TOM
-Lo intuía –concluyó tras mi
relato.
-Debimos notarlo todos… es la
viva imagen de Bill y nadie los relacionó directamente.
-Cassandra y él me dijeron que
estaban buscando a su padre biológico,
sabían que era de apellido Kaulitz y sólo que podía ser uno de ustedes
dos.
-¿Y qué respondiste?
-Que no les podía ayudar, les
dije que se habían confundido de familia… traté de negarles todas las teorías
que tenían pero muy en el fondo estaba realmente destrozada por decirles que
les creía y que sabía que el padre que tanto buscaba era Bill.
-(Name) dijo que aún no es tiempo
de decírselo a Bill.
-¿Aún no es tiempo?
-Seguramente está esperando algo.
-¿Algo como qué?
Miré el elegante diseño de su
taza de té, sintiendo el eco de sus palabras dar vueltas por mi mente. Si ella
no se lo decía, Bill tarde o temprano deduciría que tiene un hijo que es suyo y
que ha estado frente a sus narices todo este tiempo, mi hermano no era para
nada tonto haciendo relaciones, así que debía llegar luego aquel momento casi
apocalíptico.
-¿Tiene diecisiete, verdad? –algo
me decía que el tema iba por las edad de Alexander.
-¿De qué vas, Tom?
-Mamá –me acerqué a ella
susurrando lo suficientemente bajo para que sólo ella escuchara por mucho que
estuviéramos solos en el comedor-. Si calculas los meses de su embarazo, más la
edad de Alexander, no creo que falte demasiado para su cumpleaños.
-¿Su cumpleaños dices? –una
arruga notoria se recalcó en su frente a medida que se volteaba a ver mi
rostro.
-Cumplirá dieciocho, será mayor
de edad y Bill no podrá reclamar la paternidad y la custodia de él ante la ley
si quisiera llevar esto ante un tribunal de familia.
-Pero puede Alexander podrá
decidir por sí mismo, Tom.
-¿Y qué nos asegura que prefiera
a su padre antes que su madre?
-Sentirá dolor y rencor porque su
madre le ocultó de su padre todo este tiempo, créeme hijo, todo se dará así.
Preferirá a Bill ara recuperar los años perdidos.
-¿Se volverá contra (name)?
-Seguramente.
-¿Cómo lo sabes?
-Thomas, debes pensar como tus
hijos para saber sus pasos.
-¿Y luego qué?
-No lo sé.
-¿Entonces vale la pena esperar a
que ella le diga la verdad a Bill?
Se encogió de hombros volviendo
su atención a la taza ahora vacía. Esto era más de lo que podía esperar, ¿cómo
podría aguantar las ganas de abrirle los ojos a mi gemelo? No me correspondía
decirle que tenía un hijo, sin embargo algo en mi interior se removía ante la
idea de no mencionar ni una palabra a Bill. A fin de cuentas, él era mi hermano
gemelo y he pasado toda mi vida junto a él por lo que sería un traidor al
ocultarle algo tan serio. Estaba en conflicto y esperaba tener la paciencia
suficiente para mantener la boca cerrada.
Por suerte mi teléfono empezó a
sonar y me distrajo de todo tipo de pensamientos conflictivos y debates
internos. Vi la imagen en la pantalla recordando que aún tenía una relación
casi monótona con Ria, mamá supo quién era con sólo ver mi rostro.
-Ria
-Tom, estaba pensando en que podríamos juntarnos en el centro ahora
mismo. Hay una fiesta de lo más cool a la que deberíamos ir.
-¿Dónde estás? –miré de reojo a
mamá, quien negaba con la cabeza diciendo algo por lo bajo.
-En el salón de belleza. Decidí que necesitaba un cambio y teñí mi
cabello a un color menos… emm…
-¿Artificial?
-Pensé que te gustaba.
-Bueno, en algún momento me gustó
pero creo que…
-Ok, no es necesario que sigas Tommy. Ahora volví a mi color natural
así que me veo más normal y seguramente tus fans me querrán más de lo normal.
-Oh… vale -¿qué responderle a
alguien que tenía el ego por las nubes?
-¿Entonces iremos?
-No puedo, me comprometí a salir
con Cassandra y no puedo seguir aplazándolo.
-La puedes llevar a ella, cielo.
-¿Estás loca? No expondré a mi
hija en una fiesta donde seguramente la bombardearán de preguntas estúpidas
sobre nuestras vidas.
-Está lo suficientemente grande para que asista a eventos contigo.
-Ria, si quieres ve tú sola. Yo
no puedo, es el último día que tengo con Cassandra antes de que pase la semana
con Andrea así que…
-¿Sabes qué? Vete a la mierda. Nunca me dedicas el tiempo que requiero
como tu novia. ¿Cuántos años llevamos saliendo? Ya perdí la cuenta y tú aún no
llegas con un anillo frente a mí, Tom. ¿Sabes lo que es saber que tus amigas
están comprometidas con unas hermosas piedras en sus dedos y yo sigo como la
novia del guitarrista alemán?
-No mezcles las cosas. Desde el
momento en que nuestra relación inició sabías que tenía una hija y que estaba
recién divorciado. Sabías en lo que te estabas metiendo.
-Pero Tom tú…
-Hablamos luego, pero no asistiré
a esa fiesta que dices. Primero soy padre y después guitarrista.
-¿Y qué hay de…?
Finalicé la llamada y apagué el
teléfono para no volver a escuchar su voz. Realmente no quería lidiar con más
problemas de los que ya tenía. Guardé el Iphone en mi bolsillo y apoyé la
cabeza en el hombro de mamá en busca de compresión.
-Ya verás que todo saldrá bien,
cariño.
-Nadie es adivino, mamá.
-No, pero todo resulta cuando
piensas positivo. Por ahora preocúpate de tu salida con Cassie, y luego ya
tendrás tiempo para pensar en lo de Bill, en la banda y en Ria.
ALEXANDER
-Basta de esto, mamá.
Me puse frente al televisor
obstaculizándole la vista para que de una vez por todas me prestara la atención
que me merecía siendo su hijo. Pestañeó lentamente con una línea entre sus
cejas. Era el tercer día que llevaba usando un pijama de franela y una bata de
algodón negra, esperaba que al menos hubiese cambiado su ropa interior si es
que llevaba.
-Alex…
-No, quiero que me digas qué
mierda te pasa para que andes con ese ánimo por los suelos. Tú no eres así,
mamá. Llevo más de dos horas llamándote, haciéndote preguntas sobre tu día y lo
único que haces es asentir sin despegarte de la televisión y esos programas que
hablan estupideces sobre famosos.
Presioné el botón de
encendido/apagado, ya sin poder soportar las risas odiosas de los comentaristas
mientras se burlaban de alguien. La casa quedó en completo silencio, tomé el
control remoto de las manos de mi madre y lo lancé al sofá más lejano, me senté
junto a ella esperando alguna respuesta a mi pregunta. Presionó sus sienes antes
de volver a mirarme con sobras de un gris extraño bajo sus ojos, como si no
hubiese dormido en días.
-Hay algo que no te he dicho.
-Vaya, qué novedad sabiendo que
siempre soy el último en enterarme de lo que te sucede.
-Es sobre…
-¿Mi padre? ¿Me dirás el nombre
finalmente? Porque de hecho hasta ahora estoy pensando en que si no me dices su
nombre, creo que me cambiaré el apellido a uno japonés o quizás italiano.
-No es sobre eso –se quejó
cerrando con fuerza sus ojos.
-¿Te sientes bien?
-Fui donde el doctor Harrison,
Alexander. ¿Lo recuerdas?
Oh, así que fue donde el viejo
barbudo que de vez en cuando se ponía a psicoanalizarme tanto como mi madre al
punto de querer ponerme una camisa de fuerza y encerrarme en un cuarto de
paredes blandas y esponjosas a prueba de golpes. Bueno, no tan así, pero el
tipo me estresaba con sus preguntas extrañas sobre qué objetos prefería, cuál
es mi color favorito, qué haría si tuviera un arma en la mano, entre otras.
-Imposible de olvidar –sonreí
ante el recuerdo de cuando una vez le di una patada en la espinilla. Por su
conveniencia, sólo se rió aguantando las ganas de llorar.
-Está acá, en Berlín.
-¡Ay no! ¿Me llevarás donde él y
no sabías cómo decírmelo? Oye, sé que estoy loco pero no creo que necesite
verlo otra vez.
-Si me dejas explicártelo, quizás
entiendas lo que pasa por mi mente en estos momentos, Sascha –se cruzó de
piernas y brazos adoptando una postura molesta.
-Ok.
Me explicó con demasiada calma y
lentitud que su neurosis era simplemente un mal diagnóstico médico, revelándome
detalles sobre videos escalofriantes de verdaderas personas que padecían de la
enfermedad, además de confesar que ya no tomaba sus medicamentos diarios debido
a obvias razones. Pude entender que para ella se hacía algo complejo el lidiar
con ser normal, y hacer como si nada hubiese pasado cambiando sus hábitos
alimenticios debido a que ya no ingería esa pastilla que la dejaba con una
nebulosa mental por un par de horas mientras hacía efecto.
La noticia fue un alivio.
Lidiaría con una madre normal y que no sufriera de descompensaciones producto
de una enfermedad que terminó siendo algo así como “tópica”. Estaba realmente
contento por ella, porque significaba que podía rehacer su vida normal tal y
como siempre deseamos tanto ella, como yo.
-Sabes que cuentas conmigo, ma.
Sea lo que sea, siempre me tendrás.
Sonrió, borrando la preocupación
de su rostro y tomó mi mano entre las suyas. Noté que sus uñas estaban pintadas
de negro haciendo que sus dedos se vieran más pálidos de lo normal.
-Lo sé, Sascha. Es sólo que nunca
esperé algo como esto. Es como cuando te tuve, ¿sabes? Al principio pensé que
era infértil porque un doctor me lo hizo saber con exámenes médicos, y luego,
de la nada, en el momento menos pensado llegaste tú a mi vida.
-Se nota que los médicos de antes
no justificaban sus años de estudio –murmuré haciendo una mueca-. Ese tipo de
negligencia médica pudo costarles la vida, sus carreras, y si es posible un
pasaje gratis al infierno.
-Era normal. Se guiaron por lo
que les decía y por mi edad hormonal. Me deshice de mi expediente cuando tenía
tu edad, por lo que no tenían algo en lo que respaldarse.
ANDREA
-¿Qué haces aquí?
Pasó ignorando mi pregunta y
olvidando secar la planta de sus botas militares antes de entrar. Miré el piso recién limpio lleno de manchas de agua. Llovía torrencialmente, debido a un
temporal que cruzaba Europa. Gotas caían al piso, y él las ignoró
monumentalmente mientras me miraba con un rostro serio y lleno de ira.
-¿Pasó algo con Cassandra?
Me dirigí al baño en busca de un
toalla para que secara su rostro y su cabello, además de hacer tiempo para lo
que se me viniera encima. Volví y él rechazó la toalla con sorna concentrándose
sólo en su enojo.
-¿Qué pasa Thomas que estás tan…?
-¿Desde cuándo lo sabes?
Me quedé muda, totalmente colgada
como si me hubiese hablado en chino o en algún idioma muerto. Se acercó a paso
intimidante quedando a unos centímetros de mi, cruzándose de brazos y esperando
una respuesta que tenía poco clara.
-¿Saber qué? –le respondí con mi
mente trabajando a mil por hora.
-Que Alexander es el hijo de
(Name).
-Oh…
Eso fue tan inesperado como un
balde de agua fría sobre mi cabeza. Así que estaba molesto porque no le había
dicho nada de eso a él ni a Bill o su familia y amigos en general. Levanté la
mirada con firmeza, observando sus ojos cafés fijamente ignorando lo violenta
que parecía su expresión.
-Sí, “oh”.
-Lo sé desde que vi a Alexander
por primera vez, y lo confirmé cuando hablé con (name).
-Y de nuevo caíste en el mismo
error que encubrirla –gruñó con la dentadura apretada.
-¿Encubrirla? Por si no lo
sabías, es un asunto que no nos incumbe, Thomas.
-Alexander es mi sobrino, por lo
tanto me incumbe.
-No de la misma forma que a Bill
–defendí mi idea apunto de pararme de puntillas.
-Él tiene todo el derecho a saber
que tiene un hijo.
-Lo sé, pero tú no eres el
indicado para decírselo al igual que yo.
-Si esperamos a que (name) se lo
diga, seguramente todos estaremos en nuestras tumbas.
-Tu hermano no se mete en nuestra
relación y jamás lo hizo, así que espero que hagas lo mismo que él.
-Esto es diferente –insistió
pasándose las manos por el cabello mojado-. Bill no puede vivir sin saber que
es padre, que tiene un hijo frente a sus narices y que (name) se lo ha ocultado
por muchos años.
-Lo sé, pero tienes que entender
que…
-¿Y Alexander? ¿Él sabe que Bill
es su padre?
-No –negué desviando la mirada al
paisaje lluvioso que se retrataba en el ventanal-. Pero me pidió ayuda para
buscarlo. Dio con ustedes porque sólo hay dos familias con el apellido Kaulitz,
y confió en que entre tú y Bill estaba su padre.
-¿No estaba… buscando?
-A Bill. No te sientas halagado,
Thomas.
-Da igual, el hecho es que nos ha
buscado todo este tiempo y nosotros dejamos de buscar a (name) o informarnos de
ella.
-Necesito que me prometas algo.
Me miró fijamente, y de repente
noté la vulnerabilidad en su mirada, como si fuera un niño perdido y no supiera
qué hacer. Pero eso sólo duro una fracción de segundo antes de recuperar la
compostura.
-Depende.
-Alexander tiene un carácter muy
impulsivo, como Bill y (Name). Lo he visto unas dos veces, pero guiándome con
lo que Cassie y (name) me han dicho, es demasiado calcado a Bill. Si le dices
la verdad, no sé cómo va a reaccionar.
-¿A quién? ¿Alexander?
-Sí. Eso es mejor que se lo digan
sus verdaderos padres a que tú o yo, o cualquiera.
-Ocultarlo por partida doble, eh.
¿Por qué no me sorprende de ti, Andrea?
-Porque te estás metiendo donde
no te incumbe, idiota.
-¿¡IDIOTA!?... ¿Ahora yo soy el
idiota? –se rió amargamente, reduciendo parte del valor que había juntado para
mirarlo fijamente.
-Sí. Estoy tratando de…
-Ese es tu problema, Andrea.
Siempre tratas las cosas, pero nunca lo haces bien. Tienes ataduras que hacen
que los demás se alejen de ti… eso fue lo que hiciste conmigo.
-¿Y qué querías que hiciera? ¿Qué
me quedaras a observar el espectáculo que te estaban montando con Ria en
nuestra habitación, mientras me crecían los cuernos?
-¿Y qué me dices de (name)?
Ocultaste toda esa mierda durante años y de repente lo sueltas como si nada
hubiese pasado. Destruiste a Bill más de lo que ya estaba roto.
-Lo de (name) es un tema pasado.
Ya se solucionó, Thomas. Ahora mismo están a un paso de volver. Y Bill no
estaba roto, porque tú no viste ni la mitad de lo que rompiste en mí.
-¿Enserio vamos a seguir con
esto?
Lo desafié con la mirada lo
suficiente para hacerle saber que no estaba dispuesta a ceder mi punto de vista
bajo mi techo. Esto siempre pasaba cuando nos veíamos; irreprochablemente
terminábamos mezclando nuestros problemas, sus infidelidades y mi silencio. Sus
ojos llameaban bajo el color tierra de sus ojos, una vena apareció en su sien
izquierda y la línea entre sus cejas se hizo más profunda.
Sin embargo, dentro de mí rabia y
la suya no noté que esa llama era el reflejo de su propio cuerpo. No tuve
tiempo de actuar cuando noté su brazo rodear mi cintura con demasiada fuerza
haciendo que perdiera la respiración de un sopetón, ni mucho menos cuando noté
sus labios ásperos sobre los míos abriéndose camino con una fuerza descomunal.
Mis brazos estaban atrapados con su agarre, todo mi cuerpo estaba paralizado y
no podía responderle al impulso de devolverle el beso. Su lengua chocó con la
mía siendo dulce y escurridiza, su mano libre tiró de mi cabello hacia atrás,
levantando mi rostro hacia él.
Sentí mis rodillas flaquear y el
impulso de querer que termináramos en mi habitación se extendió en mi cuerpo.
Pero la llama de la pasión que Thomas me hacía sentir, no fue suficiente como
para responderle a un deseo que tenía desde que nuestro divorcio se hizo
público. Aquel deseo de querer volver con él, de arreglar las cosas y de hacer
como si nada hubiese pasado… o así fue hasta que anunció oficialmente su
relación con Ria Sommerfeld.
Ria. La putaza de Ria.
Empujé con todas mis fuezas a
Thomas, separándolo de mí como si fuera un terrible monstruo acechándome.
Limpié los restos de saliva de mi boca al mismo tiempo que él lo hacía con la
suya observándome perplejo y con un rubor suave en sus mejillas al tiempo que
sus ojos volvían a ser del mismo café frío sin sentimientos.
-Será mejor que te vayas, Thomas.
Una sonrisa se extendió por la
comisura de sus labios, mala, oscura y gélida. Arregló su cabello y sus ropas
aproximándose a la puerta con pasos seguros y calmados.
-Extrañaba eso, Andrea.
-Y seguirás haciéndolo porque a
partir de ahora nuestra única comunicación será a través de nuestros abogados.
Cerré la puerta en sus narices al
tiempo que se volteaba sorprendido por mis palabras. Ya no quería sabes nada
más del padre de mi hija, en lo posible preferiría olvidarlo. Porque no podía
darme el lujo de volver a sentir lo mismo que antes por él siendo que estaba
con quien me había engañado. Ya nada entre nosotros podría ser mejor de lo que
es ahora.
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Esto es raro: Una chica me dijo por facebook que le daba miedo hablarme porque nunca hablaba con las autoras de los fan-fic, y que le llamaba la atención que yo publicara mis cuentas.
Chicas, si les publico mis cuentas es para que sepan que ante cualquier duda me pueden preguntar lo que sea, contarme lo que quieran, y hasta darles consejos si necesitan. ¡NO MUERDO!. :-)
Atte. Nina.
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarME MUERO ME MUERO jejjee
estuvo increible nina enserio
dios ya quiero ver cuando alex se entere que bill es su padre ese cap va estar UFFF
pobre andy me da pena pero en buena hora que le cerro la puerta en la cara a tom jaa que basura como la besa despues que estuvo con ria
bueno nina no hay nada que decir como siempre el cap estuvo increible :)
espero que la sigas super pero super pero enserio super pronto , ya quiero ver que va ha pasar :D SIGUELA
cuidate :)
esto me animo despues de tener un dia terrible gracias por el capitulo y me dejo con ganas de que hubiera accion entre andrea y tom pero...tiene razon andrea espero el siguiente cuidate un beso
ResponderEliminar:O Tom beso a Andrea aun se siguen amando, ojala puedan volver a estar juntos.. Espero q Bill se entere pronto q Alexander es su hijo muero x ver su reacción cuando se entere y ps ojala Bill pueda perdonar a La Invasora x haberle ocultado q Alexander es su hijo.. espero el proximo con ansias me encanto el cap nina amo tu fiic!!! pasate x mi blog es el primer blog q escribo http://darknesslight-fanfic.blogspot.com/ es sobre lobos!!!
ResponderEliminarsagtdfqwytdfytsad muero *o* por dios que capitulo
ResponderEliminara pesar de que quería que se dieran las cosas muy rápido... ahora digo así esta mejor... me llena la intriga xD
ojala subas pronto
cuidate y un abrazo :D
me muero porque no has subido :( aaaaaaaa estoy desesperada jajajajaj espero que subas pronto
ResponderEliminarsabes que seria genial que subas cap mañana es que cumplo años el 10 de febrero y seria un hermoso regalo :D
cuidate :*
morí! dios! ese final *-*
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