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domingo, 27 de enero de 2013

Capitulo 45 (Segunda Temporada)


Todo en mi vida iba escalofriantemente perfecto. Terrible y jodidamente bien, y eso realmente me hacía estar alerta. ¿Acaso no sucedió lo mismo en Navidad cuando por primera vez sentí a mi familia cerca de mí y reflejada en la de Bill? En el primer descuido y relajo que daba, la vida o mi destino parecían aprovecharse del momento y arrebatarme algo o derrumbar lo ya construido con esfuerzo. “Lo que no te mata te hace fuerte” pero también te hace perder la fe o desilusionarte… así es el juego de la vida; Si no luchas, mueres en el camino.

Bill: Necesitábamos tener privacidad y alejarnos de las cámaras. Además, no todos tienen buenas intenciones contigo, ni te aman. Por suerte después de ese accidente en la carretera, mamá nos apoyó cuando decidimos alejarnos del país y por supuesto se vino con nosotros junto a Gordon.

Yo: Pero aún trabaja allá.

Bill: A veces la llaman para concretar cosas o cuando surgen nuevas negociaciones. Y Gordon prefiere acompañarla para que no se sienta sola.

Yo: ¿Entonces viven con ustedes?

Bill: Ajá. Aunque a veces no los vemos por más de un ms cuando hay complicaciones o proyectos grandes.
Yo: Oh… entiendo.

Tomé un último sorbo de vino y observé a Tom y Andy en la pista de baile. Llevaban como una hora bailando y cuando se miraban, se sonreían como dos adolescentes o reían entre ellos. Formaban una hermosa pareja, una de esas que sólo vez en gente mayor como abuelos. Estábamos en una fiesta de la disquera de los chicos para integrar a los nuevos empleados y artistas. Claro, podía divisar uno que otro rostro conocido de los videos musicales pero para mí era como estar en una disco por las trescientas personas que me rodeaban, o más. Tenía puesto el vestido que Bill me compró (asombrosamente me quedó bien y acentuaba mis curvas) y até mi cabello en una cola alta para no sentir demasiado calor, sin embargo, seguía sintiéndome acalorada dentro del recinto debido al ambiente sofocante.

Bill: ¿Está bien? Te ves algo… ahogada.

Yo: Lo estoy (respondí haciendo una pequeña mueca).

Bill: Entonces será mejor que salgamos por un momento.

Tomó mi mano y me obligó a levantarme para seguir sus pasos. Bill a veces podía ser demasiado observador con las personas a tal punto de predecir cómo se sentían. Ahora que lo pienso, ¿cómo sería la faceta del “Bill espía”? ¡Dios! Sería como Uranio y quizás uno de los mejores en conseguir los objetivos. Si fuera mi enemigo, estaría muy nerviosa de enfrentarme a él. Oh… ¡Qué tonterías pienso! Mejor debería ver por donde camino y concentrarme en no soltar la mano de Bill, quien a ratos saludaba a uno que otro conocido.

A penas salimos, tomé una bocanada de aire nocturno, frío y fresco que parecía ser la gloria misma para mis pulmones. Nos encontrábamos en el estacionamiento privado donde dejamos su auto aparcando en un lugar con su nombre (sí, así de exclusivo era Bill). Divisé el estacionamiento de Ellie Goulding, L.m.f.a.o, Far East Movement, La Roux, entre otros invitados y músicos. Nos apoyamos en el capó de su Audi ostentoso  y me quité los tacones sin importar cuán poco elegante me viera.

Bill: ¿Quieres entrar? (preguntó al  verme más pequeña y con los tacones en mi mano).

Yo: No, estoy bien acá.

Bill: ¿Bien? Te deben doler los pies con esos tacones y te ves cansada.

Yo: Estoy resucitando, Bill. Además, a veces cansa ser mujer y lucir linda.

Bill: Ser hombre también aunque no lo creas. Debes tener cuidado con las chicas y estar pendiente de ellas como…

Yo: No te he pedido que te preocupes por mí, Bill. Estoy bien.

Bill: Lo sé, sin embargo son los principios que nos inculcan como hombres. Cuando tengas hijos lo entenderás y sabrás a lo que me refiero.

“Cuando tengas hijos…” Vaya, jamás me sentí tan afectada por esto. A pesar de ser demasiado joven, la maternidad parece afectarme a pasos enormes cuando hablo con Bill sobre ésta. Saber que no tendré hijos naturales, me asusta y me entristece, más aún si fue por un estúpido descuido en una misión. ¿Acaso era l precio a pagar por ensuciarme las manos con vidas ajenas? Si es así, no me queda otra opción que recurrir a la adopción.

Bill: ¿Dije algo indebido? (dijo observándome atentamente, quizás qué cara traía).

Yo: No, ¿Por qué?

Bill: Tu rostro te delata, (name).

Yo: Yo… (Era la hora de decirle la verdad y sacar de mis tripas o del lugar en donde se escondiera).

Bill: ¿No es que acordamos no ocultarnos nada?

Yo: Bill, yo…

Bill: Bueno, siempre existe la excepción a la regla así que…

Yo: No puedo tener hijos (¡Ya! Lo solté de una vez sin pelos en la lengua y rodeos).

Bill: (Su rostro, sin expresión alguna pestañeó en mi dirección observándome atentamente por lo que me parecieron minutos eternos hasta que habló) ¿Qué?

Yo: (Suspiré ya cansada de tantas nuevas declaraciones junto a Bill) Eso, Bill. No puedo tener hijos.

Bill: Si es por tu trabajo, sabes que no te pueden obligar a realizarte como mujer y que siempre habrá tiempo para…

Yo: Soy infértil, Bill. Quedé así luego de que el Pintor me destrozara tanto por dentro como por fuera. Antes, tenía una simple ligadura de trompas no del todo efectiva que suele usarse como requisito en las mafias y tomaba anticonceptivos. Pero luego de lo del Pintor, sería un completo milagro si me embarazo.

Lo observé y vi que realmente había tomado el peso de mis palabras y lo que significaban. Podía sentir lo mucho que controlaba su expresión y su boca, como si tuviera miedo a herirme o decir las palabras erróneas que terminaran por alejarme de él. Yo, por mi parte, me cuestionaba si fue realmente necesario decirle esto a Bill, sin embargo estoy tratando de que el pasado no se repita entre nosotros, de ser completamente honesta con él. Me puse frente a Bill y tomé sus manos ahora frías para obtener su atención y librarlo de cualquier cosa que pensara en estos momentos.

Yo: Oye, estoy bien. Aún existe la adopción si quiero realizarme como madre. Además, soy joven y…

Me acercó bruscamente a su cuerpo haciéndome perder el equilibro hasta que me sostuvo de la cintura enredando sus brazos en ella y parte de mi espalda, y me besó desesperadamente como queriendo borrar mis palabras y su repentina angustia que podía sentir a través de sus labios. Sentía un necesidad indescriptible de tenerlo junto a mí por siempre y no separarme de su sombre ni de su atención. Un cansancio se apoderó de mi cuerpo como si hubieses succionado mi energía y simplemente me dejé besar por Bill, dejando caer mis manos de sus hombros y los zapatos al piso. Cuando terminó de besarme, sus labios se movieron por mi mandíbula dejando una suave sensación hormigueante y suave cuando suspiraba.
Bill: ¿Ya se van? (dijo elevando la voz pero aún sin soltarme del todo).

Observé la dirección de su mirada viendo a tres autos de distancia a Tom y Andy, quienes parecían tener una cara de muerte al ver la sonrisa algo triste de Bill y mi expresión que debía ser un poco pero que la de él. Me aparté de Bill por mucho que sus brazos insistieran en mantenerme pegada a él y recogí mis zapatos, sintiéndome algo incómoda con la situación.

Tom: Sí. Creo que bailamos demasiado.

Andy: Ajá. Y Thomas me invitó a su casa por el fin de semana.

Yo: Ah… verdad que es viernes.

Andy: Sí.

Bill: Bien, entonces nos vemos allá pronto.

Tom: Si… ehmmm… ¿tienes llaves?

Bill: Si. No te preocupes, no los voy a interrumpir.

Tom: Ok, cualquier cosa me llamas.

Luego de una despedida llena de bromas y dobles sentidos en donde Bill actuó de lo más normal frente a su gemelo y Andrea, éstos se fueron a seguir con su fiesta privada de la que luego me enteraría por mi mejor y única amiga. Nosotros subimos al auto de Bill sin decirnos nada y tras encender el motor, sentí la obligación de decirle algo y romper con el silencio tenso e incómodo.

Yo: Bill, tú no tienes la culpa de esto.

Retrocedió y salió del estacionamiento uniéndose al poco tránsito que hay en la madrugada. No desvió su mirada del tránsito y se pasó un semáforo en rojo. Necesitaba saber qué pasaba por su mente, qué pensaba o cómo se sentía al respecto. Pensé que con el beso me estaba haciendo saber que no le importaba que yo fuerza infértil y que daba igual si no teníamos hijos. Aparcó en un parque poco iluminado y se bajó del auto dando un portazo a su puerta que me puso la piel de gallina. Se apoyó frente a mí dándome la espalda y se quedó completamente quieto. Giré las llaves y apagué el motor de su auto, terminando con el único ruido que sentía. Estuvo mal decirle esto de la nada y en el momento menos indicado, la culpa me carcomía la materia gris y me impacientaba el no tenerlo junto a mí sonriéndome o tomando mi mano.

Yo: ¡Argh! Ya qué más da (murmuré armándome de valor).

Tomé sus cigarrillos, el encendedor y las llaves del auto. Salí sintiendo el húmedo frío propio de las costas del Pacífico y me puse junto a Bill mirando de reojo su cara. Seguía tan inexpresivo como cuando abandonamos el estacionamiento, sumergido en su propio mar de pensamientos privados. Le ofrecí un cigarrillo y el encendedor, sin embargo negó con la cabeza y los dejé en el parabrisas a falta de un abrigo con bolsillos. Me puse frente a él y subí su rostro esbozando la mejor sonrisa que podía brindarle en esos momentos.

Yo: No es tu culpa, Bill. Simplemente fue un descuido dejarme atrapar por él.

Me observó atento y sus ojos brillaron reflejándome en ellos con la poca luz. No, no estaba llorando, simplemente parecía afectarle demasiado lo que le dije. Repentinamente tomó mi cintura y me abrazó fuertemente apoyando su cabeza en mi pecho, y dejándome totalmente estática en sus brazos. Sentía su respiración profunda y suave, sus labios quietos y sus pestañas inquietas. Me relajé lentamente al comprender que era su forma de expresar su pena, y acaricié su cabello y su espalda. No sé cuánto tiempo estuvimos así en nuestra burbuja sin importarnos el frío ambiental o que nos vieran, yo sólo quería que Bill estuviera bien y no sufriera por mi culpa.

Bill: No quiero ir a casa (murmuró suspirando).

Yo: Está bien.

Esta vez, conduje yo a mi departamento. Quizás no quería escuchar las risas de los chicos y dar explicaciones por su humor, por lo que acepté llevarlo conmigo. Estacioné su auto en el espacio de visitas y me siguió al ascensor tomando mi mano, y cuando llegamos a mi piso me soltó para dejarme buscar las llaves. Lo dejé adentrarse en mi departamento mientras recogía la correspondencia y dejaba mis cosas en el sofá. Parecía un fantasma ausente y expectante desde el ventanal de a sala de estar. Tomé su mano despejándolo de sus pensamientos, y lo guié hasta mi cuarto. Encendí las luces y cerré las cortinas para tener más intimidad.

Bill: Puedo dormir en el sofá (murmuró apenado y cohibido mirando a su alrededor).

Yo: Jamás lo permitiría (sonreí depositando un beso en su nariz).

Quité su casaca de cuero de sus hombros, su camiseta ajustada y sus anillos y accesorios. Estaba dócil y no ponía resistencia al desvestirlo, sino que simplemente observaba mis manos calmadas y mi rostro tranquilo. Desabroché su cinturón conteniendo las ganas de besar su pecho, morderlo y saborearlo hasta dejar marcas en él porque ésta noche no lo haríamos, no estando Bill así de triste o conmocionado.

Bill: Duermo con sudadera (murmuró sacándose los zapatos y calcetines).

Yo: No creo que te queden bien las mías (sonreí imaginándolo con mi ropa puesta), y no creo que para ti sea un problema dormir sólo en bóxers.

Bill: No. No lo es.

Se quitó los pantalones mientras yo me desvestía y me ponía mi pijama. Corrí las sábanas y frazadas e ingresé a baño a lavar mi rostro deshaciéndome del maquillaje y cepillar mis dientes. A penas salí del baño, lo observé sentado a los pies de la cama observando a su alrededor, ¡Dios! Se veía tan adorable… ¡era como un niño!

Yo: Si quieres puedes usar mi cepillo de dientes (dije sacándolo de su ensimismamiento).

Bill: Gracias… por todo.

Sólo sonreía guiñándole un ojo para que se relajara a lo que él contestó con intento de sonrisa torcida. Me recosté y apagué las luces cuando se dirigió al baño. Se sentía tan extraño tener a Bill por esta noche en mi departamento y en mi cama, que parecía un sueño. Pero por otra parte, me carcomía saber qué pasaba por su mente para decirle o hacer algo que lo dejara más tranquilo y contento. No sentía cansancio, ni sueño, ni nada que implicara dormir siendo casi las 4 a.m. hasta que sentí que la cama se hundía a mi lado y él expulsaba un suspiro. Me cambié de lado enfrentándolo cara a cara en la oscuridad de mi cuarto, inhalé su exhalación y su aroma, y ya sin aguantarme las ganas de tocarlo, busqué su mano entre las sábanas y la dejé entre las mías.

Bill: Sufriste tanto, (name). Que me da impotencia el no poder arreglar tu situación (murmuró sintiendo la menta de su boca), quisiera que te realizaras como madre sin tener que adoptar, que vivieras lo que mi madre vivió al tenernos a ambos, y… me da demasiada rabia lo que te hizo ese hombre. Quiero retroceder el tiempo y no haberte dejado ir, o inventar alguna cosa para que no te alejaras de mi lado y así ese tipo no te habría hecho nada. Sé que estás bien ahora y que no me involucra en lo absoluto… pero siento que desde que leí tu diario todo lo que te pasa me importa porque es como si lo que te hicieron me lo hacían a mí.

Ahora lo entiendo todo. Estaba enojado con él mismo por no detenerme en Navidad y evitar todo lo que conllevó aquella misión, incluyendo nuestra abrupta separación tras enterarse de lo que era. Tal vez quiso evitar a Tom para no descargarse con quien lo conoce desde antes de nacer.

Lección número cuatro: Bill siempre se preocupa por los suyos.

Me acerqué a él ya más tranquila y feliz enredando nuestras piernas y acurrucándome a su pecho tibio y protector para aspirar su olor embriagante y seductor tan propio de él. Deposité un beso en donde debía estar el tatuaje más reciente ya que no veía nada con la oscuridad absoluta de mi habitación. Él, rodeó mi cintura con su brazo derecho y entrelazó nuestras manos con la otra, juntando aún más nuestros cuerpos. Me sentía protegida en nuestro nidito de amor entre telas, me sentía en el mismísimo Edén junto a su figura. Acarició mi cabello impregnando su dulce respiración en él y yo besé su barbilla áspera.

Yo: Todo pasa por algo, Bill.

Bill: (Besó mi frente y siguió desenredando mi pelo con sus dedos otorgándome el mejor somnífero del mundo) Lo sé. Simplemente me habría gustado verte con una adorable panza o con una niña parecida a ti corriendo por todas partes.

Yo: Oh… ¿Quieres…?

Bill: En unos años más, (name). Somos demasiado jóvenes como para enfrentarnos a la paternidad.

Yo: Lo entiendo.

Bill: Y si no puedes, tenemos la instancia de adoptar ¿vale?

Yo: Ok.

Bill: Deberías verle el lado positivo al ser infértil.

Yo: ¿Tiene uno?

Bill: Por supuesto.

Yo: ¡Vaya! ¿y cuál es?

Bill: (Bajó sus manos a mi trasero y lo apretó haciendo que diera un salto de la impresión) Podemos hacer el amor sin preservativos.

Yo: ¡Bill! (Me reí ante su locura mordiendo su barbilla).

Bill: ¡Es enserio! No habrían riesgos de un embarazo ni nada… sería más liberador e intenso.

Yo: Humm… lo pensaré.

Bill: Ok.

Yo: Oye.

Bill: Dime.

Yo: Te amo demasiado.

Bill: Y yo más a que a nadie en este mundo.

4 comentarios:

  1. No bueno, me mataste de ternura con este capitulo esta hermoso lo ame...espero que puedas subir pronto cuidate un beso

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  2. Lindo, amable, precioso!!
    pero oye hay varias posibilidades, ¡la tecnología esta avanzada! :3 (sacar el esperma y no se..) ¡e leído varios! ¡hasta ahora hay.. que te ponen los hijos que quieres tener, hasta escoges el sexo del hombre! :3

    ¡espero ver a (nombre) embarazada!
    ah! Sube pronto si?
    lo has hecho corto :(.
    ¡síguela!! :3

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  3. Morí de ternura, es una lástima, pero las cosas pasan por algo. Espeero que puedas subir pronto. Cuidate !

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  4. waaaaa con el adelado de la tercera temporada,se que tendran un hijo pero no se si es de sangre o adoptado ejjejeje!!

    Buen cap!!

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