-… y muchas canciones han sido
escrita en base a lo que fue nuestra relación.
La historia de mis padres era
como una montaña rusa. Podían estar en el punto máximo de su relación, pero
algo los haría separarse y bajar de aquel estado felicidad de un momento a
otro. Mamá le ocultó desde un principio la forma de ganarse la vida, hasta que
una mujer llegó a decírselo antes que ella. Siempre había algo que los dejaba
en el punto inicial, incluso tras volver a reunirse.
Bill, o sea mi padre, realmente
estaba arrepentido por no perseguirla cuando huyó, y reconoció frente a mí que
trató de olvidarla manteniendo relaciones con otras mujeres y volviendo a
enfocarse en su carrera, reservando su dolor para su vida personal y la
creación de sus canciones. Confesó que siempre ha pensado que ella lo podía
escuchar desde alguna radio, la televisión o Internet, y captar el mensaje que le
mandaba.
-Hice todo lo posible para
encontrarla… contraté investigadores privados, detectives expertos y traté de
hablar con tus tíos, pero era como si hubiese desaparecido de la faz de la
tierra.
-Pero paraste de hacerlo.
Asintió desviando la mirada hacia
la vista de la ciudad como si pasaran muchas cosas por su cabeza y quisiera
ordenarlas de alguna forma.
-Las cosas entre Andrea y Tom se
complicaron. Andrea me rebeló que (name) se vio obligada a alejarse de mi lado
antes de que se separaran… pero ya estaba cansado de buscar y buscar sin
encontrar nada.
-¿Nunca fuiste a su país?
-Sí, pero eso no bastó para
encontrarla. No tuve tiempo para buscarla cuando ni si quiera sabía por dónde
empezar.
Realmente estaba arrepentido, su
rostro era la imagen misma de alguien que quería limpiar sus culpas. Persiguió
a mi madre aun sabiendo que ella siempre ha limpiado muy bien sus huellas. No
me sorprende que no obtuviera respuestas, porque a fin de cuentas mi madre fue
entrenada para mimetizarse. Y tras buscarla, se cansó a los años después.
-Siempre sentí que ella se había
llevado una parte de mí, una parte importante que me mantenía completamente
vivo. Todos estos años, sentí que algo importante faltaba en mi vida y utilicé
todo tipo de cosas con tal de reemplazar esa sensación de vacío.
-Te faltaba mamá –murmuré
cerrando los ojos, y sintiendo por primera vez que el amor de mis padres era
tan correspondido pese a los años que han pasado separados.
-No.
-¿No?
-No.
-… ¿entonces?
-Me faltabas tú, Alexander.
-No sabías de mí.
-Pero no dejas de ser una parte
de mí. Naciste siendo el fruto del amor que hubo y hay entre tu madre y yo.
-Reaccionaste mal al saber que yo
era tu hijo –le recordé.
-Estaba sorprendido. Muchas cosas
pasaban por mi mente y tenía una mezcla intensa de emociones totalmente
descontroladas porque por primera vez en mi vida me sentí tan ciego.
-¿Ciego?
-¡Estabas frente a mí! Vi la foto
en tu teléfono la primera vez que nos conocimos, pero me convencí pensando en
que debí confundir a (name) con otra persona. Luego, las cosas que dijiste
sobre ella y la manera en la que ha estado sobreviviendo. Jamás pensé que
volvería a oír esas palabras en mi vida y de repente tú las dices con tanta
soltura que ni si quiera atiné a reacciones en que…
-Bueno, eso explica tu
comportamiento extraño cuando nos conocimos.
-Realmente lo siento, Alexander.
Debí insistir en mi búsqueda.
-Oye…
-Habría sido el padre que mereces
tener y no habríamos pasado por nada de esto.
-Bill…
-Viviríamos de lejos de las
cámaras y dedicaría mi tiempo completo para…
-¡Hey! –Le grité empezando a
molestarme de verdad-. Simplemente ya pasó. Sé que quieres respuestas al igual
que yo, pero este no es el momento.
Cerré mis ojos empezando a sentir
cómo el peso que he tenido que arrastrar todos estos años, empezaba a diluirse
y convertirse en una simple mota de polvo. Sabía de tantas cosas que jamás
supe, y todavía había más. Ahora, conocía la versión de Bill, su versión de lo
vivido con mi madre y el motivo de su reacción al saber la verdad. Por primera vez
podía sentir el descanso en mi mente al no tratar con más secretos. No, ya no
había más.
Alphonse había muerto, al igual
que Ian y Erik, y todos los súbditos tontos que creían a ciegas en un estúpido
viejo que ni si quiera estaba cuerdo. Todo había acabado. Sabía la verdad,
volvía a estar con mis padres y la mafia había terminado con una épica
explosión. Mamá seguramente ejercería si profesión en algún centro médico o
viviría de los ceros que tenemos en el banco, compraríamos una casa grande a
las afueras de la ciudad o en una isla y recuperaríamos el tiempo perdido.
Vale, eso me gustaba.
-¿Qué te gustó de ella?
-¿Eh? –al parecer lo había
despertado de alguna ensoñación.
-¿Qué te gustó de mamá?
-Todo.
-Pero algo debió gustarte más que
otra cosa, ¿no crees? Quizás su extraño sentido del humor, sus ojos, su
trasero… ¡agh! Ya no sé si quiero saberlo.
-Todo lo que nombras me gustó –se
levantó de su asiento estirando las piernas y dejando ver su altura. Sonrió con
su sonrisa perfecta se acercó con las flores amarillas que había traído
Bianca-. Si amas algo, debes hacerlo con sus defectos y virtudes. Amo a (name)
incluso sabiendo que estuvo ocultándonos mutuamente, porque sé que sus
decisiones no son tomadas a la ligera. Si vas a querer a una persona, tienes que
hacerlo completamente.
-Ya, pero…
-Sus ojos –sonrió aún más y se
giró en mi dirección.
-¿Sus ojos?
-¿No has notado las pelusas
claras en sus ojos que se iluminan cuando sonríe de verdad?
Estaba atónito. Él se fijaba en
detalles que ni si quiera yo había notado en toda mi vida. Estuvo menos tiempo
que yo con ella y parecía conocer hasta el lenguaje de sus ojos. Nunca he
notado nada extraño cuando mamá me sonríe, ni le he prestado atención a su
cuerpo. Ella simplemente sonreía cuando me veía cerca y yo se la respondía
automáticamente como si fuéramos cómplices de mis travesuras infantiles. Bill
había visto más allá de su sonrisa, me atrevería incluso a decir que conocía su
alma más allá que cualquier persona.
Bill era admirable. Veía más allá
que cualquier persona, y realmente amaba a mi madre. ¿Qué podría ser mejor?
Ellos se volverían a encontrar y todo iría bien.
-Así que… ¿cómo debería llamarte?
Se giró en mi dirección y su
rostro se llenó de preocupación al instante y en menos de dos pasos se detuvo
junto a mí.
-Estás llorando –murmuró con una
voz tan… paternal.
-¿Eh?
Pasé mis dedos por mi mejilla y
las noté tan mojadas que jamás habría pensado que eran lágrimas. Un hipido
salió de mi garganta, un sollozo inexplicable. Y entonces, comprendí que
lloraba lo que no había llorado en todos estos años por tener a mi padre de
vuelta. Lo tenía frente a mí y el pecho me dolía como si pidiera el amor que
necesitaba de Bill para volver a sentirse lleno y vivo.
Me avergonzaba llorar, enserio.
Pero no sentí vergüenza cuando él me presionó contra su pecho con fuerza y yo
lo abracé temiendo que se fuera de mi lado. Sentí sus labios en mi cabeza y el
suave masaje en mi pelo y espalda, como si quisiera consolar al niño perdido
que necesito de él por tanto tiempo. Sentía los espasmos de cada lágrima, su
camiseta estaba mojada con mis lágrimas y arrugada por la presión de mis dedos.
Sentí que alguien abrió la puerta, pero que mi padre le decía algo y la
cerraban inmediatamente.
Me dolía la garganta con la
presión de mi llanto, y sentía que no había manera de que terminara de llorar. Estaba
descargando las lágrimas de ese niño que preguntaba por su padre sin tener
respuestas, que cometía actos peligrosos y suicidas para llamar la atención del
mundo, que buscaba amor en todas las mujeres que lo veían con otros ojos, que
trataba de ser fuerte por su madre, y lograba las mejores calificaciones
esperando la recompensa de saber algo sobre su padre.
-Puedes decirme como quieras
–murmuró con voz dulce y tranquilizadora.
Sólo había una forma en que
quería decirle a partir de ahora y hasta el fin de mis tiempos, la única
palabra que he esperado probar desde que aprendí a decirla, o quizás mucho
antes.
-Papá…
INVASORA
-Supe que suspendiste el horario
de visitas.
Abrí los ojos volviendo a ver el
mundo que me rodeaba con pocas ganas de enfrentarlo. Sus ojos grises acusadores
me miraron fijamente esperando una respuesta.
-Sólo enfócate en tus asuntos
–gruñí dándole la espalda e ignorando el dolor que empezaba a despertar en mi
hombro.
Dejó la bandeja con comida en la
mesita junto a la camilla, y abrió las cortinas en busca de un poco de
iluminación. Sentí su peso en mi cama y el olor a pinos y madera invadió mi
olfato más que el olor de la comida. Puso su mano en mi brazo y no me moví
evitando falsas ilusiones.
-Necesito que comas algo.
-Ahora no.
-(Name), tienes que recuperar
energías o la herida no curará tan rápido.
-Es sólo una herida de bala
–gruñí volviendo a cerrar los ojos-. He tenido demasiadas en el cuerpo y esta
no es la excepción.
-Lo sé. Antes de operarte vi tus
piernas y tu espalda… no soy un pervertido ni nada por el estilo, pero el
cuerpo de mis pacientes habla más de lo que piensas.
-¿Y qué le dijo el mío, que es el
cuerpo de una delincuente? ¿O quizás de un monstruo? ¿Qué me dice de una
asesina?
-Un asesino no intenta borrar sus
cicatrices, ni tampoco un monstruo. Y si fueras delincuente, ya habría un
policía cuidando de que no te escapes o estarías encadenada a la camilla.
-No pierda su tiempo, doctor
Jones. Seguro tiene más pacientes que deben estar esperando su consejo y ayuda.
Se paró y escuché el crujido del
sofá en la esquina de la habitación. Abrí los ojos, observando el cansancio en
su rostro pero la sonrisa sin ser removida de sus labios.
-Hay personas afuera que están realmente
preocupadas por tu salud y quieren hablar contigo. ¿Por qué se los niegas? ¿No
crees que es injusto? No han dejado de venir en todo este tiempo…
-Por favor entienda que no quiero
ver a nadie.
-¿Qué te hicieron ellos?
-Nada.
-¿Entonces?
-Simplemente no quiero verlos.
-Ellos forman parte de tu
recuperación.
Me senté con cuidado de mover el
vendaje y miré impacientemente al hombre frente a mí. ¿Es que no se rendía? Yo
no quiero ver a nadie mientras esté encerrada en estas cuatro paredes. No
quiero ver sus caras de repulsión, decepción o enojo porque los expuse a un
peligro terrible. Ya les hice demasiado daño como para que quieran descargarlo
conmigo.
-¿Qué pretendes? –le pregunté
observándolo fijamente.
-¿Quién eres realmente? Porque de
repente encuentro de todo Tokio Hotel está en el pasillo rodeado de
guardaespaldas y hay personas que hablan con ellos y dos chicas adolescentes
que no paran de conversar todo tipo de cosas mientras una parvada de
periodistas esperan afuera alguna señal.
-No te preocupes, doc. Ya me iré.
-No me interesa que te vayas,
sólo quiero que hables con ellos y tranquilices sus ánimos porque realmente
están preocupados por ti.
-Están preocupados por Alexander,
no por mí.
-(Name)…
-Diles que no hablaré con nadie,
y de paso me traes esas cintas para hacer ejercicios.
-No puedes hacerlo hasta que
estén los puntos cerrados.
-Entonces calma los ánimos afuera
porque no estoy de ánimos para ver a alguien más.
-Sólo con una condición.
-¿Qué? –además de ser atento con
sus pacientes, era desesperante y molesto.
-Come. Y cuando hayas terminado
me iré y les diré que estás bien y que te dejen sola.
-Con prohibición de visitas –le
recordé.
-Está bien.
En silencio y ya más satisfecho,
se acercó y depositó la bandeja en la mesa de la camilla y comencé a comer
lentamente, sin realmente saborear lo que ingería. No tenía ni ánimos para
realmente fijarme en si comía ratas o el mejor de los manjares. Él encendió la
televisión, ignorando mi presencia y viendo una película de acción.
Cuando terminé de comer, se
acercó para limpiar la herida, quitando con extremo cuidado el vendaje en mi
espalda. Sentí su mirada y la pregunta en ella cuando notó el tatuaje, pero
esperé pacientemente hasta que la pregunta surgió cuando terminó de volver a
vendar la piel.
-¿Qué significa?
-Es personal.
-Pero parece ser la única parte
que no tiene cicatrices en tu espalda.
-Suerte –me encogí levemente de
hombros evitando el dolor.
-Lástima que la bala tenga que
dejar una parte borrosa en el tatuaje.
Acomodé la almohada bajo mi cabeza
y tapé mi cuerpo con la sábana blanca sin olor ni diseño, en busca de un poco
de confort. Él sostuvo la bandeja esperando pacientemente alguna expresión que
delatara la decepción que debería sentir, o la pena por arruinar algo tan bien
hecho. Pero no había espacio en mi interior para albergar sentimientos
apesadumbrados en relación a un tatuaje que me hice hace demasiados años. Para
mí, en estos momentos, es simplemente un pedazo de tinta en mi piel que ha sido
arruinado por una bala, como cuando lanzas agua a una pintura de carbón o acuarelas.
-Es sólo un tatuaje –le respondí
sin más que agregar.
-Pero apuesto a que en su época
fue más que eso.
-Te lo repito, doctor Jones. Sólo
enfócate en tus asuntos.
-Volveré más tarde con el
resultado de los exámenes.
-No necesito los resultados de
nada. Estoy bien.
De nuevo suspiró, más
apesadumbrado y negando con la cabeza en mi dirección de forma reprochadora.
Abrió la puerta más de lo normal, dejando que una enfermera entrara a la
habitación para la mantención y aseo de la habitación.
Ahí estaba Andrea con un teléfono
hablando sobre algo que parecía molestarla y a su lado estaba Tom, mirándome
fijamente como si quisiera perforar mi cerebro. Había algo en su mirada que me
intimidó, por lo que pedí a la enfermera que cerrara con seguro la puerta y la
dejara igual cuando se fuera.
No más miradas, no más
preocupaciones, no más amistades. No más nada.
Que momento tan lindo entre Sascha y Bill estuvo genial me encanto, xq La Invasora sera tan cerrada no entiende que los demás están preocupados x ella y ella ni los quiere ver que terca es y ese Doctor como que pretende algo con ella.. me encanto Nina espero el próximo cap!!!
ResponderEliminarMe ha encantado!
ResponderEliminarQue compleja es la Invasora pero está cansada ya...por otra parte la charla padre-hijo ha sido muy tierna.
Espero el siguiente capítulo con más ansias que nunca!
Bss