¿Cómo…? Oh, el diario. Pero, ¿”extraña conocida”? Extraña. Conocida. Ni de las películas de amor me sonaba lo de extraña conocida… pero la verdad es que en estos momentos no importaba mucho. ¿Cuántas veces legué a olvidar el sonido de su voz? ¿Cuántas veces soñé con él llamándome por mi nombre? ¿Cómo debía reaccionar ante esto si ni si quiera podía predecir una reacción favorable de su parte? ¿Por qué mi nombre y no el de cualquier otra chica? Este era uno de los momentos en donde deseaba ser una adivina o tan solo tener el don de leer mentes.
Quería saber de él, saber qué pasaba por su cabeza y encontrar la respuesta a todas mis preguntas. Pero todo en mí quedaba en blanco con sólo saber que lo tenía a menos de un metro de distancia y que podía oír su voz… era simplemente algo impagable. Las lágrimas seguían desbordando mis ojos con un sinfín de emociones de todo tipo. Tomé lentamente su mano derecha, atenta a cualquier reacción suya, pero todo lo que sentí fue una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo al tocar la palma de su mano suave, fuerte y protectora… una reacción que no sentía hace más de un año y que sólo he sentido con él durante toda mi vida… ¿qué tenía? ¿Magia? ¿Poderes? ¿Hormonas estáticas que activaban a las mías? ¿Kriptonita? Podía sentirme tan menuda a su lado… sentir su pulso y su calidez que parecía querer embriagarme nuevamente de él.
Bill: Si eres producto… de la fiebre… sólo quédate conmigo.
Miré sus ojos casi abiertos observándome distantes y a la vez enfocados en mi rostro… ¿cómo es que llegué a reflejarme de nuevo en ellos? Estaban tan cristalinos producto a la fiebre, que le hacían parecer irreales. Embobada con ellos, sonreí ante su absurda reacción pero lo comprendía ya que yo también pensaría que es un sueño.
Yo: No soy un producto de la fiebre y… no me iré hasta que tú lo digas (murmuré sorbiendo mi nariz y secando mis lágrimas con mi antebrazo bruscamente).
Bill: ¿No se supone que… estabas en Alemania?
Yo: Si, pero…
Bill: ¿Ves?... quizás tengo como cuarenta de fiebre y… ¡ou! Debo estar alucinando. ¿Sabes Invasora?... leí tu diario para conocerte… y Tom me dijo que te… molestó eso. Pero no me preocupa mucho porque sé que volverás… quizás dentro de mil años y lo tendrás… de nuevo cuando yo esté en mi otra vida.
Yo: Bien… como dices que soy un producto de tu imaginación (bromeé acercándome un poco a su rostro) debes saber que tu conciencia me envió a decirte que deber dormir par que tu fiebre disminuya.
Bill: ¡Qué raro!... dices lo mismo que Tom y mamá… pero eres mi extraña conocida.
Yo: … ¿Leíste el diario?
Bill: ¡Oh si!… nunca mencionaste ser buena redactando pensamientos.
Yo: Gracias por el… casi cumplido.
Bill: …Sabes que si fueras real, yo me quedaría en blanco y quizás… no te diría esto porque es… estúpido y sin sentido.
Si empezaba a preguntarle cosas en este estado, sabía que sería un abuso a su privacidad mental, aunque la idea de sentir su voz era tentadora. Además, cabía la posibilidad de que no recordara nada de esto cuando se le quitara la fiebre. Pero esa no era la única tentación que tenía… daría cualquier cosa por aferrarme a su torso y ser correspondida en el intento, por besar sus labios hasta no recordar ni mi nombre, o por escuchar que de ahora en adelante todo estaría bien y que todo lo malo se había ido de mi vida para siempre. Pero nada de esto podía ser porque temía a sus reacciones y más que eso, a ser rechazada. Me encontraba nuevamente en el punto de partida, y no en la relación soñada llena de mundos rosas como lo era antes… porque la gran diferencia radicaba en que Bill sabe quién y qué soy, y esa es mi cruda realidad.
Bill: Oye… ven (dijo tanteando su lado izquierdo).
Yo: ¿Qué…?
Bill: Para ser (name) como dices ser, eres... un poco lenta en la comprensión. Ven… es tarde, acuéstate acá, conmigo.
Empezó a tironear débilmente la mano que sostenía para acabar con nuestra distancia. ¡Dios! Me mataría en la mañana cuando me encontrara ahí junto a él, pero la carne es débil, y en mi caso, ahora era demasiado débil. A pesar de que su cama era grande, mantuve cierta distancia con él acurrucándome sobre sus sábanas con las ropas que Tom me prestó y el cabello aún un poco húmedo y ondeado Debía verme terrible; ojos hinchados, mejillas rosadas, pelo despeinado… definitivamente un ideal de chica (nótese el sarcasmo). Pero nada de eso me importaba ahora que sentía el tiempo congelado entre nosotros, en nuestra burbuja imaginaria. Nos encontrábamos de laso observándonos cara a cara, reflejándonos en la mirada del otro y pestañeando pesadamente por distintos motivos, el agotamiento mío y la fiebre de él.
Bill: Tengo escalofríos y siento un poco de calor… debo estar transpirando (susurró luchando por sostenerme la mirada).
Yo: Es buena señal. Te está bajando la temperatura.
Bill: Ah… ¿Sabes?
Yo: Que.
Bill: Mi conciencia es cruel conmigo.
Yo: ¿Por qué lo dices?
Bill: Porque estoy seguro de que… cuando me mejore, ya no estarás y desaparecerás como antes.
Un pequeño punto en mis heridas pareció abrirse, y es que Bill tenía razón. Casi siempre desaparecía tras estar juntos y no le avisaba ni dónde me encontraba. Recuerdo que muchas veces me lo reclamó y yo le hacía falsas promesas que escondían una cruel verdad. Nunca recapacité en cuánto daño le había hacho a él con solo prometerle fantasías que ni yo me las creía. Pero ésta vez sería diferente… y tanto él, como yo y su familia, lo sabíamos a la perfección.
Yo: La próxima vez que desaparezca será porque tú lo desees. Y ahora que sabes quién soy, no habrá ninguna mentira de por medio.
NARRA TOM
Jamás pensé que llegaría a ver a (name) acá, jamás. Todo fue tan meticulosamente planeado que ni por lógica hubiera deducido que era ella la que había puesto esas caras sonrientes a mis amigos y familia, algo que no cualquiera logra hacer. Y a pesar de que ella nunca dijera que ama a mi hermano tras la separación de ellos, hoy, cuando derramó miles de lágrimas con sólo escucharlo, nos hizo saber que estábamos en lo cierto. Mamá y Gordon la adoraban como si fuese la hija que nunca tuvieron a pesar de su dolorosa verdadera identidad, e incluso Andreas, Geo, Gust y yo la queríamos como una amiga y hermana menor… ¿cómo una chica consigue eso en tan poco tiempo? ¡Ni Chatelle Paige pudo ser aceptada por mis padres debido a su reputación!
Andreas: ¿No estarán…? (dejó la pregunta inconclusa pero la completó con gestos en doble sentido con sus caderas tras beber de su café).
Geo: Sería una reconciliación digna de ver en megaporn.
Yo: ¡Nahhh! Dudo que a Bill se le despierte lo que presume con esta fiebre.
Geo: Para algo hay dedos.
Andreas: ¡Georg! (dijo riéndose a carcajadas… quizás qué imaginó).
Yo: No creo e.e
Gus: ¿No dijiste que se estaba quedando dormido?
Yo: Si. Eso era lo que vi antes de la cena.
Andreas: ¿Entonces no habrá megaporn resucitado tras S.O.P.A.?
Geo: No te preocupes, Andreas. Aún existe el cine XXX nocturno y PlayBoy Channel.
Andreas: Ajá. Y está Andy.
Yo: ¿Quñe tiene que ver Andrea con todo esto?
Geo: Yo tengo novia, Andreas es quien fantasea.
Andreas: ¿Fue sólo para molestar a Tom! No tenía que ser tomado en serio ya que mi corazón está ocupado :)
Gus: ¿Y con quién?
Yo: ¿El fotógrafo de lentes que trabaja en Cosmopolitan?
Geo: ¿Kurt de Glee?
Yo: ¿El afeminado modelo Andrej Pejic?
Gus: ¿Tu peluquero?
Andreas: ¬.¬… no soy gay. La locutora de Cherry Tree Radio está tan buena que convierte a cualquier homo en hetero.
Gus: Pero es algo imposible. Tú… ella… definitivamente no encajan.
Geo: Sí, y es seis años mayor que tú.
Yo: Sería una pedofilia total y dirían que es tu abuela.
Andreas: En el amor no hay edad, o mira a Bill que antes vivía pensando en follar con Britney Spears.
Gus: Pero eso era antes, mucho antes de conoces a (name).
Yo: Y hablando de Bill, iré a verlos… no quiero pensar en que estás en plena pelea.
Todos asintieron tras uno que otro comentario burlón y me dirigí a la habitación de mi gemelo. ¿Y si estaban peleando o teniendo… ya saben, relaciones? No me gustaría encontrarme con ninguna de las dos escenas posibles por respeto a mi hermano, a (name) y a mi mente puritana. Pero no se me hacía posible por ningún lado ver a Bill en “esas” cuando la fiebre le debilitaba incluso aquello que le hace hombre y el dios de la perdición lujuriosa.
Al contrario, la imagen que me encontré al abrir silenciosamente la puerta, no era lo que esperaba, sino que era enternecedora; frente a frente y casi completamente juntos, se encontraban dormidos. No besos, no tacto, no nada. Ni si quiera se tocaban las manos, era como si hubiera una pared invisible entre ellos. (Name) tenía las mejillas rojas por lo que deduje que había llorado de nuevo, en cambio Bill, parecía haber vuelto a la normalidad y no tener ningún rastro de fiebre… ¿se reconciliaron? Bill a veces puede ser muy terco y orgulloso cuando se trata de reconocer sus propios errores, y lo único que espero es que no haya sido así con (name) ahora que la tiene en frente, tal y como él quería.
Se veían tan inocentes, era como ver a dos niños recostados sin saber lo que sus actos significaban e ignorando la realidad. ¿Sería feliz ahora mi hermano? ¿Volvería a ser el de antes? ¿Podría quererla aunque sea como amiga? ¿Podría volver a caer en el mismo hoyo por voluntad propia? Por mucho que sea mi gemelo idéntico, no puedo deducir todos sus movimientos porque a veces es impredecible.
Bill murmuró algo inentendible y se acomodó acercándose aún más a (name), a sólo milímetros de tocar sus manos y rozar su rostro. Debía fotografías esto… debía guardar en una imagen un día que quizás se volvería importante para ambos, mejor dicho una madrugada. Saqué mi celular asegurándome de que estuviera en silencio, y enfoqué a la perfección el reencuentro, por así llamarlo, desde lejos y me acerqué lo más sigilosamente que pude y tomé una foto de sus rostros casi unidos inconscientemente. Luego de esto, me marché y llegué donde los chicos, que se encontraban apagando el televisor dispuesto a dormirse en los brazos del famoso Morfeo.
Geo: ¿Y? ¿En qué posición van? Dicen que el 69 es la más complicada.
Yo: En ninguna, estaban durmiendo.
Gus: ¿¡Qué!?
Yo: Sip, miren (dije mostrándoles a mis amigos la foto de lejos que les tomé).
Andreas: ¿Y ya se arreglaron? ¿Así de rápido?
Yo: Esperemos que sí, porque cuando llegué estaban durmiendo como en la foto.
Geo: Si no se arreglan, te juro que volveré a Alemania y me daré por vencido, porque estos dos no tienen remedio.
Yo: Y a mí se me acaba la imaginación :/
Andreas: Crucemos los dedos entonces.
NARRAS TÚ
Apostaría mi vida y mis pertenencias al decir que ésta ha sido una de las mejores noches en este último tiempo, pero al despertar me conecté inmediatamente con las realidad y el miedo brotó en mí como un instinto de supervivencia. Frente a mí, Bill respiraba calmo y con los ojos cerrados… dormía. Y si me acercaba sólo un poco más podría ser percibida por él despertándolo con un sinfín de reacciones desfavorables, porque a pesar de todo lo que me hayan dicho sus cercanos, siento cierta parte de él aún me odia.
Me dolía separarme de él, pero prácticamente había invadido si terreno al estar recostada junto a su figura así que opté por pararme sin meter ruido haciendo como si anoche nada hubiese sucedido. Miré la hora en el reloj de si mesa de noche y vi que estaba a punto de amanecer, pero algo hizo que me detuviera e ignorara a la puerta que se encontraba a unos siete pasos de distancia; mi diario se encontraba en el mismo escritorio en el que vi la foto de los gemelos anoche. ¿Acaso no era a por esto a lo que venía? Ese objeto era lo que me conectaba con el “asunto pendiente” que tenía con Bill. Estaba abierto en la última página, en la fecha que recuerdo exactamente como si se tratara de hace unos días atrás. En ella, en sus últimas líneas, estaba el registro de mi dirección en (tu país), mi localización absoluta antes de quemar mi casa.
“Logró abrirlo… él sólo quería conocerte (…) Bill quería conocerte, conocer tu pasado, y cómo fueron tus inicios en la mafia (…) No creo que pueda soportar un año más”, Tom realmente me confundía al decirme esto. A mis espaldas, Bill se veía tan vulnerable y hermoso que era imposible imaginar que estuviera odiándome. Él quiso conocerme y por ellos recurrió al diario de páginas infinitas ya que era la única vía posible. Tomé un lápiz dando vuelta la página que narraba mi dolorosa despedida a su mundo, y escribí un nueva y viva fecha en él, esperando a que quién se encontraba durmiendo, la leyera… algo así como una huella palpar.
Ya más tranquila y con el sol recién asomándose entre las cortinas de la casa iluminando con sus rayos cada rincón, cerré la puerta de entrada llevándome conmigo lo puesto, mis pertenencias, y los recuerdos de un posible reencuentro con Bill. Quizás las cosas ahora fueran diferentes, quizás la vida empezara a sonreírme con timidez y mi destino siguiera su camino entonando una serie de hechos que irían apareciendo a lo largo de un tiempo impuesto por humanos.
Creo que me dejaría llevar y cegaría mis instintos por un tiempo. Pero ahora, sólo debía dirigirme en una dirección rápida, algo así como un desvío matutino entes de recibir llamadas, visitas y mensajes de texto pidiendo excusas, a fin de cuentas ya tenía mi licencia lista y sólo faltaba mi motocicleta.
NARRA BILL
Odiaba la fiebre. Me hacía sentir viejo, débil y estúpido además del dolor muscular que te hacía mandar a la mierda a todo el mundo, es especial a mi gemelo. Pero ninguno de estos calificativos recién nombrados parecía estar presente cuando los rayos del sol me hicieron abrir los ojos por la mañana. ¡Dios! Había dormido tan bien que llegué a soñar dentro del mismísimo sueño. Sin embargo, había un aroma dulzón en el aire, un aroma exquisito a perfume de mujer, pero no era el de mamá ni mucho menos el de Andrea… sentía que tenía el nombre en la punta de la lengua, y el lugar donde lo sentí borroso entre mis recuerdos, como una acuarela con exceso de agua.
Era casi medio día y todo parecía estar como siempre. Rodé entre las sábanas hasta llegar a la otra almohada en la que no suelo dormir. De nuevo ese olor, pero impregnado en las sábanas y en especial en esa almohada, ¿qué mierdas pasaba con mi olfato? No, no me fallaba, pero el olor era tan delicioso que parecía ser adictivo. Luego de desperezarme y sentir que volvía a la normalidad tras un día entero de fiebre, fui a por mí celular para ver el registro de mensajes recibidos y llamadas perdidas de éste, que se encontraba en mi escritorio, pero esa idea desapareció de mi mente al ver el diario abierto de par en par con un lápiz sobre él. Era de ayer ¡AYER!
28 de Marzo, 2012.
Diario:
Dicen que enfrentar a los fantasmas del pasado, es la mejor forma para volverse fuerte… y es verdad. Por un año, viví en la casa en donde todo inició, y debo reconocer que no fue nada fácil empezando por lo que sufrí al tener siempre a Bill presente, hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo. Al principio, en los primeros meses de mi estadía, llegué a tenerle rencor por hacerme sentir tan torpe y le culpaba de mis constantes llantos. Por suerte llegó Gaspard, y comprendí que hay personas que están peor que yo. No fue un año fácil; luchaba por olvidar a Bill, enfrentarme a cada rincón de esa casa llena de recuerdos, ser más fuerte tanto física como mentalmente y olvidar lo ocurrido con el Pintor.
Con esmero, cumplí todos mis objetivos menos uno, y es que no hay manuales ni libros que te enseñen a olvidar a las personas, en especial a esas que te cambian totalmente. Cometí locuras sólo por la desesperación de querer olvidarlo y borrarlo de mi mundo. Sin embargo, nada pudo quitarlo de mis pensamientos, ni mucho menos de mi corazón. ¿Qué hizo conmigo? ¿Cómo una persona puede destruirme con palabras? Nadie lo había logrado hasta que él existió en mi mundo.
Y ahora que lo tengo frente a mí, temo por sus reacciones… no quiero que me rompa de nuevo. Pero a pesar de haber estado a centímetros de su rostro, supuse que lo mejor sería alejarse. Quizás su apariencia renovada haya le haga ver más maduro, pero esperaba a que el Bill del que me enamoré siguiera presente ahí. No esperaba volver a verlo ahora, y por ello es que mis lágrimas han caído casi toda la noche… ¿cuántas veces deseé tenerlo frente a mí? Y ahora que lo tengo, sólo deseo su perdón y el de su familia y amigos.
Pero mi burbuja de ensueños se ha reventado y específicamente hoy, no puedo quedarme por mucho que desee que él me vea. Hay una motocicleta y unos muebles que esperan ser comprados por mí. Porque ahora estoy empezando a vivir poco a poco mi edad, y acabo de dar un paso importante del cual mis padres estarían orgullosos donde sea que estén; acabo de ingresar a la universidad en Los Ángeles, California.
Se despide por ahora, (Name).
PD: Bill, si lees esto, jamás pude olvidarte… pero esto es mejor que lo hablemos frente a frente algún día, si es que coincidimos alguna vez, y si es que deseas verme tanto como yo lo deseé hasta ayer. Recupérate para que me devuelvas el diario como corresponde ;)
Corrí por las escaleras con las manos temblorosas y mi corazón agitado como nunca antes. Ella había estado acá, por lo que no había sido un sueño el hecho de que me hiciera compañía ¡era lo que pasó anoche! Dios, no me lo creía… tuve a (name), a mi extraña conocida en mi habitación y ni pude hablar con ella… pero sigue en L.A., sigue acá, y seguramente está abajo junto a los demás. Pude sentir los ladridos de mi pequeña perra pero no había tiempo para saludarla, no ahora que mi suerte parecía brillar con su máximo esplendor. Tal y como supuse, todos estaba en la cocina, algunos terminando de desayunar y otros lavando la vajilla utilizada entre bromas, bromas que cesaron al verme en la puerta parada estáticamente y mirando a cada uno de ellos.
Mamá: Buenos días, cariño. ¿Cómo amaneciste?
Yo: ¿(Name)… estuvo acá verdad? Está en Los Ángeles y ninguno me lo dijo (murmuré. Pero por más rencor que tuviera, mi felicidad lo superaba todo tras lo que leí en el diario).
Tom: A todos nos sorprendió, bueno, casi todos.
Gus: Llegó hace dos días atrás. Y sólo yo, Geo, Andreas, Simone y Gordon éramos los que sabíamos de ella, pero ni (name) sabía que terminaría acá hasta que se encontraba en la puerta principal.
Geo: No te preocupes mucho, rubito. Ella volverá.
Yo: ¿Cómo…?
Geo: Dejó una nota diciendo que volvería a dejar una ropa que Tom le prestó tras nuestra guerra de agua en la playa.
Andreas: Además, vive en L.A. y dudo que se vaya por unos cuantos años.
Yo: ¿Por qué? ¿No es que su trabajo no le permite permanecer mucho tiempo?
Gordon: Nuevo jefe, nuevas políticas.
Tom: Está estudiando en una universidad de acá.
Cuando menos lo esperaba, la vida parecía sonreírme y poner en mi mazo de cartas un comodín que me facilitaría cumplir con lo que he deseado por un año. Ahora, no pecaría de impulsivo, sino de paciente. ¿No sería el karma el que se ponía a mi favor después de tantas rabietas que me produjo el diario de la Invasora? Sólo tenía la certeza de que ella no estaba huyendo, y de que no lo haría nuevamente.
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Hallo Gurls!!!! wow! sé que me quieren arrancar los cabellos por no subirles el sábado como dije anteriormente en el chat y por demorarme una semana y fracción en dejarles el cap. Pero tal y como les dije en el capítulo anterior, se me ha hecho sumamente difícil dejarles un capítulo ya que estoy tapadísima de pruebas, trabajos y tareas.
Sin embargo, aunque mañana tenga prueba de filosofía y matemáticas, les he dejado este cap. que sé que las defraudará un poco, pero el próximo marcará una parte del fic.
Oh!!! MIL GRACIAS POR LOS COMENTARIOS DE TODO TIPO!!! las adoro mil y una veces ;) les juro que me emocioné hasta saltar cuando leí cada uno de ellos.
Ah!!! y si, estoy alargando lo más que puedo la fic. a pesar de que el final aún lo estoy pensando para que sea único.
Kusses sabor a "If I die tomorrow"
Bye//Bye