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sábado, 28 de abril de 2012

Capitulo 31 (Segunda Temporada)


Yo: ¿Y qué pasa con los ateos? ¿Para ellos sería una especie de esquizofrenia lo que ellos hacen?

Moore: Si pueden fundamentar perfectamente cómo es el estado mental de la persona en cuestión, puede que se considere correcto su punto de vista. Sin embargo, esas energías negativas o demonios que invaden tu ser hacen cosas que un esquizofrénico no podría hacer.

Xxx: ¿Como los efectos del “Exorcista” o “el exorcismo de Emily Rose”? (la clase estalló en risas y el pobre terminó casi hundido en su silla).

Moore: Por muy chistoso que suene, puede que sí. Como psicólogos se debe tener un certificado y una especialización que sólo ciertas universidades del ámbito católico dan para ver los archivos del Vaticano y apreciar en qué radica la diferencia.

Xxx: ¿Y no se debe a una sensibilidad con lo paranormal o una debilidad mental?

Moore: También puede ser, señor Kurt. De hecho, las personas que son más sensibles, demostrativas y transparentes tienden a padecer mayores enfermedades mentales.

Yo: ¿Y los traumas? Digo, de ahí pueden nacer psicópatas, asesinos y…

Moore: Eso lo veremos más adelante, señorita (Name). Sin embargo, las personas que presentan traumas tienden a buscar afecto a como dé lugar por muy desesperado que suene… es como una manera de sentirse vivos y protegidos.

Xxx: ¿Pero eso tiene cura o algún tratamiento?

Moore: Tratamientos, sí. Las curas dependen de la gravedad del traumatismo. Una niña de diez años violada puede pasar más de veinte años en tratamientos con psicólogos, pastillas y ejercicios, pero depende netamente de ella eliminar las secuelas, señorita Nora.

Kurt: ¿Cómo terminamos hablando de esto si estábamos con los exorcismos y la esquizofrenia?

Moore: No se preocupen, chicos. Es normal mezclar los temas… además, es mejor aclarar sus dudas ahora.

Jennifer Moore, la reina de los doctorados de carreras de salud, impartía la clase que lleva de nombre “Autoconocimiento I”, y por su atractivo físico debía tener colados a todos los estudiantes de esta universidad. Por suerte, termino su clase sin dejarnos con demasiadas dudas como solía hacer Nim, sin embargo, nos recomendó que viéramos “El Rito” ya que ella conoció al verdadero cura en el que se basa la película y tuvo acceso a los verdaderos videos gracias a la amistad recíproca que tenían.

Antes de salir de clases, devolví uno de los libros que había pedido ayer ya que había extraído todo lo que necesitaba de él mediante copias. Si, mediante un escaneo de menos de siete minutos que aún no he observado debido a la inesperada última conversación con Bill ayer. Traté de no darse demasiadas vueltas al asunto, pero aún así el sólo hecho de volver a tener su voz en mi cabeza parecía activar todos mis pensamientos a tal punto de desvelarme toda la noche. Y aunque pensé muchas veces en qué ponerme para mi “inesperada junta” ya que no podía llamarle cita a algo que ni yo sabía lo que podía llegar a ser, en la mañana (tras quedarme dormida y ni sentir el chillante despertador martillando el ambiente) terminé eligiendo lo más alcanzable del armario por muy incómodo que fuese; una blusa blanca y suelta que traslucía un poco mi ropa interior, jeans ajustados y unos tacones café que me obligaron a pedir un taxi para ir a la universidad… si, fui tonta al no elegir unas zapatillas para la motocicleta, no es necesario que lo repitan en sus mentes con gestos o palabras.

Con un poco de suerte de mi lado, pude regresar a casa en busca de unas zapatillas converse rojas e ir a por mí Harley… pero para esto tuve que sacrificar diez minutos de los quince que me quedaban. ¡Era como si justamente hoy el destino quisiera declararme la guerra! Primero fue el despertador, los zapatos, los diez minutos en busca de zapatillas, y ahora ¡un tráfico de mierda!… lo que me faltaba; semáforos que cambiaban cada diez segundos aglomerando vehículos por doquier y no siempre era posible colarse entre ambas pistas para quedar delante de otros.

Quince minutos de retraso hasta que llegué al estacionamiento en el que quedé con Bill mientras mi apetito de comida aumentaba junto a los nervios de verlo. Debía tener la peor de mis caras ya que ni maquillaje llevaba y la sojeras parecían hacer acto de presencia bajo mis ojos, Sentí mi celular vibrar dentro del bolsillo de mi pantalón y vi que tenía tres mensajes de texto.

“¡Ay! Ojalá lo tuyo con Bill sea como antes… ¡suerte!
Y está demasiado atractivo como para que no seas puntual ;)”


Mataría a Andy cuando la viera, lo juro… me ponía más nerviosa con sus mensajes subliminales cuyos significado siempre iban en la dirección de “follar” a tal punto de tener náuseas. Mejor veía el otro mensaje antes de morir al verlo o derretirme en el intento.


“Si Bill no se aparece o te hace esperar, te juro que lo matamos entre todos.
Gus-Geo-Andreas-Tom…  ow! Nos romperás el corazón :’(“


¡Ni la risa me entraba con el mensaje! ¿Cómo se enteraron? ¡Oh! Déjenme adivinar; como son gemelos, Tom debió percibir mentalmente con la telepatía que tiene con Bill que nos juntaríamos acá y le dijo a los chicos porque no se aguantó la emoción. Espera, ¿Los G’s y Andreas estaba acá? ¿Por qué Thomas no lo mencionó ayer?… ¡Hash! Siguiente mensaje por favor.


 “Se me olvidó pasarte tus apuntes de la clases de Nim
¿Mañana vas al laboratorio?”


Respondí con una afirmación y una cara sonriente al mensaje de Joe Evans, mi compañero de “filosofía en el humano”. Era apuesto, con cuerpo de surfista, pero nada impresionante a pesar de ser un buen chico. Saqué el casco de mi cabeza al sentir un motor acercarse junto al lado de mi motocicleta y guardé mi teléfono en su anterior lugar. Al tiempo que me desmontaba, pude ver que se trataba de Bill.

Derretirse sería una palabra que quedaba corta. ¿Desde cuán tenía los brazos marcados y la espalda más ancha? Es como si se hubiera encerrado meses en un gimnasio. No me había fijado en el tatuaje que cubría su mano izquierda en tu totalidad ni en cuán normal lucía con una gorra y lentes de sol. Se acercó a mí depositando un beso en mi mejilla al tiempo que sentía su aroma. Por suerte me había puesto lentes de sol oscuros en donde no se veía la dirección de mi mirada.

Bill: ¿Llegaste hace mucho? (dijo empezando a caminar calle abajo a no sé qué dirección).

Yo: Cinco minutos antes que tú (murmuré concentrándome en caminar normal y en no lucir anonadada con su cuerpo).

Bill: Había tráfico por todas partes.

Yo: Ésa es la ventaja de tener una motocicleta. Puedes pasar entre pistas y autos evitando el tráfico, creo que sólo los semáforos y la policía me detienen.

Bill: ¿Tienes infracciones?

Yo: Si, sólo una por exceso de velocidad.

Bill: ¿Por cuánto?

Yo: Tres kilómetros sobre el límite ¿y tú?

Bill: Ninguna. Tom suele manejar cuando salimos porque soy más lento y precavido que él.

Yo: Ah…

Era obvio que no recibiría un halago al andar en estas fachas y transparencias (si mi corpiño no fuera azul eléctrico como el de ahora, seguramente luciría más normal), por lo que tampoco las esperé de su parte. Era como jugar a “quien pestañea primero, pierde”, observando con los ojos llorosos, ardientes y rojos a tu contrincante hasta que uno de los dos diera su brazo a torcer, sólo que el orgullo entre Bill y yo nos impedía saber quién sería el primero en cruzar la línea sin importar la reacción del otro. Si todo fuera más fácil, no estaríamos evitando acercarnos el uno al otro como si temiéramos ser víctimas de un choque eléctrico, sino que mi mano estaría entrelazada con la suya y reiríamos de tonterías sin sentido, mejor llamadas “cursilerías”.

¿No se suponía que la comida italiana era considerada romántica y de lo más melosa a nivel mundial? Habría sido mejor optar por una BigMac o una pizza sabiendo que la cursilería italiana no iba con el momento. Seguimos al mozo hasta el centro de un gran hall de recepción ornamentado con imágenes, luces y mosaicos abstractos en paredes y piso. Chuck era el nombre del chico de ojos orientales que nos guió hasta ahí y que nos sonreía exageradamente.

Chuck: ¿Zona de fumadores o no fumadores?

Yo: Fumadores.

Bill: No fumadores.

Dijismos esto al mismo tiempo y como acto reflejo nos miramos directamente a los ojos con miradas interrogantes cuestionando las palabras del otro, ¿acaso dejó de fumar o lo decía por mí? El joven oriental parecía estar acostumbrado a estos desacuerdos ya que ni se inmutó a recomendarnos cuál era la mejor, sino que miraba expectante y listo para escuchar una solución rauda.

Yo: No fumadores.

Bill: Fumadores.

De vuelta a mirarnos por hablar nuevamente a la vez y con la decisión opuesta a la propia, el mozo parecía bajar el nivel de su sonrisa y blanquear disimuladamente los ojos. Pero ésta vez fui yo la que se adelantó a contestar previniendo a Bill con sólo tomar suavemente su antebrazo obteniendo una reacción brusca de su parte.

Yo: Fumadores (dije suavemente y retornamos en silencio el camino por nuestra derecha mientras soltaba el brazo de Bill).

Chuck: ¿Interior o exterior? El exterior es una terraza con vista a la costa.

Bill: Exterior.

Chuck: Buena elección.

Subimos en el ascensor hasta un octavo piso que daba directamente a una terraza hogareña y llena de comensales dispersos por el lugar y toldos que cubrían a los presentes de la exposición a los rayos UV. Nos guió a una mesa alejada de tanta aglomeración y contaminación acústica con decoración rústica y mantel blanco quitando un papel que decía “reservado”. Me sentía como en una cita, ¿no sería esa su idea o eran simples alucinaciones mias?

Chuck: Bien, dos lasañas, una botella de vino “Casillero del Diablo” reserva del 2010, ensaladas vegetarianas… ¿se me va algo?

Bill: No.

Chuck: Bien, cualquier cosa, me avisan a penas llegue con sus pedidos.

Yo: Emm… tengo una pregunta.

Chuck: Oh… ¿dígame?

Yo: ¿Qué hay en los otros pisos?

Chuck: Catas de vino, salas de venta de nuestros productos gourmet y en su mayoría salones para diversos tipos de eventos.

Yo: Ah… ok, gracias.

Un vez recibido y servido el vino en nuestras copas, fue inevitable volver a sentir los nervios de aquel silencio entre nosotros, y es que aún no me hacía la idea de que estaba frente a Bill, cuando hace cuarenta y ocho horas atrás un momento como éste, lo veía lejos de ser posible. Me quité los lentes de sol depositándolos en la mesa, y observé atenta la playa imaginando cuán cómodo debía ser sentir la arena bajo mis pies y el sonido del mar a menos de cien metros. ¡Ni en Alemania podía darme el placer de observar un paisaje así! Y así entré en razón sobre el principio de todo esto.

Yo: ¿Cómo supiste la clave del candado? (dije rompiendo el gutural silencio a tal punto que sus ojos se centraron en los míos y tuve que contenerme para mantener la cordura).

Bill: No recuerdo bien cómo encontré los tres números en uno de tus perfumes, eran diminutos pero visibles.

Yo: ¿Y los otros dos?

Bill: Jugando a cambiar los dígitos a punto de dormirme ¿por qué escogiste esos números?

Yo: (¡Vaya! Ni yo misma lo entendía bien) no lo sé, sólo recuerdo elegirlos al azar y ponerlos.

Bill: ¿Y las letras?

Yo: Invasora.

Justo en ese momento llegó Chuck con nuestra orden abriéndome el apetito y empezando inconscientemente a salivar con sólo sentir el aroma de la salsa de tomates y especias. Dimos nuestros primeros bocados luego de que el chico de ojos rasgados nos dejase con un sonriente “¡provecho! disfruten su comida”, más un extraño guiño en mi dirección que incluso Bill pudo percibir.

Bill: Yo… no sabía ni mucho menos imaginaba que hubieras pasado por tanto en todos estos años.

Yo: (Lo miré atenta tragando un sorbo de vino y limpiándome con la servilleta blanca hasta procesar una respuesta) Simplemente aprendí a superarlo o a convivir con ello.

Bill: ¿Todavía tienes neurosis?

Yo: Lo de la fobia social ya no lo tengo, y el desorden compulsivo-obsesivo sólo me da cuando estoy muy estresada y bajo mucha presión… pero lo manejo con pastillas cuando inconscientemente empiezo a recordar. Seguramente leíste lo que escribí de Markz ¿cierto?

Bill: Parecías… apreciarlo dentro de toda esa mierda.

Yo: También creo lo mismo. Sentía que él parecía entenderme y por lo tanto fue quien más me aguantó junto con Erik, prácticamente me enseñó a controlar mis emociones.

Bill: Pero… la (name) que escribía al  principio, la que vivía preocupada de sus padres, es muy diferente a la que pasaba vigilada y siendo observada por todos, realmente me sorprendió ese cambio tan brusco en ti… ¿qué pasaba por tu mente?

Yo: (¡Qué raro es hablar de mí con otra persona! y ser así de… transparente)… no lo sé, hay ciertas cosas que no recuerdo con claridad debido a los siguientes traumas que tuve. De esa etapa de mis inicios en la mafia, tengo lagunas mentales, en especial de mis arranques de ira… ¿por qué lo leíste?

Bill: Es… algo estúpido de explicar (murmuró bebiendo de su copa), y largo.

Yo: Aún no terminamos de almorzar y tengo hasta el atardecer libre.

Parecíamos niños, así lo veía. Rehuyendo de las miradas profundas del otro, avergonzándonos de tonterías que ni entendíamos y declarando cosas que seguramente jamás pensamos en decir ya que nunca nos imaginamos estar en una situación tan compleja de descifrar como lo era ésta. No podíamos huir dejando al otro con dudas por una cuestión de limpiar nuestros errores pasados reconociéndolos, pero después de eso ¿qué había? ¿Una despedida y dos rumbos opuestos y totalmente diferentes?

Bill: Luego de lo que pasó, empecé a preguntarme por qué nunca me lo dijiste, quién eras realmente y si realmente lo nuestro fue algo serio, ya que conocía a dos (name) completamente diferentes y que no parecían ser la misma persona. La (name) que estaba conmigo, y la (name) del video que me diste… yo quería saber cuál era la verdadera, si es que había una.

Yo: Pero en el video…

Bill: No me convenció del todo, en especial porque lo vi después de que… pasara lo que ya sabes. Pero a medida que iba leyendo, supe que simplemente eras sincera con tus sentimientos y que no eran muchas personalidades, sino que sólo… fuiste tú todo este tiempo y que eran cosas que formaban parte de ti.

Yo: Y siego siendo yo, Bill. Las cosas no cambian con un pestañeo como muchos creen, y yo no soy la excepción a esa regla natural. Aún guardo rencor a Pantera Negra por despojarme de mis padres y mi mundo, y aunque sé que me puedo vengar en cualquier momento con sólo tomar un simple vuelo, ignoro mis rencores y sigo viviendo.

Bill: ¿Por eso aún no lo mata? ¿Por falta de motivos?

Yo: Mató a mis padres, no hay más motivos. Pero si llego a matarlo será porque tocó mi vena gorda.

Bill: ¿Sin remordimientos?

Yo: Sin remordimientos.

Bill: Ah… ¿siempre pensaste así cuando debías… matarlos?

Yo: La primera vez es la peor porque quedas con remordimiento ya que sabes que estás haciendo algo horrible y que va contra tus principios, Pero luego comprendes que es tú vida o la de él. No hay más opciones.

Bill: Ley de sobrevivencia.

Yo: Ajá.

Me resultaba extraño hablar así de fluidamente con Bill a pesar de lo nervioso que estábamos y considerando que ayer fue cortante conmigo, y que era sólo la segunda vez que lo veía cuerdo… dicen que donde hubo fuego, cenizas quedan, pero de las cenizas parecían quedar tan pocas de su parte que me sentía como en una partida de ajedrez con varias piezas perdidas por ambos bandos, dando espacio sólo a los reyes y sus discípulos más cercanos en el tablero. Ambos debíamos hablar las cosas por parte si nuestra relación llegaba a evolucionar, por lo que lo miré fijamente a los ojos aclarando ciertas actitudes mías y concentrándome en las de él.

Yo: Bill, matar no es fácil. Debes tener motivos y agallas para hacerlo porque a fin de cuentas pones tu cabeza en un juego de venganzas incesables. Es… difícil atentar sobre otra vida siendo que no tienes motivos para hacerlo porque no eres Dios para escoger quién vive y quién no.

Bill: Eso es lo que exactamente no te hace una asesina.

Yo: (Esperen, una pausa por favor)… ¿qué?

Bill: Tus acciones son forzadas y contra tu voluntad. Por eso no eres una asesina, y si fuera así, lo harías por diversión.

Yo: Yo… ¿cómo…? (Guau. Tenía enfrente a una criminal y no entraba ni en pánico).

Bill: Mira, al principio te llegué a odiar por mentirme (¡Auch! Touché)… pero cuando leí el diario, comprendí que ser así era tu única salida. Como lo dijiste, es tú vida o la de él… y un asesino no mataría por algo así, sino que por placer.

No sabía qué decir, simplemente enmudeció mi boca ante la mención única de sus palabras. Es raro lo que siento, es como si me borrara un defecto de la frente sin tenerlo antes… como si ahora pudiera morir tranquila y en paz. Realmente este nuevo Bill no paraba de asombrarme cada vez más, y la verdad, es que no sé hasta dónde aguantar mis ganas de arrojarme a sus brazos y llorar a mares por esto que estoy sintiendo. Bill uno, y yo, cero… mi marcador mental no mentía.

Bill: Será mejor que nos apresuremos porque iremos a otro lugar (sonrió).

Yo: Espera… ¿esto es una cita?

Bill: Nuestras citas nunca fueron así. Sólo quiero que vayamos a un lugar donde un mesero oriental  no nos interrumpa cada diez minutos con sus preguntas sobre el servicio que nos brinda y bla bla bla…

Yo: Jajajajajaaa…. ¡no seas malo! Es suu trabajo… ¡Ah! y se llama Chuck.

Bill: Como sea.

Justo en ese momento se acercó a retirar los platos comentándonos que fue una de las mejores elecciones en cuanto a comidas italianas. Simplemente miré a Bill y aguanté mi risa asintiendo ante lo que Chuck comentaba y a cuánta razón tenía el rubio frente a mí. Bill dos, y yo, cero.

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Hallo Gurls!!! odienme, péguenme, gritenme, etc. Pero realmente no tuve tiempo... he intentado subirles un capítulo durante dos semanas y no pude porque ésta semana tuve 4 disertaciones y dos trabajos que entregar... y la semana pasada tuve 3 pruebas, y como éste es mi último año en el colegio, necesito subir lo más que pueda mi promedio de notas.

No sé cuándo les subiré el próximo porque los sábado estoy yendo a un pre-universitario al cual fui becada por mis buenas notas, sin embargo haré todo lo posible para subirles por estos días el próximo aprovechando el fin de semana largo.

Muchas gracias por los comentarios!!! y sé que esperaban un reencuentro emocionantemente cursi y lleno de "Booms!", pero estuve pensando en que si lo hacía emocionante, sería algo muy repetitivo de los fics, y la verdad es que quería que la actitud de Bill fuera una en donde sus emociones fueran reprimidas y... bueno, ya leyeron el cap. ¡Ah! y sigan comentando! porque el próximo capítulo hay de todo un poco ;)

Kusses sabor a Bill Kaulitz!! 



Bye//Bye


PD: Perdónenme si hay palabras que escribí mal, pero lo hice todo a la rápida :/






6 comentarios:

  1. Me encanto el capítulo, aunque si no me dieras mucha cátedra de lo que (name) esta estudiando sería perfecto. El capítulo en si estuvo bien.

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  2. siii que seha mas de bill y (name) !!1

    subeee pronto amo tu fick me emociona demaciado subeeee rapido

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  3. Por mi parte no hay nada que disculpar todo ha sido hermoso y en cuanto puedas sube el siguiente me encantaria saber que pasara cuidate mucho suerte en tus pruebas un beso

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  4. lo ame estuvo increible es encerio escribes super bien y super lindo siguela yo quiero saber que pasa.
    Sabes lo que me gusta de tu fic es que es diferente es unica por eso me gusta bueno me voy un beso chao

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  5. me encanto ... estuvo ggenial , escribes super lindo sube cap.. no te tardes muchooo me gustaria ssaber que pasara... ok besos

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  6. Recien me acabo de dar cuenta de este cap, y eso que entraba todos los dias, Jajaja. Menos mal que una amiga me dijo! Estoy muy colgada el colegio me estresa como a todas.
    Con el capitulo, que te voy a decir, si siempre nos sorprendes con cosas inimaginables y eso es bueno, porque hace original a la fic! Espero que subas Pronto, cuidate!

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