Bianca resultó ser mi compañera
de clases, a excepción de música y arte ya que ella prefería los electivos más
literarios. Mi tío Erik convenció a mamá
de ponerme en el mismo instituto que ella para que no me sintiera solo y se me
hiciera más fácil acostumbrarme al frío carácter de los alemanes, pero la
verdad, era que no me importaba mucho estar o no con la que consideraba mi
prima. Ella, emocionadísima con la idea de ser compañeros, prácticamente no me
soltaba en ningún momento ya que me quería enseñar cada puto rincón de los
edificios y a uno que otro de sus amigos con nombres raros… bueno, nombres
comunes acá, pero raros para mis oídos.
Eran tres edificios. Dos nuevos y
uno viejo en donde se encontraba la biblioteca, la detención escolar y una sala
de música en donde sólo había un esqueleto casi destrozado y un piano de cola
negro lleno de polvo debido al abandono de esa sala. Los demás, estaban
compuestos por pasillos de paredes blancas y estantes grises, laboratorios con
mesas largas y estanterías con sustancias tóxicas (humm… eso es tentador por si
quiero quemar el auto del director), y aulas con pupitres individuales que te
cagan con un dolor de espalda horrible además de pizarras y un escritorio
grande de madera perteneciente al profesor. En conclusión, era algo pasable.
Por suerte podíamos asistir con ropa de calle en vez de uniformes ñoños.
Pero lo
mejor de todo era el gimnasio. Había una piscina gigante en donde seguramente
pasaría los fines de semana practicando natación tras copiar la llave del
conserje. Había pesas, máquinas deportivas, un espejo de muro a muro de unos
treinta metros de largo y una cancha de vóleibol que también servía para el
básquetbol. De puta madre, eh. El patio, estaba compuesto por árboles, bancas,
una cancha de futbol y demasiado pasto por todas partes. ¿Cuánto habrá pagado
mamá por meterme acá? Al menos hasta ahora, no me apetecía hacer demasiadas
maldades como en los otros establecimientos educativos en los que he estado.
-¿Es normal que siempre te miren
con tanta lujuria? –preguntó Bianca soltando una carcajada y mirando a un grupo
de chicas que nos observaban sentadas sobre la mesa de madera del salón de…
¡ah! Inglés, se me olvidaba –tendré que cuidarte si no quieres salir con un
ejército de chicas detrás de ti vigilando cada paso de das y lamiendo el piso
por el que caminas.
- Me da igual. Por ahora no tengo
mucho interés en follarme a una o jugar con ellas. Así que si se pasan rollos
conmigo, no pasarán del saludo.
-¿Estás sentando cabeza Sascha?
-Tengo asuntos más importantes
que atender, Bianca.
-¿Asuntos como qué? Claro, si se
puede saber.
-Hum… estudios y cosas con mi
madre –vale, no pensaba decirle que estaba más interesado en buscar a mi
supuesto padre alemán o algún familiar directo. Si se lo decía, llegaría con el
cuento a mi tío y él se lo diría a mamá, terminando mi investigación poco
avanzada.
El timbre para entrar a clases
sonó y los demás alumnos de sentaron en sus respectivos puestos disminuyendo el
murmullo entre ellos, sacando cuadernos de apuntes y lápices. Yo, hice lo mismo
aunque no necesitaba tomar apuntes en inglés. De hecho, los idiomas se me daban
bien. Sabía alemán, español e inglés debido a que mi madre quería que mis
limitaciones fueran pocas alrededor del mundo.
La profesora Fuguet, una
treintona de rasgos algo asiáticos, cabello corto y varonil, poco trasero y
delantera, piernas flacas escondidas tras unos pantalones sueltos de mala
calidad, parecía ser relajada y de espíritu hippie. Ni si quiera saludó a la
clase y empezó a escribir la fecha de hoy en inglés en el pizarrón junto con un
título que decía “First Conditional” con letras grandes y redondas.
-Antes de comenzar, tenemos el
agrado de tener un nuevo integrante en nuestra clase –se puso sus gafas con
marco rosado, y observó un papel que tenía en su mano. Mis antecedentes
generales. Bianca me codeó sonriendo y vi cómo muchos se giraron a verme a
pesar de encontrarme sentado de los últimos y junto a la ventana. -¿Alexander
Kaulitz?
-Ajá –asentí sonriendo y
simulando una inocencia de la que mi madre seguramente se burlaría tal y como
lo estaba haciendo a carcajada abierta Bianca.
-Miss Bianca, be quiet please
–dijo a la loca de mi izquierda y ella calló obedientemente sin dejar de
mirarme. Ahora que lo pienso, es la primera vez que estamos juntos en el
instituto.
-I’m sorry miss.
-Acá dice que vienes de Seattle
por lo que debes manejar bien el inglés americano.
-Preferiría que no mencionara
mucho de mi persona, profesora. Ya sabe, es mejor que me conozcan a medida que
pasa el tiempo –sonreí al grupo de chicas que anteriormente me observaban
simplemente para joderles las hormonas y divertirme un poco, éstas estallaron
en murmullos y sonrisas cómplices.
-Ok. Hum… es el segundo alumno
con ese apellido, ¿sabía eso?
-Acabo de llegar, miss. Con
suerte conozco al director.
-Bueno, quizás pronto la conozca.
Bienvenido a Alemania y a mi clase, señor Kaulitz.
Si, bienvenido al infierno,
Alexander. La profesora de ojos asiáticos, juraría que me tiene ganas… me pasa
sacando al pizarrón pidiéndome ejemplos para cada posible oración y haciendo
una que otra mierda aburrida. Bianca, por su parte, comentaba algo de un nuevo
practicante de historia y de su trasero, o les hablaba a sus amigas de mí. Por
suerte la tortura no se me hizo eterna cuando tocaron el timbre del recreo y
cada estudiante salió prácticamente corriendo del salón y gritando como si
estuvieran en la selva, aunque esto realmente lo parecía. Mi prima salió con
sus amigas mencionando que la próxima hora tendríamos electivos diferentes y que
me tocaba arte. Genial, aunque de los grafitis y uno que otro dibujo de
personas no pasaba.
-Eres el nuevo ¿verdad? –vale, a
juzgar por la apariencia del repentino recién llegado que se acercó a
saludarme, parecía ser de otro planeta. Camisa hawaiana, bermudas beige y
converse rojas que hacían juego con la camisa… ¿de verdad usaba eso en
Alemania, el país de los fríos? Este debía estar chiflado… y por su pelo rojizo
y crespo, diría que no es de acá. –Alexander, el del inglés perfecto, el chico
de Seattle.
-Con Alexander a secas está bien
–tomé mis cosas sin darle demasiada importancia a la conversación.
-Soy Mathew Viviani. Pero dime
Matt.
-¿Italiano?
-Humm… mis abuelos lo son pero yo
soy de acá.
-Ah…
-¿Tienes artes?
-Sip.
-Bien, te acompaño.
-¿Eres gay? –debía asegurarme de
no ser un pansexual para los alemanes, en especial para mis nuevos compañeros.
-Emm… no. Ven, te enseñaré al
grupo.
Aunque la mayoría de las veces no
dependía de alguien para socializar si quería tener amigos, compañeros,
conocidos, simplemente lo seguí ya que no hallaba qué otra cosa hacer en quince
minutos de descanso. Los pasillos parecían una verdadera selva ahora que todos
los llenaban junto con la contaminación acústica común en grupos de
estudiantes. Normal. Nadie se escucha entre tantos gritos y sonidos de
casilleros por lo que no les queda otra que gritar.
A medida de avanzábamos, podía
sentir el escrutinio visual que cada chica me hacía desde mis zapatillas hasta
la cabeza, murmurando cosas inaudibles debido a la distancia y una que otra
risita y sonrisa coqueta. ¿Me veían también como un pansexual?... prácticamente
parecían pirañas esperando a que su presa caiga en sus trampas. Pero no soy una
presa fácil de cazar, más bien yo soy el cazador y ellas mi presas. Mamá me
enseñó aquel juego de invertir las ventajas ajenas para transformarlas en
propias y así debilitar al enemigo por donde más le duele, y hasta ahora, ha
funcionado a la perfección.
-Por lo que veo, ya eres la
sensación –me codeó Mathew a medida que nos acercábamos al patio.
-Pensé que te miraban a ti –le
comenté con indiferencia para que no se tomara tan mal la idea de que ya lo
sabía.
-Las mujeres son como las
sirenas… traicioneras y engañosas… arpías como nadie.
-Pero las sirenas no existen.
-Aún así no está del todo
comprobado su inexistencia o existencia.
-Vale -¿para qué llevarle la
contraria? El tipo estaba loco, pero a su manera. Y a juzgar por su pinta de “amo la playas y
el surf”, no me sorprendería que terminara siendo un pescador o un surfista de
esos que patrocina Maui. Al menos no era un depresivo, un ácido o un marica.
Afuera, el sol parecía querer
incendiar las áreas verdes con sus rayos UV, pero a nadie parecía importarle ya
que todos parecían felices por tener un día así de cálido. En cambio a mí, me
daba igual. Es como si la mitad del instituto estuviera reunido ahí practicando
deportes o simplemente conversando sentados en el pasto como si estuvieran en
un día de playa. Entre esos grupos de chicas sentadas en círculo, pude divisar
a Bianca haciéndome una señal con la mano… hum, mejor dicho, hablándoles de mí
a sus amigas. Daba igual, yo seguía a Matt y ella hacía… cosas de chicas.
-¿Es tu hermana? –la pregunta me
pilló desprevenido cuando volví a ver a Mathew a mi lado con su sonrisa a lo
Siddhartha.
-¿Cómo?
-Que si Bianca es tu hermana.
-No, somos algo así como primos.
-¿Algo así? ¿Eres adoptado,
verdad?
-No. Su padre es el mejor amigo
que tiene mi madre desde su adolescencia así que es como mi tío y ella mi
prima.
-¿No crees que tu madre puede ser
su amante?
-No. Mi madre es mucho menor que
su padre, y lo respeta más que a nadie.
-Ah… ¿y tú padre? –vale, tanta
pregunta me ponía la cabeza dada vuelta. Masajeé mi sien tratando de no perder
los estribos en mi primer día de clases y tranquilicé mi respiración.
-No existe.
-¿Inseminación artificial?
-No. Está muerto.
-Oh… realmente lo siento,
Alexander ¿la cagué?
-Da igual. Nunca lo he necesitado
realmente.
Hablar de mi padre simplemente
era un tema pasado. Nunca quise nombrarlo ni si quiera para las navidades o
alguna fecha importante. Tal y como mencioné anteriormente, él simplemente es
una herida que llevaré de por vida junto a mi madre. Es mejor darlo por muerto
que explicar el rollo de mi vida diciéndole tooodo lo que creo saber de él y
que no está ni confirmado.
Bien, me imaginé algo parecido a
una pandilla, quizás unos quince miembros o diez… pero simplemente eran cuatro.
El más alto (fácil unos dos metros exactos), Fred, parecía procesar las cosas
con una lentitud impresionante, era como si incluso hablara en cámara lenta y
daba sueño escuchar su voz llena de modorra. Los demás eran de mi estatura o
algo así; Mike, un pelirrojo con pinta de chulo y ropas sueltas, era el payaso
del cuarteto. Robert, era un intento de rockero con pintas que intentaban ser
como las de Axel Roses, sin embargo, el tipo era un cerebrito de la música. Y
Nick, el más hablador de todos, el más observador y con quien sentía que debía
ser precavido en cuanto a lo que decía frente a él, Matt mencionó que tiene una
memoria envidiable.
-Entonces vienes de Seattle pero
no eres norteamericano –dijo Mike cuando mencioné que no soy oriundo de allá.
-Exacto.
-¿Eres alemán? Tu acento no
parece indicar lo contrario –Si, Nick era demasiado detallista. Sonreí en su
dirección dándole un mordisco a la manzana que tenía en mis manos, y tras
tragar, hablé.
-Tengo doble nacionalidad.
-¡Guau!... ¿tienes padres
millonarios, famosos o algo así? –Mike parecía ilusionado con la idea de
conocerme. Lástima que si le digo “no, mamá es una asesina profesional y mis
tíos trabajaban para la mafia”, seguramente ya estaría a medio kilómetro de mí.
-No, mamá trabaja en una empresa
privada.
- ¿Y tu papá? -¿acaso era normal
acá que todos tuvieran una familia perfecta? Matt le pegó un discreto codazo en
las costillas con el que Nick se quejó observándolo con la frente arrugada.
-No tengo.
-¿Naciste del espíritu santo o
eres adoptado? –Bromeó el lento de Fred siendo observado por cada uno de sus
amigos.- ¿Qué?
-Está muerto y punto.
-¡Oh!... lo lamento.
-Da igual –Si, daba igual. Nunca
apareció y no aparecerá jamás.
- ¿Y has pensado a qué taller
deportivo te unirás?
- Hum… -Se me había olvidado.
Mamá mencionó algo de unos talleres que
se tomaban los viernes después de clases, lo bueno es que no eran
obligatorios.- A ninguno.
-¿Por qué? Seguramente eres bueno
para el futbol o algo así… no puedes ser tan holgazán.
-No lo soy… simplemente no tengo
tiempo para talleres después de clases –dije sonriendo para no caerles tan mal
con mi actitud algo cortante, cerrada y misteriosa. Nada de talleres. Mamá sale
a misiones por lo menos una vez al mes, por eso no puedo lidiar con deportes
que requieren trabajo en equipo, a pesar de entrenar con mamá a veces o con mi
tío Erik, quien me hace puré cada quince minutos.
-Fred está en basquetbol, Mike en
teatro, Robert en atletismo y Nick en ciencias –mencionó Matt mientras los
demás parecían orgullosos de sus elecciones. Definitivamente estaba en el país
de los bichos raros.
-¿Y tú?
-Vagología –sonrió. Debí
suponerlo, esas pintas tan relajadas y coloridas, sólo podían provenir de
alguien de pensamiento liviano. Este tipo era un caso de los casi extintos.- Es
un taller en donde no cualquiera entra, donde honoramos el santo reggae y
revistas playboy. Analizamos la nada y caminamos llevando la paz a todo el
mundo. Las inscripciones están abiertas.
-Suena de lo más relajado.
-¡Y eso que todavía no te
menciona lo de los alucinógenos! –se rio Robert.
-Eso es cuando alcanza el nivel
Zen.
Internamente, agradecí que Matt
cambiara el tema de conversación porque odio hablar de mí o mi vida. Quizás si
no fuera porque el timbre que avisaba el ingreso a clases empezó a sonar,
hubieran hecho más preguntas algo incómodas que prefería no responder, porque
hay que admitirlo, ser el nuevo del instituto atrae preguntas sobre quién eres
y de dónde vienes, para así hacerte
encajar en un prototipo determinado de grupo adolescente. No tenía ningún
problema con encajar, solía usar técnicas sociales que en un abrir y cerrar de
ojos que me llevaban a estar en con quien yo quisiera compartir. Y esta vez no
sería la excepción.
Matt estaba tan flipado, que
parecía querer rodar por el piso cuando le mencioné que tenía artes y música en
mis electivos. Me habló de que hacían concursos en donde el que quería
participaba, de los instrumentos de la sala de música y el piano de cola que ya
casi nadie usaba. Y su emoción fue aún más cuando le pregunté sobre las clases
de artes; dijo que la profesora era una tipa de revista playboy y que para ella
cualquier cosa es arte ya que valora los intentos de creatividad de cada
alumno. Lo más loco que me dijo fue que el año anterior el tema de exposición
fue libre, por lo que él eligió hacer un autorretrato de sus genitales, y la
profesora al verlo se puso roja y sólo mencionó “muy buen trabajo de luz y
sombra, Viviani. Pero no estará en exposición”, en otras palabras, esta tipa
saaaabe de arte.
Para ser profesora de arte, la
señorita Mayer realmente parecía salida de una revista, Matt no se equivocaba
al decir que tenía unas curvas de impacto y que debía ser la protagonista de
los sueños húmedos del alumnado masculino y quizás lésbico. Al igual que en
inglés, me presentó frente a la clase compuesta en su mayoría por unas ocho
mujeres más que la cantidad de hombres presentes. Pasó un video latoso del arte
urbano, el expresionismo, realismo, etc. Una mezcla de movimientos artísticos
destacando obras, autores, y hechos de la historia.
-Bien, el tema de la primera
evaluación será el dibujo en grafito. No es nada fácil debido a que todo se
basa en el pulso, las sombras y curvas –mencionó tras prender las luces y entregarnos
a cada uno un set de lápices grafito de distintos números.
-Mi pulso es el más intenso,
profesora. ¿Le gustaría probar? –murmuró a mi lado Matt al observar cómo se
agachaba para recoger una hoja de papel. Pero como la clase estaba en completo
silencio, no me quedó otra que aguantarme la risa.- ¡Ay cómo me haces sufrir
ma’cherie!
-Sólo deseo rostro, no cuerpos ni
posturas. Y lo deben entregar mañana en cuanto inicie la clase.
-¿Cualquier persona? –le pregunté
cuando pasó por mi lado.
-Actriz, amigos, familiares,
famosos… da igual. Pero de preferencia sería mejor un familiar o alguien
especial para ustedes, ya que si se agrega el sentimentalismo, las cosas suelen
salir mejor.
Eso último me quedó dando
vueltas. Creo que lo que más he hecho con sentimentalismo serían las canciones
y los regalos a mamá por su cumpleaños. En sí, los hombres no solemos ser
sentimentales ya que se lo dejamos a las chicas debido a que va con ellas ser
así. Pero si todo esto fuera tan cierto como la lógica lo indica, ¿acaso mi
padre era un frío de mierda? ¿Mamá fue muy sentimental cuando estuvo con él?
Quizás el sentimiento no fue recíproco, o mamá era una mujer sumisa con él,
cosa que dudo. En fin, ¿qué sacabas dándole vueltas al asunto, Alexander, si tu
madre y tu tío esquivan tus preguntas?
Definitivamente era mejor pensar
en culos, agujeros abiertos, tetas, y música. Al menos eso no me producía
dolores de cabeza.
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Haalo de nuevo!! Por cálculos de tiempo, decidí subirles otro capitulo
Wouuuuu que cosas me leí los 2 ahorita...
ResponderEliminarEntonces hay otro Kaulitz? Acaso será? D:
quiero seguir leyendo...
Sube pronto por favor...
Cuídate y un abrazo :D
O_O me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarDios, YA ERES TODA UN PROFESIONAL en esto de la redaccion, chicas, esa historia ESTA PARA TRILOGIA ejejejejejje!
Besitos, me imagino q como nos subistes dos cap, vamos esperar algun ratito verdad???
PERO NO IMPORTA ME ESPERO LO QUE SEAAAAAAAAAA
besistos
AAHHHHHHH ME ENCANTO DE NUEVO ESTA CADA VEZ MEJOR ESPERO EL SIGUIENTE CUIDATE UN BESO
ResponderEliminarApuesto que la otra kaulitz es hija de Tom y Andrea (:
ResponderEliminarPORFAVOR NINA SUBÍ PRONTO EL PROXIMO CAPITULO *-*
ResponderEliminarAmo demasiado tu fic y como escribis<3
Besos :*
heeeeyyy! hace tiempo que no me pasaba por tu fic! ayer y hoy lei tooodoo lo que me faltaba por leer.... Porfavooor! Suigue escribiendo otra fic... vi tu aviso de que terminando esta temporada te retirarias de las fics... espero que no porque escribes de punta.... me ah encantado tu fic! no es comun y cada minuto pasan cosas nuevas... eres muy creativa! :)Sube lo mas pronto que puedas porfavooor! cuidate mucho! Suerte en el colegio! Bis bald! ;)
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