ANDREA
-¿Ex espía me dijo?
-Sí, Amatista.
-Vaya… no hay registros del código que me dio ni de su nombre o su
apodo, señora.
-¿Está diciendo que no me cree?
-Le sugiero que haga una carta de presentación y la traiga a la casona
principal, seguramente podremos hacer algo por usted.
-Conozco muy bien lo que
significa eso, ¿cree que soy idiota o qué?
-Señora, éste es el procedimiento que se ha impuesto ante posibles
visitantes y…
-Sé el reglamento que hay y estoy
consciente que simplemente se quiere deshacer de esta llamada. Hagamos las
cosas más fáciles para ambas y simplemente déjeme hablar con la secretaria de
Pantera.
-Para eso debe redactar una carta de presentación y…
-¿Tienes algún jefe tuyo que esté
de turno?
-Señora..
-Sólo responde –insistí
endureciendo la voz.
-S-si…
-Pásame con él o te juro que las
cosas empeorarán para ti.
-E-espere por favor.
No. Ya no podía seguir esperando
más. Era cuestión de tiempo que todos se enteraran que Alexander era hijo de
Bill. Tomé mi bolso y las llaves, un mensaje a Cassandra con el conserje si
venía a casa y conduje lo más rápido que me permitían las leyes alemanas.
Suponía la ubicación de la mansión de Pantera mucho antes que me enterara de la
presencia de (name), siempre enviaban heridos con credenciales falsas al
hospital donde atendía normalmente.
Tampoco me sorprendió saber que
el rastreo de la llamada que hice resultara nulo, y que realmente me encontrara
haciendo esto, una vez más. Porque esto fue lo que hice cuando ella se fue de
Los Ángeles, vine donde Pantera en busca de respuestas que nunca me dieron.
Ahora, me encontraba frente a una nueva mansión más grande y renovada que la
anterior en donde me crié alguna vez.
Al parecer, todavía tenía la
misma clave de acceso y mi huella dactilar figuraba en el sistema, porque no
tuve problemas para entrar. Perfectamente podría pasar por una casa normal,
pero los patios cubrían fácilmente un área lo suficientemente grande como para
aterrizar un jet privado.
-¿¡AMATISTA!?
Vi la dirección del grito con mi
antiguo nombre de combate. Jake seguía
teniendo ojos infantiles a pesar de que debía ser un poco más joven que yo. Fue
uno de mis primeros amigos cuando estuve en la mafia, de esa clase de amigos en
los que sabes que puedes confiar cualquier tipo de cosa y que puedes contar con
ellos cuando quieras. Lo abracé cuando estuvo frente a mí y sentí que me
elevaba del piso por lo que fue inevitable no soltar un chillido. Besó mis
mejillas como un saludo amistoso típico de alguien tan británico como él.
-¡Sigues igual Andy! –dijo
soltándome en tierra firme pero tomando mis manos.
-Y tú tienes más fuerza que la
última vez, eh.
-Bueno, entrenar novatos ayuda a
mantenerme saludable… ¡Jesucristo! Realmente me ha impresionado verte… ¿cómo
has estado? ¿Qué es de tu vida? ¿Qué hac…?
-Tranquilo, Jake, tengo tiempo
suficiente para hablar contigo pero primero debo hablar con Pantera.
-No se encuentra disponible
–torció la boca y enredó mi brazo en la parte interior del suyo invitándome a
un paseo-. Agradece que esté de turno en la seguridad de la entrada, porque si
fuera otro, dudo que te hubiesen dejado entrar.
-¿No disponible? ¿Y cuándo podré
hablar con él?
-¿Puedes esperarlo hummm… una
hora quizás? Está en un negocio importante con unos húngaros.
Le di un corto resumen de lo que
ha sido mi vida durante estos años por insistencia suya. Él me explicó que todo
se había puesto más riguroso y que la C.M.T.I. tenía en la mira Pantera por
incumplimiento de algunas normas. Recordamos viejos tiempos en los que éramos
novatos en el manejo de armas, en donde nos asustábamos cada vez que veíamos a
uno de nosotros con heridas propias de misiones y cuando celebrábamos nuestras
victorias con salidas a pubs o filtrando botellas de alcohol a las
habitaciones. Pero no podía ser perdiendo el tiempo cuando se me había
presentado un comodín como Jake, él podía brindarme datos que los demás se
negarían a darme.
-¿Y qué hay de la Invasora, sabes
algo de ella?
-Aún está en servicio activo.
-¿Enserio?
-¿No es que era uña y mugre?
-Bueno, cada una siguió por su
lado y… un poco antes de saber de mi embarazo ella se fue.
-Ah… bueno, sigue en misiones. De
hecho creo que hace unos días atrás volvió de una en Asís con Ian Neville.
-¿Ian Neville? ¿Quién es él?
-Bueno, es un tipo de
informática… inteligente, algo nerd, poco sociable pero muy astuto. Creo que
están juntos, y de vez en cuando tienen misiones juntos.
-¿Pantera permitió esa relación?
-Sería una decisión estúpida no autorizarla cuando
realmente forman una pareja dinámica.
-Ya veo…
-Además, Pantera la está
instruyendo para hacerse cargo de la mafia en unos años más cuando decida
retirarse. Así que paulatinamente se hace notar su autoridad, en especial en
los novatos.
-¿Por qué en ellos?
-Ella es la encargada de
instruirlos mentalmente. Creo que estudió psicología y ahora los tiene a todos
lloriqueando con la presión mental que les hace.
-¿Eso es posible?
-Bueno, sé que usa métodos
prácticos como amenazas y la imaginación destructiva. Pero de vez en cuando se
pone sádica y les recuerda el asesinato de sus padres o los motivos por los que
están acá. Muchos se refugian en nosotros, los más antiguos, menos en ella.
-¿Y qué pasó para que fuera así?
-No lo sé… se ausentó por muchos
años, y cuando volvió lo hizo con su hijo y realmente le dio más forma a esta
mafia.
-¿Su hijo? –acá estaba el punto
interesante.
-Sí, se llama Alexander y Pantera
quiere que en unos meses más sea el sucesor de la Invasora.
-¿Él… quiere?
-La última vez que lo vi se
estaba burlando de Pantera, pero realmente no lo veo acá. De hecho, cuando era
niño solía tenernos como sus niñeras y como siempre se perdía de vista, nos
tenía a todo el departamento de seguridad buscándolo por los lugares más
increíbles.
Alexander… ¿será el mismo? Sí, es el mismo que conoces ahora. El mismo
que se junta con Cassie y que busca desesperadamente a su padre, a Bill.
-¿Sabes dónde puedo ubicarla?
Realmente me gustaría verla y ponernos al día sobre todos estos años.
-Humm… no sé donde vive, Andy.
Nadie lo sabe, sólo Pantera y tal vez Ian. Y no viene muy seguido ni ciertos
días de cada mes, así que…
-¿Amatista?
Me giré de la banca donde
estábamos sentados observando unas rutinas de entrenamiento de las nuevas
generaciones de espía. Ahí estaba él, imponente, de blanco, y una contextura
física que parecía gritar un descanso de años. Me puse frente a él y sonreí
como pude para brindarle confianza. El sonrió también y me estrechó entre sus
brazos dejando su bastón con su guardaespaldas personal.
-¡Qué alegría verte, hija mía!
-Igualmente, Pantera.
Los seguí hasta una amplia
oficina con decoración extravagante que fácilmente identificaría como suya.
Esto era un circo y siempre lo ha sido. Él es el presentador del desfile de
frikis, que en este caso serían sus seguidores y entre ellos seguía la
Invasora. Tomé asiento cuando me lo permitió además de ofrecerme bebestibles
que rechacé como siempre lo he hecho. Es raro, pero la única que le acepta algo
para comer o tomar es (name), de hecho, nunca rechazó sus invitaciones.
-Realmente no han pasado los años
en ti, querida.
-Me gustaría decir lo mismo pero
estaría mintiendo.
-Es lo que va quedando de un
viejo –sonrió intensificando las arrugas de su cara-. ¿Bueno, en qué puedo
ayudarte?
Siempre al punto específico sin rodeos… jamás cambias, eh.
-Es sobre (name).
-¿Sucede algo con ella?
-Bueno, planeaba celebrar mi
cumpleaños y quería invitarla… si es que aún sigue acá.
-Jake te debió decir que sigue
acá.
-Lo hizo y la verdad es que no me
sorprende mucho porque siempre le gustó trabajar para ti–sonreí siguiendo con
un juego peligroso.
-Es verdad, pero temo que no
podré servirte como señuelo para llegar a ella.
-¿Enserio te consideras un cebo?
La verdad es ésa. Quiero verla y saber cómo está, es así de simple.
-Sé que la llevarás con…
-Estoy divorciada, no mantengo
contacto directo con los Kaulitz sino que a través de nuestros abogados,
¿feliz? Porque realmente no vale la pena que pongas obstáculos en esto.
-Así que te casaste…
-Sí.
-¿Y qué los separó?
-La monotonía, ¿me lo dirás, sí o
no?
-No sé donde vive, Andrea. Nadie
lo sabe y por contrato nadie puede averiguarlo o acabará sin vida. Yo no
insisto en saber porque realmente prefiero que cumpla con las misiones y éste
es un insignificante precio a pagar.
-¿Cuándo fue la última vez que
vino?
-Hummm… ¿hace unos días? Sí, hace
poco.
-Bueno, será mejor que me retire
–observé la hora en mi reloj pulsera.
-¿Tan pronto?
-Debo trabajar –me excusé sin
dejar rastros de la mentira que acababa de decir.
-¿En qué trabajas?
-Ayudando a salvar vidas
inocentes.
-Muy aplicable a tu ideal de vida
–sonrió dejando ver arrugas en sus ojos.
-Fue un placer verte de nuevo,
Solarin.
-El placer es mío, Andrea… ¡Ah!
Olvidaba mencionarte algo.
-¿Qué cosa?
Su rostro se tornó serio, frío y
calculador dejando entrever una advertencia visual.
-Ella cambió. Ya no es la misma
de antes por si alguna vez lo pensaste. Realmente trataría de pensarlo dos
veces antes de encontrarla… es peligrosa, Amatista.
-¿Acaso no fue peligrosa antes?
-Pero antes no tenía el espíritu
de este viejo impregnado en su sangre.
-¿A qué…?
-Me sustituirá cuando jubile, la
he entrenado y ya casi está lista para tomar el mando. ¿Realmente crees que
será la misma dulce y sonriente (name)? Yo no lo creo, hija mía. Las cosas han
cambiado para mejor y ella es el precio a pagar.
-Así que la convertiste en una
más de tus máquinas.
Se encogió de hombros como si
realmente no le importase cuan grave era lo que acababa de confesar. No, sí
estaba consciente de lo que hacía pero sus intereses estaban en primer lugar
como siempre ha sido.
-Qué decepcionante es saber que
sigues igual de decrépito y egoísta, Pantera. Espero que sigas con vida cuando
te vuelva a ver si decido venir de nuevo.
-Las puertas siempre estarán
abiertas para una de mis hijas, Andrea.
Sus guardias me guiaron hasta la
salida, sin mencionar palabra alguna por respeto o miedo de ser oídos y
golpeados. Se despidieron de mí con una leve reverencia formal y a lo lejos
sacudí mi mano al divisar a Jake entrenando novatos. No extrañaba esa vida
llena de crímenes, venganza y frialdad… quizás a los amigos que hice ahí a lo
largo de mi “encierro”, pero no podía añorar una vida donde la libertad era un
sueño utópico.
Prendí la radio escuchando
canciones lentas mientras conducía con toda la calma del mundo por las calles
de Berlín. No tenía prisa a pesar de haberle dicho a mi ex jefe que debía
trabajar, era mi día libre y tenía todo el tiempo del mundo para pensar en cada
palabra llena de información que acababa de obtener. Cassandra debía seguir en el instituto o en
casa de Thomas.
Si yo fuera ella, ¿dónde viviría?... hummm… Berlín es muy grande.
Las zonas residenciales eran muy
variadas, pero si realmente quería dar con ella debía pensar como alguien que
trabajaba en la mafia y no quería ser encontrada. La zona en donde vivo está
plagada de cámaras de vigilancia por lo que no sería muy adecuado para alguien
que siempre está en la mira. Debía ser algo más familiar, un sector privado o
algo así, un lugar donde no levantara sospechas y donde tener un hijo
adolescente no fuera problemático. Mi teléfono empezó a sonar y lo puse en
altavoz.
-¿Aló?
-¿Dónde estás? Se supone que es nuestro día juntas.
-¿Te llamó el conserje?
-Sí, así que llegaré a casa de papá.
-Lo siento mucho cariño, pero
estoy en el banco y hay una fila tremenda frente a mí.
-Ah… bueno, avísame cuando llegues a casa para estar contigo, ¿vale?
-Por supuesto, cariño. ¿Te puedo
hacer una pregunta, Cass?
-Claro, dime.
-¿Por dónde vive tu amigo
Alexander? Es que ayer me pareció verlo a muy altas horas de la noche y creo
que sería bueno informarle a su madre o algo así.
-Debió salir con sus amigos del instituto, siempre salen a andar en
skate por las calles. Pero si te interesa hablar con su madre, te mando la
dirección por mensaje.
-Ok, gracias cariño. No es por
ser mala, pero creo que es bueno que su madre sepa que es peligroso que ande
hasta tarde por la calle.
-¡Ma, te parece si hablamos después? La profesora me está mirando feo
y…
-Vale, te quiero hija. Cuídate y
no hagas rabiar a tu padre, eh.
El mensaje de texto con la
dirección de Alexander me llegó unos minutos después cuando estaba a punto de
ingresar a la autopista principal. Mis manos sudaban al volante pensando en que
volvería a ver a mi amiga de la adolescencia, en que sabría por su boca lo que
ha pasado todos estos años. La tendría frente a mí. Pisé el acelerador y
zigzagueé entre los autos mientras el GPS me daba las instrucciones necesarias
para llegar a la casa de la Invasora.
Y cuando terminé de estacionar el
auto frente a un portón que no dejaba mucho a la vista, sentí que mi pulso se
aceleraba de las ansias. Se podía divisar un jardín hermoso, lleno de flores y
bien cuidado. Un perro echado en la hierba y una gran casa de dos pisos blanca
y muy hogareña. ¿Enserio vivía acá? Realmente era muy diferente al plano que mi
cabeza creó. Activé la alarma del auto y me acerqué hasta la puerta de entrada
principal notando cámaras, un teclado numérico y un dispositivo de seguridad
con tarjeta. Presioné el botón metálico más grande bajo el número de la casa y
tras escuchar unas campanas esperé.
El perro ladró acercándose a la
puerta, debía tener unos meses a juzgar por su estatura y su ladrido jovial. Pulsé
de nuevo el timbre para que sonara de nuevo hasta que estuché un leve crujido
provenir del intercomunicador.
-¿Si?
Era ella, era su voz. Seguía
igual.
-¿(Name)? ¿Eres tú?
-¿Disculpe, con quién hablo?
-Soy yo, Amatista, (name).
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Se aproximan mis vacaciones, y con ellas más tiempo par subirles (o eso espero). Disfruten el capítulo ;-)
Matame o lo hago yo, pero esto esta muy interesante necesito otro capítulo nina jajajaja necesito saber como va a acabar esta historia :) besos
ResponderEliminarNecesito otro capítulo TwT
ResponderEliminardios cada vez está mejor
está temporada me tiene con taquicardias xD
Espero suba pronto
cuídate y un abrazo
OMG! Se encontraran? sube en cuanto puedas por favor un beso
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