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jueves, 20 de febrero de 2014

Capitulo 42 (Tercera Temporada)

ALEXANDER

-Así que… ¿todo normal?

-Bueno, al parecer el tipo nerd pasará el fin de semana en casa ¿le puedes llamar a eso normal?

-Anormal sería verlo en un bikini de lentejuelas bañado en crema y con zapatos de samurái.

-Vale, eso es tener imaginación.

Matt se acercó a nosotros con tres Coca-Cola, y se sentó junto a nosotros bajo la sombra del árbol. A lo lejos, podía ver al grupo de Cassandra conformado por chicas hormonales con risas chillonas que pondrían sordo a medio mundo. Empecé a tironear el césped bajo mis dedos, mientras con la otra mano tomaba algunos sorbos de la Coca fría. El cabello de Matt estaba más corto que el mío pero más revuelto como si un remolino hubiese invadido su cabeza, Bianca empezó a tironear de su mano, toda sonrisas, mientras él la miraba como idiota.

-¿Te las das de gitana? –le pregunté tirando una rama seca en su regazo.

-Podría ser una profesión muy eficiente si deseas robar anillos a los transeúntes –sugirió Matt.

-He visto lo suficiente en internet para leer las líneas de tus manos, rojito.

-¿Rojito?

-¡Bah! ¿Qué no te enteras que no eres castaño o eres daltónico?

-Nadie me ha llamado así –dijo sorprendido.

-Bueno, ignoraré ese detalle –murmuró restándole importancia a la repentina mueca de inseguridad que hizo Matt y concentró su vista en las líneas de la palma de su mano-. Humm… harás muchos viajes, ¿sabes? Unos diez u ocho. También, tiene una cruz que dice que tendrás suerte en la vida y que hasta te podrías ganar la lotería si te lo propones.

-Vale, esto es estúpido –murmuré recostándome con mi bolso bajo mi cabeza.

-¿Y en el amor? ¿Qué dice?

-Es raro. Dice que sólo tendrás una novia.

-¿La Marihuana cuenta? –bromeé poniéndome unos lentes de sol con marco rosa pertenecientes a Bianca.

-Es sólo un amor platónico, casi como una relación viciosa.

-¿Eso quiere decir que estás soltero? –habría jurado que una sonrisa de dibujaba por la boca de Bianca al decir eso, y que Matt se había puesto nervioso con su mirada intensa.

-Eso quiere decir que tenemos una cita.

¿Qué mierda…?

-Espera –me senté quitándome los lentes y tomando un último sorbo de la gaseosa-. ¿Te gusta ella? ¿Y a ti te gusta él?

-Bueno… -murmuraron al mismo tiempo desviando sus miradas a las ramas de los árboles.

-Esto apesta. Me siento utilizado para fines… ¿cuál es la palabra?

-¿Valentinescos?

-Eso no existe, ¿qué me dices de “maquiavélicos”? –se rió Bianca.

-El amor no es malo.

-Tenía que intentarlo –se encogió de hombros con una sonrisa radiante.

-¡Agh! Jódanse, no tengo ni putas ganas de ser un Cupido con flechas y pañal. Mejor vayan a toquetearse contra las taquillas y déjenme solo acá.

-Claro que te dejaremos solo, pero que conste que es porque tu novia se acerca.

-¿Qué novia? No tengo ninguna y no planeo…

Claro, si no fuera porque hubiese reconocido esa melena rubia y ese andar tan seguro, habría jurado que veía a la próxima Paris Hilton caminando hacia mí. Matthew dijo algo y tomó de la mano a Bianca llevándosela con él hacia alguna parte. Vale, mientras usaran condón, yo estaba tranquilo y no me sentiría culpable de dejar a una adolescente con las hormonas chillando con un volado como Matt. Me apoyé en el tronco del árbol esperando a que llegara hasta donde yo estaba y le sonreí sin mostrar los dientes cuando llegó junto a mí.

-Hola –saludó con una timidez anormal.

-¿Qué te trae por aquí?

-¿Qué? ¿Acaso estabas ocupado hablando con tu prima y el pelirrojo?

-Matthew Viviani.

-Como se llame. Quería estar un rato contigo.

-¿Qué, me ves cara de buena compañía? Diría que hasta tu madre me odiaría si no fuera porque es amiga de la mía.

-No te odia, de hecho cree que eres lo suficientemente independiente para tu edad.

-Vaya, ¿debería tomarlo como un cumplido?

-No lo sé.

Por suerte el término del descanso había terminado y un timbre demasiado chillón empezó a sonar haciendo que todos nos levantáramos de nuestros traseros para ingresar a clases. Por suerte, era mi última clase del día. Por mala suerte, se trataba de álgebra. Me dirigí hasta el corredor donde estaba mi casillero sintiendo unos pasos acelerados detrás de mí. Me sentía observado, y algunas chicas parecían contener sonrisas tímidas. Ah, tenía puesto los lentes de Bianca, así que debía tener un aspecto bien… nenaza.

-¿Le puedes devolver estos a Bianca?

-¿Acaso no tienes modales? –dijo justo cuando doblé mi cuerpo y di con mi casillero, ella se puso de lado dándome en todo momento la cara mientras esperaba una respuesta con los lentes ya en sus manos.

-Generalmente sólo tengo modales conmigo mismo.

-¿Qué pasa, eh? De repente estás de lo más amable conmigo y ahora te muestras como el peor de todos con un ego del porte de Rusia.

-Lo que pasa es que me hostigas demasiado.

-¿Te hostigo? –su voz se elevó siendo casi chillona, saqué un libro con números en su lomo y un lápiz, cerrando en casillero con un sonoro choque entre las latas haciendo que muchos se giraran a observarnos.

¡Esoooooo, vean el fenómeno farandulero del momento! ¡Los Kaulitz peleándose en las taquillas! Vamos, aproxímense si no quieren quedar atrás con el último grito de los escándalos. ¡Ah! Y aprovechen de grabarlo si no quieren que quede en el olvido y que sus amigos no les crean, es más, si quieren que aparezca en televisión.

Vale, hablando en serio, ella no tenía la culpa de mi mal humor. La culpa la tenía Ian por ser tan retardado y estúpido. Yo no lo quería en mi casa, de hecho ya sentí que tendría que mamarme dos noches seguidas los gritos y gemidos de ellos en el cuarto del frente. Mamá había insistido en que era la mejor de las ideas para que me fuera acostumbrando a la presencia de otro hombre en la casa, o mejor dicho, otra autoridad. Esperaba no verlo con la idea de anormal que me dio Matt hace un rato.

-¿Enserio quieres oir una respuesta que te lastime lo suficiente como para que termines el resto de las clases encerrada de el baño llorando a mares y pidiendo que pasen luego las horas para llegar a tu casa y no tener que ver mi hermosa cara?

Más murmullos, algunas risas  y otras personas que seguían observando. Divisé a una chica camuflando su teléfono mientras grababa todo lo que pasaba en vivo y en directo. Me acerqué a ella empujándola hasta quedar en primera fila quedándose boquiabierta y roja como un tomate.

-¡Vamos! Sigue grabando porque esto no se volverá a repetir en lo que te queda de vida, eh. Y no te chupes con dártelas de paparazzi, de hecho lo tuyo puede ir por ese lado si lo vez útil.

-Alexander –empezó Cassandra ignorando el gentío acumulado a nuestro alrededor-. Ya basta.

-¿Basta de qué? Te estoy siguiendo el juego, Cass. Estoy haciendo que la gente te admire, que quiera más de ti de lo que cualquiera querría.

-¿Por qué no simplemente te jodes y dejas esto?

-¿Por qué no me jodes tú mejor?

-Ya basta, enserio. Sea lo que sea que te haya pasado, ésta no es la mejor forma de desquitarte.

-¡Oh! Entonces enséñame como mierda debo hacerlo.

Vi la molestia en sus ojos como si fueran los míos. Un dolor de crecía en mi cabeza producto de mi rabieta. Tenía calor y me sentía en un mismísimo sauna por mucho que en el exterior haga un frio de puta madre, si pudiera hacer una comparación me consideraría una roca volcánica. Y sentir las voces de muchos a mi alrededor, realmente no ayudaba a calmar este volcán.

Sus ojos se pusieron llorosos, con manchas en sus mejillas sin dejar de ver los míos y alcancé a alejarla cuando sus manos tomaron mis mejillas y su boca se presionó contra la mía. El volcán que sentía se había congelado completamente produciéndome un escalofrío en la nuca. Pero no era placentero como esperaba. Sé que ya la he besado, pero antes fue por diversión. En cambio ahora… ¿por qué se siente como la fruta podrida del árbol? Se siente erróneo, vomitivo, equivoco, sucio y… no correspondido. Sus labios presionaron con mayor insistencia masajeando los míos, sintiendo su lengua ingresar como una intrusa a la mía. ¡Ni si quiera tenía los ojos cerrados como ella! Sólo veía sus mejillas húmedas y sonrosadas, ignorando los murmullos, chillidos y burlas.

No podía devolverle algo que no era correspondido. Quizás si fuera cualquiera, como una chica de alguna fiesta, se sentiría morboso y hasta excitante, pero esto era de todo menos eso. Tomé sus muñecas, sin medir mi fuerza hasta que escuché un gemido de dolor. Se separó de mi boca con los ojos abiertos como un animal a punto de morir, con un terror inherente a ser rechazada.

-Por favor… -susurró a penas moviendo los labios.

¿Por favor qué? Joder, está bien que sea cruel con las tres cuartas partes del mundo, pero le estoy ahorrando el sufrimiento de estar con un monstruo que jamás la querrá como ella lo desea. ¿Por qué no lo entiende? ¿Por qué lo hace más difícil para ella? ¿Cómo le explico que no puedo besarla porque realmente se siente mal e incorrecto? La quiero, pero como amiga y no como ella lo desea. ¡Hasta podríamos ser hermanos y esto sería completamente ilegal?

-Alexander…

Noté sus labios de nuevo sobre los míos, con más insistencia y lascivia. Pero sólo bastó que soltara sus manos sin medir mis fuerzas para verla en el piso avergonzada, ruborizada y con los ojos cubiertos en lágrimas. Todo fue silencio, sentí mis oídos tapados, el aumento de lo que sería una jaqueca y un sabor amargo en la boca.

-No –negué firmemente, con una voz de lo más congelada.

Todo lo que vino después fue demasiado rápido, y cuando fui consciente de que estaba en un cubículo con paredes rayadas de groserías, vomitando el desayuno y con arcadas durante lo que duraron horas, fui consciente de lo que acaba de hacer. De que había arruinado una parte de mi vida y quizás toda la de ella.



TOM

Quizás ahora era el momento perfecto para hablarlo no directamente, pero plantar una semilla de duda en él. Mis uñas estaban mordidas de tanto pensar en las palabras correctas con las que empezar esto, y creía no lograrlo. No podía decírselo, Andrea tenía razón al decir que no me correspondía ser yo quien le dijera esto por mucho que fuese su hermano, hermano gemelo y mayor por 10 minutos.

La canción había terminado y ahora estaba corrigiendo algunas partes de la letra con las que no estaba satisfecho. Los audífonos colgaban de su cuello y el cable de estos de enredaba en uno de sus brazos, a lo que Bill no le daba importancia porque era una costumbre en él cuando se concentraba demasiado. Tenía el seño fruncido y movía su boca sin emitir sonido alguno mientras con un lápiz llevaba el ritmo ligero de la canción.

-¿Necesitas ayuda? –le pregunté ingresando al estudio de grabación. Bill me vio y sonrió dejando a un lado lo que hacía para sentarse en el sofá tras él.

-Sólo arreglaba una canción.

-Sabes que soy bueno en eso y en otras cosas.

-Esas otras cosas creo que le incumben a Ria, no a mí –sonrió viéndole el doble sentido a mis palabras.

-¡Bah! Me refería a tocar la guitarra, la batería, el bajo, manejar motocicletas, autos de carrera, cocinar cosas comestibles...

-Vale, lo que digas Tom.

Nuevo silencio. Uno cómodo. Bueno, todos los silencios con Bill eran cómodos porque estábamos acostumbrados a ellos desde mucho antes de nacer. Observé su cabello despeinado (desde los veinte y algo se había vuelto costumbre dejar la peineta o los cepillos de lado y usar sólo los dedos si es que le apetecía), sus ojos se veían cansados pero no lo suficiente como para tener ojeras bajo los ojos, y su ropa olía a cigarros. Estaba nervioso y ansioso. Quizás se debía a que teníamos una entrevista en televisión en unos días y no le gustaba mucho que preguntaran de su vida privada, o tal vez era porque teníamos muchas canciones y sólo podíamos poner quince en nuestro nuevo disco.

-¿Bill?

-¿Tom?

-¿Te puedo preguntar algo?

Me observó fijamente cuando me senté a su lado, porque cuando hacía esa pregunta estúpida significaba que era algo serio, o algo que me preocupaba. Yo lo sabía y él aún más. Mis pensamientos empezaron a estrellarse los unos con los otros, peleando por salir por mi boca y decirle todo, pero sólo uno ganó.

-Besé a Andrea.

Frunció el seño apoyando un cara en una mano mientras me miraba fijamente con una sonrisa divertida en el rostro, como queriendo burlarse de mi expresión.

-Eso no es una pregunta.

-Fui a su departamento y discutimos sobre… sobre Cassandra y lo habitual.

-No sé qué es lo habitual.

-El pasado –aclaré mi garganta y cuando levantó una ceja supe que había entendido con esas dos palabras lo que quería decir.

-Sigue.

-Me dijo que no vi ni la mitad del daño que le hice, entre otras cosas y… no me pude resistir, Bill, la besé y te juro que fue uno de los momentos más intensos y felices en toda mi vida.

-Vaya, eso está de película.

-Es enserio.

-¿Te lo devolvió?

-¿Qué cosa?

-El beso, tonto.

-Ah –ahora que lo pienso con claridad, creo que me concentré demasiado en lo que sentía al besarla que olvidé lo que ella sintió-, no lo sé.

-¡Bff! Eres un bueno para nada.

-Y tú un…

-Mejor sigue que tus insultos estropearán la canción –apuntó a los papeles sobre la alfombra lleno de frases y dibujos raros.

-Bueno, me empujó y me miró como si estuviera descuartizándome con un hacha, y luego me dijo que a partir de ahora sólo nos comunicaríamos a través de nuestros abogados.
Hizo un sonido con la boca que pareció ser un chillido de horror y luego golpeó mi brazo antes de pararse y mirarme fijamente con el seño fruncido. ¿Por qué andaba tan voluble? ¡Soy su hermano, le pido un consejo y se enoja de la nada! Recogió los papeles del piso con rapidez antes de volverse al micrófono.

-¿Te inspiraste tan rápido?

-La cagaste fea, Tom –no pude ver su cara, pero no parecía del todo enojado como supuse-. Si te dijo eso es porque realmente echaste todo a perder.

-¡Pero sólo fue un beso!

-Para ti, Tom. Recuerda que estás con Ria, que ella los vio follando cuando seguían casados y que ya no están juntos.

-Así que ella aún sigue dolida por eso…

-¿Y si hubiese sido al revés? ¿Si tú la hubieses encontrado con un tipo “X” follando a plena luz del día mientras tú trabajabas, qué habría pasado? Porque creo que una orgía o un trío es lo que menos pasa por tu cabeza en esos momentos en los que ves a tu esposa con la que compartes una hermosa hija con otro.

-¿La estás defendiendo?

-Te estoy diciendo de una manera más entendible y simple que arruinaste lo poco y nada de comunicación que tenías con ella.

-Hummm…

-¿Cuánto duró el beso?

-Yo qué sé, ¿acaso importa? Sólo la besé y los besos no tienen un tiempo definido.

-Bueno, en el caso de que hubiese durado mucho, quizás una parte de ella lo quiso.

-Oh… así que no estoy del todo perdido, eh.

-Exacto.

-¿Y qué sugieres míster loquero?

-Que se enfríe la situación, y luego te decides por ella o por Ria.

-¿¡Ella o Ria!? Estás…

-De preferencia te sugiero a Andrea para que esta casa recupere los gritos habituales de antes y la vida.

-No elegiré a nadie, estoy con Ria y…

-¿Y?

-Andrea me odia -¡qué frustrante era no saber qué hacer”

-Buen punto.

Ahora, que tomas mis ideas se habían unido en un orden lógico, parecía bueno iniciar el tema por el que vine a interrumpirlo en un comienzo. Me acerqué a él viendo de reojo los rayones sobre algunas palabras y unos versos escritos sobre las hojas blancas y lisas. Al menos, su letra era más entendible que la mía debido a que pasaba escribiendo letras todo el tiempo. No me observó, pero estaba atento a mis movimientos como siempre lo ha hecho.

-Creo que me entenderías mejor si tuvieras un hijo de por medio –murmuré sin observarlo en ningún momento.

Pero Bill se rió estallando en carcajadas sonoras, como si hubiese sido de lo más gracioso mi comentario. Sinceramente, esperaba una reacción más seria de su parte, a fin de cuentas es un tema que no pasa desapercibido entre nosotros. Me observó con ojos divertidos, dejando los papeles en el reposa brazos del sofá y se volvió hacia mí con los brazos cruzados. No me moví, porque estaba ocupado pensando en las posibles respuestas que vendrían a continuación.

-Estoy viejo para hijos.

-¿¡Viejo!? Hay personas que tienes hijos a los sesenta ¿y tú te consideras viejo?

-¿Ya, y cómo consigo un hijo? Porque hace tiempo que dejé de creer en una cigüeña mágica que te trae críos huérfanos a la puerta.

-Humm… ¿nunca hablaste el tema con Lena?

-¿Lena? –levantó una ceja dándome a conocer lo obvio de mi pregunta.

-Bueno, algo de fama podría traer el hijo de Bill Kaulitz.

-Lena no es una mujer hecha para criar niños, y yo…

-Eres realmente bueno con Cass.

-Pero es diferente, Thomas. Es tú hija y yo simplemente…

-¿Has optado por la adopción?

-Espera, ¿de cuál te fumaste? –Ahora parecía más confundido, y sentía que lentamente caía en mi red de preguntas y respuestas-.

-Vale, sólo fue una pregunta estúpida.

-Humm… si fuera padre, me gustaría contar con alguien. No quiero ser como esos padres que se dedican a criar hijos solos. Realmente odiaría que mi hija o hijo me preguntara sobre su madre y yo le dijera “fue a China y vuelve mañana”.

-Entiendo… -y realmente lo hacía, Bill siempre ha sido de cosas serias y esto no puede ser la excepción a la regla porque ser padre es un compromiso mayor.

Pero ahora que lo veo del punto de vista que me acaba de mencionar Bill, ¿qué le habrá dicho (name) a Alexander cuando él preguntaba por su padre? Todos los niños notan las diferencias fácilmente, y seguramente él se dio cuenta de que le faltaba un papá. Por algo Alexander está buscando a Bill, a su padre, y por ello dio con nosotros.

-¿Alguna vez lo hablaste con (name)?

Algo en su mirada cambió, se volvió doloroso y pude percibir un toque de tristeza en su sonrisa, como si pasara algo por su mente. Su voz sonó apagada, lenta y distraída, pero el brillo en sus ojos pareció volverse de cierto modo más luminoso ante a tenue luz del estudio. Pasó sus manos por su cabello y se sentó apoyando los antebrazos en las rodillas.

-Hubo una vez…

-¿Si?

-Me explicó que se volvió infértil luego de una misión arriesgada. Le dije que no descartara la opción de adoptar en unos años más, y ahora la veo y…

-¿Qué?

-A veces siento que ha pasado por demasiadas cosas que me encantaría saber. Su rostro se ve como si tuviera una verdadera razón para vivir, se ve lejano y a la vez tan cerca.

-¿Pero no profundizaron el tema?

-No, sólo fue esa vez.

-Entiendo.

Me dirigí hacia la puerta, esperando no haber acabado con el humor que traía Bill ese día. Últimamente, me costaba demasiado descifrar lo que pensaba mi hermano cuando componía letras tan profundas sobre amores.

-¿Bill?

-Dime.

-¿Y si tuvieras la oportunidad de ser padre?

Sonrió volviendo a retomar las canciones que descansaban junto a él.

-Trataría de ser el mejor padre del mundo.


5 comentarios:

  1. OOOIIIIII BILL SERIA EL MEJOR PADRE DEL MUNDO!!
    que lindo fue demasiado tierno me muero porque se entere que tiene un hijo aaaaaaaaaaaaaaaa
    y dios! que onda con alex y cass me muero como es que se han besado no puede ser no puede ser son familia son primos nooooo que horror
    todo lo que se viene estoy mas que entusiasmada
    que felicidad que la hayas seguido espera con muchas ansias el siguiente cap y ahora esperp el otro :D
    realmente espero que la sigas super pero super pronto
    el cap estuvo increible enserio increible!
    SIGUELA PRONTO!!
    cuidate :)

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  2. Nooo puedo creerlooooo Cass y Alex se besarooon??? ella esta enamorada de el??? pero son primos :s huyyyy Tom estuvo intenso con esas preguntas q le hiso a Bill y no dudo q el sea el mejor Papa del mundooo.. ya me muero x leer el cap donde Bill y Alex se enteren que son Padre e Hijoooo pleaseeee q ya lo descubran.. y q La Invasora se separe de Lan y vuelva con Bill aunque el se enojara mucho cuando se entere q ella le ha ocultado la paternidad de Alex sube prontooo estoy muy intrigada ninaa me encanto el cap escribes super nicee, pasate x mi fic darknesslight-fanfic.blogspot.com es sobre lobos y es de Bill!!!

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  3. Tu nunca me decepcionas esto estuvo genial pobre de cass y alex cuando sepan la verdad pobrecitos espero el siguiente con ansias cuidate un beso

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  4. joder la que se va a armar DDDD:
    ya estaba ansiosa por leer
    sube pronto nina :3

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  5. :O me encantó ese final :333
    Gracias nina<3 küsse

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