Capitulo 33

Xxx: Hey chica nueva… es tu turno en la barra.

Levanté un ceja ¿chica nueva? Já! Fácilmente la mataría con un golpe en el cuello, maldita ilusa. En fin, ignoré las mil puteadas de mi mente, preparándome en lo que llamaban “camarín”, lo digo entre comillas porque era un cuarto desaliñado con un espejo de muro a muro. Hoy mi pelo era negro azulado y con extensiones que llegaban hasta mis caderas, lentes de contacto de un azul intenso y labios carnosos. Claro, ahora mi vestimenta era como la de Moulin Rouge, de cabaret, que dejaba espacio a la imaginación en ciertas partes. Las chicas me miraban ¿envidiosas? Por supuesto que sí.

Después de cambiar mi vestuario al de una prostituta, y esconder ciertos elementos corto punzante en mi ropa y una pistola armable, caminé moviendo al ritmo de una canción mis caderas y coqueteando a medio mundo. ¿Les mencioné la peor parte? Creo que no; me tuve que hacer un piercing en el pómulo izquierdo. Serví licores dejándome piropear y toquetear por algunos tipos.

A eso de las 2 de la madrugada aparecieron ciertos personajes implicados en la misión. Me cambié a un traje aún más provocativo, arreglé mi cabello y maquillaje quedando irreconocible frente al espejo… era una verdadera prostituta, de esas que llegan a ser especializadas en el tema de entregar su cuerpo a cualquiera que lo desee a cambio de dinero.

Me concentré. El tipo se llamaba Jeff White mejor conocido como “El Pintor”, su historial era más que el triple del mío, sin embargo yo no había sido arrestada jamás… él y su mafia eran los responsables de la alerta roja que se produjo en la mansión, por lo que debía ser más sádica que él a la hora de matarlo e incendiar el lugar. Frecuentaba venir en estas fechas, por lo que su asistencia hoy era más factible. Y así fue, luego de que entrara en una jaula de mentira a bailar eróticamente vi a mi querido y nuevo enemigo deslizarse por el salón V.I.P que se encontraba frente a mí. Su sonrisa me provocaba arcadas ante lo trastornado que parecía ser, y tenía un ojo negro y otro verde. Debía agregar que tenía 65 años.

Procedía a llamar su atención con bailes excéntricos, movimientos agraciados, mirada dulce e infantil, cabello ondulado y sedoso, y tocando el caño o tubo como si fuera una paja directa para él… o por lo menos así me dijeron que debía llamar su atención. Al principio ignoré su presencia para obtener la atención de la masa de espectadores hasta conseguirla y tener a todos alrededor de mi jaula mientras me colgaba y hacía piruetas que dejaban ver lo suficiente como para dejarlos con la boca abierta… ilusos. Antes de que me avisaran de que me solicitaban para que mis “servicios” se cumplieran, vi cómo el Pintor me indicaba diciéndole algo a sus hombre, si, era yo… no había nadie más en mi dirección y no creo que mire a los hombres con segundas intenciones como lo estaba haciendo.

Le sonreí de la misma manera en la que le sonrío a Bill cuando me hipnotiza con sus ojos… he ahí la respuesta; para sentirme más confiada debía imaginar y convencerme de que todo lo que hacía era para Bill. Me disipé entre la gente que se encontraba en la pista de baile y entré en un túnel en forma de corazón que conducía a distintas habitaciones… la mía era la número quince.

La habitación era el dormitorio de los espejos, pues en este prostíbulo cada cuarto tenía una temática distinta. Las paredes se formaban por grandes espejos y uno que otro mosaico con vidrios coloridos… no daba una sensación de calidez, sino que una macabra. Revisé que cada artefacto de mi vestimenta estuviera en orden luego de cerrar la puerta… mis aros eran micrófonos ocultos, mi colgante tenía una cámara microscópica, entre cada corte de mi corsé negro habían finas navajas ocultas y entre la minifalda a pequeña arma portátil. Lo demás, estaba oculto en algunas partes del lugar en donde a nadie se le ocurriría buscar dentro de la habitación.

Me senté en la cama pensando en lo que vendría, preparándome mentalmente ante cualquier cosa que pudiera suceder, porque esta vez entablaría un enfrentamiento con un tipo siniestro en todos sus sentidos… nadie me aseguraba la vida en las próximas horas, o días. No me atrevía a ver mi imagen en las paredes porque acabaría llorando de verdad y sin fuerza alguna susurré a aquella persona que me escuchaba a través de sus parlantes en un ban negra a 5 cuadras del prostíbulo:

Yo: Erik… si… algo sale mal, quiero que le digas a Andy que le pase el cuadernillo que está debajo de unas tablas de mi cuarto a Bill… y que… gracias por todo.

Gracias a Dios controlé mis lágrimas y expresión facial al decir esto, porque se abrieron las puertas y pude ver atentamente entrar con un raro caminar a el Pintor, y luciendo una mirada modesta y perdida mientras cerraba las puertas asegurando a sus guardaespaldas que estaría bien. Volví a ponerme la máscara del rol de prostituta y empecé a hablar en ruso, ya que mis papeles decían que era rusa.

Yo: Hola, es bueno saber que aún prefieren a las rusas aquí (sonreí cambiando mi voz a una más chillona).

Jeff: Con que una hermosa escultura rusa ¿eh?... me llamo Jeff para ti… creo que esta noche el afortunado seré yo. Dime linda, ¿cuál es tu nombre? (al parecer su ruso también era fluido como el mío).

Yo: Emma.

Jeff: ¿No eres rusa? Lo digo porque tu nombre no es común allá.

Yo: Nací en Berlín pero me crié en Rusia porque mis padres son rusos.

Jeff: Oh… es bueno saber que una obra de arte como tú prefiere hablar su idioma materno a que el alemán.

Yo: El alemán aún no lo manejo con facilidad.

Jeff: Eres adorable Emma, cabe mencionar que no te había visto antes por acá ¿eres nueva?

Yo: Si, pero eso es lo que menos importa ¿no crees?

Jeff: La práctica hace al maestro, linda.

Me besó con sus labios ásperos y finos, tocando y casi rozando mis curvas a la vez, aunque pude jurar que percibió las cuchillas. Actué como toda una rusa tierna, tímida y nerviosa, a pesar de que su lengua esparcía el asqueroso sabor a alcohol y tabaco en porros caros… totalmente repugnante. Contra mi voluntad le devolví el beso posando mis brazos alrededor mientras me guiaba hasta la cama.

Seguramente si no hubiese conocido a Bill, no tendría cardo de conciencia absoluta, ni siquiera estaría arrepentida de lo que tal vez pasaría en un rato má. Me sentía como una traidora, mamándome al enemigo ¿a caso no es ese mi trabajo?

Jeff: Quizás… luego de follarte desee hacerte un retrato de cuerpo entero, porque ya es un hecho que eres perfecta.

Yo: No nos adelantemos a los hechos, querido Jeff.

Jeff: No nos estamos adelantando, Emma… sólo soñamos en grande.

Y prosiguió besándome a lo que él llamaría pincelándome… cuando fue acariciando mis piernas peligrosamente como si supiera que tenía pequeños juguetes entre mis prendas. Me moví tratando de quitarle la casaca de cuero café que le daba un toque dorado a su piel pero parecía sonreírme aún más de un forma macabra… aquella sonrisa de la cual debía desconfiar completamente ya que corría el riesgo de que me descubriera. Sin palabra alguna se separó de mí sin despegar su vista de mis ojos, aproveché de pararme para estar a su altura y poder defenderme ante cualquier ataque proveniente de su persona.

Jeff: Eres una maldita perra mentirosa ¿lo sabías?

Su sonrisa dejó ver pequeñas marcas de guerras (cicatrices) en sus mejillas y sus ojos parecían oscurecerse. Era la primera vez en la que me descubrían, y sabía lo que debía hacer, sin embargo, este tipo tenía algo que me impedía atacarle o huir… parecía saber mis movimientos e hipnotizarme con su mirada.

Jeff: Oh!... no sabía que habías perdido el habla… (rió nuevamente) al Pintor nadie puede mentirle, nena. Además no creo que quieras enfrentarte a mí… mejor hagámoslo del modo fácil ¿qué tal si me dices quién te envió?

Yo: (Esa era fácil de contestar y sonreí de medio lado ocultando mi temor hacia él) Pregunta equivocada Jeff.

Jeff: No, el Pintor es perfecto; tú eres la perra mentirosa y equivocada.

Dicho esto se abalanzó contra mí riéndose como un loco, como el loco que era. Retrocedí buscando el arma que cubría mi falda ¿dónde estaba? ¿a caso él…?

Jeff: ¿Buscas esto? (si, él la tenía) al parecer no eres tan rápida como piensas.

Más que una ofensa era el único que se atrevía a insultarme y sin pensarlo fui yo quien empecé a defenderme y atacar a su persona, pero Jeff parecía ser excelente esquivando mis golpes y patadas, lo bastante rápido como para retenerme, hacerme una zancadilla y perder el equilibro hasta caer en el frío piso siendo aplastada por su cuerpo… ¿qué le pasaba a mi cuerpo? Lo sentía lento.

Pero cuando lo comprendí ya era demasiado tarde porque mi lengua se dormía y mi vista se nublaba lo suficiente como para saber que el sedante había hecho efecto en mi metabolismo.

Jeff: Al parecer, el Pintor hará una nueva obra de arte (fue lo último que escuché)

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Hallo Gurls! espero que les guste el cap. aunke a mí no me gusto mucho porque lo hice super rápido porque ya querías crear el próximo...

Recalcarles que COMENTEEEN PORQUE ME DEPRIMEN SIN COMENTARIOS -.- y ni me dan ganas de subir el próximo.

A pesar de todo las kiero xD

Bye // Bye

Kusses sabor a lo ke kieran!!! =)