Andy: Así que tú y Bill…
Yo: Que.
Andy: (Levantó las cejas tres
veces o más esbozando su típica sonrisa pervertida) “Eso”.
Yo: Quizás (dije haciéndome la
tonta, por suerte andaba con lente oscuros o habría visto mis pupilas
mintiendo).
Andy: ¿Van enserio?
Yo: Quizás (repetí).
Andy: ¿Más detalles? Un “quizás”
no ayuda mucho a evaluar tu situación amorosa.
Yo: Un comedor repleto de
estudiantes tampoco ayuda mucho.
Andrea, al ver que todo marchaba
de maravilla entre yo y Bill luego de encontrarnos desayunando a las 3 de la
tarde, le dio por interrogarme durante los siguientes cuatro días. No le he
dicho mucho, pero luego de una charla sobre nuestras universidades y carreras,
decidió que se cambiaría a mi universidad debido al status laboral que
obtendría. “Seguramente, al salir muchos
médicos famosos que realizaron operaciones de vida o muerte y con la mayor
diversidad de asignaturas y prácticas, debe ser más seria que la mía” mencionó
dando por zanjado que se cambiaría y empezando a marcar números para tramitar
su cambio. Ahora, hacíamos tiempo ya que ella debía hablar con el jefe de
carrera, y yo debía asistir a mis clases de Ética en media hora más.
Yo: ¿Y tú y Tom?
Andy: Genial. A veces peleamos,
pero as reconciliaciones son brutales y exquisitas sin importar el lugar o
quien nos vea.
Yo: ¿Y el tema de los celos?
Andy: Tom es el más celoso de los
dos. Pero yo le digo que él puede tocar, mirar, lamer o besar, mientras que los
demás sólo pueden mirar.
Yo: ¿Y se calma?
Andy: Algo. Incluso se pone
meloso y se pega a mí durante más de media hora o hasta que no vea buitres en
la mira.
Yo: Pero es porque le encantas,
Andy. Lo enamoraste de pies a cabeza.
Andy: Si, es verdad (sonrió
notándose hasta en el aire lo mucho que le gustaba Tom).
Yo: Además, es la primera vez que
duras tanto con un chico y estás en una relación completamente seria.
Andy: Para él también, y creo que
eso es lo que nos anima a seguir con esto seriamente.
Llevaban casi dos años saliendo
juntos y sus peleas nunca han llegado a una ruptura entre ellos. ¿Cuál era el
límite de esta relación? Tom vivía llamando a Andy cuando no la veía o le
enviaba mensajitos guarros a juzgar por la risa de ella, y Andy… era igual que
Tom. ¿Acaso esa es la fórmula? ¿Ser igual a tu pareja? Quizás por eso… No,
cuando terminé con Bill fue porque le mentí sobre lo que era, no porque
fuésemos diferentes. Además, hemos vuelto a estar juntos y hasta ahora todo
marcha estupendamente y sin diferencias entre nosotros.
Luego de las clases de Ética con
una vieja de nombre impronunciable y un acento indígena (lo deduje por sus rasgos
toscos), di por acabado el día. Esquivé a Nim tras enterarme de que quería
entablar una conversación sobre “opciones vocacionales” conmigo, la verdad es
que no me importan sus opiniones, sólo sus exámenes y cátedras. Pero era como
un diablo, ¿cómo sabía en dónde me encontraba? Pasillo en donde transitara, se
me aparecía hablando con otro alumnos, pero atento a su alrededor buscándome.
Lo mejor era salir de la universidad sin rechistar ni pensarlo dos veces.
Guau. Quizás esperaba ovnis,
tortugas ninjas o ratas mutantes apoyadas en mi motocicleta con una pose chula
y ardiente, o tal vez a nadie que fuera Bill. No lo veía desde aquella vez que
desperté en su casa y volvimos a nuestras andanzas, en otras palabras, hace una
buena cantidad de días. Claro, ambos tenemos mundos apartes de nuestra burbuja
cursi, pero no esperaba tenerlo frente a mí mirando en todas direcciones con el
ceño fruncido y sus manos en los bolsillos. ¿Qué hacía en mi moto? Que yo
recuerde, en la mañana me vine en el auto de Andrea, no en mi Harley. Humm…
además, no creo que tenga licencia para motocicletas o experiencia con una
Harley Davidson. Cuando me divisó, sonrió tras sus lentes de aviador y levantó
un brazo en busca de mi atención. Definitivamente Bill Kaulitz no tiene remedio,
siempre seguirá siendo un risueño. Avancé paso a paso tratando de ignorar su
mirada a través de los vidrios oscuros y traté de lucir más confiada de lo que
estaba.
Se veía irresistible con una de
esas musculosas que lucen sus tatuajes y colgantes religiosos, además de sus
jeans desgastados con cadenas y un cinturón grueso, y unas zapatillas negras
geniales. ¿Era mi día de suerte? Así lo sentía teniendo a uno de los alemanes
más codiciados frente a mí y sólo para mí.
Bill: Sorpresa (sonrió
encantadoramente y besó mi frente).
Yo: Linda sorpresa, Kaulitz.
Bill: En exclusiva sólo para ti
(enredó un mechón de mi cabello en sus dedos).
Yo: ¿Y qué haces en mi Harley?
¿Dónde conseguiste las llaves?
Bill: Bueno, parte de la noticia
es que tengo licencia exclusiva para motocicletas, y conseguí las llaves con
ayuda de una ex espía de la mafia ;)
Yo: ¡Pero tienes auto!
Bill: Las motos son más… de piel
¿sabes?
Yo: Oh (claaaaaro, creo que ya sé
dónde quiere ir).
Bill: Además, esta noche habrá
una fiesta y quiero regalarte un vestido para que me acompañes.
Yo: No es necesario, Bill. Tengo
algunos en mi armario y no debes gastar tu dinero en mí.
Bill: Yo gasto mi dinero en quien
quiero, ¿vale? Y yo quiero comprarte uno porque deseo que mi novia, la mujer
más bella del planeta, luzca mejor que una diosa.
Yo: Bill, eso es…
Espera. Stop. Para. ¿Acaso dijo
“novia”? Que yo sepa no hemos concretado lo que somos a pesar de saberlo lo que
siento el otro. “La mujer más bella del
planeta”… ¿De qué me perdí? Seguramente le cayó un piano en la cabeza y eso
lo dejó atontado. Bill era impredecible, desde que lo conozco lo es, y es una
de las cosas que me vuelve loca por él. Me puse el otro casco negro sobre mi
cabeza y activé el intercomunicador con el otro para que Bill me escuchara.
Bill: ¿Qué haces?
Yo: Voy donde me quieras llevar,
¿Manejas tú o yo?
Bill: Yo.
Yo: Bien, procura ser cariñoso
con mi Davidson, ¿Ok?
Bill: Deberías tener un auto
también.
Yo: (Me subí tras él y aferré mis
manos a su torso duro y caliente… “Las
motos son más… de piel ¿sabes?”, Bill tenía totalmente la razón. Terminé de
acomodarme tras él juntando nuestros cuerpos) Del auto te encargas tú, Bill.
Bill: Entonces estamos a mano.
Encendió la moto y partió al
límite de velocidad establecido. Esquivó audazmente cientos de autos por
avenidas y calles estrechas, y mis manos empezaron a resbalarse un poco de su
musculosa por lo que la levanté y me até a su piel suave y cálida. Ninguno de
los dos mencionó algo por el camino, ni mucho menos cuando un tipo empezó a
lanzarme besos desde su auto. Bill y yo no nos inmutamos para nada. Estacionó a
una cuadre de la playa, en un lugar lleno de tiendas exclusivas y de marcas
conocidas por sus exquisitos diseños. Retiré mi casco y lo encadené a la moto
junto con el de Bill. En las calles, había sólo gente de un status superior, de
esas que cagan millones de dólares o euros, al igual que los autos con choferes
aparcados a metros de las tiendas.
Bill: ¿Demasiada aristocracia por
acá? (dijo tomando mi mano y guiándome por las calles).
Yo: Pudimos ir a cualquier otro
lugar, Bill.
Bill: No. No tú y no ahora.
Yo: Pero…
Bill: No, (name).
Yo: Bill, yo…
Bill: Luego me devolverás el
favor si te hace feliz ¿vale? Pero ahora quiero que entres a una tienda y
elijas tu vestido o te pruebes lo que desees.
Yo: Si, papá (rezongué sacándole
la lengua como una niña).
Bill: Oye…
Yo: Que.
Lección número uno: Bill es
impredecible, lo reitero. Tomó mi rostro en plena calle y me besó intensa y lascivamente introduciendo su lengua en mi boca saboreando mi cavidad. Bajó sus
manos a mis caderas y las juntó con las suyas dejando ver que… ¡oh! Se estaba
calentando en plena vía pública. Mis manos no reaccionaban a detenerlo, ni
mucho menos cuando apretó mi trasero por los bolsillos de mis shorts. Mi lengua
dio suaves masajes a la suya antes de que sellara el beso mordiendo fuertemente
mi labio inferior. Abrí los ojos y el sonreía como si nada hubiera pasado. Me
puse mis lentes de sol para disimular el reciente brillo que les produce la
excitación y él nuevamente capturó mi mano.
Yo: Guarro (murmuré aguantándome
la sonrisa y fingiendo estar interesada en las vitrinas).
Bill: ¿Yo? Pero si soy tooooooodo
un príncipe azul, (name).
Yo: Con tus fans. A mí no me
engañas, rockero alemán.
Bill: (Se rió soltando carcajadas
y luego se acercó a mi oído dejándome muda y petrificada con su cercanía). Tú
eres quien me pone así, (name). Y aún más con tus berrinches de mocosa y quejas
cuando me llevas la contra con tus ideas y manías.
Se separó de mí y entró en una
tienda unisex esperando a que yo lo siguiera. Este Bill me sorprendía cada vez
más. Era como un campo minado en el que debía caminar, y la verdad es que esto
hacía que la relación fuera más entretenida que la anterior. Tal y como él me
obligó, empecé a ver vestidos de una tienda a otra sin encontrar uno de mi
gusto. Veía a Bill cansado de tanta ropa femenina, tantas vueltas y tiendas que
seguramente debía pensar que fue mala idea comprarme un vestido. Cuando ya lo
noté demasiado aburrido, encontré el vestido que buscaba y le dije que me
acompañara a los probadores. Me mamé una fila que por suerte avanzó rápido y
cuando me vio entrar en el probador más lejano le guiñé un ojo que lo dejo
sonriendo como niño.
Claro, me probé el vestido de un
casi eléctrico azul rey y que resaltaba el color de mi piel, pero cuando me
quedé sólo en ropa interior frente al espejo, recordé su beso en la calle. Una
relación emocionante es igual a una relación estable y feliz. Me asomé a mirar
a las mujeres que esperaban su turno en los robadores y vi a Bill a un lado
sentado y entretenido con su teléfono. Saqué el mío y escribí lo que sería la
invitación a su entretención prohibida.
“¿Te gusta el azul rey?”
“¿Por
qué?”
“Quería tu opinión por el color e.e”
“Lo
que te pongas se verá bien en tu cuerpo =) “
“¡Gran ayuda Bill! Danke 77”
“Entonces
te llevaré al probador uno que me encantó para ti”
“Si tienes bueno gusto, te ganarás un
premio ;-)”
“Pff!...
Soy B.K.!”
Corrí un poco la gruesa cortina
negra y lo vi sonriente caminar entre las prendas femeninas. Rememoré la intensidad
de su beso y la manera en que unió nuestras caderas restregando nuestras partes
y sintiéndolo duro por mí… dios mío, este hombre era una caja de sorpresas.
Sentí sus cadenas por el pasillo y tras llamarme, asomé la cabeza asegurándome
de que ninguna vieja chismosa nos viera. Cuando ya estuvo cerca, lo adentré al
probador cerrando la cortina al máximo y le sonreí.
Yo: Hola (susurré pestañeando
como niña bien).
Bill: ¿¡Qué haces!? ¡Está
prohibido que entren hombres en estos probadores! (susurró con las cuencas bien
abiertas dejando el vestido colgado a un lado).
Yo: Ya cálmate. Si te callas,
nadie se enterará (me acerqué a él y sus ojos me observaron de pies a cabeza).
Bill: (Me miró directamente por
un minuto eterno y luego sonrió y soltó una carcajada muda) ¿Era por esto? Caí
en tu plan maléfico y prohibido, encontrándome atrapado en un probador y…
¿enserio?... ¿acá?
Yo: Me dejaste con unas inmensas
ganas, Kaulitz.
Bill: Hace unos cinco días o
cuatro que no…
Yo: Ajá. Y este lugar tiene la
privacidad necesaria (sonreí lamiendo mis labios y mordiéndome el inferior a
medida que me acercaba más a Bill).
Bill: Espía sucia (susurró como
un lobo hambriento).
Yo: Pero es mejor no hacer ruido
o…
Esto no sería nada amoroso, lento
y tierno a juzgar por la rapidez con la que se quitó su sudadera dejándola en el
piso junto a mi ropa y sacó un condón de su billetera. No se quitó los
pantalones, sólo desabrochó el botón y bajó el cierre. Vi cómo su miembro duro
e hinchado hacía su aparición y Bill se ponía el preservativo a la rápida, lo
que me hizo soltar un gemido inconsciente al desearlo ya dentro de mí y al
sentir una corriente demandante despertar en mi vientre bajo, tensándolo y
contrayéndolo. Me empujó en la pared más dura en donde no seguían los
probadores, haciéndome expulsar la respiración y cerrar los ojos, tomó mis
muslos y tras un saltito aferré mis piernas a sus caderas. Ni si quiera me había
quitado la ropa interior, pero a Bill no pareció importarle demasiado. Presioné
aún más mis piernas a sus caderas dejando mis manos descansando en sus hombros.
Bill: En vez de gemir, muérdeme
cuando te vengas (susurró en mi oído al tiempo que corría la tela húmeda del
calzón hacia mi ingle para dejar mi entrada libre).
Asentí a pesar de ser consciente
del violento acto que me permitía hacer con su piel. Pero no me dio tiempo de
reclamar ya que su boca aprisionó la mía al mismo tiempo en que me penetró
bruscamente contra la pared. ¡Oh! Era la mismísima gloria cuando se le agregaba
lo prohibido al follar en un probador de un tienda de lo más estirada. No
alcancé a recuperar el aire cuando siguió con la próxima embestida y así
sucesivamente hasta agarrar velocidad. Separó su boca de la mía justo en el
momento en el que el aire empezaba a faltarme aún más, sin embargo me obligué a
callar os gemidos mordiendo mis labios. Era exquisito lo prohibido; se
disfrutaba más cuando se le agregaba el riesgo de ser sorprendidos “con las
manos en la masa”.
No era consciente del dolor de mi
espalda, simplemente de lo guarra que era la situación. Observé a mi izquierda
tras entreabrir los ojos y me vi reflejada en el espejo de cuerpo entero
totalmente sonrojada, con el brillo característico en mis ojos y mis labios
hinchados y entreabiertos. Podía verme siendo penetrada por Bill, ver sus
músculos de los brazos contraerse y la penetración misma entre nuestras
piernas. ¡Ah! La imagen de Bill follándome sin cuidado alguno era de lo más
guarra y excitante. Luego, él nos vio en el espejo y eso aceleró su ritmo a uno
más violento que me impidió seguir observando a la pareja que nos imitaba tras
el vidrio.
Bill: Yo ya… (Susurró con su voz
ronca).
Yo: Ídem.
Me apoyé en su frente y luego de
besar sus labios tirando de una de las perforaciones, sentí la ya conocida
intensa corriente recorrer mi cuerpo y me apresuré a morder el espacio entre su
cuello y su hombro tal y como él me ordenó que hiciera. El soltó un gruñido
junto a mi cuello casi inaudible
presionando con sus dedos mis caderas, las cuales seguramente quedarían
amoratadas con su fuerza. Me bajé de él y arreglé mi calzón mientras él anudaba
el condón y lo guardaba en su bolsillo tras arreglar sus pantalones y ponerse
la sudadera, ni si quiera nos dimos el tiempo suficiente para recomponernos
ante el orgasmo. Sentía mis huesos como gelatina tras la tensión de ser vistos.
Me vestí lentamente con la ayuda de Bill y luego de besar mi frente, él se
retiró para evitar sospechas sin decirnos nada. Eran las 5 p.m. y ya tenía
ganas de dormir hasta el día siguiente, ¿por qué el sexo con Bill me agotaba
demasiado? Debía ser la falta de práctica o la intensidad gratificante que
obtenía en el clímax.
Ansiosa por volver con Bill, me
terminé de arreglar rápidamente y tomé el vestido que él trajo. Confiaba en sus
gustos y sabía que estaba hecho a mi medida, e incluso el color coral parecía
contrastar con mi piel dándole un suave tono moreno. A Bill, lo encontré dando
vueltas y siendo observado por las dependientas algo anonadadas con su estilo y
elegancia… lo sé, a veces este hombre puede llegar a derretir a una nación
entera de mujeres con una simple sonrisa o con un simple “halo”. A penas me vio
observándole, me guiñó un ojo y sonrió mostrando su dentadura perfecta. ¿Quién
podría odiar a alguien cuya mirada es simplemente preciosa?
Bill: ¿Lo llevarás? (preguntó
alegre ante mi elección y haciendo como si nada hubiese pasado en los
probadores).
Yo: Tienes gustos exquisitos,
Bill. Y realmente confío en ellos.
Bill: ¿Y te lo probaste?
Yo: No (sonreí apenada). La
verdad es que estoy agotadísima.
Bill: No eres la única (murmuró
soltando una risita cómplice).
La dependienta se sonrojó aún más
cuando Bill le pasó la tarjeta de crédito y rozaron sus dedos. Pobre chica, ha
caído en los encantos naturales de un Kaulitz y apostaría a que esta noche
soñará con él. La chica realmente era adorable, tenía que reconocerlo, pero
Bill parecía ni darse cuenta de lo que provocó en ella. Le devolvió la tarjeta
de crédito y envolvió el vestido en una bolsa de papel mientras Bill revisaba su
celular.
Yo: Has estado todo el día metido
en él (acusé fingiendo indiferencia).
Bill: (Lo devolvió a su bolsillo
y me miró levantando una ceja) ¿celosa de un aparato tecnológico?
Yo: No. Simplemente tengo
curiosidad del por qué no te despegas de él.
Bill: Son los chicos, (name).
Tenemos un grupo privado en donde hablamos de todo.
Yo: ¿De todo? ¿Incluyendo…?
Bill: Ellos. Yo no cuento lo que
hago en mis tiempos más privados.
¡Qué hombre! Pensé que hablaba con
Tom o con alguna chica, sin embargo habla con los chicos pero no menciona nada
de lo nuestro o de lo que hacemos. Se lo debía. Realmente me sentiría muy
avergonzada si ellos supieran lo de hace unos minutos.
Lección número dos: Bill es
reservado con sus relaciones.
Lección número tres: Él es el más
caballero de todos.
Miré nuevamente a la dependienta,
quien sonrió cohibida a Bill y murmuró un “gracias por su compra” mientras le
pasaba la bolsa con el vestido y le devolvía la tarjeta de crédito. Él se
despidió y tras ponerse los lentes, tomó mi mano frente a la chica. Pude ver de
reojo su decepción, y me sentí culpable al romperle el corazón con un acto tan…
simbólico en este país y en muchos otros del planeta. ¿Acaso así me sentiría si
en un futuro veo a Bill con otra chica mejor que yo y que lo haga sonreír de
oreja a oreja? Me daba una sensación totalmente tormentosa el sólo hecho de
pensar que así sería en un futuro si no sigo con él.
Bill: ¿(name)?
Yo: Dime.
Bill: ¿En qué pensabas? Parecías
estar a punto de llorar.
Yo: (Nos detuvimos junto a la
motocicleta y desencadené los cascos pasándole uno) En nada, ¿por qué?
Bill: Te estaba hablando.
Yo: Ah… lo siento.
Bill: Hummm… bien, te decía que
pasaré a buscarte a las 10 p.m.
Yo: ¿No puedo ir en mi Harley?
Bill: Te pondrás ese vestido.
Además, no permitiría que te fueras en taxi.
Yo: Vale. Ok, voy contigo (sonreí
rendida alzando los brazos).
Al menos el rato que estuviera
con él, lo disfrutaría al máximo.
Me encanto,fascino,emociono,enamoro,bueno no se que mas decirte estuvo hermoso y espero con andsias el siguiente un beso
ResponderEliminarGracias por leer! jajajajaaa... no suelo contestar los comentarios pero creo que es hora de contestar el tuyo debido a que eres una de las lectoras más fieles de mi fic c:
Eliminarestoy realmente agradecida de que te haya gustado el cap.
kusses!
Espectacular, nada más que eso, aún sigo pensando en los adelantos de la 3era temporada & no lo logro descifrar muy bien & me gusta eso, ya que no es tan predecible ;) Espero con ansias el proximo, cuidate!
ResponderEliminarGracias! aprecio mucho que te haya gustado el capitulo, y me alegra que consideres impredecible mi fic ;)
EliminarEspero subir pronto el próx. capítulo porque aún no termino de arreglarlo bien.
Kusses c: