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sábado, 13 de julio de 2013

Capitulo 3 (Tercera Temporada)

Bianca resultó ser mi compañera de clases, a excepción de música y arte ya que ella prefería los electivos más literarios.  Mi tío Erik convenció a mamá de ponerme en el mismo instituto que ella para que no me sintiera solo y se me hiciera más fácil acostumbrarme al frío carácter de los alemanes, pero la verdad, era que no me importaba mucho estar o no con la que consideraba mi prima. Ella, emocionadísima con la idea de ser compañeros, prácticamente no me soltaba en ningún momento ya que me quería enseñar cada puto rincón de los edificios y a uno que otro de sus amigos con nombres raros… bueno, nombres comunes acá, pero raros para mis oídos.

Eran tres edificios. Dos nuevos y uno viejo en donde se encontraba la biblioteca, la detención escolar y una sala de música en donde sólo había un esqueleto casi destrozado y un piano de cola negro lleno de polvo debido al abandono de esa sala. Los demás, estaban compuestos por pasillos de paredes blancas y estantes grises, laboratorios con mesas largas y estanterías con sustancias tóxicas (humm… eso es tentador por si quiero quemar el auto del director), y aulas con pupitres individuales que te cagan con un dolor de espalda horrible además de pizarras y un escritorio grande de madera perteneciente al profesor. En conclusión, era algo pasable. Por suerte podíamos asistir con ropa de calle en vez de uniformes ñoños.

Pero lo mejor de todo era el gimnasio. Había una piscina gigante en donde seguramente pasaría los fines de semana practicando natación tras copiar la llave del conserje. Había pesas, máquinas deportivas, un espejo de muro a muro de unos treinta metros de largo y una cancha de vóleibol que también servía para el básquetbol. De puta madre, eh. El patio, estaba compuesto por árboles, bancas, una cancha de futbol y demasiado pasto por todas partes. ¿Cuánto habrá pagado mamá por meterme acá? Al menos hasta ahora, no me apetecía hacer demasiadas maldades como en los otros establecimientos educativos en los que he estado.

-¿Es normal que siempre te miren con tanta lujuria? –preguntó Bianca soltando una carcajada y mirando a un grupo de chicas que nos observaban sentadas sobre la mesa de madera del salón de… ¡ah! Inglés, se me olvidaba –tendré que cuidarte si no quieres salir con un ejército de chicas detrás de ti vigilando cada paso de das y lamiendo el piso por el que caminas.

- Me da igual. Por ahora no tengo mucho interés en follarme a una o jugar con ellas. Así que si se pasan rollos conmigo, no pasarán del saludo.

-¿Estás sentando cabeza Sascha?

-Tengo asuntos más importantes que atender, Bianca.

-¿Asuntos como qué? Claro, si se puede saber.

-Hum… estudios y cosas con mi madre –vale, no pensaba decirle que estaba más interesado en buscar a mi supuesto padre alemán o algún familiar directo. Si se lo decía, llegaría con el cuento a mi tío y él se lo diría a mamá, terminando mi investigación poco avanzada.
El timbre para entrar a clases sonó y los demás alumnos de sentaron en sus respectivos puestos disminuyendo el murmullo entre ellos, sacando cuadernos de apuntes y lápices. Yo, hice lo mismo aunque no necesitaba tomar apuntes en inglés. De hecho, los idiomas se me daban bien. Sabía alemán, español e inglés debido a que mi madre quería que mis limitaciones fueran pocas alrededor del mundo.

La profesora Fuguet, una treintona de rasgos algo asiáticos, cabello corto y varonil, poco trasero y delantera, piernas flacas escondidas tras unos pantalones sueltos de mala calidad, parecía ser relajada y de espíritu hippie. Ni si quiera saludó a la clase y empezó a escribir la fecha de hoy en inglés en el pizarrón junto con un título que decía “First Conditional” con letras grandes y redondas.

-Antes de comenzar, tenemos el agrado de tener un nuevo integrante en nuestra clase –se puso sus gafas con marco rosado, y observó un papel que tenía en su mano. Mis antecedentes generales. Bianca me codeó sonriendo y vi cómo muchos se giraron a verme a pesar de encontrarme sentado de los últimos y junto a la ventana. -¿Alexander Kaulitz?

-Ajá –asentí sonriendo y simulando una inocencia de la que mi madre seguramente se burlaría tal y como lo estaba haciendo a carcajada abierta Bianca.

-Miss Bianca, be quiet please –dijo a la loca de mi izquierda y ella calló obedientemente sin dejar de mirarme. Ahora que lo pienso, es la primera vez que estamos juntos en el instituto.

-I’m sorry miss.

-Acá dice que vienes de Seattle por lo que debes manejar bien el inglés americano.

-Preferiría que no mencionara mucho de mi persona, profesora. Ya sabe, es mejor que me conozcan a medida que pasa el tiempo –sonreí al grupo de chicas que anteriormente me observaban simplemente para joderles las hormonas y divertirme un poco, éstas estallaron en murmullos y sonrisas cómplices.

-Ok. Hum… es el segundo alumno con ese apellido, ¿sabía eso?

-Acabo de llegar, miss. Con suerte conozco al director.

-Bueno, quizás pronto la conozca. Bienvenido a Alemania y a mi clase, señor Kaulitz.

Si, bienvenido al infierno, Alexander. La profesora de ojos asiáticos, juraría que me tiene ganas… me pasa sacando al pizarrón pidiéndome ejemplos para cada posible oración y haciendo una que otra mierda aburrida. Bianca, por su parte, comentaba algo de un nuevo practicante de historia y de su trasero, o les hablaba a sus amigas de mí. Por suerte la tortura no se me hizo eterna cuando tocaron el timbre del recreo y cada estudiante salió prácticamente corriendo del salón y gritando como si estuvieran en la selva, aunque esto realmente lo parecía. Mi prima salió con sus amigas mencionando que la próxima hora tendríamos electivos diferentes y que me tocaba arte. Genial, aunque de los grafitis y uno que otro dibujo de personas no pasaba.

-Eres el nuevo ¿verdad? –vale, a juzgar por la apariencia del repentino recién llegado que se acercó a saludarme, parecía ser de otro planeta. Camisa hawaiana, bermudas beige y converse rojas que hacían juego con la camisa… ¿de verdad usaba eso en Alemania, el país de los fríos? Este debía estar chiflado… y por su pelo rojizo y crespo, diría que no es de acá. –Alexander, el del inglés perfecto, el chico de Seattle.

-Con Alexander a secas está bien –tomé mis cosas sin darle demasiada importancia a la conversación.

-Soy Mathew Viviani. Pero dime Matt.

-¿Italiano?

-Humm… mis abuelos lo son pero yo soy de acá.

-Ah…

-¿Tienes artes?

-Sip.

-Bien, te acompaño.

-¿Eres gay? –debía asegurarme de no ser un pansexual para los alemanes, en especial para mis nuevos compañeros.

-Emm… no. Ven, te enseñaré al grupo.

Aunque la mayoría de las veces no dependía de alguien para socializar si quería tener amigos, compañeros, conocidos, simplemente lo seguí ya que no hallaba qué otra cosa hacer en quince minutos de descanso. Los pasillos parecían una verdadera selva ahora que todos los llenaban junto con la contaminación acústica común en grupos de estudiantes. Normal. Nadie se escucha entre tantos gritos y sonidos de casilleros por lo que no les queda otra que gritar.

A medida de avanzábamos, podía sentir el escrutinio visual que cada chica me hacía desde mis zapatillas hasta la cabeza, murmurando cosas inaudibles debido a la distancia y una que otra risita y sonrisa coqueta. ¿Me veían también como un pansexual?... prácticamente parecían pirañas esperando a que su presa caiga en sus trampas. Pero no soy una presa fácil de cazar, más bien yo soy el cazador y ellas mi presas. Mamá me enseñó aquel juego de invertir las ventajas ajenas para transformarlas en propias y así debilitar al enemigo por donde más le duele, y hasta ahora, ha funcionado a la perfección.

-Por lo que veo, ya eres la sensación –me codeó Mathew a medida que nos acercábamos al patio.

-Pensé que te miraban a ti –le comenté con indiferencia para que no se tomara tan mal la idea de que ya lo sabía.

-Las mujeres son como las sirenas… traicioneras y engañosas… arpías como nadie.

-Pero las sirenas no existen.

-Aún así no está del todo comprobado su inexistencia o existencia.

-Vale -¿para qué llevarle la contraria? El tipo estaba loco, pero a su manera.  Y a juzgar por su pinta de “amo la playas y el surf”, no me sorprendería que terminara siendo un pescador o un surfista de esos que patrocina Maui. Al menos no era un depresivo, un ácido o un marica.

Afuera, el sol parecía querer incendiar las áreas verdes con sus rayos UV, pero a nadie parecía importarle ya que todos parecían felices por tener un día así de cálido. En cambio a mí, me daba igual. Es como si la mitad del instituto estuviera reunido ahí practicando deportes o simplemente conversando sentados en el pasto como si estuvieran en un día de playa. Entre esos grupos de chicas sentadas en círculo, pude divisar a Bianca haciéndome una señal con la mano… hum, mejor dicho, hablándoles de mí a sus amigas. Daba igual, yo seguía a Matt y ella hacía… cosas de chicas.

-¿Es tu hermana? –la pregunta me pilló desprevenido cuando volví a ver a Mathew a mi lado con su sonrisa a lo Siddhartha.

-¿Cómo?

-Que si Bianca es tu hermana.

-No, somos algo así como primos.

-¿Algo así? ¿Eres adoptado, verdad?

-No. Su padre es el mejor amigo que tiene mi madre desde su adolescencia así que es como mi tío y ella mi prima.

-¿No crees que tu madre puede ser su amante?

-No. Mi madre es mucho menor que su padre, y lo respeta más que a nadie.

-Ah… ¿y tú padre? –vale, tanta pregunta me ponía la cabeza dada vuelta. Masajeé mi sien tratando de no perder los estribos en mi primer día de clases y tranquilicé mi respiración.

-No existe.

-¿Inseminación artificial?

-No. Está muerto.

-Oh… realmente lo siento, Alexander ¿la cagué?

-Da igual. Nunca lo he necesitado realmente.

Hablar de mi padre simplemente era un tema pasado. Nunca quise nombrarlo ni si quiera para las navidades o alguna fecha importante. Tal y como mencioné anteriormente, él simplemente es una herida que llevaré de por vida junto a mi madre. Es mejor darlo por muerto que explicar el rollo de mi vida diciéndole tooodo lo que creo saber de él y que no está ni confirmado.

Bien, me imaginé algo parecido a una pandilla, quizás unos quince miembros o diez… pero simplemente eran cuatro. El más alto (fácil unos dos metros exactos), Fred, parecía procesar las cosas con una lentitud impresionante, era como si incluso hablara en cámara lenta y daba sueño escuchar su voz llena de modorra. Los demás eran de mi estatura o algo así; Mike, un pelirrojo con pinta de chulo y ropas sueltas, era el payaso del cuarteto. Robert, era un intento de rockero con pintas que intentaban ser como las de Axel Roses, sin embargo, el tipo era un cerebrito de la música. Y Nick, el más hablador de todos, el más observador y con quien sentía que debía ser precavido en cuanto a lo que decía frente a él, Matt mencionó que tiene una memoria envidiable.

-Entonces vienes de Seattle pero no eres norteamericano –dijo Mike cuando mencioné que no soy oriundo de allá.

-Exacto.

-¿Eres alemán? Tu acento no parece indicar lo contrario –Si, Nick era demasiado detallista. Sonreí en su dirección dándole un mordisco a la manzana que tenía en mis manos, y tras tragar, hablé.

-Tengo doble nacionalidad.

-¡Guau!... ¿tienes padres millonarios, famosos o algo así? –Mike parecía ilusionado con la idea de conocerme. Lástima que si le digo “no, mamá es una asesina profesional y mis tíos trabajaban para la mafia”, seguramente ya estaría a medio kilómetro de mí.

-No, mamá trabaja en una empresa privada.

- ¿Y tu papá? -¿acaso era normal acá que todos tuvieran una familia perfecta? Matt le pegó un discreto codazo en las costillas con el que Nick se quejó observándolo con la frente arrugada.

-No tengo.

-¿Naciste del espíritu santo o eres adoptado? –Bromeó el lento de Fred siendo observado por cada uno de sus amigos.- ¿Qué?

-Está muerto y punto.

-¡Oh!... lo lamento.

-Da igual –Si, daba igual. Nunca apareció y no aparecerá jamás.

- ¿Y has pensado a qué taller deportivo te unirás?

- Hum… -Se me había olvidado. Mamá mencionó algo de unos talleres  que se tomaban los viernes después de clases, lo bueno es que no eran obligatorios.- A ninguno.

-¿Por qué? Seguramente eres bueno para el futbol o algo así… no puedes ser tan holgazán.

-No lo soy… simplemente no tengo tiempo para talleres después de clases –dije sonriendo para no caerles tan mal con mi actitud algo cortante, cerrada y misteriosa. Nada de talleres. Mamá sale a misiones por lo menos una vez al mes, por eso no puedo lidiar con deportes que requieren trabajo en equipo, a pesar de entrenar con mamá a veces o con mi tío Erik, quien me hace puré cada quince minutos.

-Fred está en basquetbol, Mike en teatro, Robert en atletismo y Nick en ciencias –mencionó Matt mientras los demás parecían orgullosos de sus elecciones. Definitivamente estaba en el país de los bichos raros.

-¿Y tú?

-Vagología –sonrió. Debí suponerlo, esas pintas tan relajadas y coloridas, sólo podían provenir de alguien de pensamiento liviano. Este tipo era un caso de los casi extintos.- Es un taller en donde no cualquiera entra, donde honoramos el santo reggae y revistas playboy. Analizamos la nada y caminamos llevando la paz a todo el mundo. Las inscripciones están abiertas.

-Suena de lo más relajado.

-¡Y eso que todavía no te menciona lo de los alucinógenos! –se rio Robert.

-Eso es cuando alcanza el nivel Zen.

Internamente, agradecí que Matt cambiara el tema de conversación porque odio hablar de mí o mi vida. Quizás si no fuera porque el timbre que avisaba el ingreso a clases empezó a sonar, hubieran hecho más preguntas algo incómodas que prefería no responder, porque hay que admitirlo, ser el nuevo del instituto atrae preguntas sobre quién eres y  de dónde vienes, para así hacerte encajar en un prototipo determinado de grupo adolescente. No tenía ningún problema con encajar, solía usar técnicas sociales que en un abrir y cerrar de ojos que me llevaban a estar en con quien yo quisiera compartir. Y esta vez no sería la excepción.

Matt estaba tan flipado, que parecía querer rodar por el piso cuando le mencioné que tenía artes y música en mis electivos. Me habló de que hacían concursos en donde el que quería participaba, de los instrumentos de la sala de música y el piano de cola que ya casi nadie usaba. Y su emoción fue aún más cuando le pregunté sobre las clases de artes; dijo que la profesora era una tipa de revista playboy y que para ella cualquier cosa es arte ya que valora los intentos de creatividad de cada alumno. Lo más loco que me dijo fue que el año anterior el tema de exposición fue libre, por lo que él eligió hacer un autorretrato de sus genitales, y la profesora al verlo se puso roja y sólo mencionó “muy buen trabajo de luz y sombra, Viviani. Pero no estará en exposición”, en otras palabras, esta tipa saaaabe de arte.

Para ser profesora de arte, la señorita Mayer realmente parecía salida de una revista, Matt no se equivocaba al decir que tenía unas curvas de impacto y que debía ser la protagonista de los sueños húmedos del alumnado masculino y quizás lésbico. Al igual que en inglés, me presentó frente a la clase compuesta en su mayoría por unas ocho mujeres más que la cantidad de hombres presentes. Pasó un video latoso del arte urbano, el expresionismo, realismo, etc. Una mezcla de movimientos artísticos destacando obras, autores, y hechos de la historia.

-Bien, el tema de la primera evaluación será el dibujo en grafito. No es nada fácil debido a que todo se basa en el pulso, las sombras y curvas –mencionó tras prender las luces y entregarnos a cada uno un set de lápices grafito de distintos números.

-Mi pulso es el más intenso, profesora. ¿Le gustaría probar? –murmuró a mi lado Matt al observar cómo se agachaba para recoger una hoja de papel. Pero como la clase estaba en completo silencio, no me quedó otra que aguantarme la risa.- ¡Ay cómo me haces sufrir ma’cherie!

-Sólo deseo rostro, no cuerpos ni posturas. Y lo deben entregar mañana en cuanto inicie la clase.

-¿Cualquier persona? –le pregunté cuando pasó por mi lado.

-Actriz, amigos, familiares, famosos… da igual. Pero de preferencia sería mejor un familiar o alguien especial para ustedes, ya que si se agrega el sentimentalismo, las cosas suelen salir mejor.

Eso último me quedó dando vueltas. Creo que lo que más he hecho con sentimentalismo serían las canciones y los regalos a mamá por su cumpleaños. En sí, los hombres no solemos ser sentimentales ya que se lo dejamos a las chicas debido a que va con ellas ser así. Pero si todo esto fuera tan cierto como la lógica lo indica, ¿acaso mi padre era un frío de mierda? ¿Mamá fue muy sentimental cuando estuvo con él? Quizás el sentimiento no fue recíproco, o mamá era una mujer sumisa con él, cosa que dudo. En fin, ¿qué sacabas dándole vueltas al asunto, Alexander, si tu madre y tu tío esquivan tus preguntas?

Definitivamente era mejor pensar en culos, agujeros abiertos, tetas, y música. Al menos eso no me producía dolores de cabeza.



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Haalo de nuevo!! Por cálculos de tiempo, decidí subirles otro capitulo

6 comentarios:

  1. Wouuuuu que cosas me leí los 2 ahorita...
    Entonces hay otro Kaulitz? Acaso será? D:
    quiero seguir leyendo...
    Sube pronto por favor...
    Cuídate y un abrazo :D

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  2. O_O me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

    Dios, YA ERES TODA UN PROFESIONAL en esto de la redaccion, chicas, esa historia ESTA PARA TRILOGIA ejejejejejje!

    Besitos, me imagino q como nos subistes dos cap, vamos esperar algun ratito verdad???

    PERO NO IMPORTA ME ESPERO LO QUE SEAAAAAAAAAA

    besistos

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  3. AAHHHHHHH ME ENCANTO DE NUEVO ESTA CADA VEZ MEJOR ESPERO EL SIGUIENTE CUIDATE UN BESO

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  4. Apuesto que la otra kaulitz es hija de Tom y Andrea (:

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  5. PORFAVOR NINA SUBÍ PRONTO EL PROXIMO CAPITULO *-*
    Amo demasiado tu fic y como escribis<3
    Besos :*

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  6. heeeeyyy! hace tiempo que no me pasaba por tu fic! ayer y hoy lei tooodoo lo que me faltaba por leer.... Porfavooor! Suigue escribiendo otra fic... vi tu aviso de que terminando esta temporada te retirarias de las fics... espero que no porque escribes de punta.... me ah encantado tu fic! no es comun y cada minuto pasan cosas nuevas... eres muy creativa! :)Sube lo mas pronto que puedas porfavooor! cuidate mucho! Suerte en el colegio! Bis bald! ;)

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