Küsse