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domingo, 11 de noviembre de 2012

Capítulo 42 (Segunda Temporada)


Ibuprofeno, reflexan 5, paracetamol, aspirinas, panadol, diazepam, alcohol desnaturalizado, agua desmineralizada, vendas, gasa, povidona yodada, hilo quirúrgico y su aguja, desinfectantes…


Cambia los vendajes cada 5-6 horas y limpia las heridas con alcohol o agua.
Ibuprofeno: Fiebre.
Reflexan 5: Relajante muscular.
Panadol-paracetamol: Dolores musculares y cabeza.
Aspirinas: Dolores musculares.
Diazepam: Sedante, la hará dormir.
El hilo y la aguja es por si un punto se suelta…
Cuídala por favor.
   Andy”



Jamás había curado una herida que fuera profunda y necesitara vendajes, ni mucho menos cuidar de alguien que no fuera mi propio hermano gemelo. Sin embargo ahora… todo parecía irreal, incluso mi repentina calma al acercarme a ella y saber que respira y se mueve. No se movía nada más que su pecho, sus brazos estaban extendidos uno fuera de la cama y el otro sobre su cabeza, sus pestañas creaban una suave sombra bajos sus ojos, y su boca entreabierta tentaba a la mía a provocarla y humedecerla lo suficiente como para que recuperaran su brillo natural. Sin embargo, por muchos deseos que tuviese de despertarla, consideré que lo mejor sería dejarla dormir debido al desconocimiento de su ajetreada misión.

Pero tras observarla por unos minutos se removió inquieta, gimiendo como si algo le molestara y retorciéndose entre la manta que cubría su cuerpo. Sus mejillas rosadas reflejaban lágrimas y su frente escarchada por el sudor se arrugaba brevemente. ¿La despierto o no? ¡Argh! Me senté a su lado sacudiendo sus hombros mientras pronunciaba su nombre. Al principio no reaccionaba a mi voz y luchaba por zafarse de mis manos como si quemaran su piel, pero luego abrió sus ojos enormemente con el miedo propio de una niña al perderse del refugio de sus padres. ¿Qué cosas habrá soñado para despertar tan mal? ¿Qué la inquietaba para tener pesadillas?

Yo: (Name)… fue sólo un sueño (susurré limpiando con mis nudillos las lágrimas de sus mejillas).

Pero ella estaba quieta, observándome con el temor en sus ojos, una expresión de alerta y pánico. Rocé su cuello para despejar sus cabellos del rostro, y a pesar de m propio control corporal, fue imposible no impresionarme al notar su pulso descabelladamente agitado. Ella jadeaba, pero no de dolor, ni ahogo, sino de terror.

Yo: Oye, soy Bill. Tú Bill, (name).

Se sentó en la cama evitando mi contacto y su vista empezó a revolotear por el cuarto buscando algo. ¿Estaba consciente? ¿Me reconocía? ¿Y de ser así, qué iba mal? Tras verificar que no estaba lo que ella quería o buscaba, empalideció y me miró como una niña en peligro. Tomé su mano ¡estaba fría y tiritaba nerviosamente!... y en lo que duró menos de un segundo la retiró de mis manos poniéndose de pie sin importarle estar sólo en ropa interior.

Yo: (Name), qué…

Name: No te acerques (murmuró ronca y jadeante retrocediendo)… yo… no te quiero lastimar.

Yo: (¿Lastimarme? ¡Ella nunca lo haría!) No lo harás, porque nos queremos (name). Dime qué necesitas y…

Name: Membrillo. Un membrillo (susurró).

Abandonó la habitación casi corriendo y sólo escuché sus pasos en la escalera. ¿Membrillo? ¿Eso necesitaba? ¿Pero si minutos antes estaba asustada! ¿Cómo puede despertar de su trance y querer un membrillo? Algo va mal con ella, y creo saber que ningún remedio que me dejó Andrea podrá solucionarlo. Tomé la manta que la cubría y bajé las escaleras atento al repentino silencio en la primera planta. Un leve ruido de una mascada me hizo saber que estaba en la cocina en donde hace un rato atrás estaba yo sin saber de su llegada. Frente al ventanal sus ojos ya no eran salvajes, sus manos no se movían casi frenéticamente y su palidez daba paso nuevamente a unos tonos rosáceos suaves en sus mejillas. La vi mascar el membrillo afirmándolo con ambas manos y masticar a un ritmo pausado unas ocho veces antes de ir por la siguiente hasta acabar con el fruto. La observé desde la puerta para no alterar nuevamente su sistema nervioso o sus pensamientos, pero cuando me vio mirarla, parecía avergonzada y un rubor más intenso y adorable adornó su rostro y cuello. Botó en la basura el corazón del membrillo y lavó su rostro y manos para luego secarlas con un paño de cocina.

Yo: ¿Estás bien? (murmuré suavemente para que no me tuviera miedo).

Name: Yo… lo siento tanto, Bill (dijo aún avergonzada mirando sus dedos y retorciéndolos unos con otros).

Yo: (Si, ahora estaba en su sano juicio) No debes disculparte, simplemente explícame qué salió mal, por qué reaccionaste así.

Ahora frente  a frente, ya que ambos terminamos acercándonos hasta quedar junto a la mesa, podíamos ver el alma del otro sólo con mirar nuestros ojos. Puse un mechón de pelo en su oreja y cubrí su cuerpo con la manta para no dejarla completamente desnuda expuesta al frío y a un posible resfriado. Inesperadamente, (name), la Invasora, se acurrucó en mi pecho sintiendo su respiración chocar en mi pecho. Oh… no esperaba verla así de afectada por algo, desde que la conozco ha sido fuerte y jamás he visto tanto miedo reflejado en sus ojos. La envolví en mis brazos depositando un beso en su cabello y acariciándolo, casi acunada contra mí, queriendo protegerlo de todo aquello que ella temiera.

Name: Ayer yo… olvidé tomar mis pastillas para la neurosis (murmuró ya más tranquila pero ocultando su rostro en mi cuello).

Yo: No eres una alarma viviente como para recordarlo siempre.

Name: Suelo serlo, Bill. Pero… los efectos de la droga debieron incrementar las consecuencias de no tomarlas.

Yo: ¿Consumiste droga, (name)?

Name: No, me la inyectaron con una cerbatana.

Nos sentamos frente a frente en las sillas a nuestro lado y me relató lo que pasó en su misión de ayer detalladamente. El tipo, era un pendejo chiflado que era sobrino del tipo que… bueno, del Pintor. Deseosos de poder, presumía su ovo de diamantes en cada apuesta trampeando para ganar y quedarse con lo suyo y lo de los demás. (Name) le quiso administrar la misma droga pero él se dio cuenta y sólo acabó con sus guardias y colegas, así que en venganza, sacó una cerbatana y le inyectó una desequilibrada dosis casera de la misma droga que (name) usó. Le disparó en defensa en la pierna y luego Erik remató apareciendo y disparándole en la espalda. Después, huyeron en un incendio con el objeto en mano y saltaron de un segundo piso antes de regresar hasta acá.

Yo: ¿Y el membrillo que mono pinta? (dije tranquilamente para que se relajara de mi reacción desaprobatoria tras saltar de un segundo piso y enterrarse algunos vidrios).

Name: Calma la ansiedad. Mi ansiedad de correr, huir y encerrarme. Generalmente los drogadictos lo comen, pero… produce el mismo efecto en mí.

Yo: ¿Y dónde están las pastillas?

Name: En mi departamento.

Yo: Después iré a buscarlas.

Name: Oh… ok, gracias.

Yo: ¿Qué hay de… tu pesadilla?

Sus músculos se tensaron y su pecho paró de moverse por un momento. ¿Tan malo fue? Tomé su mano y decidí que ya era tiempo de volver a mi cuarto y limpiar nuevamente las heridas. Al menos alcancé a ordenar mi cama tras despertar por culpa de David. La dejé sentada en mi cama observándome con ojos curiosos y después de unos segundo, volví con las cosas que Andy dejó en la mesa de noche de Tom.

Yo: Hagamos un trato. Mientras tú me cuentas lo de tu sueño, yo limpio tus heridas ¿vale?

Name: ¿Qué obtengo yo a cambio? (sonrió divertida al verme sentado en el suelo frente a ella).

Yo: Mmm… un desayuno preparado por mí y unas heridas limpias de posibles bacterias.

Name: (Se rió ante mi ocurrencia y sonrió en mi dirección) Ok. Acepto tu trato.

Yo: Será la primera vez que haré de enfermero.

Name: Jumm… un enfermero rubio, alemán y que canta. Esto hay que verlo.

Yo: Lo verás cuando termine de curarte completamente.

Name: Tus fanáticas pagarían porradas de euros y dólares por verte en estas tendencias.

Yo: Soy exclusivo, nena. No cualquiera puede apreciar mis facetas ;)

Name: Entonces debo ser muy afortunada, Sr. Kaulitz.

Yo: Por supuesto que lo es, Sra. (tu apellido).

No. Yo era el afortunado de tener frente a mí, a un respiro de distancia a la Invasora. Sólo mía.



NARRAS TÚ

¿Qué era lo que me ponía nerviosa frente a Bill? No era la primera vez que me veía casi desnuda y con el pelo enmarañado. Quizás la respuesta la sabía pero la bloqueaba en mi mente. Le dije lo de la misión sin ocultarle nada y es como tener mil toneladas menos en mi espalda, como ser una pluma en caída. Podía sentir su tacto frío y suave en mis piernas a pesar del alcohol ardiendo al entrar en contacto con la carne viva de ellas. Pero Bill hacía que todo acto masoquista pareciera un simple juego de niños con su suave cuidado.

Bill: Debiste elegir el agua desmineralizada antes que el alcohol desnaturalizado de 96°.

Yo: (Abrí los ojos que mantuve fuertemente cerrados como una niña y lo miré arrodillado frente a mí con una sonrisa torcida. Evité mirar la pierna herida, tenía algo mucho más hermoso que observar) Es lo menos que merezco al bajar la guardia y permitir que me dañara.

Bill: Con que eres masoquista, eh.

Yo: Humm… algo así (siseé al sentir nuevamente el ardor intenso).

Bill: Teníamos un trato, (name).

Oh… debí concentrarme demasiado en él porque lo había olvidado completamente; y es que sus manos siempre han sido mi perdición total. Hace más de un año que no tenía ese sueño y seguramente fue por la inesperada sorpresa que me llevé en la misión. Su mirada se volvió tan intensa que temí ser atravesada con un simple pestañear. ¿Por qué Bill tenía ese efecto en mí? ¿Por qué con tan sólo mirarme me sentía reducida al tamaño de un ácaro? Suspiré, debía ser sincera con él.

Yo: Hace demasiado tiempo que no soñaba con “ese” día (enfaticé sabiendo que él lo entendería).

Bill: (Sé que a pesar de su asombro, trato de mostrarse tranquilo arrodillado frente a mí) Necesito que me lo digas.

Yo: No… es tan fácil (solté sin pensarlo, una reacción automática para protegerme).

Revivir uno de los peores momentos en la vida de alguien, jamás sería una sensación cómoda. Escuchar su voz interrogándome y burlándose de mi debilidad, hacía que tuviera ganas de correr y huir de mis propios pensamientos. Tampoco era agradable recordar que después de ello, mi relación con Bill se volvió como un gran bloque de cemento cegando mi camino, mi vista.

Bill: Hey (susurró poniendo un cabello detrás de mi oreja con una dulce sonrisa)… si quieres, puede ser en otro momento.

Pero recordar estas sombras de mi pasado y enfrentarlas sólo por Bill, me ayudarían a cerrar un ciclo de oscuridad, soledad y miedos. Era la única forma de sentir que Bill estaba más cerca de mí de lo que mi mente creía, de demostrarle que hago un intento por ambos y que realmente deseo ser sincera con él. Sí, todo esto es por él y por nadie más. Acerqué mi brazo a un rayo de luz que se colaba por la ventana y se posaba en mis rodillas en completo silencio. Ahí, perfectamente se podían ver las casi borradas cicatrices de cardenales, enredaderas y líneas florales hechas por el Pintor. Deslicé un dedo sobre una, delineándola y marcándola una y otra vez hasta que le mostré el otro brazo con nuevas formas. Bill jadeó al ver cómo eran.

Yo: El dermatólogo mencionó que no podrían salir en su totalidad. Que tenía que convivir con ellas de por vida ya que ni el mejor tratamiento del mundo las podría quitar debido a su profundidad.

Bill: Son…

Yo: Enredaderas. En mis piernas hay tres dalias, acá son enredaderas con uno que otro brote. Y en mi espalda hay líneas horizontales que no salieron tanto como éstas y son más rosadas y notorias. Todo esto se demoró unas tres semanas en curar porque…

Bill: Espera (dijo sacudiendo su cabeza). Necesito saberlo todo desde un principio, no quiero que me des fragmentos de ese día.

Yo: Oh… está bien.

Ya no podía negarme a lo que me pedía, y quizás es porque de cierto modo se lo debía más que a nadie. En mis pensamientos, el molesto ruido de la máquina tatuadora sonaba como para hacerse notar y amenazarme con despertar nuevamente mis ansias.

Yo: Fue en Munchen, y partí luego de que te durmieras tras Navidad. Erik pasó por mí en un lugar cerca del hotel y yo me llevé a Milo conmigo.

Bill: Por cierto, ¿dónde está?

Yo: En mejores manos, créeme. Bien, cuando llegamos a Munchen recibí un entrenamiento exprés de striptease y esas cosas.

Bill: ¿¡STIPTEASE!?... ¡Wow! (ahora estar más emocionado y parpadeaba rápido).

Yo: Sip. En cada misión oculto mi identidad, por lo que oscurecí mi cabello y me puse lentes de contacto azules. Se suponía que era rusa y me llamaba Emma, mi  voz era chillona y mis movimientos eran gatunos, pero aún no entiendo cómo Jeff White supo quién era si realmente no habían rastro de mi verdadera personalidad en mi cuerpo.

Bill: Jeff White es el Pintor, ¿cierto?

Yo: Si.

Bill: Ok. Continúa.

Yo: Esa noche trabajé como bailarina en el club porque se suponía que él solía frecuentarlo y follar con una que otra chica o musa que llamara su atención. Me propuse ganarme su vista y terminé en una habitación llena de espejos en donde sólo ingresaban los socios destacados. Estaba sola y fue ahí cuando supe que los riesgos de la misión iban más allá de lo que yo podía concretar y cumplir. Al rato llegó él y me preguntó por mi nombre y mi acento extranjero, me besó y confesó que no era necesario que le mintiera porque sabía que estaba frente a la Invasora. En un descuido tomó mis armas y me dopó.

Bill: ¿Y Erik? Él mencionó que estaba vigilándote con micrófonos y cámaras desde afuera.

Yo: Micrófonos y cámaras que yo misma mantenía ocultas en mi ropa, pero él me las quitó y sólo quedé con mi ropa interior o eso noté cuando desperté en lo que parecía ser una sala de torturas en el subterráneo del club luego de más de diez horas inconsciente.

Bill: Mierda (murmuró sin despegar sus ojos de los míos).

Yo: Dijo que se habían equivocado al enviarme porque a él le gustaban las mujeres vírgenes, no las… ya sabes. Me había examinado mientras dormía y atado a cada extremo de un mesa de aluminio, una luz como de lámparas de operaciones me iluminó y tenía un bozal de cuero en mi boca. El Pintor había hecho un mural gigante en donde aparecía en la jaula que usé para llamar su atención. Tenía miedo. Luego de años de no sentir cosas así, sentía al terror invadir mis venas. Y después…

Mis gritos, aquella sensación que desgarró mis cuerdas vocales y gastó mis lágrimas haciéndome casi convulsionar del miedo. Era demasiado, y sentía consumirme. Si no fuera por el membrillo estaría buscando algún lugar oscuro en donde encerrarme en silencio. Sus manos tomaron mis mejillas cubiertas de lágrimas y las besó humedeciendo sus labios en el acto.

Bill: Debemos superarlo juntos, (name). Tú necesitas desahogarte de esto y yo… necesito ser parte de ti.

Yo: (Apoyé mi frente en su hombro dejando que mis palabras calcaran mis recuerdos). Puso tres dedos en mi interior y rasgó todo lo que encontraba a su paso, Bill. Traté en vano de escapar de él y lo único que conseguí fue hacer que profundizara cada vez más. Quería morir. El dolor era demasiado intenso. Removía sus dedos con brusquedad tomando todo a su paso. Sentía que me rompía y veía su delantal y sus manos cubiertas con mi sangre, luego de levantar la cabeza, me vi a mí cubierta de sangre. Después… volvió con una máquina para tatuajes, me sacó el bozal y comenzó su interrogatorio. Quería saber mi nombre verdadero y como no contestaba, tatuó las enredaderas de mis brazos. Ya no gritaba porque me voz era un susurro… me sentía muerta en vida. Luego de formar las flores en mis piernas, le dije mi nombre. Él parecía no cansarse, ¡llevaba horas torturándome!... dijo que fue amigo de mi padre en la escuela.

Bill: ¡Dios! Esto es demasiado, (name). Debiste decirle todo lo que quería saber y así te habrías ahorrado todo esto… es que es…

Yo: Vomitivo (susurré dejando escapar una sonrisa amarga separándome de él y volviendo a mirar mí brazo)… estamos entrenados para controlar nuestro propio dolor. Nos convierten en máquinas de destrucción para conseguir sus juguetes.

Bill: Pero tú eres diferente. Por eso tuviste neurosis y no me mencionaste lo que eras cuando nos conocimos.
Yo: Aún puedo matar a cincuenta personas en un abrir y cerrar de ojos, Bill.

Bill: Ya hemos discutido esto antes, (name). Es sobrevivencia, tú vida o la de ellos.

Yo: Me desmayé luego de perder tanta sangre y desperté cuando me empapó con un balde de agua fría. Si antes tenía frío, ahora tenía hipotermia. No podía moverme, él dijo que era de madrugada y me inyectó un sedante que impediría el movimiento de mi cuerpo pero me haría percibir todo más fuerte e intenso. Veía borroso y escuchaba todos los sonidos a un volumen muy alto. Me puso boca abajo y pude ver el piso lleno de sangre, me ató y comenzó a interrogarme sobre mi jefe. Trazó cuatro líneas horizontales a cada lado de mi espalda con una aguja más gruesa y… ya no resistí más. Fueron los peores dos días de mi vida.

Bill: Hasta que Erik te rescató y… recibiste transfusiones de sangre.

Sequé mis lágrimas volviendo a la realidad. Una en donde White había muerto y en donde frente a mí, tenía a Bill. No había motivos para llorar en mi nueva realidad. Ahora era… feliz, como había dicho Bill antes de la misión.

Yo: Cuando desperté en una camilla de hospital, quise huir inmediatamente, pero recibí un mensaje de Lisbeth diciéndome que estaba contigo y… bueno, ya sabes el resto.

Bill: Fui demasiado injusto al tratarte así, (name).

Yo: Pero no sabías nada, Bill. Y no quería decírtelo porque no me gusta que sientan lástima por mí.

Bill: Ya no quiero que ocultes algo tan grave como eso, ¿entiendes?

Yo: No hay motivos para ocultarte algo ahora que lo sabes todo.

Continuó desinfectando mis extremidades en silencio, ambos conscientes del nuevo cambio en nuestra relación gracias a la transparencia recién adquirida en ella. Quizás debería estar agradecida de lo que el Pintor hiso conmigo y mi cuerpo, ya que por primera vez podía decir que las cicatrices en mi piel no se veían del todo feas, sino que marcaban un antes y un después, como un tatuaje. Me recosté boca abajo en la cama de Bill por petición suya para proseguir con las heridas que (supongo) hicieron los vidrios cuando caí del segundo piso. Sentí que tironeaba suavemente algunos mechones de cabello y lo miré junto a mí algo divertida.

Yo: ¿Qué haces? (murmuré).

Bill: Trenzo tu cabe… (Algo lo detuvo dejándolo con la boca abierta y las cejas levantadas).

Yo: ¿Qué? ¿Pasa algo?

Sus dedos fueron la respuesta que delinearon el motivo de su impresión. Oh… olvidaba que él no había visto el tatuaje a diferencia de Andrea y Tom. Fue tan placentero como una caricia. Su tacto era como flotar en las nubes hasta querer alcanzas el Sol, como Ícaro. Sí, yo era Ícaro o así me sentía representada. Suspiré mirándolo a él lo poco y nada que observaban mis ojos. Sus brazos se veían realmente fuertes y sobreprotectores, casi a prueba de balas, casi de hierro, casi utópicos. ¿Enserio era él quien curaba mis heridas y delineaba mi tatuaje? Si hasta había dejado la trenza olvidada en mi hombro derecho.

Bill: ¿Cuándo te lo hiciste? (su voz parecía ser un susurro ronco y casi entrecortado ¿tanto le impresionó?).

Yo: Unos meses antes de irme de (tu país).

Bill: Es… Es realmente bello, (name).

Yo: Gracias (sonreí haciendo una nota mental de mandarle mis agradecimientos al chico que me tatuó).

Bill: ¿”I’m gonna be ok”? Eso está en la letra de una de nuestras canciones.

Yo: ¿Enserio? (dije sentándome para mirarlo fijamente, claro, solté involuntariamente un gemido por las heridas).

Bill: Se llama “That Day”. Algún día te la mostraré.

Yo: Esa… es la frase que he repetido todo este tiempo, Bill. La que me ha dado fuerzas para seguir viva. Me la repetía cuando murieron mis padres, cuando estaba con psicólogos y psiquiatras, cuando estaba en las misiones o regresaba de ellas… cuando lo nuestro se acabo (mi voz fue un susurró en la última parte, pero en ningún momento despegué mis ojos de los de él).

Bill: Estarás bien… estaré bien.

Yo: Si.

Bill: Créeme cuando te digo que eres más fuerte que cualquier otra persona en este mundo, Invasora. Y que por eso, porque sigues acá frente a mí, es que te amo.

No vi venir la intensidad de sus ojos al mirarme, ni mucho menos cuando éstos se cerraron y sus labios se posaron en los míos aplastándolos. Su mano derecha se posó en mi mejilla delineando el casi seco rastro de lágrimas con el pulgar y acercándome más a él. Volvía a sentir aquella electrizante sensación de hace un año y algo, esa que me ponía la piel de gallina y me hacía encoger el estómago debido a su intensidad.

Volvía a sentirlo a él más cerca de lo inimaginable, a saborear sus labios expertos que encajaban sin dificultad sobre los míos…

Volvía a sentirme suya.


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Hallo Gurls! Disculpen la demora pero no encontraba tiempo y cuando les iba a subir el cap. se me borró misteriosamente T.T

Bien, me imagino que ya suponen lo que se viene en el próx. capítulo  e.e  pero primero que nada, necesito que tengan un poco de paciencia porque estoy dando mis últimos exámenes y el 19 termino para siempre el colegio. Luego debo prepararme para la PSU (la chilenas lo entenderán) y pff... trataré de no demorarme mucho.


Muuuuuchas gracias por los mensajes de cumpleaños del chat, por inbox en facebook y en mi muro de facebook., realmente son las mejores lectoras <3 b="b">


Kusses sabor a Bill/Tom/Georch/Gustavo.


Bye//Bye

5 comentarios:

  1. AWWWWW ESTUVO HERMOSO...ME ENCANTO Y ESPERO CON ANSIAS EL SIGUIENTE CUIDATE MUCHO UN BESO

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  2. Me encanto, cuando el final y todo muy lindo :')

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  3. Wow!!! Que mega super increible!! Gracias por subir!!

    Esta historia siempre me ha gustado y me emociono cada vez q subes cap!!!!

    aahhh que horrible todo lo que tubo q pasar la INVASORA
    Bill te amooo jejeje!!! Que hombre!

    Y vi los avances de wow UNA TERCERA TEMPORADA chanfle ya quisero saber mas, espero que termines todo bien en tu escuela!!

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  4. desde que publicaste el adelanto de la 3era temp.
    Estoy que muero :D
    me encanto!
    Sube pronto
    cuidate y un abrazo :D

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  5. awww... definitivamentee heRmozoO! sube lo mas pronto que puedas! éxito en tus examenes! cuidatee!

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