ALEXANDER
-Así que… ¿todo normal?
-Bueno, al parecer el tipo nerd
pasará el fin de semana en casa ¿le puedes llamar a eso normal?
-Anormal sería verlo en un bikini
de lentejuelas bañado en crema y con zapatos de samurái.
-Vale, eso es tener imaginación.
Matt se acercó a nosotros con
tres Coca-Cola, y se sentó junto a nosotros bajo la sombra del árbol. A lo
lejos, podía ver al grupo de Cassandra conformado por chicas hormonales con
risas chillonas que pondrían sordo a medio mundo. Empecé a tironear el césped
bajo mis dedos, mientras con la otra mano tomaba algunos sorbos de la Coca
fría. El cabello de Matt estaba más corto que el mío pero más revuelto como si un
remolino hubiese invadido su cabeza, Bianca empezó a tironear de su mano, toda
sonrisas, mientras él la miraba como idiota.
-¿Te las das de gitana? –le
pregunté tirando una rama seca en su regazo.
-Podría ser una profesión muy
eficiente si deseas robar anillos a los transeúntes –sugirió Matt.
-He visto lo suficiente en
internet para leer las líneas de tus manos, rojito.
-¿Rojito?
-¡Bah! ¿Qué no te enteras que no
eres castaño o eres daltónico?
-Nadie me ha llamado así –dijo
sorprendido.
-Bueno, ignoraré ese detalle
–murmuró restándole importancia a la repentina mueca de inseguridad que hizo
Matt y concentró su vista en las líneas de la palma de su mano-. Humm… harás
muchos viajes, ¿sabes? Unos diez u ocho. También, tiene una cruz que dice que
tendrás suerte en la vida y que hasta te podrías ganar la lotería si te lo
propones.
-Vale, esto es estúpido –murmuré
recostándome con mi bolso bajo mi cabeza.
-¿Y en el amor? ¿Qué dice?
-Es raro. Dice que sólo tendrás
una novia.
-¿La Marihuana cuenta? –bromeé
poniéndome unos lentes de sol con marco rosa pertenecientes a Bianca.
-Es sólo un amor platónico, casi
como una relación viciosa.
-¿Eso quiere decir que estás
soltero? –habría jurado que una sonrisa de dibujaba por la boca de Bianca al decir eso, y que Matt se había puesto nervioso con su mirada intensa.
-Eso quiere decir que tenemos una
cita.
¿Qué mierda…?
-Espera –me senté quitándome los
lentes y tomando un último sorbo de la gaseosa-. ¿Te gusta ella? ¿Y a ti te
gusta él?
-Bueno… -murmuraron al mismo
tiempo desviando sus miradas a las ramas de los árboles.
-Esto apesta. Me siento utilizado
para fines… ¿cuál es la palabra?
-¿Valentinescos?
-Eso no existe, ¿qué me dices de
“maquiavélicos”? –se rió Bianca.
-El amor no es malo.
-Tenía que intentarlo –se encogió
de hombros con una sonrisa radiante.
-¡Agh! Jódanse, no tengo ni putas
ganas de ser un Cupido con flechas y pañal. Mejor vayan a toquetearse contra
las taquillas y déjenme solo acá.
-Claro que te dejaremos solo,
pero que conste que es porque tu novia se acerca.
-¿Qué novia? No tengo ninguna y
no planeo…
Claro, si no fuera porque hubiese
reconocido esa melena rubia y ese andar tan seguro, habría jurado que veía a la
próxima Paris Hilton caminando hacia mí. Matthew dijo algo y tomó de la mano a
Bianca llevándosela con él hacia alguna parte. Vale, mientras usaran condón, yo
estaba tranquilo y no me sentiría culpable de dejar a una adolescente con las
hormonas chillando con un volado como Matt. Me apoyé en el tronco del árbol
esperando a que llegara hasta donde yo estaba y le sonreí sin mostrar los
dientes cuando llegó junto a mí.
-Hola –saludó con una timidez
anormal.
-¿Qué te trae por aquí?
-¿Qué? ¿Acaso estabas ocupado
hablando con tu prima y el pelirrojo?
-Matthew Viviani.
-Como se llame. Quería estar un
rato contigo.
-¿Qué, me ves cara de buena
compañía? Diría que hasta tu madre me odiaría si no fuera porque es amiga de la
mía.
-No te odia, de hecho cree que
eres lo suficientemente independiente para tu edad.
-Vaya, ¿debería tomarlo como un
cumplido?
-No lo sé.
Por suerte el término del
descanso había terminado y un timbre demasiado chillón empezó a sonar haciendo
que todos nos levantáramos de nuestros traseros para ingresar a clases. Por
suerte, era mi última clase del día. Por mala suerte, se trataba de álgebra. Me
dirigí hasta el corredor donde estaba mi casillero sintiendo unos pasos
acelerados detrás de mí. Me sentía observado, y algunas chicas parecían
contener sonrisas tímidas. Ah, tenía puesto los lentes de Bianca, así que debía
tener un aspecto bien… nenaza.
-¿Le puedes devolver estos a
Bianca?
-¿Acaso no tienes modales? –dijo
justo cuando doblé mi cuerpo y di con mi casillero, ella se puso de lado
dándome en todo momento la cara mientras esperaba una respuesta con los lentes
ya en sus manos.
-Generalmente sólo tengo modales
conmigo mismo.
-¿Qué pasa, eh? De repente estás
de lo más amable conmigo y ahora te muestras como el peor de todos con un ego
del porte de Rusia.
-Lo que pasa es que me hostigas
demasiado.
-¿Te hostigo? –su voz se elevó
siendo casi chillona, saqué un libro con números en su lomo y un lápiz,
cerrando en casillero con un sonoro choque entre las latas haciendo que muchos
se giraran a observarnos.
¡Esoooooo, vean el fenómeno
farandulero del momento! ¡Los Kaulitz peleándose en las taquillas! Vamos,
aproxímense si no quieren quedar atrás con el último grito de los escándalos.
¡Ah! Y aprovechen de grabarlo si no quieren que quede en el olvido y que sus
amigos no les crean, es más, si quieren que aparezca en televisión.
Vale, hablando en serio, ella no
tenía la culpa de mi mal humor. La culpa la tenía Ian por ser tan retardado y
estúpido. Yo no lo quería en mi casa, de hecho ya sentí que tendría que mamarme
dos noches seguidas los gritos y gemidos de ellos en el cuarto del frente. Mamá
había insistido en que era la mejor de las ideas para que me fuera
acostumbrando a la presencia de otro hombre en la casa, o mejor dicho, otra
autoridad. Esperaba no verlo con la idea de anormal que me dio Matt hace un
rato.
-¿Enserio quieres oir una
respuesta que te lastime lo suficiente como para que termines el resto de las
clases encerrada de el baño llorando a mares y pidiendo que pasen luego las
horas para llegar a tu casa y no tener que ver mi hermosa cara?
Más murmullos, algunas risas y otras personas que seguían observando.
Divisé a una chica camuflando su teléfono mientras grababa todo lo que pasaba
en vivo y en directo. Me acerqué a ella empujándola hasta quedar en primera
fila quedándose boquiabierta y roja como un tomate.
-¡Vamos! Sigue grabando porque
esto no se volverá a repetir en lo que te queda de vida, eh. Y no te chupes con
dártelas de paparazzi, de hecho lo tuyo puede ir por ese lado si lo vez útil.
-Alexander –empezó Cassandra
ignorando el gentío acumulado a nuestro alrededor-. Ya basta.
-¿Basta de qué? Te estoy
siguiendo el juego, Cass. Estoy haciendo que la gente te admire, que quiera más
de ti de lo que cualquiera querría.
-¿Por qué no simplemente te jodes
y dejas esto?
-¿Por qué no me jodes tú mejor?
-Ya basta, enserio. Sea lo que
sea que te haya pasado, ésta no es la mejor forma de desquitarte.
-¡Oh! Entonces enséñame como
mierda debo hacerlo.
Vi la molestia en sus ojos como
si fueran los míos. Un dolor de crecía en mi cabeza producto de mi rabieta.
Tenía calor y me sentía en un mismísimo sauna por mucho que en el exterior haga
un frio de puta madre, si pudiera hacer una comparación me consideraría una
roca volcánica. Y sentir las voces de muchos a mi alrededor, realmente no
ayudaba a calmar este volcán.
Sus ojos se pusieron llorosos,
con manchas en sus mejillas sin dejar de ver los míos y alcancé a alejarla
cuando sus manos tomaron mis mejillas y su boca se presionó contra la mía. El
volcán que sentía se había congelado completamente produciéndome un escalofrío
en la nuca. Pero no era placentero como esperaba. Sé que ya la he besado, pero
antes fue por diversión. En cambio ahora… ¿por qué se siente como la fruta
podrida del árbol? Se siente erróneo, vomitivo, equivoco, sucio y… no
correspondido. Sus labios presionaron con mayor insistencia masajeando los
míos, sintiendo su lengua ingresar como una intrusa a la mía. ¡Ni si quiera
tenía los ojos cerrados como ella! Sólo veía sus mejillas húmedas y sonrosadas,
ignorando los murmullos, chillidos y burlas.
No podía devolverle algo que no
era correspondido. Quizás si fuera cualquiera, como una chica de alguna fiesta,
se sentiría morboso y hasta excitante, pero esto era de todo menos eso. Tomé
sus muñecas, sin medir mi fuerza hasta que escuché un gemido de dolor. Se
separó de mi boca con los ojos abiertos como un animal a punto de morir, con un
terror inherente a ser rechazada.
-Por favor… -susurró a penas
moviendo los labios.
¿Por favor qué? Joder, está bien
que sea cruel con las tres cuartas partes del mundo, pero le estoy ahorrando el
sufrimiento de estar con un monstruo que jamás la querrá como ella lo desea.
¿Por qué no lo entiende? ¿Por qué lo hace más difícil para ella? ¿Cómo le
explico que no puedo besarla porque realmente se siente mal e incorrecto? La
quiero, pero como amiga y no como ella lo desea. ¡Hasta podríamos ser hermanos
y esto sería completamente ilegal?
-Alexander…
Noté sus labios de nuevo sobre
los míos, con más insistencia y lascivia. Pero sólo bastó que soltara sus manos
sin medir mis fuerzas para verla en el piso avergonzada, ruborizada y con los
ojos cubiertos en lágrimas. Todo fue silencio, sentí mis oídos tapados, el
aumento de lo que sería una jaqueca y un sabor amargo en la boca.
-No –negué firmemente, con una
voz de lo más congelada.
Todo lo que vino después fue
demasiado rápido, y cuando fui consciente de que estaba en un cubículo con
paredes rayadas de groserías, vomitando el desayuno y con arcadas durante lo
que duraron horas, fui consciente de lo que acaba de hacer. De que había
arruinado una parte de mi vida y quizás toda la de ella.
TOM
Quizás ahora era el momento
perfecto para hablarlo no directamente, pero plantar una semilla de duda en él. Mis uñas estaban mordidas de tanto pensar en las palabras correctas con las que
empezar esto, y creía no lograrlo. No podía decírselo, Andrea tenía razón al
decir que no me correspondía ser yo quien le dijera esto por mucho que fuese su
hermano, hermano gemelo y mayor por 10 minutos.
La canción había terminado y
ahora estaba corrigiendo algunas partes de la letra con las que no estaba
satisfecho. Los audífonos colgaban de su cuello y el cable de estos de enredaba
en uno de sus brazos, a lo que Bill no le daba importancia porque era una
costumbre en él cuando se concentraba demasiado. Tenía el seño fruncido y movía
su boca sin emitir sonido alguno mientras con un lápiz llevaba el ritmo ligero
de la canción.
-¿Necesitas ayuda? –le pregunté
ingresando al estudio de grabación. Bill me vio y sonrió dejando a un lado lo
que hacía para sentarse en el sofá tras él.
-Sólo arreglaba una canción.
-Sabes que soy bueno en eso y en
otras cosas.
-Esas otras cosas creo que le
incumben a Ria, no a mí –sonrió viéndole el doble sentido a mis palabras.
-¡Bah! Me refería a tocar la
guitarra, la batería, el bajo, manejar motocicletas, autos de carrera, cocinar
cosas comestibles...
-Vale, lo que digas Tom.
Nuevo silencio. Uno cómodo.
Bueno, todos los silencios con Bill eran cómodos porque estábamos acostumbrados
a ellos desde mucho antes de nacer. Observé su cabello despeinado (desde los
veinte y algo se había vuelto costumbre dejar la peineta o los cepillos de lado
y usar sólo los dedos si es que le apetecía), sus ojos se veían cansados pero
no lo suficiente como para tener ojeras bajo los ojos, y su ropa olía a
cigarros. Estaba nervioso y ansioso. Quizás se debía a que teníamos una
entrevista en televisión en unos días y no le gustaba mucho que preguntaran de
su vida privada, o tal vez era porque teníamos muchas canciones y sólo podíamos
poner quince en nuestro nuevo disco.
-¿Bill?
-¿Tom?
-¿Te puedo preguntar algo?
Me observó fijamente cuando me
senté a su lado, porque cuando hacía esa pregunta estúpida significaba que era
algo serio, o algo que me preocupaba. Yo lo sabía y él aún más. Mis
pensamientos empezaron a estrellarse los unos con los otros, peleando por salir
por mi boca y decirle todo, pero sólo uno ganó.
-Besé a Andrea.
Frunció el seño apoyando un cara
en una mano mientras me miraba fijamente con una sonrisa divertida en el
rostro, como queriendo burlarse de mi expresión.
-Eso no es una pregunta.
-Fui a su departamento y
discutimos sobre… sobre Cassandra y lo habitual.
-No sé qué es lo habitual.
-El pasado –aclaré mi garganta y
cuando levantó una ceja supe que había entendido con esas dos palabras lo que
quería decir.
-Sigue.
-Me dijo que no vi ni la mitad
del daño que le hice, entre otras cosas y… no me pude resistir, Bill, la besé y
te juro que fue uno de los momentos más intensos y felices en toda mi vida.
-Vaya, eso está de película.
-Es enserio.
-¿Te lo devolvió?
-¿Qué cosa?
-El beso, tonto.
-Ah –ahora que lo pienso con
claridad, creo que me concentré demasiado en lo que sentía al besarla que
olvidé lo que ella sintió-, no lo sé.
-¡Bff! Eres un bueno para nada.
-Y tú un…
-Mejor sigue que tus insultos
estropearán la canción –apuntó a los papeles sobre la alfombra lleno de frases
y dibujos raros.
-Bueno, me empujó y me miró como
si estuviera descuartizándome con un hacha, y luego me dijo que a partir de
ahora sólo nos comunicaríamos a través de nuestros abogados.
Hizo un sonido con la boca que
pareció ser un chillido de horror y luego golpeó mi brazo antes de pararse y
mirarme fijamente con el seño fruncido. ¿Por qué andaba tan voluble? ¡Soy su
hermano, le pido un consejo y se enoja de la nada! Recogió los papeles del piso
con rapidez antes de volverse al micrófono.
-¿Te inspiraste tan rápido?
-La cagaste fea, Tom –no pude ver
su cara, pero no parecía del todo enojado como supuse-. Si te dijo eso es
porque realmente echaste todo a perder.
-¡Pero sólo fue un beso!
-Para ti, Tom. Recuerda que estás
con Ria, que ella los vio follando cuando seguían casados y que ya no están
juntos.
-Así que ella aún sigue dolida
por eso…
-¿Y si hubiese sido al revés? ¿Si
tú la hubieses encontrado con un tipo “X” follando a plena luz del día mientras
tú trabajabas, qué habría pasado? Porque creo que una orgía o un trío es lo que
menos pasa por tu cabeza en esos momentos en los que ves a tu esposa con la que
compartes una hermosa hija con otro.
-¿La estás defendiendo?
-Te estoy diciendo de una manera
más entendible y simple que arruinaste lo poco y nada de comunicación que
tenías con ella.
-Hummm…
-¿Cuánto duró el beso?
-Yo qué sé, ¿acaso importa? Sólo
la besé y los besos no tienen un tiempo definido.
-Bueno, en el caso de que hubiese
durado mucho, quizás una parte de ella lo quiso.
-Oh… así que no estoy del todo
perdido, eh.
-Exacto.
-¿Y qué sugieres míster loquero?
-Que se enfríe la situación, y
luego te decides por ella o por Ria.
-¿¡Ella o Ria!? Estás…
-De preferencia te sugiero a
Andrea para que esta casa recupere los gritos habituales de antes y la vida.
-No elegiré a nadie, estoy con
Ria y…
-¿Y?
-Andrea me odia -¡qué frustrante
era no saber qué hacer”
-Buen punto.
Ahora, que tomas mis ideas se
habían unido en un orden lógico, parecía bueno iniciar el tema por el que vine
a interrumpirlo en un comienzo. Me acerqué a él viendo de reojo los rayones
sobre algunas palabras y unos versos escritos sobre las hojas blancas y lisas.
Al menos, su letra era más entendible que la mía debido a que pasaba
escribiendo letras todo el tiempo. No me observó, pero estaba atento a mis
movimientos como siempre lo ha hecho.
-Creo que me entenderías mejor si
tuvieras un hijo de por medio –murmuré sin observarlo en ningún momento.
Pero Bill se rió estallando en
carcajadas sonoras, como si hubiese sido de lo más gracioso mi comentario.
Sinceramente, esperaba una reacción más seria de su parte, a fin de cuentas es
un tema que no pasa desapercibido entre nosotros. Me observó con ojos
divertidos, dejando los papeles en el reposa brazos del sofá y se volvió hacia
mí con los brazos cruzados. No me moví, porque estaba ocupado pensando en las
posibles respuestas que vendrían a continuación.
-Estoy viejo para hijos.
-¿¡Viejo!? Hay personas que
tienes hijos a los sesenta ¿y tú te consideras viejo?
-¿Ya, y cómo consigo un hijo?
Porque hace tiempo que dejé de creer en una cigüeña mágica que te trae críos
huérfanos a la puerta.
-Humm… ¿nunca hablaste el tema
con Lena?
-¿Lena? –levantó una ceja dándome
a conocer lo obvio de mi pregunta.
-Bueno, algo de fama podría traer
el hijo de Bill Kaulitz.
-Lena no es una mujer hecha para
criar niños, y yo…
-Eres realmente bueno con Cass.
-Pero es diferente, Thomas. Es tú
hija y yo simplemente…
-¿Has optado por la adopción?
-Espera, ¿de cuál te fumaste?
–Ahora parecía más confundido, y sentía que lentamente caía en mi red de preguntas y respuestas-.
-Vale, sólo fue una pregunta
estúpida.
-Humm… si fuera padre, me
gustaría contar con alguien. No quiero ser como esos padres que se dedican a
criar hijos solos. Realmente odiaría que mi hija o hijo me preguntara sobre su
madre y yo le dijera “fue a China y vuelve mañana”.
-Entiendo… -y realmente lo hacía,
Bill siempre ha sido de cosas serias y esto no puede ser la excepción a la
regla porque ser padre es un compromiso mayor.
Pero ahora que lo veo del punto
de vista que me acaba de mencionar Bill, ¿qué le habrá dicho (name) a Alexander
cuando él preguntaba por su padre? Todos los niños notan las diferencias
fácilmente, y seguramente él se dio cuenta de que le faltaba un papá. Por algo
Alexander está buscando a Bill, a su padre, y por ello dio con nosotros.
-¿Alguna vez lo hablaste con
(name)?
Algo en su mirada cambió, se
volvió doloroso y pude percibir un toque de tristeza en su sonrisa, como si
pasara algo por su mente. Su voz sonó apagada, lenta y distraída, pero el
brillo en sus ojos pareció volverse de cierto modo más luminoso ante a tenue
luz del estudio. Pasó sus manos por su cabello y se sentó apoyando los
antebrazos en las rodillas.
-Hubo una vez…
-¿Si?
-Me explicó que se volvió
infértil luego de una misión arriesgada. Le dije que no descartara la opción de
adoptar en unos años más, y ahora la veo y…
-¿Qué?
-A veces siento que ha pasado por
demasiadas cosas que me encantaría saber. Su rostro se ve como si tuviera una
verdadera razón para vivir, se ve lejano y a la vez tan cerca.
-¿Pero no profundizaron el tema?
-No, sólo fue esa vez.
-Entiendo.
Me dirigí hacia la puerta,
esperando no haber acabado con el humor que traía Bill ese día. Últimamente, me
costaba demasiado descifrar lo que pensaba mi hermano cuando componía letras
tan profundas sobre amores.
-¿Bill?
-Dime.
-¿Y si tuvieras la oportunidad de
ser padre?
Sonrió volviendo a retomar las
canciones que descansaban junto a él.
-Trataría de ser el mejor padre
del mundo.
OOOIIIIII BILL SERIA EL MEJOR PADRE DEL MUNDO!!
ResponderEliminarque lindo fue demasiado tierno me muero porque se entere que tiene un hijo aaaaaaaaaaaaaaaa
y dios! que onda con alex y cass me muero como es que se han besado no puede ser no puede ser son familia son primos nooooo que horror
todo lo que se viene estoy mas que entusiasmada
que felicidad que la hayas seguido espera con muchas ansias el siguiente cap y ahora esperp el otro :D
realmente espero que la sigas super pero super pronto
el cap estuvo increible enserio increible!
SIGUELA PRONTO!!
cuidate :)
Nooo puedo creerlooooo Cass y Alex se besarooon??? ella esta enamorada de el??? pero son primos :s huyyyy Tom estuvo intenso con esas preguntas q le hiso a Bill y no dudo q el sea el mejor Papa del mundooo.. ya me muero x leer el cap donde Bill y Alex se enteren que son Padre e Hijoooo pleaseeee q ya lo descubran.. y q La Invasora se separe de Lan y vuelva con Bill aunque el se enojara mucho cuando se entere q ella le ha ocultado la paternidad de Alex sube prontooo estoy muy intrigada ninaa me encanto el cap escribes super nicee, pasate x mi fic darknesslight-fanfic.blogspot.com es sobre lobos y es de Bill!!!
ResponderEliminarTu nunca me decepcionas esto estuvo genial pobre de cass y alex cuando sepan la verdad pobrecitos espero el siguiente con ansias cuidate un beso
ResponderEliminarjoder la que se va a armar DDDD:
ResponderEliminarya estaba ansiosa por leer
sube pronto nina :3
:O me encantó ese final :333
ResponderEliminarGracias nina<3 küsse