Yo: ¿Y qué pasa con los ateos?
¿Para ellos sería una especie de esquizofrenia lo que ellos hacen?
Moore: Si pueden fundamentar
perfectamente cómo es el estado mental de la persona en cuestión, puede que se considere
correcto su punto de vista. Sin embargo, esas energías negativas o demonios que
invaden tu ser hacen cosas que un esquizofrénico no podría hacer.
Xxx: ¿Como los efectos del
“Exorcista” o “el exorcismo de Emily Rose”? (la clase estalló en risas y el
pobre terminó casi hundido en su silla).
Moore: Por muy chistoso que
suene, puede que sí. Como psicólogos se debe tener un certificado y una
especialización que sólo ciertas universidades del ámbito católico dan para ver
los archivos del Vaticano y apreciar en qué radica la diferencia.
Xxx: ¿Y no se debe a una
sensibilidad con lo paranormal o una debilidad mental?
Moore: También puede ser, señor
Kurt. De hecho, las personas que son más sensibles, demostrativas y
transparentes tienden a padecer mayores enfermedades mentales.
Yo: ¿Y los traumas? Digo, de ahí
pueden nacer psicópatas, asesinos y…
Moore: Eso lo veremos más
adelante, señorita (Name). Sin embargo, las personas que presentan traumas
tienden a buscar afecto a como dé lugar por muy desesperado que suene… es como
una manera de sentirse vivos y protegidos.
Xxx: ¿Pero eso tiene cura o algún
tratamiento?
Moore: Tratamientos, sí. Las
curas dependen de la gravedad del traumatismo. Una niña de diez años violada
puede pasar más de veinte años en tratamientos con psicólogos, pastillas y
ejercicios, pero depende netamente de ella eliminar las secuelas, señorita
Nora.
Kurt: ¿Cómo terminamos hablando
de esto si estábamos con los exorcismos y la esquizofrenia?
Moore: No se preocupen, chicos.
Es normal mezclar los temas… además, es mejor aclarar sus dudas ahora.
Jennifer Moore, la reina de los
doctorados de carreras de salud, impartía la clase que lleva de nombre
“Autoconocimiento I”, y por su atractivo físico debía tener colados a todos los
estudiantes de esta universidad. Por suerte, termino su clase sin dejarnos con
demasiadas dudas como solía hacer Nim, sin embargo, nos recomendó que viéramos
“El Rito” ya que ella conoció al verdadero cura en el que se basa la película y
tuvo acceso a los verdaderos videos gracias a la amistad recíproca que tenían.
Antes de salir de clases, devolví
uno de los libros que había pedido ayer ya que había extraído todo lo que
necesitaba de él mediante copias. Si, mediante un escaneo de menos de siete
minutos que aún no he observado debido a la inesperada última conversación con
Bill ayer. Traté de no darse demasiadas vueltas al asunto, pero aún así el sólo
hecho de volver a tener su voz en mi cabeza parecía activar todos mis
pensamientos a tal punto de desvelarme toda la noche. Y aunque pensé muchas
veces en qué ponerme para mi “inesperada junta” ya que no podía llamarle cita a
algo que ni yo sabía lo que podía llegar a ser, en la mañana (tras quedarme
dormida y ni sentir el chillante despertador martillando el ambiente) terminé
eligiendo lo más alcanzable del armario por muy incómodo que fuese; una blusa
blanca y suelta que traslucía un poco mi ropa interior, jeans ajustados y unos
tacones café que me obligaron a pedir un taxi para ir a la universidad… si, fui
tonta al no elegir unas zapatillas para la motocicleta, no es necesario que lo
repitan en sus mentes con gestos o palabras.
Con un poco de suerte de mi lado,
pude regresar a casa en busca de unas zapatillas converse rojas e ir a por mí
Harley… pero para esto tuve que sacrificar diez minutos de los quince que me
quedaban. ¡Era como si justamente hoy el destino quisiera declararme la guerra!
Primero fue el despertador, los zapatos, los diez minutos en busca de
zapatillas, y ahora ¡un tráfico de mierda!… lo que me faltaba; semáforos que
cambiaban cada diez segundos aglomerando vehículos por doquier y no siempre era
posible colarse entre ambas pistas para quedar delante de otros.
Quince minutos de retraso hasta
que llegué al estacionamiento en el que quedé con Bill mientras mi apetito de
comida aumentaba junto a los nervios de verlo. Debía tener la peor de mis caras
ya que ni maquillaje llevaba y la sojeras parecían hacer acto de presencia bajo
mis ojos, Sentí mi celular vibrar dentro del bolsillo de mi pantalón y vi que
tenía tres mensajes de texto.
“¡Ay! Ojalá lo tuyo con Bill sea como
antes… ¡suerte!
Y está demasiado atractivo como para que no
seas puntual ;)”
Mataría a Andy cuando la viera,
lo juro… me ponía más nerviosa con sus mensajes subliminales cuyos significado
siempre iban en la dirección de “follar” a tal punto de tener náuseas. Mejor
veía el otro mensaje antes de morir al verlo o derretirme en el intento.
“Si Bill no se aparece o te hace esperar, te juro que lo matamos entre
todos.
Gus-Geo-Andreas-Tom… ow! Nos romperás el corazón :’(“
¡Ni la risa me entraba con el
mensaje! ¿Cómo se enteraron? ¡Oh! Déjenme adivinar; como son gemelos, Tom debió
percibir mentalmente con la telepatía que tiene con Bill que nos juntaríamos
acá y le dijo a los chicos porque no se aguantó la emoción. Espera, ¿Los G’s y
Andreas estaba acá? ¿Por qué Thomas no lo mencionó ayer?… ¡Hash! Siguiente
mensaje por favor.
“Se me olvidó pasarte tus
apuntes de la clases de Nim
¿Mañana vas al laboratorio?”
Respondí con una afirmación y una
cara sonriente al mensaje de Joe Evans, mi compañero de “filosofía en el
humano”. Era apuesto, con cuerpo de surfista, pero nada impresionante a pesar
de ser un buen chico. Saqué el casco de mi cabeza al sentir un motor acercarse
junto al lado de mi motocicleta y guardé mi teléfono en su anterior lugar. Al
tiempo que me desmontaba, pude ver que se trataba de Bill.
Derretirse sería una palabra que
quedaba corta. ¿Desde cuán tenía los brazos marcados y la espalda más ancha? Es
como si se hubiera encerrado meses en un gimnasio. No me había fijado en el
tatuaje que cubría su mano izquierda en tu totalidad ni en cuán normal lucía
con una gorra y lentes de sol. Se acercó a mí depositando un beso en mi mejilla
al tiempo que sentía su aroma. Por suerte me había puesto lentes de sol oscuros
en donde no se veía la dirección de mi mirada.
Bill: ¿Llegaste hace mucho? (dijo
empezando a caminar calle abajo a no sé qué dirección).
Yo: Cinco minutos antes que tú
(murmuré concentrándome en caminar normal y en no lucir anonadada con su
cuerpo).
Bill: Había tráfico por todas
partes.
Yo: Ésa es la ventaja de tener
una motocicleta. Puedes pasar entre pistas y autos evitando el tráfico, creo
que sólo los semáforos y la policía me detienen.
Bill: ¿Tienes infracciones?
Yo: Si, sólo una por exceso de velocidad.
Bill: ¿Por cuánto?
Yo: Tres kilómetros sobre el
límite ¿y tú?
Bill: Ninguna. Tom suele manejar
cuando salimos porque soy más lento y precavido que él.
Yo: Ah…
Era obvio que no recibiría un
halago al andar en estas fachas y transparencias (si mi corpiño no fuera azul
eléctrico como el de ahora, seguramente luciría más normal), por lo que tampoco
las esperé de su parte. Era como jugar a “quien pestañea primero, pierde”,
observando con los ojos llorosos, ardientes y rojos a tu contrincante hasta que
uno de los dos diera su brazo a torcer, sólo que el orgullo entre Bill y yo nos
impedía saber quién sería el primero en cruzar la línea sin importar la
reacción del otro. Si todo fuera más fácil, no estaríamos evitando acercarnos
el uno al otro como si temiéramos ser víctimas de un choque eléctrico, sino que
mi mano estaría entrelazada con la suya y reiríamos de tonterías sin sentido,
mejor llamadas “cursilerías”.
¿No se suponía que la comida
italiana era considerada romántica y de lo más melosa a nivel mundial? Habría
sido mejor optar por una BigMac o una pizza sabiendo que la cursilería italiana
no iba con el momento. Seguimos al mozo hasta el centro de un gran hall de
recepción ornamentado con imágenes, luces y mosaicos abstractos en paredes y
piso. Chuck era el nombre del chico de ojos orientales que nos guió hasta ahí y
que nos sonreía exageradamente.
Chuck: ¿Zona de fumadores o no
fumadores?
Yo: Fumadores.
Bill: No fumadores.
Dijismos esto al mismo tiempo y
como acto reflejo nos miramos directamente a los ojos con miradas interrogantes
cuestionando las palabras del otro, ¿acaso dejó de fumar o lo decía por mí? El
joven oriental parecía estar acostumbrado a estos desacuerdos ya que ni se
inmutó a recomendarnos cuál era la mejor, sino que miraba expectante y listo
para escuchar una solución rauda.
Yo: No fumadores.
Bill: Fumadores.
De vuelta a mirarnos por hablar
nuevamente a la vez y con la decisión opuesta a la propia, el mozo parecía
bajar el nivel de su sonrisa y blanquear disimuladamente los ojos. Pero ésta
vez fui yo la que se adelantó a contestar previniendo a Bill con sólo tomar
suavemente su antebrazo obteniendo una reacción brusca de su parte.
Yo: Fumadores (dije suavemente y
retornamos en silencio el camino por nuestra derecha mientras soltaba el brazo
de Bill).
Chuck: ¿Interior o exterior? El
exterior es una terraza con vista a la costa.
Bill: Exterior.
Chuck: Buena elección.
Subimos en el ascensor hasta un
octavo piso que daba directamente a una terraza hogareña y llena de comensales
dispersos por el lugar y toldos que cubrían a los presentes de la exposición a
los rayos UV. Nos guió a una mesa alejada de tanta aglomeración y contaminación
acústica con decoración rústica y mantel blanco quitando un papel que decía
“reservado”. Me sentía como en una cita, ¿no sería esa su idea o eran simples
alucinaciones mias?
Chuck: Bien, dos lasañas, una
botella de vino “Casillero del Diablo” reserva del 2010, ensaladas
vegetarianas… ¿se me va algo?
Bill: No.
Chuck: Bien, cualquier cosa, me
avisan a penas llegue con sus pedidos.
Yo: Emm… tengo una pregunta.
Chuck: Oh… ¿dígame?
Yo: ¿Qué hay en los otros pisos?
Chuck: Catas de vino, salas de
venta de nuestros productos gourmet y en su mayoría salones para diversos tipos
de eventos.
Yo: Ah… ok, gracias.
Un vez recibido y servido el vino
en nuestras copas, fue inevitable volver a sentir los nervios de aquel silencio
entre nosotros, y es que aún no me hacía la idea de que estaba frente a Bill,
cuando hace cuarenta y ocho horas atrás un momento como éste, lo veía lejos de
ser posible. Me quité los lentes de sol depositándolos en la mesa, y observé
atenta la playa imaginando cuán cómodo debía ser sentir la arena bajo mis pies
y el sonido del mar a menos de cien metros. ¡Ni en Alemania podía darme el
placer de observar un paisaje así! Y así entré en razón sobre el principio de
todo esto.
Yo: ¿Cómo supiste la clave del
candado? (dije rompiendo el gutural silencio a tal punto que sus ojos se
centraron en los míos y tuve que contenerme para mantener la cordura).
Bill: No recuerdo bien cómo
encontré los tres números en uno de tus perfumes, eran diminutos pero visibles.
Yo: ¿Y los otros dos?
Bill: Jugando a cambiar los
dígitos a punto de dormirme ¿por qué escogiste esos números?
Yo: (¡Vaya! Ni yo misma lo
entendía bien) no lo sé, sólo recuerdo elegirlos al azar y ponerlos.
Bill: ¿Y las letras?
Yo: Invasora.
Justo en ese momento llegó Chuck
con nuestra orden abriéndome el apetito y empezando inconscientemente a salivar
con sólo sentir el aroma de la salsa de tomates y especias. Dimos nuestros
primeros bocados luego de que el chico de ojos rasgados nos dejase con un
sonriente “¡provecho! disfruten su comida”, más un extraño guiño en mi
dirección que incluso Bill pudo percibir.
Bill: Yo… no sabía ni mucho menos
imaginaba que hubieras pasado por tanto en todos estos años.
Yo: (Lo miré atenta tragando un
sorbo de vino y limpiándome con la servilleta blanca hasta procesar una
respuesta) Simplemente aprendí a superarlo o a convivir con ello.
Bill: ¿Todavía tienes neurosis?
Yo: Lo de la fobia social ya no
lo tengo, y el desorden compulsivo-obsesivo sólo me da cuando estoy muy
estresada y bajo mucha presión… pero lo manejo con pastillas cuando
inconscientemente empiezo a recordar. Seguramente leíste lo que escribí de
Markz ¿cierto?
Bill: Parecías… apreciarlo dentro
de toda esa mierda.
Yo: También creo lo mismo. Sentía
que él parecía entenderme y por lo tanto fue quien más me aguantó junto con
Erik, prácticamente me enseñó a controlar mis emociones.
Bill: Pero… la (name) que
escribía al principio, la que vivía
preocupada de sus padres, es muy diferente a la que pasaba vigilada y siendo
observada por todos, realmente me sorprendió ese cambio tan brusco en ti… ¿qué
pasaba por tu mente?
Yo: (¡Qué raro es hablar de mí
con otra persona! y ser así de… transparente)… no lo sé, hay ciertas cosas que
no recuerdo con claridad debido a los siguientes traumas que tuve. De esa etapa
de mis inicios en la mafia, tengo lagunas mentales, en especial de mis
arranques de ira… ¿por qué lo leíste?
Bill: Es… algo estúpido de
explicar (murmuró bebiendo de su copa), y largo.
Yo: Aún no terminamos de almorzar
y tengo hasta el atardecer libre.
Parecíamos niños, así lo veía.
Rehuyendo de las miradas profundas del otro, avergonzándonos de tonterías que
ni entendíamos y declarando cosas que seguramente jamás pensamos en decir ya
que nunca nos imaginamos estar en una situación tan compleja de descifrar como
lo era ésta. No podíamos huir dejando al otro con dudas por una cuestión de
limpiar nuestros errores pasados reconociéndolos, pero después de eso ¿qué
había? ¿Una despedida y dos rumbos opuestos y totalmente diferentes?
Bill: Luego de lo que pasó,
empecé a preguntarme por qué nunca me lo dijiste, quién eras realmente y si
realmente lo nuestro fue algo serio, ya que conocía a dos (name) completamente
diferentes y que no parecían ser la misma persona. La (name) que estaba
conmigo, y la (name) del video que me diste… yo quería saber cuál era la
verdadera, si es que había una.
Yo: Pero en el video…
Bill: No me convenció del todo,
en especial porque lo vi después de que… pasara lo que ya sabes. Pero a medida
que iba leyendo, supe que simplemente eras sincera con tus sentimientos y que
no eran muchas personalidades, sino que sólo… fuiste tú todo este tiempo y que
eran cosas que formaban parte de ti.
Yo: Y siego siendo yo, Bill. Las
cosas no cambian con un pestañeo como muchos creen, y yo no soy la excepción a
esa regla natural. Aún guardo rencor a Pantera Negra por despojarme de mis
padres y mi mundo, y aunque sé que me puedo vengar en cualquier momento con
sólo tomar un simple vuelo, ignoro mis rencores y sigo viviendo.
Bill: ¿Por eso aún no lo mata?
¿Por falta de motivos?
Yo: Mató a mis padres, no hay más
motivos. Pero si llego a matarlo será porque tocó mi vena gorda.
Bill: ¿Sin remordimientos?
Yo: Sin remordimientos.
Bill: Ah… ¿siempre pensaste así
cuando debías… matarlos?
Yo: La primera vez es la peor
porque quedas con remordimiento ya que sabes que estás haciendo algo horrible y
que va contra tus principios, Pero luego comprendes que es tú vida o la de él.
No hay más opciones.
Bill: Ley de sobrevivencia.
Yo: Ajá.
Me resultaba extraño hablar así
de fluidamente con Bill a pesar de lo nervioso que estábamos y considerando que
ayer fue cortante conmigo, y que era sólo la segunda vez que lo veía cuerdo…
dicen que donde hubo fuego, cenizas quedan, pero de las cenizas parecían quedar
tan pocas de su parte que me sentía como en una partida de ajedrez con varias
piezas perdidas por ambos bandos, dando espacio sólo a los reyes y sus
discípulos más cercanos en el tablero. Ambos debíamos hablar las cosas por
parte si nuestra relación llegaba a evolucionar, por lo que lo miré fijamente a
los ojos aclarando ciertas actitudes mías y concentrándome en las de él.
Yo: Bill, matar no es fácil.
Debes tener motivos y agallas para hacerlo porque a fin de cuentas pones tu
cabeza en un juego de venganzas incesables. Es… difícil atentar sobre otra vida
siendo que no tienes motivos para hacerlo porque no eres Dios para escoger
quién vive y quién no.
Bill: Eso es lo que exactamente
no te hace una asesina.
Yo: (Esperen, una pausa por
favor)… ¿qué?
Bill: Tus acciones son forzadas y
contra tu voluntad. Por eso no eres una asesina, y si fuera así, lo harías por
diversión.
Yo: Yo… ¿cómo…? (Guau. Tenía
enfrente a una criminal y no entraba ni en pánico).
Bill: Mira, al principio te
llegué a odiar por mentirme (¡Auch! Touché)… pero cuando leí el diario,
comprendí que ser así era tu única salida. Como lo dijiste, es tú vida o la de
él… y un asesino no mataría por algo así, sino que por placer.
No sabía qué decir, simplemente
enmudeció mi boca ante la mención única de sus palabras. Es raro lo que siento,
es como si me borrara un defecto de la frente sin tenerlo antes… como si ahora
pudiera morir tranquila y en paz. Realmente este nuevo Bill no paraba de
asombrarme cada vez más, y la verdad, es que no sé hasta dónde aguantar mis
ganas de arrojarme a sus brazos y llorar a mares por esto que estoy sintiendo.
Bill uno, y yo, cero… mi marcador mental no mentía.
Bill: Será mejor que nos
apresuremos porque iremos a otro lugar (sonrió).
Yo: Espera… ¿esto es una cita?
Bill: Nuestras citas nunca fueron
así. Sólo quiero que vayamos a un lugar donde un mesero oriental no nos interrumpa cada diez minutos con sus
preguntas sobre el servicio que nos brinda y bla bla bla…
Yo: Jajajajajaaa…. ¡no seas malo!
Es suu trabajo… ¡Ah! y se llama Chuck.
Bill: Como sea.
Justo en ese momento se acercó a
retirar los platos comentándonos que fue una de las mejores elecciones en
cuanto a comidas italianas. Simplemente miré a Bill y aguanté mi risa
asintiendo ante lo que Chuck comentaba y a cuánta razón tenía el rubio frente a
mí. Bill dos, y yo, cero.
PD: Perdónenme si hay palabras que escribí mal, pero lo hice todo a la rápida :/
Me encanto el capítulo, aunque si no me dieras mucha cátedra de lo que (name) esta estudiando sería perfecto. El capítulo en si estuvo bien.
ResponderEliminarsiii que seha mas de bill y (name) !!1
ResponderEliminarsubeee pronto amo tu fick me emociona demaciado subeeee rapido
Por mi parte no hay nada que disculpar todo ha sido hermoso y en cuanto puedas sube el siguiente me encantaria saber que pasara cuidate mucho suerte en tus pruebas un beso
ResponderEliminarlo ame estuvo increible es encerio escribes super bien y super lindo siguela yo quiero saber que pasa.
ResponderEliminarSabes lo que me gusta de tu fic es que es diferente es unica por eso me gusta bueno me voy un beso chao
me encanto ... estuvo ggenial , escribes super lindo sube cap.. no te tardes muchooo me gustaria ssaber que pasara... ok besos
ResponderEliminarRecien me acabo de dar cuenta de este cap, y eso que entraba todos los dias, Jajaja. Menos mal que una amiga me dijo! Estoy muy colgada el colegio me estresa como a todas.
ResponderEliminarCon el capitulo, que te voy a decir, si siempre nos sorprendes con cosas inimaginables y eso es bueno, porque hace original a la fic! Espero que subas Pronto, cuidate!